VIAJE A VARADERO O LAS TRIBULACIONES DE UN CUBANO RESIDENTE EN EL EXTERIOR EN CUBA.
"Cuando a Varadero llegué, había una frontera
con gendarmería, garita y pasaporte.
Yo la última vez que anduve por estas tierras
esto todavía era Cuba, mi consorte."
"Viaje a Varadero" de Frank Delgado.
El turismo en Cuba.
Mucho más de medio siglo después que Fidel Castro tomara el poder en Cuba, el país es visto como algo misterioso, prohibido y lejano a las costumbres occidentales, sobre todo a partir del alejamiento de los Estados Unidos y su acercamiento a la Unión soviética y al campo socialista ya desaparecidos. Muy pocos pueden recordar como Cuba era un país vecino y amigable para los Estados Unidos, el lugar ideal para escapar y pasar un fin de semana formidable, de una forma más objetiva podríamos llamarlo el traspatio de los Estados Unidos.
Cuando, constituyendo todo un suceso, el tren de Flagler llegó a Cayo Hueso en 1912, varias de los vagones fueron ubicadas en largas barcazas para continuar viaje a La Habana, a fin de disfrutar del juego y de las exóticas bebidas de ron, especialmente después de que se estableciera la Ley Seca o Prohibición en 1920.
Ya en los años 50, que fue cuando pude tener un acercamiento al turismo, que era fundamentalmente norteamericano, y que llegaba por dos vías fundamentales: la aérea, desde comienzos de los años 30 y que fue creciendo exponencialmente con varias aerolíneas, pero fundamentalmenta con Cubana de Aviación, Aerovías Q y Pan American, que tenían como base el entonces aeropuerto de Rancho Boyeros y el aeródromo militar de Columbia en Marianao, que también tenía vuelos civiles, o la vía marítima con varios ferrys que viajaban desde Cayo Hueso o Miami, donde muchos venían con su propio auto, o en una embarcación propia con la que se situaban en alguna de las marinas existentes.
El servicio de ferrys con carga, incluyendo autos, salía de Cayo Hueso con una conexión de la carga en West Palm Beach, por lo que uno podía ir hasta Cayo Hueso en carro, manejar hasta Stock Island, contiguo al Cayo y tomar el ferry, que era operado por la West India Fruit and Steamship Company.
Este ferry, el más exclusivo, salía de Cayo Hueso martes, jueves y sábados a las 11 de la mañana. El S.S. Havana podía acomodar 500 pasajeros y 125 autos y llegaba a La Habana a las 6 de la tarde. El costo era de $13.50 ida y $26.00 ida y vuelta (unos $190.00 al valor actual). Los días alternos salía de La Habana a las 10 de la mañana y llegaba a la 5 de la tarde. El buque estaba completamente climatizado y ofrecía alimentos ligeros, servicio de bar, salón, tiendas de regalos, y pequeñas cabinas.
Los lugares de La Habana donde se concentraban la mayor cantidad de turistas, gracias a las instalaciones hoteleras, gastronómicas y de diversión, eran fundamentalmente la Habana Vieja, el Vedado y Miramar. Al yo trabajar en la Habana Vieja veía diariamente a cientos de ellos, quizás miles si me hubiera puesto a contarlos, paseando por la avenida del Puerto, el Malecón, el Prado,las fortalezas antiguas, los bares, restaurantes y museos. Recuerdo que en lo que es la calle Empedrado, en lo que es la plaza de la Catedral, a su costado izquierdo estaba el Industrial Bank donde iba casi todos los días a depositar dinero de cuando trabajaba en la librería, situada a pocas cuadras. Hoy es el restaurante El Patio, pero para mí sigue siendo el Industrial Bank. Gente famosa, muy famosa como Nicolás Guillén y Carlos Puebla, abordaban en esa plaza a los turistas con sus libros y canciones. Otra cosa, era muy raro que un turista no entrase y comprase algo en las cientos de tiendas nombradas o identificadas como "Alligator Goods", que por sumas ridículas vendían cintos, carteras, zapatos, billeteras y diversos artículos, todos de piel de cocodrilo legítima.
Entonces en el aeropuerto la hoy llamada Terminal 1 era la única existente y de ella salían y llegaban los vuelos nacionales e internacionales. Su acceso era libre, de cualquier salón o cafetería o restaurante se veía la pista y el ubicarse en la terraza, también era sin restricciones. Finita y yo de novios, íbamos a la cafetería y años después llevaba a mis hijos a la terraza a que se emocionaran un poco con los aviones que se acercaban y que parecía que iban a chocar con nosotros o a los que se iban y nos lanzaban chorros de aire caliente.
El cacique taíno llamado Habaguanex, que controlaba la zona de su primer asentamiento en la costa sur en 1519 dió nombre a la ciudad y se mantuvo a pesar de ubicarse posteriormente y hasta hoy en la costa norte en el puerto llamado entonces de Carenas, ideal por su geografía de bahía de bolsa para carenar las naves.
La Habana no sólo sirvió para eso, con el surgimiento del turismo internacional, se convirtió en un destino turístico por excelencia, sobre todo para los americanos (léase norteamericanos), que es como le decimos en Cuba.
En los años 20 y 30 del siglo XX, sobre todo, el turismo era una de las principales fuentes de divisas de Cuba (superada sólo por el azúcar y el tabaco). La Habana era el destino más popular del Caribe, especialmente para los estadounidenses, los cuales buscaban evadir las restricciones impuestas por la "ley seca" imperante en los Estados Unidos y porque en Cuba se sentían como en casa, pero con bebidas alcohólicas.
Después de la reducción del turismo provocado por la Gran Depresión, el fin de la ley seca en Estados Unidos y la Segunda Guerra Mundial, La Habana volvió a empezar a recibir visitantes en números significativos en los años 1950, cuando el crimen organizado estadounidense se apoderó de una buena parte de las industrias del ocio y el turismo del país. La Habana gastaba tanto dinero en fiestas como cualquier ciudad importante del mundo y era el eslabón más seguro en la actividad del juego controlada por la mafia.
Según la percepción popular estadounidense y también la de muchos países europeos, la Cuba pre-revolucionaria era la isla del pecado y estaba sumida en los vicios del juego, la mafia y la prostitución.
En 1969, Susan Sontag, en un artículo de la revista Ramparts, describió a Cuba como “un país conocido principalmente por el baile, la música, las prostitutas, los tabacos, los abortos, los centros turísticos, y
el juego."
EL PRESIDENTE BATISTA Y EL MAFIOSO MEYER LANSKY.
La proliferación de casinos en Cuba recibió amplia cobertura en los medios de Estados Unidos, pero nunca fue un tema importante en los medios de la Isla y mucho menos en la percepción de los cubanos, por dos razones:
solo un pequeño número de cubanos y de clase alta y media alta acudían a esos lugares y a su vez un número importante de cubanos se ganaba la vida trabajando en los casinos, hoteles y cabarets.
También, al igual que con el juego, la opinión pública estadounidense le dio mucha más importancia de la que la gente le dio en Cuba a la prostitución. Se calcula que hacia finales de los 50, había en La Habana 270 prostíbulos y 11 mil 500 mujeres que se ganaban la vida como trabajadoras sexuales.
Entretanto, en New York se calculaban 40 mil trabajadoras sexuales por lo que la proporción de trabajadoras sexuales en La Habana de los 50, era aproximadamente el doble de la de Nueva York , pero si tomamos en cuenta la mayor pobreza y desempleo en Cuba y la doble moral orientada a preservar la virginidad de las jóvenes hasta el matrimonio, la diferencia entre las dos ciudades no era tan dramática.
También había una apariencia de mayor cantidad de prostitutas porque estaban concentradas en ciertas áreas urbanas (en los barrios de Colón, San Isidro y la calle Pajarito). El rol notable que el trabajo sexual jugó en la industria turística, así como la extravagancia de algunos de los sitios donde se ejercía ese trabajo, contribuyó a su mala fama. La fuente más importante de reclutamiento para los prostíbulos era las jóvenes pobres y desempleadas del campo, pero la mayoría no acababan en ese viejo oficio, sino como criadas en las casas de las clases media y alta de los pueblos y ciudades..
En todo ello jugaron un papel importante los clichés culturales, muchos de los cuales todavía persisten: los mexicanos eran unos tipos vagos borrachos durmiendo a pleno día debajo de una mata y con un sombrero tapándole la cara y los cubanos eran unos bailarines o músicos con mucho sentido del humor. En realidad la mayoría de la población eran trabajadores, campesinos, empleados, estudiantes, profesionales o intelectuales, haciendo una vida normal y que por su idiosincracia gustaban del baile y la fiesta, igual que en cualquier parte y sobre todo en el Caribe, por lo que tenían mucho de común con sus semejantes en Estados Unidos. No en balde Cuba era terreno de experimentación de nuevas modas, tecnologías y productos, por su parecido con Estados Unidos, donde la gente actuaba basada en los mismos impulsos, aspiraciones y deseos de mejorar su nivel de vida, cosa que cambiaría drásticamente con la revolución mal llamada socialista.
Hay que destacar que el número de turistas estaba condicionado a las posibilidades de transportación. En la era actual, donde el turismo internacional masivo ha sido facilitado por la expansión de la aviación, lo que no existía en la década del 50, seguramente hubiera magnificado de forma sorprendente el turismo hacia Cuba. Si en los años 50 unos 250 mil turistas visitaban Cuba anualmente y mas de 3.5 millones en el 2015, esa cifra, sin el bache provocado por la política restrictiva de viajar al cubano y limitación al turismo aplicada durante más de 30 años, fuera increíblemente grande. Otros polos turísticos surgieron y se desarrollaron gracias a esta nefasta política del gobierno comunista, como es el caso de Puerto Rico, República Dominicana, Jamaica y algunas islas de las Antillas Menores.
Restricción al turismo por el gobierno revolucionario.
Como ha ocurrido con absolutamente todo en Cuba, después vino el misterio y la prohibición de viajar para los cubanos y la restricción de los extranjeros para ingresar a Cuba (en Cuba lo que no es prohibido, es obligatorio). La nefasta y cruel política migratoria del régimen impidió a los cubanos a salir de su país, y si lo hacían, la negación a regresar, siquiera de visita. A sus enemigos, cada vez que pudo, y particularmente en el evento del Mariel, los deportó prácticamente, como hacía Stalin con todo aquel que le molestara o combatiera. Aquel que saliera del país, como el caso de mi padre, no podía volver a tener contacto ni saber de su familia por ninguna vía. Un crimen que no se paga con nada. Y todavía, cínicamente, aspiran a que la historia los absuelva.
Como vimos, todo el desarrollo turístico de muchos países, se nutrieron de lo que Cuba negaba, y ahora ven en peligro su estatus.
Claro que dentro de ese grupo de víctimas de las prohibiciones, tanto de un lado como del otro, no estaban las altas figuras del régimen, los numerosísimos dirigentes o militantes de partidos comunistas de otros países, los revoltosos sobre todo de América Latina que venían a exiliarse o a pasar cursos de adiestramiento en ideología marxista y guerra de guerrillas, sabotajes, terrorismo, etc. A muchos de ellos, sobre todo venezolanos, chilenos y uruguayos los conocí muy de cerca.
DICEN QUE DIOS LOS CRIA Y EL DIABLO LOS JUNTA: QUE PAREJITA PARA LA HISTORIA, A SABER CUAL DE LOS DOS FUE PEOR.
Por esos pocos que conocí, fui evaluando qué tipo de personas eran y en consecuencia que se podía esperar de ellos. Los venezolanos unos completos idealistas y aún peor: ilusos. La prueba de ello es que Llevan más de 15 años llevando al poder a unos perfectos incapaces e idiotas que han hecho de uno de los países más ricos de América, uno de los más miserables. No le echen la culpa a los cubanos, los cubanos tenemos comunismo porque nos lo impusieron con la bayoneta, en ninguna elección libre, como la de Venezuela, Fidel Castro hubiera ganado y si lo hubiera hecho, no hubiera repetido una y otra vez como en ese país.
Los chilenos los conocí antes de tomar Allende el poder y después de su caída conocí muchísimos más. Se repitió el actuar: prepotentes, vagos, impositivos, oportunistas. Dos trabajaron conmigo directamente cuando era operario en la Imprenta del Periódico Granma, a los cuales le buscaron una suave ocupación de "ayudante" cuando no podían ayudarme en nada porque ni sabían, ni querían aprender, ni querían doblar el lomo. Felizmente vieron que en Cuba tenían que trabajar y muchísimos, miles, se fueron a Europa, quizés pensando en repetir la experiencia. Estoy seguro que los que viven en Suecia o trabajan o no comen.
Y por últimos los uruguayos: los tupamaros, los más temidos y al final los más nobles, educados, ilustrados y trabajadores. No en balde ha habido dos presidentes tupamaros en Uruguay y han elevado a ese país a otra dimensión de justicia y bienestar: José Mujica y Tabaré Vázquez, ejemplos de sencillez, cordura y austeridad.
Por cierto que en esa época se le llamaba "tupamaro" quizás haciendo alusión a esa guerrilla urbana del Uruguay y comparándolo con algo malo, a unos cigarros hechos con los cabos de otros sobrantes ya fumados hasta lo máximo que en lugar de tirarlos se abrían y se esparcía la picadura y se envolvían en papel, en el mejor de los casos, de papel biblia de una revista de moda entonces: El correo de la Unesco, que era el gran suministrador, y si no había en papel cartucho o finalmente en papel periódico. Este cigarro era tan malo que se le asoció su nombre a la pregonada "maldad" de los tupamaros. Ese es una injusticia que hay que reparar.
CON ESTA ASQUEROSIDAD SE HACIAN LOS TUPAMAROS.
Recuperación de la industria turística en Cuba.
Como dice el dicho "la única construcción que comienza de arriba hacia abajo es el pozo", después de 30 años de medidas restrictivas al acceso de turistas al país, manteniendo un régimen restrictivo de las libertades de todo tipo, onerosas políticas financieras y otras limitaciones que no precisamente son atractivas para el turismo, el gobierno decidió, como solución única viable para su subsistencia (se le acabaron los subsidios soviéticos y le teta de Venezuela todavía no daba leche) la de reactivar lo que fue industria de primera importancia en Cuba: el turismo. Destruída la industria azucarera, liquidadas las estimulaciones de todo tipo para el incremento de la producción agrícola, colapsada la obsoleta industria ligera y pesada con la que nos "ayudó" el campo socialista (y se ayudaron ellos para salir de tecnología atrasada y hierro viejo), no había otro remedio que tomar ese camino.
Pero más de 20 años después, casi 25, hay que ver en qué lugar se encuentra Cuba.
PUNTA CANA, REPUBLICA DOMINICANA.
La Riviera Maya, que recibe poco más de 3 millones de turistas al año, no llega a los 50.000 habitaciones, mientras que República Dominicana, con unos 5 millones de visitantes, tiene una capacidad hotelera que ronda los 68.000. Cuba con una capacidad que llega hoy a las 63.000 habitacione llegó, tras muchos años, a ingresar 3.5 millones de visitantes.
En estos momentos, en que los visitantes crecen a ritmos sin precedentes, sobre todo a causa del restablecimiento de relaciones diplomáticas con los Estados Unidos, se le cae la careta a la industria turística cubana y se muestra la verdadera: ineficiente e insuficiente.
Y no hablemos de un turismo de élite, porque las posibilidades solo pueden asumir principalmente el segmento medio-bajo, con exigencias de menor calibre. Entre las grandes deficiencias están: la calidad de los servicios e instalaciones; baja preparación del personal; no existencia de facilidades de acceso a fuentes de información; no existencia o insuficiencia de sistemas tecnológicos de alcance global; aumento de la competencia por parte de otros destinos turísticos; y un sinnúmero más que deja a Cuba en una posición pésima para asimilar un aumento importante en la cantidad de viajeros, sobre todo estadounidenses, los reyes del turismo en el mundo.
Empezando por la publicidad, lo caro de los pasajes (dicen algunos que son los pasajes aéreos más caros del mundo si se tienen en cuenta la distancia), el desastre casi total que hay en los servicios aeroportuarios y las aduanas y controles de migración, si queremos dejar afuera al servicio hotelero y gastronómico como tal.
Son más eficientes y dan mayor calidad las personas que utilizan sus viviendas para rentarlas y los llamados "paladares" o restaurantes particulares, salvo quizás, algunas cadenas hoteleras administradas por compañías de prestigio como Barceló, Meliá, Rius, y otros.
POSTALES TURISTICAS ANTERIORES A LA REVOLUCION.
En Cuba trabajar en el turismo es la máxima aspiración de cualquiera. Tengo un pariente que se graduó de Ingeniero Hidráulico y al día siguiente de recibir su título se fue a trabajar de maletero en el Hotel Habana Libre. Más de 20 años después, tiene casa propia, comprada con sus ingresos, carro, muchas cosas que en Cuba se pueden considerar lujo y viaja repetidamente a España. Si hubiera trabajado como Ingeniero, no hubiera logrado ninguna de ellas, esa es la gran contradicción del socialismo cubano, que ha echado en un saco roto completamente a los postulados de Marx de "de cada cual su capacidad, a cada cual, según su trabajo". Una de las tantas falacias del marxismo, uno de los mayores engaños de la historia de la humanidad.
Otros profesionales que conozco, son Médicos, Licenciados en Literatura o Historia, o con otros títulos notables y que se dedican a camareros, bartender, taxista u otros oficios en el turismo y viven mejor que el más destacado de los científicos cubanos. La pirámide invertida, eso es el socialismo cubano.
Muchos defienden con los dientes su permanencia en puestos dentro del sector turístico, la mayoría sólo está interesada en robar o en ver cuánta propina consiguen y otros inclusive a estafar a los turistas, como pude ver en el Hotel Los Delfines, cuando le cambiaron un billete de 20 CUC falso, burdamente impreso en una impresora común y en papel bond sin visas de calidad de papel moneda, a un turista ruso por dos de 10 CUC legítimos, de lo cual se ufanaba una camarera llamada a sí mismo "la caimana".
El haber heredado del socialismo de Europa del este la subestimación por las ciencias de la administración, hacen que Cuba sea en todo lo que son controles, regulaciones y orden, un completo caos (salvo lo relacionado con la seguridad del Estado y las manifestaciones contrarrevolucionarias, único aspecto que no se ha descuidado jamás porque representa la única manera de continuidad del sistema).
Quizás lo único que puede señalarse como una ventaja competitiva del turismo cubano es la seguridad y la casi inexistencia de drogas: ambos elementos, de alguna manera, tienen que ver con la paz. En cuanto a las playas yo que conozco muchas, se que son excelentes y algunas hasta mejores que las de Punta Cana, Cancún o las pequeñas Antillas, pero no tienen la infraestructura de aquellas.
Sin duda que la entrada de Cuba como competidor en la región, papel que entregó por las ciegas políticas represivas del gobierno llamado revolucionario, va a variar la estructura del flujo de turistas, sobre todo hacia el mercado norteamericano, pero si no cambian todo lo necesario para satisfacer esa avalancha, todo se quedará en una primera oleada.
El Premio Nobel de literatura Ernest Hemingway, decía que, en belleza, a La Habana solo la superaban Venecia y París. Una ciudad bulliciosa, marítima, abierta, alegre y desprejuiciada que sabe sin embargo, vivir su propia vida interior. Su encanto hoy son sus ruinas, como si alguien pudiera viajar al Berlin de mayo de 1945, pero eso pasará y la Habana y toda Cuba volverán, más temprano que tarde, a recuperar su brillo histórico.
ESTATUA DE HEMINGWAY EN EL FLORIDITA ACTUAL.
EL FLORIDITA EN 1955, CASI 100% DE AMERICANOS.
Tribulaciones de un cubano en Cuba.
Después de esta larga, pero necesaria introducción, quiero referirme al regreso o más bien visita a Cuba de mi hijo, cubano residente en México y su esposa mexicana a disfrutar de un paquete turístico de una semana en un hotel de Varadero con todo incluido.
En los últimos meses que estuve viviendo en Cuba en 2012, se eliminó la prohibición increíble, kafkiana, de que un cubano tenía vetado hospedarse en un hotel cubano
Guillén, llamado poeta nacional por servilismo y adulonería su con el régimen, había escrito un poema llamado "Tengo".
"Tengo, vamos a ver,
que siendo un negro
nadie me puede detener
a la puerta de un dancing o de un bar.
O bien en la carpeta de un hotel
gritarme que no hay pieza,
una mínima pieza y no una pieza colosal,
una pequeña pieza donde yo pueda descansar."
La verdad es que ni negro ni blanco tenían lo que tenían que tener. Eso sólo era parte de la propaganda política.
Por lo que pude conocer, gracias a esta medida (no dictada para reconocer un derecho de los ciudadanos cubanos, inscrito en su constitución, sino por motivos meramente económicos, como han sido todas las cacareadas reformas del desgobierno continuista del hermano del emperador), pude ir varias veces a hoteles de Varadero, a uno del hasta entonces vetado Cayo Santa María y a otro de la reserva (¿militar?) de la península de Guanahacabibes.
En todos nos fue muy bien, disfrutamos playas, comidas, bebidas, instalaciones y hasta atenciones destinadas hasta ese momento solamente al extranjero (me recuerda el cuento de Pepito: -¿Pepito qué quieres ser cuando seas grande? - Quiero ser extranjero maestra.)
Pero en uno de ellos, en Cayo Santa María descubrimos que la discriminación con los cubanos no se había terminado. Habíamos reservado para el hotel Sol Cayo Santa María, de 4 estrellas y al llegar nos comunican que el hotel estaba repleto y nos desvían para el hotel Meliá Cayo Santa María, de 5 estrellas. Algunos del grupo, cubanos por supuesto comienzan a protestar (parece que su suprema ignorancia no llega a discriminar entre 4 y 5 estrellas) pero al final cedieron bajo protesta. ¿Por qué el cubano no protestará por la dictadura a la que ha sido sometido durantes medio siglo y sí lo hace por estas tonterías?
Como es típico de la cadena Sol Meliá la atención y los servicios fueron inmejorables, pero al segundo día de nuestra estancia conocimos a un grupo de tres argentinas, maestras y jubiladas las tres y que venían a Cuba por vez primera y estaban encantadas. El vínculo se reforzó al darles a conocer que teníamos un hijo casado con una argentina y que vivía allá y que conocíamos el país.
Pero nuestra sopresa fue cuando nos dieron a conocer el costo del paquete turístico que constaba de ida y regreso vía aérea, 4 días en Varadero, 5 días en Cayo Santa María, regreso a La Habana en avión y 5 días en el Hotel Sevilla en La Habana, todo por un costo de unos 550 dólares. A nosotros cinco días en Cayo Santa Marís nos habían costado 525 dólares por persona. ¿Era o no una forma de discriminar al cubano el cobrarle muy por encima de lo que se le cobra al extranjero? Eso sin contar que me di cuenta que hablando inglés la atención era más dedicada.
Pero bueno, había que aplaudir al General porque nos iba a permitir ir a hoteles cubanos.
¡Qué buena gente el "General", dejó sin efecto lo que dictaminó su hermano mayor, haciendo, igual que él, lo que le daba la gana, cagándonse olímpicamente en la constitución ambos!
Cuba, con medidas como esa, iba incorporándose a las prácticas mundiales de reconocimiento de derechos del hombre, al menos eso pensamos, pero en el fondo eran solamente artilugios para recaudar las divisas que los cubanos que, sabiamente, se marcharon del país, envían a sus familiares para aliviarles la vida de perros que llevan. (No deben ser mis perros que viven al nivel mío o mejor, sino los pobres perritos callejeros).
A la gente de mi edad no se les olvida que por diez pesos cubanos podían hospedarse, sin ningún tipo de trabas, en los mejores hoteles, ya fuera el Nacional, el Habana Libre (Hilton), el Capri, el Riviera en La Habana o el Kawama o el Internacional en Varadero. Por una cifra irrisoria, como es en el mundo, usted podía vacacionar o simplemente descansar y disfrutar un fin de semana en un ambiente diferente al de su casa.
Se impone recordar que viajar al extranjero no ha sido la única prohibición importante aplicada a los cubanos, entre miles, han estado la tenencia de dólares u otras divisas; comprar o vender una casa, tierra o autos; viajar al extranjero; vender su cosecha los campesinos; hospedarse en hoteles; comprar o vender carne de res; tener relaciones con extranjeros o con cubanos que viven en el extranjero aunque sean familiares; escuchar emisoras de radio o ver televisoras extranjeras; criticar abiertamente a dirigentes nacionales o de países socialistas; poseer conexiones satelitales de TV; tener acceso a Internet; practicar alguna religión; ejercer actividades económicas privadas; poseer o utilizar embarcaciones de pesca o recreo: realizar conversaciones telefónicas con personas en el exterior del país; tener doble nacionalidad y muchísimas otras.
Recuerdo a mi querido profesor, ya fallecido de la CUJAE, Juan Carlos Oliva, que con su incansable buen humor nos llamaba a los que estudiábamos ingeniería en horarios nocturnos por ser trabajadores, cuya modalidad era Curso para Trabajadores, más conocido por CPT, Cepetianos, pero iba más allá, decía: ustedes son cepetianos, pero todos los cubanos somos una especie de marcianos porque tenemos tantas prohibiciones que ya no nos parecemos a ningún otro país del planeta, somos como marcianos o venidos de otra galaxia...
Pero yendo al tema, las tribulaciones de un cubano en Cuba, parodiando el entretenido libro de Julio Verne, un clásico para la juventud, aunque la diferencia es que Kin-Fo planea su propia muerte, que no puede llevar a feliz término, por tanto contrata a su amigo Wang para hacerlo. El amigo desaparece y Kin-Fo comienza a sentirse más disgustado, sobre todo cuando le informan que su fortuna puede ser salvada. Entonces comienza a viajar por toda China, esperando evitar ser asesinado antes de que el contrato expire. En el caso del cubano son también tribulaciones en su propio país, pero de otro tipo.
El paquete turístico.
Por internet, encontramos un paquete turístico con pasaje de avión ida y regreso pero no a Varadero sino a La Habana y hospedaje todo incluido en la antigua Villa Cuba, ahora llamada Be Live Experience Varadero.
Como uno ya está acostumbrado que en el mundo real, se puede llegar a la terminal de ómnibus y tomar uno hacia cualquier destino sin tiempos de espera considerables y con la mayor comodidad a precios muy módicos, asumimos que en Cuba no habría problema, sobre todo al existir Vía Azul, la transportista por excelencia y que cobra en divisas sus servicios.
Pero no contábamos con un mal cubano, que lejos de disiparse, se acrecienta por días: la ineficiencia. Y particularmente la ineficiencia de los servicios aeroportuarios.
MI HIJO CARLOS Y MI NUERA PILAR DISFRUTANDO EN VARADERO, EN EL HOTEL VILLA CUBA.
Un país que aspira a crecer en número de turistas y quiere convertir esa industria en su motor económico principal no puede contar con un desastre tal como lo es el salir de un aeropuerto cubano.
Cuba, líder mundial en no perder nunca y justificarlo todo, y pese a la aparente reconciliación política, achaca al embargo estadounidense contra la isla, vigente desde 1962, todo lo que debían achacar al bloqueo interno que ha impuesto desde 1959 el gobierno de los Castro, con sus caprichos y mala administración.
En un país que visitan tres millones y medio de turistas al año tiene que enfrentar uno de los aeropuertos más lentos del mundo, los peor iluminados, sin climatización, sin agua, sin lugares donde sentarse si no consume en una cafetería con precios al nivel de New York o Tokio, sin una red WiFi ni acceso a internet, con carencia de servicios telefónicos, y en general con servicios y equipamiento aduanal insuficientes y de mala calidad, con personal no preparado ni motivados para la tarea que desempeñan y con muy pocos servicios comparado con los estándares internacionales.
Así no sólo no se puede asimilar esa cantidad de usuarios, sino que éstos hablarán de este desastre haciendo desistir de visitar la Isla a muchos.
No se si el aeropuerto José Martí, en cualquiera de sus terminales, sea el peor del mundo, pero de lo que si estoy seguro es que si no lo es, está luchando fuertemente por serlo.
No olvido la imagen de la terminal 3 el día que dejé Cuba: un vasto salón en penumbras, sin agua y muy malos olores en el baño, no había calor pues era a finales de febrero, pero se notaba que no había climatización, los extranjeros presentes hablando hasta por los codos de semejante desastre y comparándolo con las peores terminales de la Africa subsahariana (exceptuando Sudáfrica, por supuesto), en fin, supuse que con la apertura política y las cacareadas reformas o actualización del modelo económico, los lineamientos y tanta palabrería sin sentido a la que han acostumbrado a los cubanos, habría algún avance, algún acercamiento al desarrollo. Me equivoqué otra vez.
LA TERMINAL 3 DEL AEROPUERTO, UN SITIO DE DESPEDIDAS Y DOLOR.
Casi tres horas estuvieron mi hijo y mi nuera en el aeropuerto, ya por la hora era imposible alcanzar el último turno de viaje de Vía Azul a Varadero. Pero como dice el dicho "Dios aprieta pero no ahoga", surgió lo que en Cuba siempre hay que esperar como solución provisional a todos los males (la solución definitiva todo el mundo la sabe y la desea): la ilegalidad. Un microbús de una agencia turística cubana que recogía a un grupo de turistas, también atrasados en su salida del caos aeroportuario, iban con destino a Varadero, asL que por una suma equivalente a la mitad de lo que hubiera cobrado un taxi, única vía posible en ese momento, los llevó hasta Varadero y todos contentos.
El resto, porque no pueden cambiarlo, estaba igual, la playa, la arena, el clima, el aire y los cubanos, eso el gobierno no ha podido cambiarlo, aunque ha afectado en su psiquis, el cubano sigue siendo un amante de la vida, del buen vivir, de la comida, del baile, del humor y de todo lo que favorezca a los sentidos. El cambio ha sido en su forma de ver el mundo, convertirse en un ser temeroso de todo lo que lo rodea y en cierto modo aceptar su sino o decidirse e irse del país. Durante muchos años la familia ha sido el límite a la fuga, hoy ya tiene otro sentido, es la fuga con la familia. Sobre todo como en mi caso, la fuga es después que todos los hijos lo hayan hecho, y si podemos.
El hotel Villa Cuba, que en un tiempo albergó a muchos personajes del régimen, por lo que era una casa vacacional exclusiva de ellos, ahora es de la cadena Be Live. Be Live Hotels pertenece a Globalia, la primera compañía turística de España, con 31 hoteles distribuidos en los principales polos turísticos del mundo: República Dominicana, Cuba, España (Península, Baleares y Canarias), Portugal y Marruecos.
Y lo más impresionante es que Villa Cuba está contiguo al famoso hotel (está en fase de demolición en estos momentos y se dice que de reconstrucción) Internacional de Varadero, donde pasamos momentos inolvidables año tras año y que cuenta con una zona de playa envidiable, de las mejores de la península.
EL HOTEL INTERNACIONAL DE VARADERO.
Este hotel era uno de los únicos tres hoteles grandes existentes en la conocida playa cuando triunfó la Revolución en 1959 y era el Hotel más lujoso de Varadero y uno de los más importantes en el país y los espectáculos del reconocido Cabaret Continental, nos brindaban la mejor noche en Varadero. La Compañía de Hoteles Internacionales S.A. compró el hotel mientras se construía y el 24 de diciembre de 1950 se inaugura con obras, equipos y mobiliarios cuyo costo fue de tres millones y medios de pesos, todo un capital para la época y el presidente era el norteamericano de origen judío Mr. John William Lieb.
Se proyecta que la nueva instalación tendrá 934 habitaciones, tres veces más que su originaria capacidad de hospedaje, y evoluciona hacia una estructura vertical de ocho pisos.
EN EL HOTEL PASACABALLOS EN CIENFUEGOS.
NUESTRO PREFERIDO: EL HOTEL JAGUA DE CIENFUEGOS.
EN VILLA KAWAMA EN VARADERO.
Los años 80, la Vuelta a Cuba y Viaje a los Países Socialistas.
Y ya que hablamos del Hotel Internacional de Varadero y de paquetes turísticos, vámonos a los años 80, tan lejanos pero tan cerca para muchos cubanos.
Desde hacía décadas, la Unión Soviética era para Cuba el modelo a seguir, la madre a quien imitar en todo. Moscú apuntaló la economía cubana, y llegaron años de bonanza como fueron los ochenta. En esa época se podía ir a vacacionar a cualquier playa u hotel y además estaban disponibles dos famosos paquetes turísticos: la vuelta turística a Cuba por 250 pesos o viajar a los países socialistas por 1500, ambos al alcance de muchos.
Recuerdo que en esos años y los anteriores, cada seis meses invariablemente nos íbamos de vacaciones con nuestros dos hijos: repetíamos en invierno en el Jagua de Cienfuegos (costo de la habitación 8 pesos) y en verano al Internacional de Varadero o a Kawama (10 u 8 pesos respectivamente) y una vez se nos ocurrió ir a Los Jazmines en Viñales.
EN LA MARAVILLA: HOTEL LOS JAZMINES EN VIÑALES.
Pensamos que estaría bien malo el hotel porque solo costaba 6 pesos y aquello fue toda una sorpresa por su excelencia, su paisaje y su comida. Sin contar que los mejores hoteles de La Habana, a los que nos escapábamos a menudo, solo costaban 10 pesos la noche (Nacional, Capri, Riviera, Habana Libre). Aparte de lo mencionado había modalidades tales como centros turísticos de todo tipo, las Cuevas de Bellamar, en Matanzas, las escaleras de Jaruco, el Parque Lenin, distintas modalidades de campismo, alquiler de casas en playas y muchas otras ofertas turísticas.
Y el famoso viaje a Cuba al que mis suegros fueron más de una vez, constaba de transporte y hoteles todo incluido con recorridos por Viñales, Varadero, Trinidad, Cienfuegos, Camaguey, Holguín y Santiago de Cuba y todo por 250 pesos, que era lo que yo ganaba en un mes. De los países socialistas, cuyo viaje costaba 1500 pesos por persona no puedo dar referencia, pues cuando se lo dije a mi suegro por poco me manda lejos, no quería saber nada de esos países a no ser los buenos vinos búlgaros, alemanes y húngaros y la cerveza checa. Su sueño de toda una vida de ir a España, para el que guardaba celosamente peso a peso, ahorros de muchos años, fue truncado por la llamada revolución. No digo yo si iba a detestar todo lo que oliera a socialismo.
Pero por supuesto que ir a países capitalistas, de eso nada. Creo que en buena medida aquello había que agradecérselo a los rusos, que vieron bien copiado su sistema en cuanto a la no ingerencia de ciudadanos de países capitalistas, por ello los funcionarios cubanos celebraban con sus compinches rusos con vodka, discursos en ruso y gritos de ¡hurra! porque aquella situació durara para siempre. Esa bonanza que rememoran algunos cubanos no fue producto de ninguna supuesta bondad del sistema socialista sino del apoyo económico de la entonces URSS, que para la época representaba miles de millones de dólares anuales, es por ello que no fue coincidencia que el inicio de la crisis cubana comenzara justo cuando se derrumbó el imperio soviético.La realidad del comunismo es la que se ve hoy en Cuba, miseria, ruinas, degradación, corrupción, desastre de la economía, prostitución, y muchos otros males, entre ellas la peor es la mediocridad del pensamiento ovejuno de los cubanos.
El cineasta cubano Eduardo del Llano caracterizó como ve a un cubano un turista extranjero:
“La gente no da limosnas sólo porque su corazón se haya endurecido, sino porque lo que lo separa del indigente es apenas que uno de los dos está tumbado y el otro de pie. Eso en una Habana que parece un suburbio de sí misma, donde cada vez hay más barrios y manzanas con el espíritu y la traza de pueblos de campo. De hecho, es como si todo el país, harapiento y resudado, viviera en un portal, tapándose con un Granma y con una botella de ron casero al alcance de la mano”.
Y Miriam Gómez, famosa actriz cubana, viuda de Guillermo Cabrera Infante, el mejor cronista que ha tenido La Habana, también dijo del tema:
“Eso ha sido Guillermo, eso ha sido toda su obra: la necesidad de reconstruir una ciudad, un país: Cuba. Todo lo que se destruyó en la realidad, Guillermo lo reconstruyó en la literatura. En cien años quedarán en sus libros lo que la dictadura echó abajo: los edificios, las calles, los parques … Lo más grave, lo que esos libros no pueden recuperar es aquello que realmente Castro consiguió destruir: el alma de los cubanos. Eso nunca volverá, nunca. El miedo los borró”.
Pero a pesar de todo, muchos no olvidamos los mercados paralelos y sus pequeños lujos, la cerveza a 60 centavos la botella, el vodka Stolichnaya y el coñac Ararat (ahora hay que pagarlos en divisas y bien caros), el perfume Moscú rojo y tantas otras pequeñas cosas cotidianas. La psiquis humana es tremenda, hasta extrañamos las revistas Sputnik y Novedades de Moscú que nos parecían (y en cierta forma lo eran) una forma de aspirar un poco de aires de libertad.
Pero era cierto que en aquellos años el turismo cubano era libre, excepto para ir a un país enemigo, léase capitalista.
Eran los tiempos en los que en el país se pagaba todo con la misma moneda en la que se cobraban los salarios.
Lo que se le ocurrió al emperador poco después no tendría paralelo en la historia: la doble moneda.
Conocí la doble moneda en la Unión soviética, cuyo uso era principalmente para cosas suntuosas, digamos radiograbadoras o televisores japoneses, autos, ropas de marcas exclusivas, perfumes franceses, y otros lujos. Pero con su salario en rublos un ruso podía comprar cualquier cosa, así que la nueva imitación del gobierno revolucionario fue otra revolución para llevar al pueblo cubano a su más bajo nivel de vida.
CUBANOS EN LA TERMINAL 2, ABAJO MI HIJO ALEXANDER CON SU CARGAMENTO, ASI VIENEN TODOS DE MIAMI.
El desastre de la Terminal 2.
Al comenzar la llamadas visitas de "la comunidad" (Comunidad cubana en el exterior, nombrecito para no decir que eran los cubanos de Miami) se creó, no con un sentido de comodidad para los mismos, sino para controlarlos mejor, las instalaciones de la Terminal 2, exclusiva para estos vuelos.
Muchos cubanos piensas que los turistas que les visitan y sobre todo los cubanos que han tenido que empezar en otros países, y sabemos que la mayoría está en Estados Unidos y en particular en la Florida, gozan todos de un nivel económico elevado y que en donde viven se la pasan de fiesta en fiesta, corriendo buenos carros y viviendo en casas con piscina, pero la mayoría sabemos la realidad. Los cubanos en otros países se pasan todo el año trabajando duro, para poder ganar su sustento y muchísimos ahorrando lo que pueden para ayudar a sus familiares en Cuba y un día poder visitarlos nuevamente o llevarlos de visita a donde viven. Muchos sacan todos sus ahorros y hasta piden créditos para irse a Cuba, como si fueran ricos. Por lo menos pueden darse el lujo que no pudo darse mi suegro después de más de 40 años de trabajo para poder ir a España.
Es ahí en la Terminal 2 donde se ven las cosas más asombrosas, sobre todo el cargamento con que vienen los viajeros. Algunos no tienen medios para venir a Cuba y hacen el papel de "mulas", es decir, venden las libras que pueden traer para costearse el viaje.
El preludio de la Terminal 2 lo vi dos veces en el aeropuerto de Miami, decenas de personas con carritos conteniendo todas las maletas y bolsas posibles, todas forradas de nylon azul (para evitar el robo supongo) en espera de los vuelos a La Habana.
Mi amigo Alejandro, viaja repetidamente a La Habana a ver a su padre octogenario y siempre lo hace como mula, cualquier cosa que les cuente, que el ha vivido en tantos viajes, parece salido de una novela de Kafka.
No existe una experiencia más surrealista que vivir encadenado a una nube. Cuba es eso, una nebulosa. Y dentro de las nebulosas mas nubosas, está la Terminal 2.
EL CAOS EN LA TERMINAL 2.
ESTOS SON LOS RESTOS DEL EXPRESO ORIENTE, SON SIMILARES AL TURISMO QUE QUEDA DISPONIBLE AL CUBANO QUE NO POSEE DIVISAS.
Cafunga era un esclavo liberto que vivía en Cienfuegos, y se dedicaba a una profesión muy riesgosa y poco remunerada: cortar palmiche, el fruto de la palma real, para alimentar a los cerdos (un puerco alimentado con palmiche es lo más sabroso que hay). Cafunga escalaba las altas palmas machete en mano y auxiliado de una cuerda o soga, bajaba los racimos hasta el suelo, pero un día perdió el equilibrio y se precipitó al vacío muriendo inmediatamente por el impacto.
Por ello en Cuba se dice: "vas a morir como Cafunga", cuando alguien corre el riesgo de perecer aplastado física o moralmente. Pasar por la Terminal 2 es correr el mismo riesgo que Cafunga.
Y se supone que esa sea la terminal aérea por la que arriben masivamente los vuelos desde Estados Unidos, que muy pronto se harán por aerolíneas establecidas y no solamente por vuelos charter. Ni ellos mismos se creen que puedan asimilar esos arribos y esas partidas a partir del caos que allí existe.
NAT KING COLE Y FRANK SINATRA ERAN ASIDUOS A LA HABANA.
UNA DE LAS MECAS DEL TURISMO AMERICANO: EL SLOPPY JOE`S ORIGINAL.
Resumen.
Leonardo Padura, el excelso escritor manifesto que "El problema de los cubanos es que ni huyendo de Cuba salimos de la isla". La historia es un proceso que nunca termina o al menos no termina como un acontecimiento, pues es un proceso siempre en marcha. La práctica de estrategias y métodos políticos y económicos patentados por Stalin se han aplicado en Cuba, sin el tinte más violento o sangriento, pero con resultados humanos muy dolorosos. Ahí estuvieron los campos de trabajo forzado de los años 1960 en Cuba, la represión y marginación de homosexuales y religiosos, la incapacidad para aceptar pensamientos diferentes y establecer el diálogo…
De ahí que el cubano vea, sienta como una necesidad impostergable, la misma que tuvieron nuestros abuelos que por sobre todas las cosas, anhelaban a volver a ver su aldea en España.
Y yo le añadiría a las reflexiones de Padura: el ostracismo al que condenaron a nuestro pueblo y la cruel e injusta política migratoria que se aplicó durante todos años por puro voluntarismo, para después volver a lo mismo.
Si nos vamos a finales de la década del 50 del pasado siglo, la mayoría de los países asiáticos y latinoamericanos estaban muy lejos de Cuba en todos los aspectos, pero hoy han superado a Cuba en la diversificación de sus economías, el desarrollo de sectores productivos de fabricación para la exportación y la disminución de su dependencia de un grupo limitado de productos de exportación, fundamentalmenta materias primas y el nivel de vida de sus pueblos también se ha elevado muy por encima del de la Isla.
EL INICIO DE OTRA ERA, PARA EL MUNDO, NO PARA LOS CUBANOS.
HABLANDO CON UNA MOMIA. LA GERONTOCRACIA NO OYE.
Si pensamos que con un boom turístico Cuba va a cambiar esos índices, estamos bien errados, sobre todo porque
el turismo norteamericano no mejorará significativamente la economía del pueblo cubano y tampoco incidirá en el que alcance sus derechos y libertad.
Pero por suerte mi hijo Carlos y mi nuera Pilar, disfrutaron de una playa como pocas en el mundo y estuvieron dentro de un mundo que se compone de dos: el infierno cubano para los cubanos que viven en Cuba y el paraíso cubano para los extranjeros y los cubanos que viven fuera de su país.
https://youtu.be/VNlKFt11Yxc
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