viernes, 28 de febrero de 2014

INTRODUCCION



"Recordar es lo único que hago, querido, conque inténtalo y recuerda tu conmigo."

Repetí la canción y no era una canción, sino un sistema de vida. ¿Qué podía ofrecer a un mundo que empezaba a olvidar? ¡Mi memoria! ¿Para que iba a servir eso? Para ofrecer un nivel de comparación; decirle a los jóvenes lo que fue en otro tiempo. Poner en evidencia nuestras pérdidas.

Lo único que ofrezco realmente son los restos y cacharros cromados de tercera mano de una civilización que acabó por correr hacia el precipicio. Pero, de un modo u otro, la civilización debe ponerse de nuevo en marcha. Porque insignificantes o no, las cosas que la gente recuerde son las que tratará de recuperar.

Ray Bradbury- Al Abismo de Chicago (1963)


La vida de un cubano nacido pocos años antes de la Revolución de 1959 y que por ende vivió parte de su adolescencia, su juventud, su madurez en la Cuba revolucionaria, es un tema socorrido que muchos han abordado.

No pretendo por tanto con este ejercicio, más que narrar, a través de temas y anécdotas vividas, y con la mayor objetividad y fidelidad, los azares de los que tuvimos el destino de nacer en esta isla que creemos, por nuestra idiosincracia, es el centro del mundo.

El balance de estas narraciones lo encontrarás en los últimos capítulos y estoy seguro que la mayor parte de los lectores van a coincidir conmigo. He tratado, difícil tarea para un cubano, que no haya exageraciones en lo que aquí narro, y sí expreso que no hay nada de mentira en lo que aquí escribo. Al final si alguien comparte conmigo estas memorias, y ha sido mi contemporáneo, a partir de sus propias vivencias, comprobará lo real de lo que se narra.

Gabriel García Márquez escribió en el epígrafe de sus memorias: “La vida no es la que uno vivió sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla.”
"La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado".

Carlos Rodríguez Búa