domingo, 21 de noviembre de 2021

Más se perdió en Cuba


 Más se perdió en Cuba


"Deberíamos ser los padres de nuestro futuro en lugar de los descendientes de nuestro pasado."

Miguel de Unamuno


Entre las muchas frases que mi abuela andaluza repetía estaba “más se perdió en Cuba”, cuando algo no salía como se esperaba.  Era una forma de decir que había cosas peores, como una especie de consuelo de afrontar lo adverso del momento.


Esta es una frase que se usaba mucho en la Cuba prerrevolucionaria, sobre todo por los españoles y sus descendientes (casi nada).  Y mi abuela Amalia la usaba muy a menudo: cuando se desbordaba la leche que se estaba hirviendo, cuando se rompía un vaso o un plato y hasta cuando alguno de sus hijos se quedaba sin trabajo o no lograba un negocio con el que pretendía hacer mucho dinero.


Esta era una frase muy gráfica: cualquier cosa mala que pudiera pasar, no era comparable con el hecho de que España hubiera perdido a su más querida colonia: "La siempre fiel Isla de Cuba", una tierra de las más bellas, de las más ricas, del mejor clima y las más preciadas de la corona.  Una expresión de consuelo ante un fracaso, desastre o desgracia, indicando que todo podría haber sido peor.  Están mal las cosas pero a otros les va peor, así que no te lamentes tanto que “más se perdió en Cuba”.


Al surgir nuevas generaciones y existir otras hecatombes notables, surge la frase "Más se perdió en la guerra", aludiendo a la Guerra Civil Española como algo igualmente o más desastroso aún.


El Tratado de París, firmado el 10 de diciembre de 1898, dio por finalizada la guerra hispano-estadounidense y por él España abandonó sus demandas sobre Cuba, que declaró su independencia. Filipinas fue oficialmente entregada a los Estados Unidos por veinte millones de dólares, y Guam junto con Puerto Rico se convirtieron también en propiedades estadounidenses.  El imperio español desapareció para siempre.


El mayor imperio de la historia


Seguramente muchos, por la cercanía, diremos que fue el imperio español, con los extensos territorios de la Corona y su influencia en tantos países del mundo, principalmente en América, pero no es así.


Lo cierto es que la respuesta es simple: el más extenso imperio de la historia fue el Imperio Británico, que llegó a dominar más de 35 millones de kilómetros cuadrados de territorio, casi una cuarta parte del planeta y algo similar en población, era dominado por Albión.


Si nos vamos a la historia de la humanidad, el segundo mayor imperio sería el Mongol, que llegó a poseer 24 millones  de kilómetros cuadrados y en tercer lugar el ruso, que llegó a 23 millones. 


Mientras tanto, y pese a toda la riqueza que extrajo de sus colonias y acumuló, y que principalmente derrochó, España solo ejerció dominio alrededor de 20 millones de kilómetros cuadrados.


Ese inmenso territorio dominado por el imperio español, que comprendía a España propiamente, con sus territorios de la península ibérica, con Asturias, Aragón, Castilla la Vieja, Castilla la Nueva, Cataluña, Córdoba, Extremadura, Galicia, Granada, Jaén, León, Murcia, Navarra, el país Vasco, Sevilla y Valencia, las Islas Baleares, las Islas Canarias y las provincias africanas de Fernando Poo y Río Muni (Guinea Ecuatorial), el Sahara español, Nueva España con el inmenso territorio del actual México y gran parte de los Estados Unidos, Nueva Galicia, Yucatán, Guatemala, Cuba con la Florida, la parte española de Santo Domingo, Puerto Rico, Nueva Granada (Colombia Ecuador y Panamá), Venezuela, Perú, Chile y las provincias del río de La Plata (Argentina, Bolivia, Uruguay y Paraguay), en fin casi toda América exceptuando su parte norte dominada por ingleses y franceses y el territorio de Brasil en manos de los portugueses.  Y por si fuera poco, eran dominios españoles en Asia las islas Filipinas, las Carolinas, Guam y las Marianas, Palau y muchas otras del Pacífico.  Estos territorios se fueron independizando, uno tras otro y poco a poco, quedando solo el Imperio Español, y a duras penas, con Cuba, Puerto Rico y Filipinas.


El independentismo en América y los Borbones.


Desde principios del siglo XIX y por diversos factores, el inmenso imperio que había alcanzado su máxima extensión bajo el reinado de Felipe II y Felipe IV de Habsburgo, donde las posesiones fuera del territorio peninsular no eran consideradas territorios coloniales sino integrantes del reino de España, con la misma jerarquía, aunque solamente nominal, que el resto de las provincias españolas, vieron aparecer movimientos de escisión de la Corona Española.  


Entre los principales factores que impulsaron estos movimientos estuvieron la influencia de la Revolución Francesa y Norteamericana y sus ideas de libertad, la llegada al trono de los Borbones que cambiaría el estatus de los territorios extrapeninsulares, lo que serían considerados colonia  y el aumento del poder de otras potencias.


España había expandido su dominio sobre otros territorios gracias a alianzas matrimoniales y guerras de conquista, llegando a constituirse en un imperio global con territorios en todos los continentes. Además era un imperio basado en el catolicismo y el apoyo del Vaticano, los que fueron ejes principales de sus políticas, que hicieron que el nexo principal entre los gobernantes y los habitantes (autóctonos o no) de esos territorios, fuera la Iglesia, las que dominaba los registros civiles, la educación y paralelamente ejercía un dominio casi total a través de la Santa Inquisición.


El oro, la plata, las piedras preciosas y los numerosos cultivos, aportaron tanta riqueza que revolucionaron la economía europea y mundial.  Todo lo arrebatado de sus colonias fue derrochado en financiar los constantes conflictos bélicos, los excesivos gastos de la corte y la corrupta e ineficiente administración del gobierno, lo que provocó principalmente que fueron otros países los que emplearon esos recursos en su desarrollo, como ocurrió en Inglaterra y Alemania.


Todos estos elementos hicieron que surgieran escisiones, que habían comenzado en el siglo XVII con la Guerra de los 30 Años, con la independencia de parte de Portugal y los Países Bajos, pero el mayor detonante fue resultante de la invasión francesa a España por el imperio Napoleónico, dando lugar a procesos de independencia en América, de forma tal que ya en 1824, España había perdido en América, todos sus extensos territorios, exceptuando el puerto del Callao en Perú, Cuba y Puerto Rico.


Desde inicios del siglo XVIII el rey Borbón francés Felipe de Anjou llegó al trono de España como Felipe V e hizo que los Borbones reinaran durante más de dos siglos sobre Francia y España.  Como vimos en buena parte ellos fueron los responsables del deterioro del imperio, y aún continúan en el poder en la monarquía española. 


Los Borbones en España han dejado tras de sí una interminable historia de corrupción, siendo el ejemplo más evidente el reciente "rey emérito" (debía ser demérito) Juan Carlos I, un verdadero sinvergüenza y delincuente, que debía estar preso.


Antecedentes de la frase


La expresión "Más se perdió en Cuba" hace referencia a la guerra en la que Estados Unidos derrotó a las fuerzas españolas durante la revolución independentista cubana en 1868-1898 en la que España perdió sus colonias de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.  Es una analogía para minimizar alguna pérdida o fracaso comparándola con otra de mayor importancia, como cuando España perdió su imperio colonial. La expresión completa sería: “Más se perdió en Cuba y volvieron cantando”, lo que tiene un origen tan curioso como lógico.


España venía tratando de contener los movimientos independentistas cubanos desde hacía treinta años y estaba cerca de tener que ceder ante el empuje de los que querían independizarse de la metrópoli, pero por el medio estaba también la influencia de los Estados Unidos, el poderoso vecino del norte con el que tenían confrontación, de modo que los norteamericanos apoyaron el proceso secesionista cubano y el final del dominio español en la Isla y en el Caribe.


Esto estaba respaldado por los intereses norteamericanos en la propia Isla, hubo una fuerte campaña de desprestigio hacia los restos del imperio español en la prensa norteamericana y lo inevitable llegó con el suceso del acorazado Maine, fondeado en la bahía habanera, y que estalló, trayendo consigo la muerte de 245 norteamericanos.  Una maniobra de Estados Unidos o un hecho real o fortuito, se señaló a España como responsable del hecho y el 26 de abril de 1898 Estados Unidos le declaró la Guerra a España.


El resultado del breve conflicto fue un verdadero caos para la Corona Española: 60 mil bajas en Cuba, 3 mil bajas en Filipinas y el hundimiento total de la flota al mando del Almirante Cervera, que fue el episodio final de la guerra entre los dos países.  Ello consolidó a Estados Unidos como potencia mundial y para España el fin de las pocas posesiones coloniales que le quedaban en Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam.


1902 se firmó un tratado por el que el gobierno estadounidense tenía opción de intervenir en las cuestiones gubernamentales y que se mantuvo vigente hasta 1934.

Santiago de Cuba, pues, se puede considerar el cementerio del imperio español porque allí tuvo lugar la batalla naval y otras terrestres de importancia que representan el principal escenario de esa corta contienda.


La batalla naval de Santiago de Cuba se desarrolló el 3 de julio de 1898 cuando Cervera ordenó a la flota salir de la bahía santiaguera a las nueve de la mañana.  El canal entre El Morro de Santiago y La Socapa vio pasar a los buques  María Teresa, seguido por el Vizcaya, el Cristóbal Colón, y el Oquendo y en la retaguardia los destructores Plutón y Furor. 


A la 1:15 de la tarde la armada estaba completamente destruida y hundida, 323 oficiales y marinos muertos y 151 heridos, mientras los norteamericanos tenían una sola baja.  Un sacrificio heroico pero inútil.


Con el ejército completamente aislado en la Isla, sin fondos para seguir financiando la guerra y su flota destruida, Madrid no tenía otra opción sino capitular, lo que comenzó a gestarse el 16 de julio y se negociaron los acuerdos de París, a los que los que habían luchado por tres décadas no fueron ni siquiera invitados.  El 10 de diciembre España traspasó la posesión de los territorios de Cuba, Puerto Rico y Filipinas a los Estados Unidos.


“Y volvieron cantando”


Pero vamos a ver el por qué la frase se completó con: “ ...y volvieron cantando”.


Salvo las élites y los grandes potentados españoles, el resto de la población despreciaba tremendamente a la Guerra de Cuba, la que consideraba injusta y además no entendían el por qué sus hijos eran enviados a una guerra que no era de ellos.


España se desangró en una guerra que nunca podría haber ganado y fueron los jóvenes del servicio militar obligatorio los que pusieron los muertos y la sangre.  El sistema de “quintos”, consistente en que uno de cada cinco hombres debía cumplir un servicio activo de ocho largos años, donde dejaría, en el mejor caso, su juventud y en el peor la vida, llevándolos a una guerra en una tierra lejana y ajena para luchar por un sin razón, se convirtió en una guerra donde los pobres llevaron la peor parte.



Y como una curiosidad, para demostrar que era una guerra para que se desangraron los pobres, en España el que pudiera pagar 15 mil reales (una fortuna entonces), quedaba libre del servicio militar durante tres años o por una cantidad menor, podía presentar a un sustituto que tomara su lugar en el ejército, todo ello cuando el salario medio anual era de trescientas pesetas y 15 mil reales representaban casi cuatro mil pesetas, algo solo al alcance de los ricos.


Por eso los que regresaron a España, a pesar de la humillante derrota, no lo hicieron tristes, sino felices por poder regresar a casa y haberse salvado de una guerra detestada por casi todos, con la posibilidad de comenzar de nuevo, aunque fuera en un país con una gran crisis política, económica y social.


Eso fue lo que encontraron los que se salvaron de la guerra y que no murieron en ella ni en la larga travesía en barcos insalubres, con pésima alimentación y sin atención médica adecuada, y la recompensa fue encontrarse convertidos en una masa de indigentes sin posibilidades de fuentes de empleo.  El pago por haberse jugado la vida fue transformarlos en vagabundos o delincuentes.


Santiago de Cuba


Cada vez que se repite la frase citada, hay que referirse a la historia acumulada en Santiago de Cuba, sitio principal protagónico del desastre que dio origen a ella y donde se aprecian los restos del enfrentamiento entre las escuadras navales norteamericana y española, con siete pecios que yacen en el fondo marino cercano a la ciudad.


Mientras que igualmente en los alrededores de la ciudad, pero en tierra, en la Loma de San Juan, en una ceiba rodeada de cañones, esculturas y tarjas, se señala el sitio donde fue acordada la capitulación de Santiago de Cuba.


Allí también tuvo su momento de gloria el Primer Regimiento de Caballería Voluntaria de los Estados Unidos, conocida como Rough Riders o jinetes rudos, el único de tres que entró en acción.  


A Theodore Roosevelt le habían ofrecido la jefatura pero este la declinó en favor del también Coronel Leonardo Wood, quien después sería Gobernador General de Cuba hasta su independencia, quedando el que después sería presidente de los Estados Unidos como segundo al mando.


Una vez que se organizó y completaron los Rough Riders, fueron embarcados desde Tampa hacia Cuba el 14 de junio, desembarcaron en Daiquirí, Santiago de Cuba y marcharon hacia la ciudad.  Aunque superados por el número de las tropas españolas, las replegaron hacia el centro de Santiago y atacaron fuertemente en la colina de San Juan.


Los Rough Riders dieron tanta lucha que tres cuartas partes de sus efectivos murieron o fueron heridos, por lo que fueron relevados, recibidos en Estados Unidos como héroes y la unidad fue disuelta en septiembre.  Esa epopeya le sirvió a Roosevelt para su campaña como Gobernador de Nueva York y después para Presidente de Estados Unidos.


Y una curiosidad: su nombre no era una casualidad, para integrar el regimiento había que ser verdaderamente rudo y demostrarlo, así que muchos aspirantes no lograron conseguirlo, entre ellos un personaje muy importante: Edgard Rice Burroughs, el famoso escritor creador de Tarzán, un duro de verdad.


La generación del 98


Como vimos, la Guerra de Cuba era profundamente despreciada por gran parte de la población española,y si bien es cierto que las élites culturales y la burguesía defendían la lucha por mantener  los territorios caribeños, sobre todo los catalanes, que dominaban más dela mitad del comercio cubano y eran mayoritaria y exitosamente dueños de importantes industrias, como el ron y el tabaco, con lo que amasaron gigantescas fortunas,


Este hecho histórico, llamado “el desastre del 98”, trajo consigo el nacimiento de una de los movimientos literarios más importantes de las letras españolas,  la llamada “Generación del 98”, de la que formaron parte brillantes autores como Pío Baroja, Ramón María del Valle Inclán, Miguel de Unamuno, José Martínez Ruiz (Azorín), Antonio y Manuel Machado, Vicente Blasco Ibáñez y otros, los que amaban a su tierra y sintieron la desastrosa derrota y la situación del país como un momento en que sobre todo imperaba el pesimismo social y la desesperanza, lo que reflejaron en sus obras.


Ello reforzó la vigencia de la frase, donde Cuba todavía perdura como una vieja herida que no ha cicatrizado, el paraíso perdido.  Casi un siglo después apareció en la Televisión Española un programa con ese título y no por gusto.


Impacto en Cuba


Mientras tanto en la Isla, tras las trastadas del animal Valeriano Weyler (con perdón de los animales), y su política de reconcentración, que inauguró la moda de los campos de concentración mucho antes que Hitler y que dejó cientos de miles de muertos y una economía en ruinas, dejando al país devastado. en la mayor miseria e insalubridad y con una hambruna generalizada, lo que  al final hizo que España perdiera sus últimos territorios coloniales y su mayor fuente de ganancias económicas.


Los soldados españoles obligados al servicio militar obligatorio pusieron la sangre junto con los cubanos deseosos de ser libres e independientes, una guerra entre los pobres de ambos bandos.


Pero todavía los cubanos no sabíamos ciertamente qué habíamos perdido realmente.


Todavía no me puedo explicar por qué a Puerto Rico se le dió un estatus que finalmente se definiría como Estado Libre Asociado, donde los boricuas se convirtieron en ciudadanos norteamericanos y con un gobierno propio (nunca olvido una entrevista con un personaje al que le preguntaron sobre la independencia de Puerto Rico y la eliminación del estatus político con Estados Unidos, sobre lo que respondió: "si no fuera por los federales, esto sería peor que Dominicana), mientras que a Cuba se le dió una independencia condicionada por un grupo de tratados y un estatus de protectorado, pero navegando a su suerte.  ¿Por qué no se le otorgó el mismo estatus que a Puerto Rico, o se hicieron eco de los numerosos políticos que pedían la anexión a Estados Unidos?.  Sin duda alguna una pregunta sin respuesta pero que explica muchos de los males que nos han aquejado como nación, incluyendo el comunismo.


Una vez lograda la independencia y a pesar de las lecciones que nos dieron los Estados Unidos: la necesidad de organizar democráticamente el funcionamiento de la nueva nación, construir suficientes vías de comunicación, priorizar el aprovechamiento de las aguas y la sanidad pública y diversificar la producción como vía preferente de desarrollo, no fuimos capaces, salvo aisladas acciones, dilatadas en el tiempo, de acometerlas, por lo que tuvimos una república fracasada.

Unos datos muy interesantes de la república fracasada


Todavía no se por qué a Puerto Rico se le dió un estatus que finalmente se definiría como Estado Libre Asociado, donde los boricuas se convirtieron en ciudadanos norteamericanos y su gobierno propio (nunca olvido una entrevista con un personaje al que le preguntaron sobre la independencia de Puerto Rico y la eliminación del estatus político con Estados Unidos, sobre lo que respondió: "si no fuera por los federales, esto sería peor que República Dominicana), mientras que a Cuba se le dió una independencia condicionada por un grupo de tratados y un estatus de protectorado, pero navegando a su suerte.  ¿Por qué no se le otorgó el mismo estatus que a Puerto Rico, o se hicieron eco de los numerosos políticos que pedían la anexión a Estados Unidos?.  Sin duda alguna una pregunta sin respuesta pero que explica muchos de los males que nos han aquejado como nación, incluyendo el comunismo.


Una vez lograda la independencia y a pesar de las lecciones que nos dieron los Estados Unidos: la necesidad de organizar democráticamente el funcionamiento de la nueva nación, construir suficientes vías de comunicación, priorizar el aprovechamiento de las aguas y la sanidad pública y diversificar la producción como vía preferente de desarrollo, no fuimos capaces, salvo aisladas acciones, dilatadas en el tiempo, de acometerlas, por lo que tuvimos una república fracasada.


Al inicio de la intervención norteamericana, había en Cuba 1,572,797 habitantes, de los cuales no sabían leer ni escribir 1,004,884; el 63.9 %; sabían leer pero no escribir 33 mil, y leían y escribían pero solo tenían instrucción elemental 514,340.  Había 1510 escuelas, 755 públicas y 726 privadas y 29 religiosas, con 54,298 alumnos.  


El gobierno interventor hizo crecer el número de aulas a 3567 y los alumnos a 123,362.  Se incrementó el número de maestros a 3649, los que cobraban puntualmente cada mes.  En el Censo de 1907 se ve que la población se había incrementado a 2,048,980 habitantes y la población mayor de diez años sabía leer y escribir, el 57 % del total, y en la capital nueve de cada diez sabían leer y escribir.  Esa forma de actuar, que nos enseñaron los interventores, por nuestra inconstancia, no supimos aprenderla debidamente.


Muchos, de esos que solo miran las manchas, dirán que el gobierno interventor sembró como condición primaria para someter a nuestro país la Enmienda Platt, pero lo real es que se organizó el país, se concibió la estructura gobernante y la constitución y el sistema electoral para asegurar un gobierno estable, ordenado y libre, un estado de derecho que al final nunca se enderezó.


El 20 de mayo de 1902, tras las ceremonias de traspaso del poder a la nueva república, se retiraron inmediatamente las tropas norteamericanas de Cuba. En la isla quedaron sólo tres compañías del Ejército norteamericano, para entrenar a los nuevos artilleros cubanos y custodiar las fortalezas.  Y la segunda intervención fue producto de nuestra incapacidad para autogobernarse.


La Danza de los Millones (o Vacas Gordas, como también se le llamó) que vivieron algunos sectores de la sociedad cubana durante la Primera Guerra Mundial parecía para algunos una bonanza eterna. El precio del azúcar subía, se vivía una orgía de gastos, se tomaban préstamos sobre la futura zafra azucarera y seguían los grandes gastos indiscriminados. El año 1920 se inició con excelentes augurios: ¡22 1 ⁄ 2 centavos la libra en mayo!,  (17.50 dólares a precios actuales, una cifra bestial para esa época) pero le siguió el momento del gran desplome.


El precio del azúcar había incrementado las inversiones en ese sector, de modo que había en 1919 en Cuba 209 centrales, de los cuales 71 eran cubanos y 68 estadounidenses, el resto eran españoles (41), cubano-españoles (13) y unos pocos franceses (5), ingleses (4), cubano-americanos (2), 2 haitianos, 1 suizo y 1 español-francés. Pero estas cifras son engañosas: los centrales norteamericanos produjeron el 51.3 % del total de azúcar, los cubanos el 22.8% y los españoles el 17.3%.  Las fábricas mayores y más eficientes en un país altamente dependiente del azúcar eran norteamericanas, las que dominaban el rubro fundamental de la economía.


El alto precio del azúcar resultante de la Primera Guerra Mundial, cegó a los gobernantes e inversionistas y el único objetivo que se persiguió fue convertirse en el mayor productor mundial, gracias a su alta demanda y a  ser la caña una planta que no necesita muchos cuidados, su crecimiento coincide con la estación de lluvias y su recolección coincide con la estación seca.  Ello llevó al país a un falso desarrollo con las "vacas gordas", donde nacionales y extranjeros residentes, ricos y pobres, gozaron de una opulencia nunca antes vista.  Este espejismo desapareció con el fin de la guerra y a su vez surgieron grandes competidores, pero el país no aprendió tampoco de su error y mantuvo su concepción de que "sin azúcar no hay país".


Tuvo que llegar un presidente como Machado para hacer realidad lo que se necesitaba con su lema "aguas, caminos y escuelas", lo que también se malogró por sus ansias dictatoriales.


Y una curiosidad: tras la guerra de independencia, se produjo el mayor éxodo de españoles hacia Cuba en toda la historia, así que tan desastroso no fue el hecho para muchos peninsulares que o triunfaron en la Isla o al menos no se murieron de hambre.


Lo que vino después ya lo conocemos, una sucesión de gobiernos fallidos y en particular la hecatombe fidelista.  Por eso lo que más se perdió en Cuba fue el tiempo.


Y esa historia de los cubanos llega hasta hoy, fuimos los últimos en liberarnos de la colonia española, por la que llevamos treinta años luchando debido a nuestras propias rencillas y eso se repite hoy, que no ha aparecido otro personaje que se acerque a la estatura de José Martí.


Quizás por eso en España, al igual que en nuestro país, se suele usar la frase “más se perdió en Cuba” cuando las cosas no salen como se espera. Es un modo de restar peso, o significación a una pérdida y seguir adelante a pesar de todo.


Pero al final nunca escuché a nadie que no fuese mi abuela decir esta frase con tanta convicción y emoción a la vez.  Amalia Valdés-Carranza y Somines vivió en su niñez y juventud este dicho con mucha fuerza en su natal Andalucía y continuó escuchándola y diciéndola tras su viaje a Cuba, donde sus hijos y nietos también la repetimos.

No en balde Antonio Machado escribió:


"No extrañéis dulces amigos,

que esté mi frente arrugada;

yo vivo en paz con los hombres

y en guerra con mis entrañas".




lunes, 15 de noviembre de 2021

El cliente y el marchante: frases y vocablos en desuso II.



 El cliente y el marchante: frases y vocablos en desuso II.


El lenguaje popular, según algunos académicos, es la verdadera forma de hablar del pueblo, con palabras llenas de vida, de colorido e ingenio que permiten de cierta forma librarse de la rigidez del idioma académico oficial y que hace que muchos nuevos vocablos, por su uso intenso y extensivo, se infiltren en el diccionario de la academia.


El tiempo se encarga de dejar atrás las voces que quedan en desuso y por ende se van olvidando.  En ello incide no sólo la gracia, el gusto y la originalidad, sino que en su mayoría están influenciadas por voces de otros idiomas, giros deportivos, tecnológicos y sobre todo por letras de canciones que al final fijan tanto cosas originales y bellas como detestables y vulgares.


Muchas de esas palabras que eran usadas en Cuba eran producto de omitir o alterar el orden de las consonantes, las vocales o sílabas, gran parte eran regionalismos que se usaron solo localmente y otras de mayor alcance, que fueron modificándose  en el léxico de una generación a otra, por lo que me voy a referir a las que eran más comunes durante mi infancia y juventud y que ya casi no escucho.


Los que fueron nuevos giros del idioma entonces, ahora son vocablos que pasaron y se olvidan, los artistas populares sobre todo inventan modismos y barbarismos que se hacen de uso diario como jerga popular, pero que con el tiempo son sustituidos por otros.  Aquí tenemos algunos:


Pero lo cierto es que el mundo cambia y nuestro vocabulario se tiene que adaptar y formar parte de esos cambios, los que en definitiva, nos guste o no, enriquecen y actualizan el idioma.


A


¡Abur!: una despedida cortés, adiós.


Acabóse (el): algo que no se esperaba, que llega al extremo con un final trágico.


Adré: es apócope de adrede, a propósito


Agua bomba: agua del tiempo, especialmente en verano.


Aguinaldo: al prohibirse la navidad en Cuba, esta palabra, tan asociada a esas fechas, también pasó al olvido.  Es un regalo, retribución especial o gratificación que se da por Navidad para hacerle frente a los gastos de esas fechas.  Era usual encontrar una alcancía en forma de Santa Claus en los establecimientos comerciales para que los clientes depositaran allí su aguinaldo.


¡Alabao!: Interjección de asombro.


Alantico: diminutivo de alante.


Ampanga (de): Fulano es de ampanga, significa que es una persona conflictiva, difícil.


¡Anjá!: interjección de aprobación.


B


Babia (estar en): estar despistado, ensimismado en un pensamiento y sin importarle nada.


Barrenillo: insistencia que causa molestia.


Bejuco: el telefono.


Berocos (los): los testículos, ¡no me sale de los berocos!


Berro: no es la planta que comemos en ensalada, sino significa disgusto, molestia.


Bledo: me importa un bledo, se refiere al escaso valor de esa planta y se identifica como alo despreciable.


Bomba (una), pecuña, tapa, es una peseta, una moneda de veinte centavos.


Boruga: requesón con azúcar que se toma como refresco que por su saber mi padre siempre  usaba la frase "es mas malo que boruga".


Botija verde: uno de los mayores insultos con una expresión muy usada “le dije hasta botija verde”.


Brava (a la) o a la cañona: por la fuerza.


Bruja: estoy bruja, estoy sin dinero.


Bofe, Chorro e’ plomo: un tipo pesado.


Buti: muy bueno, de buena calidad o apariencia.


C


Cachimbo: cosas de poco valor o también una pistola.


Cachumbambé: columpio o balancín, un tablón apoyado en el centro para subir y bajar alternativamente. (Cachumbambé, la vieja Inós, que fuma tabaco y toma café).


Cagua: sombrero.


Caja: (estar en caja) es cuando algo está ajustado y como uno lo quería.


Caja del Pan: el estómago (¡le dió por la caja del pan!), se decía que los boxeadores negros no llevaban por la caja del pan (cuando les daban por el estómago eran nocaut).


Cajetilla: es la dentadura haciendo un símil con las cajetillas de cigarros.


Calambuca: una beata muy apegada a la iglesia pero con falsa o exagerada devoción.


Calimbar: es marcar a los animales con un hierro ardiente  pero era más empleado para  castigar a alguien.


Cambia casaca o maromero: es el político que se acomoda a lo que le conviene.


Camisa de once varas (meterse en): meterse en un problema sin necesidad.


Campana: (estar) es sentirse bien.


Cañangazo: tomarse un trago de bebida alcohólica.


Cantúa: es un dulce de boniato, coco, ajonjolí y azúcar prieta, pero también se refiere a masturbarse.


Canuto: alguien muy bruto; mientras más viejo más bruto.


Carañuela: es hacer trampa en un juego. 


Carijo, sinónimo de carajo más bien en el habla del campesino.


Catibía: es un dulce hecho de yuca rallada y seca, pero se refiere a estar bobeando (no comas catibía).


Cayuco: un tipo rudo y tosco.


Cien (el número): se refiere a ir al excusado.


Ciro, Cirilo: sí, afirmativo.


Crápula: alguien que está en una organización criminal o se reúne con delincuentes.


Cuerazo: golpe dado con un látigo de cuero u otro instrumento de castigo.


Cundango, Cherna, Ganso, Pato, Yegua, Loca o Pájaro: distintas formas de nombrar a un  homosexual o maricón. Así se les identificaba a los que ahora conocemos como “gay” que en inglés significa alegre o divertido, cuando muchos de ellos no lo son.


Chayote: persona poco hábil o ignorante.


Cheche: alguien que quiere darle la brava a todo el mundo porque se cree mejor que los demás.


Chinchín: una llovizna fina.


Chiquear: dar un trato familiar o afectuoso.


Chiringa: hermano menor del Papalote o Cometa construido de forma rudimentaria que vuelan los niños.  


Chiripa: casualidad, azar, carambola.  Se salvó de Chiripa.


Choricera: es un tumulto, un desorden o un caos.


D


Desfrutabombao: que está mal de la cabeza.


Desguabinao: cansado, muy fatigado.


Destimbalarse: desbaratarse, sufrir un accidente.


Durañón, Codofredo: agarrado, tacaño., que camina con los codos.


E


Empacho: una indigestión, un dolor de estómago.


Encartonado: muy pálido, débil, desnutrido, se aplicaba a enfermos de los pulmones o tuberculoso.


Enyerbar: la solución de algún problema presenta muchas dificultades.


Equelecuá: viene del italiano eccolo qua, es una exclamación que se usa cuando se descubre, encuentra o confirma algo o tenemos una respuesta o solución.  Equivale a eso es, lo encontré, aquí está.


Escarrancharse: separar o abrir en exceso las piernas.


Esqueleto rumbero: alguien muy delgado.


F


Fá: al detergente en sentido general se le llamaba Fá, un apócope de una marca popular: FAB.


Féferes: tarecos, menudencia, trastos.


Ficha: alguien de baja condición moral.


Fletera: prostituta.


Flus o Flux: un traje de hombre.


Forro: trampa, engano.


Fotingo: un carro viejo (viene de foot in and go, los llamados tres patás de la Ford).


Fricandó: frio.


Fuácata: estar en la pobreza, la miseria, no tener dinero, estar en quiebra y fuácata es también  la onomatopeya de un golpe o caída.


Futibarse: escaparse de la escuela.



G


Galúa: una bofetada.


Gandío: alguien haragán, vago, comelón y que lo quiere todo para sí.


Gocho: define a la persona que come como un cochino, un puerco, un cerdo, sin modales.


Grillo, Lagartija: una mujer muy fea, sin atractivos.


Guabina: es aquel que quiere estar a bien con todo el mundo para no buscarse problemas y nada en cualquier agua sin tomar posiciones.


Guacarnaco, Guanajo, Sanaco, Zonzo o Zanguango: maneras de llamar a un bobo o mentecato.  


Guacho: un campesino, un guajiro.


Guanajote: tonto o menecato, aumentativo de Guanajo.


Guano: representa el dinero.


Guaniquiqui, Féferes, El Gallo: el dinero.


Guiso: (dar), echarse al pico, eliminar, romper con alguien o matarlo.


Güititío o huititío: un alfeñique, alguien diminuto y muy delgado.  El mejor ejemplo era la propaganda de Charles Atlas que decía: ¡No sea un alfeñique de 44 kilos!.  Angelo Siciliano fue un niño pequeño y débil que se convirtió en el fisicoculturista más importante de su época.


H


Habitante: sinónimo de vago, un tipo despreciable, que vive de los demás.



I


Invertida: tortillera o lesbiana. Cuando uno era pequeño se preguntaba qué cosa tendrían invertida.


J


Jacarandosa: alegre, simpática, desenvuelta.  El nombre sirvió para un anuncio de la cerveza Hatuey.


Jaiba, Jutia, Penco, Zopenco o Cucaracha: un tipo cobarde.


Jalao, juma o curda: una borrachera.


Janazo: un golpe dado con una estaca o palo puntiagudo que se usa para sembrar llamado Jan (dar jan).


Jarretúo:  Alguien que se comporta como si fuera más joven que la edad que tiene. Ingenuo.


Jeremiquear: gemido o llanto sin verdadero motivo para ello.


Jeringar: molestar, jorobar, fastidiar, irritar, una forma mas educada de decir joder.


Jolongo: saco de tela o yute con una cuerda en la boca para cerrarlo.


K


Kikimbol: un juego mezcla de softbol, béisbol y fútbol, porque se juega en un terreno de béisbol, juego al que más se asemeja y donde se patea, se coge y se tira una pelota grande.  Se consideró un juego imperialista después de la revolución.  Las nuevas generaciones no tienen idea de qué cosa es.



Kilo Prieto: era la moneda norteamericana de un centavo.


L


Lea: una mujer.


Lipidia: lipidioso, es alguien majadero, fastidioso, molesto, que siempre busca problemas.


Luna de Valencia (estar en): Alguien despistado, distraído o rezagado. 


M


Magua: representa engaño y también dinero (la magua).


Majomía: insistencia extrema.


Mamalón: el que vive de lo ajeno.



Manganzón: un tipo vago, perezoso.


Marchante: es el cliente de un comercio.


Maruga: es el tipo que no paga sus deudas o también se usa para señalar cosas inservibles.


Matrero: alguien engañoso en quien no se puede confiar.


Matul: es un bulto con ropa. ¡Recoge los matules y vete!


Matungo: se refiere a caballos viejos con muchas mataduras y a personas débiles y delgadas.


Mediotiempo: una persona de la edad madura.


Merequetén: es excelente, muy bueno, exitoso. ¡Le zumba el merequetén!.


Mingo: es el que sirve como objeto de burla de otros, alguien fácil de manipular, igual que la bola blanca del billar.


Moreno: se refería a una persona de la raza negra.


Moro: era empleado para designar a las personas de origen árabe, en particular los de mayor presencia en Cuba, los sirios y libaneses, de tez oscura, facciones finas y cabello negro lacio.  Un buen ejemplo es: "La Mora" de Eliseo Grenet, un clásico de Barbarito Diez con la orquesta de Antonio María Romeu:


"Allá en la Siria hay una mora

que tienen los ojos más lindos

que un lucero encantador,

¡Ay, mora! acabame de querer

que mi corazón está

que se devora

por quererte tanto mora..."


Moropo: la cabeza.


Morrocoyo: alguien que es duro para entender, poco inteligente.


Murumacas: es gesticular a otra persona.


N


Narra: se refería a los chinos o más bien a los asiáticos en sentido general, los que también eran llamados "paisano" o "capitán".  Y la "jaula del narra" era la fonda de chinos.


Negrada: es un grupo de negros; despues de la revolución se consideró una expresión  racista.


Nichardo, niche: una persona de raza negra.



Níquel: (un) era una moneda de cinco centavos y si era americano se le decía un búfalo.


Ñ


Ñame, cayuco: es alguien torpe, rudo, sin inteligencia ni capacidad, alguien bruto e inepto.


Ñao: miedo.


Ñáñara: una lesión en la piel.


Ñapa: una recompensa, algo que se añade gratis al comprador por el vendedor, la contra.


Ñinga: es el excremento de las personas: ¡que se vaya a la ñinga!.


Ñongo: un bobo.



P


Paluchero: el que habla mucha bobería para ganarse la simpatía de los demás.


Paraguayo: un machete recto de hoja larga que usaba la Guardia Rural.


Pardo: era así como se designaba a los mulatos.


Patato: una persona de baja estatura, había un pelotero famoso apodado Patato Pascual, Carlos Pascual, que no era tan bajito pero si comparado con otros (medía 5 pies 6 pulgadas o 1.68 metros) fue un pitcher, hermano del All Star de Grandes Ligas Camilo Pascual, y que también jugó para los entonces Senadores de Washington.  Antes del apodo de Patato, le decían “el cañón de Luyanó”, por la potencia de su brazo y jugó en la liga cubana de Béisbol, tanto con el Almendares como con el club Habana.


Patiseca: una fruta que ha perdido su jugo, alguien muy delgado, famélico.


Pega: (la) es el trabajo, la tarea.


Pepa (¡Viva la Pepa!): situación de desorden, juerga o bullicio.  Alude a la constitución española de 1912, promulgada el día de San José (Pepe).


Percha: es el saco de un traje.


Picador: es aquel que vive sin trabajar.  Se aplicaba al que pedía cigarros pero que también pedía de todo mediante la picardía criolla y el cuento que podía ir desde la enfermedad o la muerte de un familiar hasta lo mala que estaba la situación.


Pío (no decir ni pío): conformarse, no protestar, permanecer en silencio.


Piruja: prostituta.


Pitiminí: un alfeñique, igual que un güititío.


Polacos: puede que algunos fueran polacos, pero así se les llamaba a todos los emigrantes de Europa Oriental, muchos de ellos judíos, que comerciaban de forma mayoritaria en la calle Muralla en La Habana Vieja y sus alrededores, dedicados a la venta de telas y mercería.


Popis: tenis de goma y lona o tela muy baratos como eran los US Keds y ahora los famosos y caros Converse. Es curioso que en México la palabra es sinónimo de mierda.


Porra (¡vete a la porra!): mandar a alguien a un sitio odioso, mandar al carajo o al infierno.


Pulirla: es trabajar mucho, con ahínco para sobrevivir.


Punto: un personaje (Tremendo Punto, un Punto Filipino); puede referirse a alguien travieso o atrevido, aunque también puede designar  alguien noble e inocente, como el que se gana la lotería o juega a la bolita y obtiene un premio y entonces se dice: “el punto gana y se ríe, el banco pierde y se va”.  Recordemos la canción de la Orquesta Aragón, de la autoría de Richard Egües, “Tremendo Punto”, cuyas letras parece que venían de las conversaciones de los bares y barras de las bodegas.


Q


Quimbambas: en casa de las quimbambas significa muy lejos, un lugar impreciso, en casa del carajo.


R


Real: (un) realito Roosevelt era la moneda de diez centavos norteamericana que durante mucho tiempo tenía un por ciento de plata.


Rebambaramba: una confusión o alboroto, una bronca ruidosa, un altercado sonado, sobre el cual Amadeo Roldan compuso la suite “La Rebambaramba''.


Relambío: un tipo fresco, que se las da de gracioso y atrevido con las mujeres.


Revencúo: alguien intransigente o muy porfiado, que no cede.


Reverbero: una estufa de alcohol de poca eficiencia.  Probablemente todos los menores de cuarenta años no sepan de qué se trata, si acaso conocerán el dicho "reverbero, calienta pero no cocina", un chiste de tipo sexual aludiendo a ese artefacto de la cocina que podía servir solamente para platos muy poco elaborados.


S


Sambenito: echar públicamente la culpa de algo (le colgaron un sambenito), significaba una deshonra para la persona y sus descendientes.


Sangrón: alguien molesto, impertinente, pesado.


San se acabó, se acabó lo que se daba: se terminó, algo llegó a su fin o se completó.


Sapingo: es un insulto extremo que define a un estúpido, un comemierda.


Se armó la de Pancho Alday: una fajazón que termina en tragedia.


¡Sió!: es una voz para mandar a callar.


Sirimba: un desmayo, un desvanecimiento’.


Socotroco: seboruco, es sinónimo de bruto.


¡Solavaya!: cuando uno no quiere tener nada que ver con alguien o con algo, se usaba esta palabra.  Los muchachos decíamos así cuando veíamos venir al policia de ronda o pasar a un carro fúnebre.  Los mayores la decían cuando se hablaba de un enfermo, la muerte, el anuncio de un ciclón o un desastre natural.


Subuso: ni hablar, de eso nada monada.


T


Tacos: los zapatos; un experto en el juego de billar.  También un juego parecido al béisbol pero jugado con un pedazo de palo de escoba como bate y una pelota de papel forrada con “teipe: o cinta aislante, o hasta con un corcho o una tapa de botella.


Tapiñao: algo que está oculto.


Tarimaco: cualquier objeto que no sirve para nada.


TItingó: una bronca o revuelta, un pleito multitudinario, una reyerta, un molote.


Toletazo: golpe dado con un tolete o palo que usaban los policías.


Torombolo: un tipo gordo y barrigón.


Tralla: la cadena del reloj de bolsillo conocida por leontina; tralla identifica también a los delincuentes o gente de malvivir.


Tránsfuga: alguien que siempre está huyendo por llevar mala vida o que cambia constantemente de bando.


Trompetilla:el sonido de cerrar la mano en forma de trompeta y soplar con la boca, con el fin de desaprobar o burlarse de alguien.  Era toda una institución cubana que ya apenas se usa.


V


Verraco es alguien majadero, impertinente e idiota.


Ventrecha: ¡le partió la ventrecha!, es la zona del pez próxima a la cabeza, el mismo vientre.


Vigueta: algo muy sonado, tremendo (cogió una borrachera vigueta).


Viyaya: identifica a alguien muy vivaracho, travieso, dinámico y alegre.  En el patio central de la desaparecida Plaza del Vapor en La Habana, se organizaban juegos de pelota donde entre los hombres había una mujer que jugaba la primera base, Eulalia González, conocida por "Viyaya", que desplegaba un juego contagioso y travieso y los pitchers rivales no tenían paz con ella, por lo que le arrimaba la bola, dando pie a muchas broncas.  Era el ejemplo vivo de lo que era una "Viyaya", lo que hizo que la contrataron para jugar en Estados Unidos en la liga femenina.  Pero en realidad se aplicaban a niños muy traviesos.



W


Warandol: es una de las telas más empleadas para hacer sábanas. “Como warandol de a peso”, significaba algo bueno y barato.


Z


Zambeque: alguien tonto y majadero.


Zambullo: una persona pequeña y sucia.  No sé por qué empleamos la voz: zambullo, suelta lo que no es tuyo, que quiere decir que no te apropies de lo ajeno.


Zoquete: alguien irrespetuoso.


Y así habrá muchísimas otras que ahora ni recuerdo ni encuentro.  Si mi abuela estuviera todavía entre nosotros, seguramente me hubiera dicho decenas más.


Añoranza por el lenguaje 


Muchas palabras quedan en el olvido, surgen otras que las sustituyen o que responden a los cambios en el mundo, las nuevas tecnologías y las nuevas modas, costumbres o funcionamiento de la sociedad. Esas palabras pueden desaparecer y olvidarse, pero no la Cuba donde las conocimos.


Cuba no se olvida, no es una bandera o una guayabera, una comida o un paisaje, una playa o el cielo azul, o las palabras que escuchamos durante nuestra niñez y juventud, sino el conjunto de todo eso que al final es una herida abierta en el alma y que nos acompaña hasta el final.


Por eso habrá siempre palabras nuevas, pero estas, algunas de las que eran el hablar popular de nuestra juventud, son parte importante de nuestra existencia y de nuestra cubanía.  No importa que ahora no las entiendan ni siquiera los cubanos más jóvenes y mucho menos nuestros descendientes que nacieron en otros países.  Pero para nosotros siguen significando mucho.







sábado, 6 de noviembre de 2021

El cliente y el marchante: frases y vocablos en desuso I.

 


El cliente y el marchante: frases y vocablos en desuso I.


En el lugar menos pensado le vienen a la mente a uno las cosas más insospechadas, y voy a poner como ejemplo la historia que voy a contar.


En un tratamiento médico sistemático al que asistía diariamente de lunes a viernes, normalmente me atendía la misma persona, un joven brasileño con el que uno podía entenderse bien tanto en inglés como en español.  La otra persona era una terapista haitiana con similares capacidades y ambos con mucha amabilidad.


El brasileño siempre estaba hablando de que tenía ganas de que llegara el viernes para ir a practicar su hobby preferido, irse a una playa a nadar y a tomar cerveza y así, en el breve tiempo de acomodo y terminación del proceso, fuimos amenizándolo con una alimentación de sus conocimientos del "lenguaje cubano", lo que tuvo su culminación cuando un dia en que llegué a la clínica mucho antes de lo normal, al ser atendido enseguida, le dije inocentemente: "hoy no hay clientes".


Ahí comenzó a reírse, diciendo que era la primera vez que escuchaba esa palabra aplicada a otra cosa que no fuera ir a comprar a un supermercado.  Ahí quedó lo gracioso de la conversación, pero la memoria puede patinar y demorarse, pero nunca falla, y ella me trajo otra palabra: marchante.


Fue así que aproveché para incorporar al brasileño a su jolongo de léxico cubano la citada palabrita, para lo que tuve que explicarle que cuando yo era niño, no existían los supermercados y las compras habituales se hacían en pequeñas tienditas, conocidas como bodegas para los cubanos, y que la gente que allí iban, que ni siquiera pagaban al momento, sino que en una libretica le iban apuntando lo adeudado y era liquidada los sábados cuando se cobraba, esos eran los llamados "marchantes".


Así que ahora hay que averiguar de dónde viene lo del marchante, que no debe ser alguien que se marcha o se va, ni un militar que ejecuta una marcha militar.


Dicen los diccionarios que "marchante" es un comerciante en obras de arte, un cliente habitual de un bar o restaurante, o en sentido general un comprador.  Entre los sinónimos de marchante está por supuesto cliente y otro curioso: "parroquiano", que sobre todo en Andalucía, se identifica como el que acostumbra a comprar en una misma tienda o ir a comer a un mismo lugar.  Pero el parroquiano lo conocíamos como la persona que pertenece a una parroquia, el que vivía dentro del territorio de una parroquia, división territorial de la Iglesia Católica atendida por un párroco.


Y en Argentina, con ese español tan incomprensible, "tirarse a la marchanta" es abandonarse uno mismo, y un buen ejemplo de ello es el conocido tango "Mano a Mano" de Carlos Gardel:


"Rechiflao en mi tristeza, hoy te evoco y veo que has sido

en mi pobre vida paria sólo una buena mujer;

tu presencia de bacana puso calor en mi nido,

fuiste buena, consecuente y yo sé que me has querido

como no quisiste a nadie, como no podrás querer.


Se dio el juego de remanye cuando vos, pobre percanta,

gambeteabas la pobreza en la casa de pensión;

hoy sos toda una bacana, la vida te ríe y canta,

los morlacos del otario los tirás a la marchanta

como juega el gato maula con el mísero ratón..."


Pero la cosa va mucho más atrás en el tiempo.  El vocablo marchante, ya en desuso, se refería a una nave o barco que se dedicaba exclusivamente a transportar mercancías o pasajeros, lo que derivó en "mercante".  También se usó para designar el vendedor ambulante y todo ello viene del latín, y de ahí al francés: "marchand", con el que se designaba a un cliente de un establecimiento comercial, sobre todo en un mercado público.  Y en Cuba el marchante era el asiduo a un comercio.


La libretica del gallego.


Y el marchante más representativo era el cliente del bodeguero.


Como dije en casi cada esquina había un puesto de chinos y enfrente, invariablemente una bodega de españoles, casi siempre gallegos o asturianos. Tanto unos como otros vivían dentro del propio local del comercio o en el piso superior del mismo.  En esa bodega se acostumbraba a hacer las compras, llamadas "mandados", del día, y no pagar en ese momento, el gallego con su infaltable lápiz en la oreja, lo anotaba en una libretica que llevaba el comprador y la deuda se liquidaba cuando se pudiera. No creo que nadie hiciera trampa con eso, era una relación de mutua confianza.


Lo usual en las casas era comprar lo que se iban a consumir en el día y dejar el refrigerador o la nevera para la leche y el agua y algunas otras cosas que requirieran una temperatura más fresca. La mayoría de las familias en los años 40 y 50 del pasado siglo cocinaba con carbón, lo que era lento y sucio, pero esos sabores maravillosos son inolvidables.  Eran la combinación de carnes frescas, vegetales recién cosechados y cocinados lentamente con carbón.


Todavía recuerdo que la comida de los domingos era casi invariablemente el arroz con pollo, porque este animalito costaba tres veces más que la entonces miserable carne vacuna, que hoy es ansiada por los cubanos como el oro rojo, algo prohibido a partir del triunfo revolucionario, por eso para nosotros el lujo mayor es comerse un bisté de palomilla con papas fritas. En ese entonces se prefería comprar los pollos vivos, en pollerías y no congelados como hoy en día.  Si a este plato le faltaba el pimiento morrón de lata y los petit pois, entonces estaba incompleto.


El bodeguero no era un comerciante ajeno a sus clientes, marchantes o parroquianos, se codeaba a diario con ellos, los conocía a profundidad y participaba de sus alegrías y de sus penas.  La gente iba a la bodega como quien va a casa de un amigo.  No importaba que algunas bodegas mejoraran y tuvieran neveras gigantescas, anaqueles barnizados y muchas luces y pomos con golosinas, ellos seguían siendo el amigo de todos en el barrio, alguien que no se puede borrar de nuestra idiosincrasia.



Lo cierto es que las bodegas cubanas siguen teniendo muchos marchantes aunque los anaqueles estén vacíos. 


Con esta anécdota me aparecen de nuevo muchas palabras que han quedado en el olvido, que ya no forman parte del léxico y solo la recordamos algunos ancianos o gente madura.  Y si antes la prensa tenía un papel importante en la creación de nuevas voces, vocablos y frases, ahora ese papel fundamentalmente recae en Internet, sobre todo en las redes sociales, el nuevo asesino del idioma de Cervantes (el antiguo asesino era en particular el habla argentina y en particular de Buenos Aires).  


Solo nos resta hacer similar análisis con frases que han quedado solamente en nuestra memoria y que no significan nada para las nuevas generaciones, pero que vale la pena recordarlas, muchas de origen español, que ya no se escuchan.


Frases en desuso.


Comer catibía o comer bolas: credulidad excesiva en algo mientras los engañan.


Comerse un pan: equivocarse


!Se la comió!: hizo algo excelente.


Dar caritate: pasear con su pareja por delante de alguien que fuera su amante.


Estar en la tea o en la fuácata: es estar en la pobreza o la indigencia.


Estar la caña a tres trozos: estar en una situación muy complicada, es pensar de forma pesimista sobre política o asuntos sociales.


Estar en el pico del aura, es gran dificultad para lograr algo que se quiere


Irse a freír tusas: es mandar a alguien a alejarse de donde está para que no moleste o no se entere de lo que se conversa.  La tusa es lo que queda después de desgranar la mazorca de maíz, así que es enviarlo a hacer algo inútil.



Pegarse el jamón: vivir a costillas del Estado, en este caso de Liborio.  Algunas caricaturas representaban al presidente del país siempre con un jamón entero a cuestas.


Acabar con la quinta y con los mangos: Destruirlo todo, arrasar.  


Más se perdió en Cuba: cualquier problema o pérdida es insignificante respecto a otras y no debe preocuparnos.


Salir como bola por tronera: fracasar en una empresa, de la tronera, del juego de billar, de donde no se sale.


Ser un ñame con corbata: alguien sin educación ni cultura que desempeña un cargo para el que no es apto.


Al fin parió Catana es desengañarse de algo por lo que se porfiaba sin razón.


Eramos pocos y parió Catana: llegó más gente en el momento menos adecuado, algo que sucede inesperadamente y que se añade como una nueva preocupación.


¡Y un jamón!: es rechazar algo que se pretende por otro.


Bodeguero, hijo caballero y nieto pordiosero: Los descendientes no luchan por mantener un estatus que les cayó del cielo, sino lo despilfarran.


Comer de lo que pica el pollo: Estar actuando como un tonto, estar comiendo mierda.


Te peinas o te haces papelillos: implica que se debe tomar una decisión.


Se acabó lo que se daba: no queda nada, el final.


Se sacó la rifa del guanajo: Una situación inesperada que no sabemos cómo solucionarla.


Ni hablar del peluquín: rechazar totalmente algo que acabamos de escuchar. Se hizo popular con una canción de Juan Legido y los Churumbeles de España.


Chenche por chenche: es un intercambio de una cosa por otra, viene del inglés "change for change".


Comerse un cake: llevarse un susto, sucede algo diferente a lo esperado.


Se acabó el pan de piquito: se acabó lo bueno.


Al carajo albañiles que se acabó la mezcla: ya no queda nada que hacer.


Ni la cabeza de un guanajo: una comparación ridícula o algo que no tiene sentido definirlo como bueno.


Irse a empinar chiringas: equivale a mandar al diablo.


El bayú de Lola: un relajo extremo o un inmenso reguero y caos.


El potrero de Don Pío: donde no se respetan leyes ni a nada ni a nadie, donde impera el desorden.


Esto está de apaga y vámonos: La cosa está muy difícil.


Metérsela hasta el collín: alude a los machetes Collins, que tienen la marca al lado de su empuñadura.  Significa que se llevó algo hasta las últimas consecuencias y también tiene una significación sexual.


Se formó la de San Quintín: Se armó tremendo problema.


Caerle como un 20 de Mayo: tiene el significado de caer de forma masiva y aplastante sobre alguien, pues el 20 de Mayo de 1902 en Cuba se instauró la República.


Voló como Matías Pérez: hace referencia a Matías Pérez, un toldero y aeronauta aficionado cubano que levantó vuelo en su globo en junio de 1856 sin que se supiera más de él. La frase se aplica al que desaparece sin dejar huellas.


Vivir como Carmelina: alude a Carmelina Arechabala, que tuvo una vida de comodidad y opulencia gracias al negocio familiar, la fábrica de rones y otras bebidas Arechabala, creadora de la marca Habana Club.


Perder güiro, calabaza y miel: implica perderlo todo, generalmente por no tomar una decisión en el momento preciso.


Meter La Habana en Guanabacoa: Guanabacoa es un municipio de la capital cubana, por lo que la expresión se utiliza para indicar cuando se intenta introducir algo en un espacio insuficiente para ello.


Pasar por la piedra: tener sexo.


"¡Liberales de Perico! ¡A correr!": El Ejército estaba en manos de Menocal y con su apoyo los conservadores sembraban el pánico allí donde hubiera un político con ideas contrarias. Aún así los liberales de Perico se reunieron a celebrar un mitin de protesta. Al comenzar el discurso del liberal con la frase "¡Liberales de Perico!", aparecieron los conservadores atacando a tiros a los congregados, por lo que agregó: "a correr".


Donde la mula tumbó a Genaro.: un momento crítico.


Ser hacha y machete: tener habilidad para algo, ser muy diestro.


Ángela Pérez: exactamente; es una variación de “anjá”, que significa afirmación.


Quemar el tenis: es irse de prisa.


Guayabitos en la azotea: significa que alguien está loco.


Olray (alright) era más usualmente empleado que el actual O.K. (Okey) para indicar que todo está bien.


Niet poni maiev: significa no en ruso, una negativa rotunda.


La botella del mondongo: un premio ridículo.


Artículos desaparecidos.


Pero aquí no queda lo olvidado, continuamos con cosas materiales y no me refiero a objetos  que pueden parecer cercanos como el cassette, los vídeos VHS o Betamax o el Walkman, sino a otros artículos un poco más antiguos y que eran comunes en todas las casas cubanas.  Son las cosas que quedaron atrás por imperativo de los tiempos y la tecnología.


Las enciclopedias. Un tema sobre el que he abundado y que sigo añorando por lo que representaron en mi juventud y en la mayoría de mis contemporáneos.



Las máquinas de escribir.  Un sonido que no olvido y que hasta he tenido puesto en el teclado de mi computadora por lo agradable que me resulta escucharlo.  Representaron un invento tan importante que la distribución del teclado QWERTY, creado para ellas, es el estándar para teclados de todos los dispositivos digitales.


Los teléfonos fijos con marcador de disco pesaban una tonelada y eran irrompibles.  Recuerden aquellos de la marca Kellogg.



Plumas fuente: ¿quién no quería tener una Parker, o aunque fuera una Esterbrook?. El bolígrafo acabó con su reinado.


Las cámaras fotográficas analógicas de rollos.  La mayoría de nuestras memorias se capturaron con estas cámaras, en las que había que ser cuidadoso para evitar que hubiera fotos defectuosas, después venía el revelado y la impresión, por lo que sin duda la fotografía digital le ganó la partida por un amplio margen.


Los centros de mesa tejidos a crochet.  Estaban en todas las casas.


Los cigarros de chocolate.  Como fumar era considerado un signo de distinción, existían cientos de marcas de cigarrillos de chocolate, que disfrutamos como si estuviéramos fumando igual que los adultos.


Mosquiteros.  Bebés, niños y adultos dormíamos con mosquiteros cubriendo la cama.  Era una colgadura de gasa que impedía entrar a los mosquitos o insectos.


Medicinas. Nadie sabe hoy día que es el argirol, el yodo, el mercurocromo, la sal de higuera, el palmacristi, el árnica, y muchas otras con las que nos curamos afecciones comunes.



Afiladores de tijeras y cuchillos. Los amoladores o afiladores paseaban por los barrios sonando una especie de flautilla (mini flauta, flauta de afilador, silbato de afilador), ahora son innecesarios.


Ceniceros y escupideras.  Los avances en la salud pública y su prevención, hicieron que estos objetos, antes comunes en todas partes, desaparecieran completamente.


Pan con Timba: pan con dulce de guayaba.  Acompañado con una Materva o un Royal Crown Cola, los refrescos de mayor contenido líquido, eran una merienda abundante.


Las fosforeras y encendedores. Todos queríamos tener una Ronson y sobre todo las que no se apagaran con el viento o tuvieran una forma atractiva o curiosa.  Fenecieron junto con el descubrimiento de lo nocivo del vicio de fumar, aunque subsisten.


Los contenedores de aluminio para fabricar cubitos de hielo con una palanca para sacarlos.


Las guías telefónicas, cada año más voluminosas, con las páginas blancas de los abonados y las páginas amarillas de los comercios y empresas y las correspondientes libretas de direcciones y números telefónicos.


Los mapas de carreteras y ciudades que daban en las gasolineras. Esso, Shell y Texaco eran los mejores.


Los lavaderos, ya fueran de madera o construídos de cemento y cerámica eran la forma más común de lavar cuando no todos tenían lavadoras.  Muchos trabajos pasamos con ellos, así que no los olvidamos.


Las máquinas de moler carne manuales.  En todas las casas había una y allí se molía la carne, el maíz, los vegetales, y lo que fuera.


Los relojes despertadores de cuerda.  Esos nos despertaban quisiéramos o no y difícilmente fallaban.


Las latas de galletas grandes, donde se guardaba el azúcar, el arroz y lo que se compraba en grandes cantidades.


Los litros de leche de cristal.


Las máquinas de coser (y las costureras). Mucha ropa, sobre todo de mujer, era confeccionada de esta forma.


Las neveras.  Se les echaba hielo y allí se guardaban cosas elementales, porque las compras se hacían a diario, sobre todo de productos perecederos.



Frases de origen religioso


Y también estaban los vocablos religiosos, muy abundantes y muy empleados, ya fuera para agradecer o maldecir.


Empezó Cristo a padecer.


Alabado sea el Señor.


Gracias a Dios.


Que Dios te acompañe.


Que Dios te bendiga.


Ave María purísima.


Que Dios no lo quiera.


Vaya con Dios.


Valgame Dios.


Me cago en Dios.


Me cago en la hostia.


El copon bendito.


Hace un frío (calor) del copón.


Te voy a dar una hostia.


Y así hasta el infinito esa mezcla de religioso y profano que tenemos los cubanos, según nos convenga, era también objeto de nuestra habla popular.  Ahora hay que agradecer o maldecir todo a la revolución y el comunismo.


Ahora que la vulgaridad ha sido elevada al nivel de la cultura, una política cultural de la revolución, junto con el desprecio por todos los valores éticos y civiles que eran parte de nuestra identidad, implica que entre las muchas tareas que tenemos los cubanos, cuando tomemos el control libre de nuestra Isla, está el desterrar para siempre, de nuestra tierra, la fealdad, y la vulgaridad en nuestra forma de expresarnos. 


Que se vaya con los Castro y su legado maldito, la grosería, los malos modales, la incultura, la chusmeria y la seudocultura del asere,  símbolos de una era ideológica, que pretendió y que ha logrado en cierto medida destruir, junto con la economía y la sociedad, nuestra idiosincrasia y el desprecio por nuestros verdaderos valores patrios y nuestros patriotas, lo que por suerte vive y revive entre los cubanos en el exilio.Encartonado: muy pálido, débil, desnutrido, se aplicaba a enfermos de los pulmones o tuberculosos.