martes, 2 de diciembre de 2014

CUBALSE.

COMPLEJO COMERCIAL GALERIAS PASEO EN MALECON Y PASEO.

CUBALSE.

Después de tres meses sin trabajo por primera vez en mi vida, ante la persecusión de la maffia militar asociada al bandido Manuel Vila Sosa, decidí presentarme de forma anónima, como una nueva opción de trabajo, en la agencia empleadora de la Corporación Cubalse.

Allí llené formularios, autobiografías currículos, realicé pruebas y test de matemática, habilidad mecánica, lógica, inglés y presenté medio millón de papeles. Finalmente dos meses después fuí aprobado y asignado a dirigir una tienda en construcción de la división DITA de Cubalse, dedicada a la informática, para lo cual debía esperar. Dos meses después seguía esperando y me ofrecieron "mientras tanto" (si fuera en México te dirían: "no pica") y mordí el anzuelo porque no tenía otra opción.

Fui asignado como especialista en el Grupo de Muebles de la división Meridiano, cadena de tiendas de Cubalse.

Mi oficina era en el edificio Someillán, uno de los emblemáticos de la Habana, frente al Malecón y en el piso 18. Ahi estuve como un mes esperando por mi jefe, otro mes esperando por qué hacer y desesperado por sentirme útil. Mi gran trabajo era sentarme a esperar orientaciones y contemplar el mar desde mi vista privilegiada en el Someillán. Por fin apareció el Jefe, Alberto López Mora con gran experiencia en la dirección de complejos comerciales, pero como yo neófito en cuanto a muebles se refiere. Alberto era hermano de alguien con quien trabajé de cerca cuando estaba en la Industria Básica, Manuel López Mora que fue Viceministro del Trabajo y que ahora era el delegado de Cubalse en Italia, de donde se importaban muchísimos alimentos.
                                      EDIFICIO SOMEILLAN, A LA IZQUIERDA EL FOCSA.

Alberto era un tipo fácil e inteligente como su hermano, pero se sentía, igual que yo, medio engañado, por no decir completo.
Tal es así que siendo Alberto el Jefe del Grupo de Muebles y dirigir a todas las mueblerías de Cubalse, un encuentro o Feria del Mueble en Valencia, una de las más importantes del mundo, no lo mandan a él sino a un siniestro personaje que era la administradora de la tienda de muebles del complejo comercial sito en Paseo y Malecón. Pero no la mandaban por eso, sino porque ella era la esposa del Ministro de la Alimentación, Alejandro Roca, que ahora cumple 15 años por malversación, pero en ese momento no se veía o se quería ver esa situación.

Alberto renuncia pero automáticamente lo envían a Valencia, España, pero a acompañar a la susodicha que era la que iba a firmar contratos. El subordinado tiene privilegios que no tiene el jefe. Ya eso me fue colmando la copa y vi que allí no había futuro para mí. También cuando había que comprar algo, especialistas en otras ramas traían sus propuestas e indagaban los precios que me daban a mi. Todo un sistema de búsqueda de comisiones y de eliminación de cualquier competencia.

                                        FERIA DEL MUEBLE DE VALENCIA.

Pronto llegó la Feria de la Habana que se celebra todos los años en Noviembre y el stand del mueble quedó bajo mi cuidado. Me asesoré y seleccioné los muebles, contacté con expositores de España, sobre todo Valencia, México, sobre todo Guadalajara y otros de Venezuela y Colombia. Enfrascado en los trabajos de montaje siento que me llaman y me dicen: ¿qué tu haces aquí? Era nada más y nada menos que Reidal Roncourt, presidente de la Corporación Cubalse y que había sido mi jefe cuando era Viceministro en la Industria Básica. Venía acompañado de otro viejo conocido, Rafael Sanz, que ahora era su asesor. Me recriminó por qué no lo había buscado y le respondí que no sabía si conocía a Vila Sosa o recibía instrucciones de esa maffia. De todas formas me dio su tarjeta y procuró que lo fuera a ver para buscarme algo mejor.  Nunca fuí, y por suerte,  porque unos años más tarde desintegraron la corporación y desconozco la suerte de ambos, pero seguro que a Reidal lo culparon de algo, sólo los viejos militares pueden hacer y deshacer lo que se les venga en gana,  porque son intocables.
                                                                CAMAGUEY.

Al poco tiempo se efectuaba el Festival de la Radio en Camaguey al que fuimos invitados. Falté unos días a mi trabajo en Cubalse porque no tenía motivación para estar allí. Ya en Camaguey al conversar con los viejos compañeros de trabajo, surgió la idea de regresar al ICRT, ahora para atender un grupo de Informática que recién habían creado y al frente del cual estaba un conflictivísimo periodista que creo que no sabía ni su nombre, pero si buscarse viajes al exterior y hacerse de una computadora y todo lo que le pusieran por delante, así que de nuevo en el ICRT heredé de este oscuro personaje un Lada con motor fundido y con pocas piezas buenas porque las que compraba para ese carro se las ponía al suyo particular, una silla y un satélite de máquina de escribir. El Jefe de Informática no tenía computadoras y la red central del Instituto no existía y lo poco hecho se encontraba en una parte de uno de los discos duros de la emisora Radio Reloj, la misma que unos 5 años antes había equipado con las primeras computadoras en función de la producción radial. Los únicos documentos existentes eran plagiados de reglamentos de otras instituciones.

Asi que fuí a mi segunda parte con el ICRT, dicen que segundas partes no son buenas, pero es mentira, la película El Padrino Segunda Parte es tan buena como la primera y mi segunda tanda en el ICRT fue también excelente.


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