miércoles, 4 de noviembre de 2020

La Dionisia, La Timba y El Fanguito: la mancha del Vedado


 La Dionisia, La Timba y El Fanguito: la mancha del Vedado

El 26 de Julio de 1959 se efectuó por primera vez en la Plaza Cívica, después llamada Plaza de la Revolución, la primera celebración del aniversario del asalto al Cuartel Moncada de Santiago de Cuba en 1953.   Ese hecho contó con algo que difícilmente se pueda repetir, la presencia, según cifras oficiales, de medio millón de campesinos, supuestamente celebrando la promulgación de la Ley de Reforma Agraria. 

Con la Reforma Agraria, y la segunda Ley al respecto, todos sabemos que fue el principio del fin de la exitosa y abundante producción agrícola cubana, pero ese no es el tema a tratar hoy, sino algo que me ocurrió ese día.

Como todo quinceañero curioso, ansioso de triunfar en la vida y altamente influenciado por la falsamente magnificada gesta, la guerra del pan duro que hizo posible que Fidel Castro se hiciera el hombre fuerte en Cuba y nos llenara de sueños irrealizables como si fuera un moderno Tomás Moro, y que a diferencia de La Utopía solo buscaba perpetuarse en el poder, con mi amigo Néstor Grau (pariente cercano pero no atendido o reconocido por el expresidente, con el que compartíamos el rock and roll casi como una religión y por supuesto el llamado de las hormonas, nos fuimos a la concentración a ver si ligábamos alguna noviecita.

                                                                                    http://cubadebate.cu

La plaza estaba repleta de guajiros en guayabera y sombreros de yarey, con machetes y botellas de ron o aguardiente, de las que nos ofrecieron muchas veces, y que rechazamos agradeciéndoles, porque los jóvenes de entonces teníamos otras aficiones diferentes al alcohol.   Los grupos de buscanovias como nosotros y de muchachitas buscanovios eran muchísimos.  Grau era un tipo feo, con unos tremendos dientes y usaba espejuelos, algo  objeto de burla en aquellos tiempos y a los que les decían "cuatro ojos", pero yo era bien apuesto (eso me decía mi mamá, mi tía y mi abuela, pero también mis primas y hasta vecinas, así que me lo creí), pero a pesar de los pesares, no le disparé a la primera que apareció ni a lo primera que nos sonrió.  Esa selectividad nos llevó, también a alejarnos un poco del gentío, hasta una zona bien apartada de la tribuna, casi llegando a Paseo y Zapata a ver si allí encontrábamos mejores opciones.

En una de sus aceras, donde había una zona verde con algunos árboles, había dos muchachas con una chambelona cada una.  Eran bonitas y nos acercamos, conversamos y las invitamos a tomarnos una malta, por lo que fuimos a un famoso lugar donde vendían perros calientes en esa esquina de Paseo y Zapata.  Nos tomamos la Malta Hatuey y nos comimos un hot-dog, hablamos de cine, de rock and roll, de lo que evidentemente ellas no sabían nada, de qué estudiaban y si no estudiaban nada, si trabajaban y no trabajaban en ninguna parte y finalmente asumimos que aquello solo servía para fines sexuales y nada más, pero no contamos con la astucia femenina.

Nos pidieron que las acompañáramos hasta su casa, olvidándonos de la aburrida concentración y entramos al barrio de La Timba, lo que hacíamos por primera vez en nuestras cortas vidas.  Pero ese no era el destino del viaje, sino otro barrio más pequeño y un poco más alejado: La Dionisia.

                                                                  https://arturobando.blogspot.com

En el recorrido vimos cosas que nos dieron miedo, como fueron gente sentadas en el suelo tomando ron y con tremenda algarabía, otros pegados al muro del Cementerio de Colón, una pareja discutiendo.  El ambiente conformado por casas miserables y en una oscuridad casi absoluta, no nos hizo ninguna gracia y mucho menos inspirarnos a besar a las muchachas, pero no había pasado lo peor.  Al llegar a la Avenida de Colón, situada al sur del Cementerio, cruzamos hacia el barrio La Dionisia, más pequeño pero no menos preocupante.  El asentamiento, comprendido en pocas calles entre la parte sur del cementerio y las casas al fondo del cine Acapulco en Nuevo Vedado y el Cementerio Bautista a un costado, estaba formado por una urbanización muy pobre y con un ambiente que no  hacía fácil identificar si estábamos en La Habana o en un sitio marginal en África.  

Allí casi todos los que vimos eran negros, sin zapatos y sin camisa en aquellas calles que no habían conocido el asfalto, rodeados con un olor nauseabundo y charcas apestosas, nos dio ganas de poner pies en polvorosa, pero las hormonas seguía dominando.  Un par de descamisados se nos acercó y uno de ellos sacó un cuchillo y nos pidió una caja de cigarros sin haber intercambiado con ellos ni una palabra.  Yo le di mi caja de Royal Suaves porque Grau no fumaba y parece que eso los envalentonó porque me pidieron el reloj, un Invicta suizo automático que le había comprado a un tío joyero, el que me dijo: - si te vas a comprar un reloj, no compres mierda, compra suizo.  Fue así que me hice de esa buena prenda pagando cinco pesos mensuales hasta liquidar los cincuenta pesos que costó, y que bien valió la pena porque me duró casi treinta años y lo regalé no porque no funcionara bien sino porque habían salido al mercado otros modelos rusos, Poljot o Raketa, más bonitos y que tenían un desempeño decente.

Mientras tanto al ver lo que ocurría, las muchachas siguieron su camino y nos dejaron a nuestra suerte.  Hasta ahí llegó mi amor y Néstor y yo nos apresuramos en irnos, sin mirar hacia atrás ni despedirnos de las pirujas de las que solo sacamos el pagar lo consumido y un buen susto.  Avanzamos con paso acelerado y sin parar a pesar de que habíamos comprobado que no nos seguían. Pero al llegar a la avenida de Colón o a San Antonio Chiquito, como se llama la calle de ahí en adelante, había tres tipos sentados en una piedra compartiendo de una botella de ron y al vernos correr, uno de ellos sacó una navaja e intentó ponerse de pie, pero aparentemente estaba tan borracho o drogado porque se sentía un fuerte olor a hierba que yo sabía que no era tabaco, que se desplomó mientras que los otros no hicieron ni ademán de ayudarlo.

Aceleramos la marcha y llegamos a Zapata corriendo paralelo al muro del Cementerio y al cruzar la avenida 26 cogimos la ruta 79 hacia la Vía Blanca que fue la primera que apareció y en la que al fin pudimos respirar cuando nos bajamos en la intersección con Palatino.

Ese fue mi primer y en los siguientes cincuenta años diría yo, único contacto con La Dionisia.  Por razones de trabajo tuve que ir varias veces a La Timba, pero no necesité adentrarme en ella hasta que ya jubilado me mordió la curiosidad y al vivir cerca incursioné por esos lugares, incluyendo La Dionisia.  Aunque las casas mostraban descuido y miseria, probablemente el ambiente, extendido a casi todos los barrios de la capital, ya no parecía tan peligroso.

En sesenta y ocho años viviendo en La Habana ¿qué no habré conocido?, lo bueno y lo malo, lo excelso y la indigencia, lo mejor y lo peor.  En mi fiebre cinéfila he perseguido películas por más de cien cines en lugares que de otra forma nunca hubiera visitado, pero de todos esos periplos en el único sitio en donde realmente me sentí desprotegido y experimenté temor, fue en La Dionisia.

Pero La Dionisia no es la única mácula del que una vez fuera el exclusivo barrio de El Vedado.

                                               LA TIMBA EN LOS AÑOS 40 https://www.facebook.com

Favelas o villas miseria del Vedado.

En el Vedado están, comenzando por la Rampa, algunos de los lugares más emblemáticos de la capital cubana.  Pero ese icónico barrio, rebautizado ahora con el subversivo nombre de "Plaza de la Revolución" o simplemente Plaza, existen tres barrios marginales que coexisten con el otrora sitio más aristocrático de La Habana.  Ellos son La Dionisia, La Timba y El Fanguito.

En la Habana había un barrio famoso, Las Yaguas, que fue desalojado y derrumbado al triunfo revolucionario.  Pero la política desastrosa del gobierno respecto al desarrollo y mantenimiento urbano, sumado a las prohibiciones migratorias internas y al normal crecimiento poblacional, han provocado que hayan aparecido asentamientos marginales no solo en la propia capital, sino en toda su periferia y en la antigua provincia de La Habana, ahora dividida en Artemisa y Mayabeque.  La revolución acabó con Las Yaguas y Llega y Pon, pero multiplicó esos barrios por más de veinte y sus nombres dan fe de ello: El Fanguito, Palo Cagao, Ruta 11, Palenque, Los Bloques, La Corea, La Loma del Burro, La Güinera, La Isla de Polvo, Carraguao, Atarés, La Jata, y muchos otros.

Los mencionados asentamientos del Vedado no son los únicos, en cualquiere parte de La Habana han surgido viviendas sin los requerimientos mínimos de habitabilidad como son el de la Jata en Guanabacoa que existía desde los años veinte pero ha crecido exponencialmente, la Güinera en Arroyo Naranjo, que también data de esos años y que tiene una complicada situación socioeconómica porque surgió en esta barriada los llamados “Pulgueros” llamados así de manera discriminatoria con el “pulguero negro” donde todos sus vecinos eran de la raza negra y el “pulguero blanco” con habitantes de raza blanca, aunque todos con el mismo nivel de pobreza y marginalidad.  

                             Asentamiento-Ruta-11-San-Miguel del Padron https://www.cubanet.org

Los Pocitos y el Palmar en Marianao, contiguos al Río Quibú, un arroyo pestilente y contaminado que un día fuera un manantial de aguas minerales excelentes, fue uno de los que mayor crecimiento ha tenido en la era revolucionaria, son el mayor ejemplo de bolsones de pobreza, insalubridad y abandono urbanístico y por ende de delitos comunes, alto índice de desempleo, agravación del problema racial pues la mayoría de sus habitantes son de raza negra y con casi absoluta práctica de las religiones afrocubanas y santería con treinta casas religiosas y cincuenta y cinco babalawos, así como tres Plantes Abakuá.  Toda una réplica de las peores favelas brasileñas. Y aquí no hay equivocación, estás en Cuba, pero al nivel de países atrasados de África o como Haití.

Dondequiera podemos ver este tipo de asentamientos, de lo que uno puede darse cuenta cuando hace un viaje en tren.  En cualquier sentido se encuentra, a pocos centímetros de la vía férrea y voy a poner el ejemplo de entre la Ciudad Deportiva y Calle Cien y Boyeros, donde antes había numerosos huertos trabajados por chinos, ahora hay cientos de casuchas hechas con casi cualquier material, donde se vive sin servicios básicos o las casuchas en Infanta y Amenidad, al fondo la CUJAE, en los arrabales de Wajay o al fondo de Mazorra.  Y es que los barrios marginales, que antes solo existían en la periferia de algunas ciudades, ahora se pueden ver de forma masiva, en cualquier parte, incluyendo lugares céntricos, algo tristemente nuevo, una obra de la revolución.

Al margen de este desastre inhumano y resultante de la miseria generalizada, el gobierno revolucionario sigue promocionando su modelo como una especie de paraíso donde la gente tiene garantizados el trabajo, la alimentación, la salud pública y la educación, mientras la penuria crece y crece sin cesar.

Y la represión de las libertades se mantiene igual porque ya no puede crecer, ha llegado al tope.

                         Casas junto al Cementerio Bautista de La Habana https://lazarosarmiento.blogspot.com

La Dionisia

Después de mi aventuras con La Dionisia la que volví a ver tras pasar medio siglo, por lo que lugares que antes eran deshabitados o con pocas edificaciones, ahora son sitios céntricos, como es la zona de Tulipán y Loma, donde se alzan varios edificios de 18 plantas, pero La Dionisia sigue ahí, sin cambios aparentes.

Después de mudarme para Tulipán y Boyeros, y andar por los alrededores en busca de alternativas de compras y ofertas, fui varias veces al mercado agropecuario de la calle 26 y Kohly, subiendo unas veces por toda la calle Conill y otra por Tulipán.  Fue allí que me di cuenta de que en la explanada que forman las Calles Tulipán y Loma, viendo en perspectiva hasta Colón y la calle 39, estaba el barrio llamado La Dionisia.

Tras los edificios, entre ellos y un pequeño supermercado, encontré un montón de basura y escombros y tras ellos, desde la altura, pude reconocer La Dionisia. 

No pude ver en detalle en ese momento el Cementerio Bautista por ser de noche, pero ahora se observa que aunque parece abandonado, y que hace tiempo que allí nadie es inhumado, el lugar se ve limpio y ordenado.   En esta área verde en la calle Protestantes y la calle San Juan Bautista junto al citado barrio, donde están los límites del Nuevo Vedado radica el único cementerio Bautista de La Habana.

Cuando en 1877 se fundó el Cementerio Bautista, los terrenos de los alrededores eran puro monte, pero se diseñó con gusto y se aprovechó la vegetación existente y se sembraron árboles convenientemente.   Aparece registrado que desde que fuera creado, este camposanto ha funcionado ininterrumpidamente.  La construcción del cementerio se debió a que el Obispo de La Habana, prohibió la inhumación en el Cementerio de Colón de personas que fueran consideradas practicantes de la religión Cristiana Protestante, por lo que la entonces Iglesia Bautista Getsemani, adquirió esos terrenos para dedicarlos a camposanto, lo que trajo serias polémicas entre el Obispo y el líder religioso bautista, el Dr. Alberto de Jesus Diaz Navarro, el cual fue encarcelado, como muestra de la intransigencia reinante.  Una cosa que distinguió a este cementerio es que sus servicios eran totalmente gratis para sus fieles, así como los gastos de funeraria, aunque como se sabe la iglesia Bautista en esos tiempos contaba con escasos fieles.

Y algo que pude comprobar es que los cambios políticos y económicos en el país no han ayudado nada a mejorar la situación social de La Dionisia.

              Entrada Cementerio Bautista Calles San Juan Bautista y 37 Nuevo Vedado La Habana            https://lazarosarmiento.blogspot.com

Un interesante estudio del año 2000 califica a la Dionisia como un barrio muy insalubre y la investigación, que parte de casi mil personas mayores de 15 años que componen esa comunidad, muestra muchos aspectos negativos, como el mal estado de las viviendas, falta de agua y servicios sanitarios sin agua dentro de la casa, basura y desechos dondequiera, viviendas inhabitables, presencia de tupiciones, mala calidad del agua cuando la hay, prácticas de fecalismo al aire libre, vectores en las viviendas, inundaciones, microvertederos y presencia de humos polvos y gases generados por el tránsito y algunas fábricas cercanas.  También se observa, personas que deambulan y pernoctan por las calles y no viven allí, consumo excesivo de alcohol, poca atención a niños y ancianos, discusiones y riñas, deserciones de las escuelas, desvinculación laboral, zonas de acción de delincuentes y encubrimiento de delitos, muchos solares y ciudadelas sin condiciones para vivir, presencia de piojos o sarna, embarazo de muchas menores de edad, parasitismo y aparición masiva de contagiados con sífilis y gonorrea.   La presencia de numerosas personas que viven ilegalmente en la capital procedentes del interior del país agrava la situación. También se manifiesta un extremo consumo de pastillas junto con bebidas alcohólicas y la fuma de mariguana y todo ello agravado por los riesgos ambientales, lo que afecta psicosocialmente a los habitantes.

En resumen, La Dionisia ofrece pocos atractivos para vivir.


LA TIMBA

Si a un cubano le mencionan la palabra timba, lo primero que le viene a la mente es el dulce de guayaba y por supuesto el pan con timba, que ha salvado muchas vidas a través de la historia de Cuba a pesar de ser un alimento casi primitivo, en segundo lugar se piensa en esa forma modificada y más rápida del son creada por Chano Pozo, el que había nacido en ese barrio y que fuera retomada con éxito por el grupo Los Van Van, y probablemente en último lugar y si es habanero, se piensa en el barrio de La Timba, que una vez fuera casi un símil del extinto barrio de Las Yaguas o del de Llega y Pon y que fue mejorando algo con el tiempo a diferencia de los desaparecidos.

Uno de los sitios más céntricos de La Habana, donde actualmente está situada la Plaza de la Revolución, ha estado acompañada durante más de un siglo de uno de los barrios marginales más conocidos en la capital, La Timba.  La bodega de la esquina de las calles Zapata y A, fue el lugar que bautizó el asentamiento, identificado por el pan con guayaba  y queso que allí se ofertaba, un producto de consumo popular conocido como "pan con timba", título que se reforzó con esa forma musical acelerada del son que se practicaba en el lugar.

                                   La bodega de Antionio en Zapata y A. Mi suegro a la derecha.

Alrededor de 1914, se fundó este barrio en el entorno de San Antonio Chiquito, nombre que proviene de un ingenio azucarero que existió en la zona contiguo al Cementerio de Colón en su parte sur, lugar que fue escogido también para ubicar en sus alrededores los cementerios de San Antonio Chiquito, el cementerio Bautista y el cementerio Chino.

El barrio fue creciendo y llegó hasta la calle A pasando la avenida de Paseo por el norte, el Cementerio de Colón fijó sus límites al oeste, el barrio de la Pelusa, junto a la Ermita de los Catalanes al este, desaparecidos ambos cuando se desarrolló el proyecto de la Plaza Cívica en los años cincuenta.  La Pelusa, otro barrio que se ubicaba entre el Castillo del Príncipe y la Ermita de los Catalanes desapareció y muchos de sus habitantes se ubicaron como pudieron en La Timba y la Ermita de los Catalanes se trasladó a la avenida de Rancho Boyeros en las cercanías de Río Cristal y el Reparto Fontanar.

                                                    Ermita de los Catalanes en loma del Tadino

Desde el Palacio de la Revolución, sede del gobierno del país y el todopoderoso Partido Comunista, se ve claramente la marginalidad de La Timba, que subsiste junto a donde se asientan las autoridades supremas de la nación.

Lejos de mejorar el barrio, convirtieron algunas edificaciones en refugios de familias que perdieron sus hogares, como es la posada o casa de citas de 2 y 31, la casa de la Cultura de 2 y 31, y además proliferaron los solares y las construcciones indiscriminadas y de mala calidad.   En más de medio siglo solamente han sido construidos dos edificios, en las calles 6 y 39, en los límites con el Palacio de la Revolución y para resolver fundamentalmente vivienda para militares y en 35 y 4 se construyó otro para funcionarios del Ministerio del Interior.  Y una cuadra más abajo, en 35 y 6 fue construido un edificio para albergar la Dirección de la Aduana General de la República.  Eso ha sido todo lo construido.

Es en esa misma esquina que tenía una casa de descanso Ernesto Lecuona, una de las pocas casas opulentas del barrio y donde recibió a muchas personalidades, entre ellas a Albert Einstein en 1930, señalado como uno de los dos hechos importantes allí acaecidos, pues el otro es el nacimiento de Chano Pozo en 1915.  Como resultado de la influencia de la música llamada timba, en 1940 allí se fundó la comparsa Los Payasos, muy gustada en el carnaval habanero y con la influencia del éxito logrado por Chano Pozo en Cuba y en el mundo.


Pasar por el costado del muro del Cementerio en La Timba es algo deprimente.  Casuchas hechas con materiales de mala calidad, suciedad acumulada, brujerías o trabajos de santería tirados junto al muro para que los muertos ayuden con el problema o deseo que dio origen a la ofrenda, juego prohibido, gente tirada en el piso fumando mariguana o tomando ron, una población numerosa que no estudia ni trabaja, eso es lo que vemos a primera vista en un lugar junto al mando supremo del país.

Por lo tanto, si hay un barrio que no le debe nada a la revolución, es La Timba, tan cerca del poder y sin embargo tan lejos.


Mi suegro y La Timba

Mi suegro, que fue durante cuarenta años carrero de la Canada Dry, me contaba que él y sus dos ayudantes ganaban un salario por comisión, es decir, ganaban según la cantidad de productos que vendían (Canada Dry Ginger Ale, Canada Dry Club Soda, Tónico de Quinina, Agua Mineral Carbonatada, Royal Crown Cola y otros refrescos de naranja, limón y manzana.  Eran solo dos centavos por caja de 24 botellas vendidas, por lo que había que “pulirla”, pero así y todo con mucho esfuerzo logró ganar más que muchos abogados.

El Ginger Ale y el Agua Mineral Carbonatada eran el complemento preferido para muchos cócteles y tragos, así que su venta era muy abundante.

                                     Mi suegro a la izquierda, con el carro de la Canada Dry

Muy temprano en la mañana cargaba su carro en Infanta y Amenidad, donde estaba la planta entonces y comenzaba su reparto, que no terminaba hasta la noche.  Era el mejor vendedor y por ello le fueron asignados los mejores lugares.  Cuando triunfó la revolución, ya llevaba más de diez años abasteciendo el circuito más deseado: Miramar, con sus hoteles, clubes, cabarets y bares.   La venta era tremenda, por ejemplo en Tropicana solamente dejaba un carro entero diariamente con sus productos, y mi suegro era de los que vendía lo mismo cien cajas en un lugar como que no desechaba ir hasta una pobre bodeguita para dejar una caja.

De ahí que pudo levantar un capital y llegar a lograr su sueño: construir una casa en un reparto residencial.

Pero la historia trata sobre La Timba.

Abasteció lugares de todo tipo, pues cuando uno comenzaba le asignaban los peores recorridos y el obtener uno mejor dependía del grado de seriedad de su trabajo y del volumen de sus ventas.  Por eso cuando le dieron la responsabilidad de distribuir la Canada Dry en parte del Cerro y hasta la Calle Zapata, dentro de ese territorio estaba La Timba, donde había dos o tres bodegas.   En la que estaba en la propia Calzada de Zapata no había mucho problema, pero en las otras dos el trabajo se dificultaba porque uno de los ayudantes, con un palo, tendría que hacer, desde que se detenía el carro hasta que se alejara del lugar, el papel de policía, porque al estilo de los ninjas, habían personajes capaces de alzar al vuelo un par de cajas de 24 botellas de lo que fuera.

Nunca dejó de lado el despachar a la más lejana bodega o puesto de venta de refrescos, fuera el barrio y el ambiente que hubiera en él, pero ir a La Timba, a él y a sus compañeros, siempre los ponía nerviosos.

                                                      El Fanguito – http://politicacubana.blogspot.com

EL FANGUITO

Al río Almendares lo conocí de niño, cuando en las aventuras de los muchachos del barrio nos lanzábamos hasta el Parque Forestal, en la zona donde hoy está la Ciudad Deportiva.  El Parque estaba cortado por la Avenida de Rancho Boyeros, por lo cruzábamos hacia el oeste, pues allí el parque se hacía más tupido y su límite era lo que pensábamos era el río Almendares.  En realidad era el llamado arroyo Mordazo, que venía desde no muy lejos y solo contaba con bastante caudal en tiempos de lluvia, que al igual que el Arroyo Orengo, confluyen en el Almendares en un lugar llamado El Husillo, que para nosotros entonces era muy distante y al que no nos atrevíamos a llegar y que siempre quedó como algo ansiado pues se comentaba que allí había unas tremendas cascadas. 

Años más tarde, el río que los indígenas bautizaron como Casiguaguas o Mayanabo y los españoles como La Chorrera, fue llamado Almendares en honor a un Obispo llamado Enrique Almendaris.  El gobernador de la Isla, Juan Dávila ordenó la construcción del acueducto del Husillo y Zanja Real, que sería el único que abastecería a La Habana durante el cuarto de siglo siguiente y fue el que le dió su actual nombre.  Por supuesto, en aquella época sus aguas eran limpias, cristalinas y caudalosas.

                                                                           http://pinterest.com

El Almendares dividía propiamente a La Habana de lo que hoy es Marianao, originalmente llamado Mayanabo que quiere decir "tierra entre dos aguas", o sea, la comarcas entre el también llamado río Mayanabo (Almendares) y el otrora cristalino Quibú.

Me contaron vecinos de la zona, que en el puente por donde el Almendares atraviesa la Avenida de Boyeros, donde ahora está la fábrica de helados Coppelia, que entonces era una planta de la lechera Santa Bernardo, junto a la entrada a la CUJAE, el río tiene muy buena profundidad y allí la gente practicaban competencias de clavado.  El agua era totalmente cristalina y ese era un sitio preferido por los buenos nadadores.  

                                                           Mi esposa en Río Cristal, 1968

Años después, cuando me casé y tuve hijos, pude comprobar que todavía entonces, en los alrededores de la Taza de Vento y el sitio conocido como Río Cristal, el agua era totalmente cristalina y limpia.  Muchas veces fui allí a bañarme con mi esposa e hijos y hasta Diana, una perra pastor alemán que teníamos, disfrutó de sus aguas.  También íbamos a sus pequeños meandros a sacar lombrices, llamadas calandracas, para alimentar a los pecesitos de la pecera que teníamos.

Pero de eso hace cuarenta años o más.  Ahora el Almendares es otra cosa, da pena hasta hablar de lo que queda de él.

Y junto con el deterioro y descomposición de las aguas del Almendares, tenían que venir otras cosas malas.  Y una de ellas es la aparición o más bien crecimiento de un barrio que probablemente sea el peor ejemplo de un asentamiento poblacional en Cuba: el tristemente famoso El Fanguito.

                              Viviendo como Gitanos en el Almendares-Polina Martinez https://www.gabitos.com

A pesar de haber vivido toda mi vida en La Habana y haber pasado muchas veces por la calle 30 en el Vedado, ni idea tenía de que allí, en las márgenes del Almendares, que pasó de cristalino y caudaloso río a ser un arroyo pestilente, había un asiento humano.

El Fanguito es hoy por hoy uno de los barrios más indigentes de la ciudad, es una especie de emblema de la vida en la inmundicia y la pudrición del río principal de La Habana, una verdadera vergüenza habanera y hasta nacional.

                                                    http://politicacubana.blogspot.com

No importa que esté enclavado en uno de los límites del elegante Vedado y sea frontera con el exclusivo Miramar, es el contraste, la otra cara de la moneda, la más fea que uno puede imaginarse.  En este islote de fango solo entran y andan sus habitantes, que malviven en chozas improvisadas construidas con casi cualquier cosa, maderas podridas, cartones, zincs oxidados, lonas y todo lo que aparezca, prevalecen entre algunas pocas levantadas con bloques o ladrillos, el renacimiento del extinto barrio de Llega y Pon, como símbolo de la orfandad extrema de recursos, donde además no hay agua potable, ni electricidad (el que la tiene es porque la está robando de alguna parte), ni alcantarillado y el hedor es constante y profundo.  No existen baños ni servicios sanitarios y las necesidades se hacen en bolsas de plástico y no se arrojan al río para no contaminarlo más de lo que está y porque increíblemente algunos niños se bañan en esas aguas altamente contaminadas.

                                                    Yusnaby Perez – https://www.taringa.net

A eso se le suma la falta de privacidad, una casa está pegada a la otra, por lo que nadie puede escapar de las broncas, los gritos, la música alta y las celebraciones religiosas afrocubanas, incesantes.  Se dice que hasta cocodrilos hay, seguramente escapados del zoológico, porque no es posible otra explicación, aunque no han atacado a nadie, probablemente porque murieron por la infección de las aguas.

Y a pesar de todo, la cantidad de habitantes de El Fanguito sigue creciendo y en cincuenta años solo hubo un intento en que se construyeron en veinte largos años, edificios de microbrigada que permitieron la salida de un centenar de "fangueros" por llamar de alguna forma a los infelices habitantes de ese lugar.  Muchos proyectos ha habido para erradicar o aliviar al menos esta vergüenza habanera, como crear y asfaltar calles, levantar un malecón en el río, sembrar árboles y construir muelles, pero ninguno fructificó.

Las casas siguen creciendo sobre un pantano y cuando el agua crece nadie puede salir y hasta su vida peligra, hay quien se alimenta de cangrejos que caza desde el piso de su propia casa, de fango o de tablas y algunos de eso viven.  Muy pocos trabajan y de sus doscientas casas ninguna está legalizada ni aparece en censo alguno, una ciudadela que a duras penas sobrevive entre la putrefacción del río y la descomposición social.


El Fanguito es lo más parecido a las Villas Miseria de Argentina, las Favelas brasileñas o Vista Hermosa en Lima, y se ubica dentro esa cantidad de uno de cada cinco habitantes de América Latina que malviven en barrios marginales.

Y no es el único reducto de ese tipo, en las márgenes del insalubre Almendares hay gente que vive de forma muy parecida a los zíngaros, en carpas improvisadas y sobreviviendo malamente.  En su mayoría son emigrantes de otras provincias, llegaron a ese lugar como último refugio y estarán allí hasta que los desalojen y tengan que ubicarse otro sitio.

Pero no importa, mientras existe tanta miseria en Cuba y en el mundo entero,le pagamos cientos de millones de dólares a un imbécil por que patee una pelota.  Y lo triste es que lo aplaudimos.

Otra villa miseria en el fondo del Estadio del Cerro. Esta foto es de los años 50, pero sigue existiendo.








martes, 15 de septiembre de 2020

Los huecos del Vedado

 Los huecos del Vedado

¡Qué no habremos hablado de La Habana!, pero así y todo siempre quedan muchísimas cosas que podemos contar de esta ciudad única en el mundo, dicho fuera de todo chovinismo, porque en realidad es tan hermosa como irrepetible.

Recientemente se celebraron los quinientos años de existencia de  La Habana, esa ciudad que aún en ruinas nos impresiona y que en algún momento tuvo más lujo y vida que Nueva York, algunos incluso la compararon con París, a ella llegó el ferrocarril primero que a España, el cine poco después de su invención y llegó a ser lÍder mundial en cantidad de salas de cine. En resumen y con respeto del resto del país, donde hay cosas preciosas y de gran valor histórico y con gente maravillosa, recuerdo ahora el refrán: “Cuba es La Habana y lo demás es paisaje”.

Y a pesar de los regionalismos, La Habana, como todas las capitales y las grandes ciudades, está conformada no sólo por los nacidos y los que allí viven, sino que cuenta con la representación y las costumbres de ciudadanos de todo el país, de ahí que se le haya endosado el título de “la capital de todos los cubanos”.

Un periodista mexicano, Victor Mona, trató con bastante éxito diría yo, definir cómo somos los cubanos, de lo cual recuerdo particularmente cuando nos retrató: “...Ningún obstáculo detiene su laboriosidad beligerante si la oferta es digna...Gallegos por el trabajo y judíos por la voluntad de sobrevivir, constituyen una legión empecinada.”  Y lo dijo refiriéndose a la presencia de cubanos en casi cualquier parte del mundo, en los lugares y las situaciones más insospechadas.

El resultado de esas características no podía ser otro sino haber construido una ciudad capital como La Habana, recreada en pedazos en otras partes del mundo, porque como dice Mona al respecto de los millones de cubanos que han emigrado: “No mendigan, trabajan.  Traen su música calurosa, el ruido de sus tambores, los frijoles negros y el bistec de palomilla con moros y maduros. Pero traen sobre todo la simpatía, la cordialidad y la laboriosidad. ¿Quiénes son? Son los cubanos del destierro, la única población mundial trasplantada, que (salvo los hebreos) en más de un tercio de siglo no han perdido su identidad. Los que admiraban a Cuba desde lejos como ejemplo supremo de pujanza latinoamericana, los que veían a Cuba como un milagro étnico y cultural, donde todo parecía un relajo pero todo funcionaba bien, ya no tienen que ir a Cuba para conocerla! Aquí la tienen dentro de los mismos Estados Unidos. Esta es Cuba . Estos son los cubanos. “


Ahora que no están allí, ansían tener lo que lograron en otras partes, pero en su Isla, en su Habana, con la que sueñan e idealizan desde la distancia y reviven constantemente en sus costumbres, sus anécdotas, sus remembranzas y hasta en sus comidas.   No importa que la mitad de La Habana está derrumbada, que las calles tengan miles de baches y que hasta la gente ya no sea igual que antes porque han sido corrompidos por la miseria y la violencia y los ha llevado en gran medida a no respetar ninguna norma civilizada y ciudadana salvo la sumisión a la represión y la fuerza física del régimen y acostumbrarse a vivir dentro de un sistema económico y social parasitario donde impera, sin desdén por las actitudes criminales, el beneficio individual y el ansia por depender de las remesas de los que se fueron.  No en balde el reguetón, con su ritmo primitivo y repetitivo y sus letras primitivas y vulgares, se han adueñado del gusto musical del cubano, tan selectivo y fino antes de la debacle nacional.

Pero si hay algo que no cambia con nada es que la Patria nuestra está allí, aunque hayamos sido profetas en otras tierras, por eso es que fuera de Cuba es donde verdaderamente se valoran a los legítimos patriotas y el patriotismo, y para darse cuenta de ello hay que vivir fuera de Cuba.

Y como eso se lleva tan profundo en el corazón hay que seguir hablando de Cuba, y en particular de La Habana, donde nací y viví la casi totalidad de mi vida, y no solo por eso, sino porque queda mucho por decir de ella, ya que ha sido una ciudad tan diversa y con tanta historia que no todos conocemos, abordó un tema que muchos han visto pero no todos hemos indagado sobre él.

                        https://cubayeconomia.blogspot.com

El Vedado

Probablemente La Habana sea una de las ciudades con los estilos arquitectónicos más diversos del mundo, que van desde los modernísimos rascacielos construidos a finales de la década de 1950 hasta palacios y castillos de la era colonial, pasando por construcciones clásicas, neoclásicas y una profunda huella del art-decó, expresión a la que en su momento debo dedicarle un artículo exclusivo por su importancia dentro de la arquitectura cubana.

Fuera de esos logros históricos, el aporte al desarrollo de la capital después de la toma del poder por la revolución, ha sido muy limitado y donde se ha hecho masivo, se puede considerar de aburrido, de falta de armonía con el entorno y de mala calidad, sufriendo un deterioro continuo como son los casos de Alamar y las comunidades repetitivas de construcciones estilo soviético o yugoeslavo, donde se han creado barrios similares a guetos, como San Agustín, o las adiciones a antiguos repartos residenciales como Altahabana, Fontanar, Abel Santamaría (antes Parcelación Zayas), Mulgoba, Víbora Park y en muchos otros barrios habaneros, aunque no estén habitados por personas de un mismo origen ni están aisladas o marginadas por motivos culturales o raciales y donde conviven profesionales con gente que no trabaja, todo gracias a la política ineficiente de desarrollo urbano y de viviendas.

A la par de ello, a la arquitectura y las obras civiles acometidas en los últimos sesenta años, se le puede añadir el y un ejemplo de ello es el Vedado, zona de bosques, de ahí su nombre, cuando la capital estaba rodeada de una muralla y cuando ese sitio prohibido, solamente contaba con chozas donde  los que trabajaban la tierra o las numerosas canteras existentes que soportaron el auge urbanístico en caminos y edificios capitalinos, guardaban sus herramientas y descansaban.

                   Restos de la muralla de La Habana -www.radiorebelde.cu

El Vedado era un vasto territorio donde destacaban la Quinta de Recreo de los Capitanes Generales, en la actual avenida de Carlos III, alrededor del cual había un parque y unas cien viviendas y barracones para esclavos.  También en el Vedado vivían tanto legal como ilegalmente, cientos de personas que se dedicaban a la pesca, a la agricultura, a la tala de bosques y otros oficios, lo que trajo consigo la aparición de pequeños asentamientos con desarrollo de pequeñas industrias como carpinteros, construcción de embarcaciones, curtidores, ganaderos, personal que estaba acompañado de esclavos, cimarrones y prófugos de la ley.

El auge económico y la desaparición de la Muralla de La Habana, hizo que el Vedado dejase de ser un territorio vedado, el cual fue progresivamente siendo habitado por personas pudientes, las que construyeron allí grandes mansiones, hasta que el Vedado llegó a ser a mediados del siglo pasado, el centro neurálgico, económico y social de La Habana, donde proliferaron los grandes hoteles, casinos, bancos, estaciones de radio y televisión, cines, restaurantes, cabarets, rascacielos y todo tipo de negocios, que se fueron trasladando desde su antigua sede en La Habana Vieja.  

                      https://informatiecuba.wordpress.com

El Vedado y los huecos.

Todavía en la década de 1850 lo que hoy conocemos como La Rampa, la populosa calle 23 del Vedado, no era otra cosa sino una calzada de terracería completamente rodeada por espesos bosques donde se podían encontrar muchas cavernas en las que habían ocurrido numerosos accidentes.   Y fue precisamente a partir de este camino, que nace en la costa, ahora la majestuosa avenida llamada Malecón y yendo junto al mar hasta la desembocadura del Río Almendares, donde se encontraba el fortín llamado La Chorrera, que se desarrolló a un ritmo febril, lo que cien años más tarde sería el corazón de la actividad capitalina.

Eran notables algunas de esas cavernas o furnias, por cierto, palabra procedente del caló, la lengua de los gitanos en España, simas profundas en terrenos peñascosos, muchas de las cuales eran resultantes de la extracción de piedras de antiguas canteras que abastecieron de material a las construcciones y pavimentación de la capital y otras que indican claramente con sus piedras porosas, coronadas de puntas muy salientes, que el mar una vez dominó ese terreno.

El desarrollo trajo aparejado el incremento del valor del entorno y fue así que llegaron a edificarse majestuosas mansiones y famosas edificaciones, algunas justo colindando con una de esas cavernas, las cuales es válido mencionar.

                     Edificio Arcos https://segundazafra.blogspot.com


Edificio Arcos.

Probablemente una de las más conocidas es aquella que se encuentra justamente donde se erigió en la década de 1930 un desacostumbrado edificio de setenta y un apartamentos y que interrumpe la calle F entre las calles 19 y 21.    El Arcos se construyó sobre esta furnia que se conoce como “el hueco”, una de las más profundas del Vedado, y que en un momento llegó hasta G y 21.

                              Edificio Arcos - http://wikimapia.org

La entrada del edificio por la calle 21 se convirtió en el paso obligado de los peatones que iban hacia la calle 19, para así evitarse el acceso por un recorrido más largo, pero el paso de los años y el desdén estatal en el mantenimiento de las edificaciones, que antes los dueños ejecutaban religiosamente, ha hecho que este acceso por una escalera y el pasillo interior, hayan sido clausurados a causa de haber ocurrido derrumbes como el del pasillo de entrada por la calle 19 con el consiguiente peligro, a pesar de lo cual siempre hay un despistado que hace caso omiso de las advertencias, pero eso no nos asombra después de haber visto tantas manifestaciones de la estupidez humana con la actual pandemia de Covid-19.

“El hueco” reclama lo suyo porque el hombre no  ha atendido lo que un día construyó.

                  Puente en la calle 23 sobre el río Almendares.

Calle 23 entre 22 y 24

A principios del siglo XX una de las zonas de desarrollo de la Habana fue la zona de Marianao y Miramar, divididas de la capital por el cauce del río Almendares.  El propietario de la mayoría de esos terrenos eran José López Rodríguez, conocido por "Pote" y Ramón Mendoza, por lo que presionaron al gobierno para que se ejecutaran vías de acceso desahogadas a esos lugares.

Entonces cruzar el río Almendares a la altura de la calle 23 solo era posible para peatones a través de un puente colgante estrecho que daba miedo y los coches o carros lo  hacían en una embarcación de fondo plano para el transporte fluvial.  Fue así que se construyó el puente de 23 sobre el Almendares, con 58 metros de altura y que fue el primero ejecutado con hormigón armado, tras superar numerosos problemas para asentar sus pilotes y otras soluciones de ingeniería, concluyendo la obra en 1911, por lo que ya tiene casi 110 años de existencia.   Inmediatamente la Havana Electric Railway Co. obtuvo la concesión del servicio de tranvías hacia Marianao a la vez que se le asignaba el mantenimiento del pavimento y la instalación de luminarias en el puente.

                           http://radiorebelde.cu

El puente fue nombrado Puente Asbert en honor Ernesto Asbert Díaz, Coronel del Ejército Libertador y entonces gobernador de La Habana. En 1913 Asbert se batió a tiros con el jefe de la policía de La Habana, acción en la que éste resultó muerto y que le costó su carrera política, pero la gente llamó y siguió llamándolo el Puente de 23 o Puente del Almendares.  Y de Asbert probablemente nadie se acuerda.

Mientras tanto “Pote”, el mayor interesado y que era famoso por su fortuna, por ser el propietario de La Moderna Poesía, la mejor librería y papelería de Cuba; dueño de la Casa del Timbre, donde se fabricaban los sellos del Timbre Nacional y los billetes de la Lotería Nacional; miembro accionista y directivo de la compañía de Electricidad y Gas de La Habana; de la Havana Electric Railroad; propietario principal del Banco Nacional; propietario de dos centrales azucareros y constructor del Reparto Miramar, decidió construir un acceso a ese reparto incipiente, con un puente conocido como el Puente de Pote, terminado en 1921 y que enlazaba la calle Calzada con la Quinta Avenida tal y como hoy lo hace el túnel de Calzada construido en 1958.  Era un puente de acero con dos sendas contrarias y que se elevaba para dar paso a las embarcaciones que iban por el río.

            Puente de POTE  -https://www.facebook.com

Una historia interesante la de este inmigrante gallego, que habrá que abordar con mayor profundidad porque su vida parece una novela, pero volvamos al puente de 23, que forma parte de la calle 23 y su construcción facilitó las comunicaciones entre las dos ciudades más importantes de la provincia en aquella época: La Habana y Marianao.  Ya vimos que su altura es de casi sesenta metros, por lo que en sus alrededores se observan varias elevaciones, en ambas orillas y nos vamos a referir a una de ellas, la de 23 entre 22 y 24.

Entre las calle 23 y 21 por una parte y 20 y 24 por la otra, se  interrumpe el acceso yendo por la calle 22 hacia 21 por la existencia de un gran hueco, una extensa sima donde hay ahora un campo de tiro, o al menos lo había hace una década.   Y en el cierre del acceso, a mano derecha, había un restaurante llamado El Farallón, un poco escondido, pero que lo sabroso de la comida y lo barato, en particular las pizzas, hicieron de él un lugar muy concurrido, que según leo no ha podido mantener con el tiempo su calidad y ahora tiene reseñas nada favorables.  Y siguiendo por 23 hasta llegar al puente observamos varios declives y zonas no construidas, donde hay focos semi boscosos y hasta un terreno de pelota y la zona baja llamada El Fanguito, uno de los barrios más indigentes de la ciudad, un laberinto de maderas podridas, zincs oxidados y el lugar donde mejor se puede ver de cerca la putrefacción del río Almendares y donde por el hacinamiento nadie se escapa de los toques de tambor y de santo y el reguetón.

El hueco parece seguir ahí pero El Farallón, el que un día fuera afamado restaurante, cayó en desgracia.

Paseo y 23

En una de sus esquinas asomaba una inmensa furnia que ahora no es perceptible.   Yendo hacia Marianao por la calle 23, una vez que cruzamos Paseo, a mano izquierda en la misma esquina se puede ver ahora una especie de parquecito con escaleras.

Ahí mismo estaba ese gran hueco que fue rellenado con escombros de otras construcciones y la mayoría no conoce el hecho, porque ese lugar tuvo que ser emparejado para hacer viable el paso del tranvía.

                   Iglesia Metodista de K y 25 - https://www.facebook.com
                    
El Hoyo de Aulet

El Hoyo de Aulet o La Vega es probablemente uno de los más conocidos, porque todavía existe, a pesar de los esfuerzos para rellenarlo, lo que no ha podido completarse.

Va desde la calle L hasta J y desde la calle 23 hasta 27.    Los rellenos realizados permitieron que la calle 25 pudiera continuar.  Dentro de los profundos sumideros que bordeaban el camino que ahora conocemos como calle 23 o La Rampa, este era el más famoso.

        Casa de Menocal N Y 25 https://lazarosarmiento.blogspot.com

Pero todavía queda un declive notable donde está la que fuera la casa de Fausto, hermano de Mario García Menocal, Presidente de la República entre 1913 y 1921, ubicada en un promontorio de rocas y que a su vez fuera Representante a la Cámara, después Senador de la República y administrador del Central Morón y donde ahora radica el Palacio de los Matrimonios de Plaza.

De lo que no ha sido rellenado vamos a referirnos ahora, porque lo que resta de esa furnia, van a ser empleados en la construcción de lo que sería el edificio más alto de La Habana y lo vamos a llamar “el hueco de K y 25.

Solamente hay que imaginarse lo que era dar pico en el diente de perro en esa altura con respecto al mar y trasladarla hasta las cercanías de la muralla, pasando por trillos dentro del monte o por el propio camino que después sería la calle 23 o La Rampa.  Era una tarea titánica que no se si estaría bien, salvando las distancias y el momento, compararla con la construcción de las pirámides.  Pero de todos modos era toda una  hazaña.

Haciendo esta reflexión me viene a la mente el joven José Martí, de diecisiete años, con un grillete en una pierna unido a una cadena a la cintura, trabajando doce horas diarias en condiciones infrahumanas en las canteras de San Lázaro, a partir de lo cual escribiría después su obra El presidio político en Cuba y le dedicaría unos versos a su madre:

"Mírame, madre, y por amor no llores: si esclavo de mi edad y mis doctrinas, tu mártir corazón llené de espinas, piensa que nacen entre las espinas, flores.”

Si la dureza de los trabajos forzados, castigo por un delito más que honroso de querer la libertad de su patria afectó la salud de hombres jóvenes como Martí, siendo en las canteras de San Lázaro, donde había además hornos de cal, qué no sería a los que trabajaron en la zona del vedado en la roca viva.

                            https://www.14ymedio.com

El Hueco de k y 25

Como una manera de ganar adeptos por su populismo, el gobierno revolucionario acometió una política de desarrollo en el interior del país que tuvo dos consecuencias: el desarrollo de guetos al estilo soviético y la construcción de industrias, en su mayoría de tecnologías obsoletas muchas de las cuales han dejado de funcionar.

Mientras tanto, La Habana, tras el boom constructivo de los años cincuenta, fue abandonada a su suerte y dejó de crecer hacia arriba y en sentido general con las insuficiente construcción de edificios y viviendas y obras de infraestructura.

                         Edificio Atlantic - https://upload.wikimedia.org

Se pueden considerar escasos los edificios altos erigidos en más de medio siglo: varios de 18 plantas, unos pocos de 25 plantas, otro experimental en Malecón y F, llamado Edificio Girón y el más destacado, el edificio Atlantic en 1ra y D, frente al Malecón, con 25 pisos de altura y una arquitectura vanguardista.   El Atlantic (en la calle primera, no el de 23 y 12 donde radica ahora el ICAIC y que en los bajos estaba el Cine Atlantic, el único de setenta milímetros en Cuba)  está considerado un ícono de la arquitectura cubana porque es novedoso en cuanto a materiales empleados, vigas de alta resistencia y alta durabilidad y equipado con las más modernas tecnologías, como en su momento también lo fue el edificio Girón.

        El edificio de 25 plantas donde vivia al fondo a la derecha-                                      https://www.facebook.com

Entre los destinados a viviendas está el Edificio Central en Boyeros y Tulipán, mi última residencia en Cuba, con 26 pisos; el edificio Conill en Conill y Panorama, Nuevo Vedado, con 26 pisos, el edificio Raquel Perez con 21 pisos en San José y Espada, Centro Habana; el Edificio de Infanta y Manglar, con 21 pisos y llamado "Fama y Aplausos" por la cantidad de artistas y dirigentes que allí viven; el Esquina de Tejas I y II con 21 pisos donde antes estaba el cine Valentino.   Y abundan en mayor medida y en varias ciudades importantes del país, edificios de 18 plantas.

En todos ellos se repiten los mismos problemas de deterioro de escaleras, accesos, pintura, ascensores, agua, y todo lo que se les pueda ocurrir pensar.

Y no se debe atribuir a la revolución el ahora Hospital Hermanos Ameijeiras, que a principios de la revolución estaba casi concluido con destino a ser sede del Banco Nacional de Cuba y cuya terminación se realizó 23 años después en 1982

Se han reformado o construido edificaciones y otras se han convertido en hoteles de alta gama, pero lo que es rascacielos, no se ha construido ninguno.  Probablemente los más altos hayan sido el Hotel Meliá Cohiba, en primera y Paseo en el Vedado con veintiún pisos y las dos torres  del Tritón-Neptuno con veinte.  Por eso me pregunto cómo sería el skyline habanero si la revolución no hubiera tomado el poder en Cuba;  sin duda se vería más espectacular que el de Ciudad de Panamá.

Por eso aprovechando el lugar privilegiado y la existencia del hueco de K y 25, se ha decidido construir el primer rascacielos en Cuba desde hace seis décadas.


                                  http://www.cubadebate.cu

Desde la populosa parada de ómnibus  existente en la calle 23 frente a la heladería Coppelia, y justo al lado de un banco y una popular notaría, el hueco apenas puede verse, pero en el fondo se observan materiales y equipos de construcción que aprovecharon el lugar para ser guardados.

En la zona más céntrica de La Habana, a pocos pasos del Hotel Habana Libre, a pocas cuadras del edificio FOCSA y el Hotel Nacional y a la vista del monumento a José Martí en la Plaza de la Revolución, todos los cuales superará en altura, será otro símbolo más del papel dominante del turismo en la economía cubana y agrandará la diferencia entre ser extranjero y ser cubano.   Con sus 42 plantas, 565 habitaciones y 154 metros de altura, será la torre más alta de Cuba.

Para llegar 33 metros más alto que el FOCSA, tuvieron que pasar 66 años, ya que estará concluido como hotel de cinco estrellas en 1922 según la planificación socialista, en la cual ya  no cree nadie desde hace mucho tiempo.

El Hotel Nacional y zonas colindantes

Los ataques de corsarios y piratas, así como la toma de La Habana por los ingleses, hizo que se edificaran varias obras defensivas, entre las que se encontraba la famosa Batería de Santa Clara.   Esta Batería fue ubicada en la elevación Taganana, donde hoy está el emblemático Hotel Nacional.  Muy cerca, en Calzada y Línea, frente al Malecón y a unos metros del Hotel Nacional, se ubica el Servicentro Tángana, no se si nombrado así en referencia a la colina y cueva Taganana o a una tángana en específico, que en Cuba significa bronca o discusión violenta.

En ese mismo lugar, en la llamada Cueva Taganana, llamada así porque en el siglo XVI fue refugio de un indio del mismo nombre, fueron creados túneles donde fueron atrincheradas tropas cubanas durante la llamada Crisis de los Misiles o Crisis de Octubre de 1962.

                              http://pomario.blogspot.com

Toda la zona estaba llena de cavernas y en la zona colindante, donde hay ahora un complejo de edificaciones comerciales y el Ministerio del Trabajo  había una gigantesca furnia que fue emparejada y donde se celebraban peleas de boxeo y donde también funcionó un terreno de pelota.   

Y punto y aparte fue el hueco donde hoy se encuentra el Hotel Habana Libre, antes Hilton.

                                 https://regresioncubana.blogspot.com

El Habana Hilton

Esta zona la vine a conocer prácticamente hasta cuando ya estaba en construcción el hotel, pero conozco a una persona que trabajó en esa obra con la Frederick Snare Corporation desde su inicio hasta su inauguración y me transmitió muchas historias sobre el lugar y ese hecho.

Lo primero es que el lugar en donde se ubica el Hotel, era una furnia que fue emparejada de forma tal que allí se celebraban juegos de pelota, como se acostumbraba en Cuba, donde equipos de los vecinos de un barrio o de centros de trabajo, formaban su equipo y los domingos se dedicaban a jugar pelota y a jugarse dinero, cómo conocí en el Placer de Paniagua y en el Biuty en el Cerro.  Eran aficionados, pero había que verlos jugando, contaba con un árbitro al que le pagaban por sus servicios y en los alrededores se ubicaban los espectadores, pero como en todo juego, sobre todos en los que hay intereses por medio, el amor propio subía de tono y las tánganas eran tremendas.   Mucha gente que estaba esperando noticias por tener algún familiar ingresado en el Hospital Reina Mercedes (donde ahora está la heladería Coppelia), o que esperaban el momento para ingresar a la tanda del Radiocentro o para asistir a algún programa de radio o televisión en vivo en la CMQ, también se acercaban a curiosear, porque dondequiera que haya un juego de pelota la gente se detiene a ver qué pasa.

El Habana Libre en construcción visto desde 23 y N.  Todavía no estaba construido el edificio del Retiro Médico. Al fondo la funeraria Caballero.

Su construcción estuvo rodeada de muchos accidentes, entre ellos la muerte de un obrero al que le cayó encima una plancha de acero.  Además apareció muerto otro obrero cuya hecho nunca se aclaró y del que se decía era un revolucionario furioso por sus protestas reiteradas.   En los momentos de efervescencia revolucionaria en que fue construido, existieron varios sabotajes, entre ellos el de los miles de rollos de alfombra para los pisos, que fueron quemados y que hubo que importar nuevamente.

El Havana Hilton se inauguró el 19 de marzo de 1958 y en ese momento se posicionó como el hotel más grande y más alto de América Latina.  El Hilton se sumó al incontenible desarrollo hotelero cubano, donde ya destacaban el Habana Riviera, el Capri, el Rosita de Hornedo, el Hotel Vedado, el Flamingo, el Saint John's, el Copacabana, el Colony en Isla de Pinos, el Jagua en Cienfuegos, el Hotel Internacional de Varadero y otros ya posicionados como el Hotel Nacional, el Presidente, el Sevilla, el Comodoro, el Lincoln, el Victoria, el Deauville, y otros venidos a menos pero con gran historia como el Saratoga, el Packard, el Inglaterra y el Plaza y muchos otros de menor categoría.

La empresa Hilton no era dueña del Habana Hilton; sólo lo administraba, y había sido  financiado y construido con fondos de la Caja de Retiro del Sindicato Gastronómico, una operación completamente legal.  Por eso cuando se expropió el hotel no lo hicieron a la Hilton, sino al sindicato cubano.  La nacionalización y el cambio de nombre a Habana Libre le costó a la caja de retiro los 28 millones de pesos = dólares que había invertido.  

Dos años después de su construcción, parte del mural de la artista plástica Amelia Peláez ubicado en su fachada se derrumbó sobre la piscina y una bailarina del cabaret Tropicana y  su acompañante fallecieron en el hecho.   La construcción del mural, elaborado en México, se le había encomendado al italiano Luis Schodeller (más conocido en su casa a la hora del almuerzo) , al que se le pagó la enorme suma de 300 mil dólares y al final su reparación fue acometida por un equipo totalmente integrado por cubanos y más nunca ha tenido problemas.

                                  https://upload.wikimedia.org/

Después distintas administraciones extranjeras tuvieron que renovar y reformar el Hotel, sobre todo añadiendo una escalera de incendio con la que no contaba y cambiando componentes y mobiliario que lo modernizaron.

Hubo una época, durante los años sesenta y setenta, en que los hoteles habaneros eran muy baratos, por lo regular diez pesos la noche, así estuvimos varias veces en el Nacional, el Riviera y el Capri, pero curiosamente nunca lo hicimos en el Habana Libre, no sé por qué, y es que a pesar de que andábamos mucho por la zona de la Rampa, sobre todo para ir a Coppelia, al cine y a restaurantes, siempre nos llamó mucho la atención el Nacional y el Capri.

Mi último contacto con el Habana Libre fue cuando pocos días antes de irme de Cuba, fui a una tienda externa del hotel a comprar un par de botellas de Ron Santiago para llevarme a México y al salir conocí por la multitud y el cierre de la calle L que ese día era el escogido por el llamado "Hombre Araña", el francés Alain Robert, que escaló las 27 plantas del hotel ante la mirada asombrada de miles de personas.


El Hotel Habana Libre hoy en día sigue siendo uno de los hoteles más emblemáticos de La Habana no solo por su ubicación, sino porque la capital se ha transformado en una máquina del tiempo, donde las memorias permanecen vivas, iguales, inalterables y él es uno de los símbolos vivientes de la capital de los años cincuenta.

En Cuba no se dispone de financiamiento para construir o reparar viviendas, las calles son un desastre, las redes sanitarias están colapsadas, el servicio de agua es inestable y deficiente, no hay alimentos ni medicinas en cantidades suficientes, el transporte es un caos, pero sin embargo se se dispone de cientos de millones de dólares para la construcción de hoteles, dirigidos por los militares allegados al régimen, que se embolsarán la mayor parte de las ganancias y robarán a manos llenas.  Y encima de eso contratarán a trabajadores indios, a los que les pagan cuarenta o cincuenta veces lo que le pagan al cubano, porque éstos no son productivos, y no pueden serlo cuando no hay estímulo al trabajo.

La miseria pulula en Cuba mientras en los huecos del Vedado, lugar donde su eliminación siempre estuvo asociada al desarrollo, ahora se construye un hotel para extranjeros y para llenar los bolsillos de los que han arruinado y desangrado al país. 

Y no podemos dejar de mencionar, aunque no tiene nada que ver con los huecos, aunque el mismo se puede considerar un hueco si de edificaciones se trata, el Edificio Girón.

                                  Edificio Girón al Fondo

El Edificio Girón en Malecón y E

Probablemente pocos lo conozcan por este nombre, pero todos lo tienen como una curiosidad, no solo por su ubicación, sino por la propaganda que se le dio de ser un proyecto experimental donde por primera vez se construyó un edificio alto, de 18 pisos, con moldes deslizantes de hormigón.   Este modelo no se repitió, pero la experiencia obtenida de esta obra permitió la prefabricación masiva que hizo que se erigieran varios edificios de 18 plantas en La Habana.

                          Algunas obras de Antonio Quintana. 

Antonio Quintana Simonetti fue el arquitecto creador de esta obra, igualmente responsable de algunas otras conocidas, como el edificio Enriqueta Fernández en 23 y 26, que en sus bajos cuenta con el restaurante chino Yang Tse; el edificio del Retiro Odontológico en L entre 21 y 23 donde ahora está la escuela de Economía de la Universidad de La Habana, toda una maravilla en un entorno envidiable; el edificio del Seguro Médico, otro ícono de las Rampa en 23 esquina a N, donde ahora está el Ministerio de Salud Pública; el edificio de Rafael Salas en 25 y G, un punto de referencia en la zona y que es un albergue estudiantil.   Todas estas obras fueron realizadas antes de la revolución y después de ella se le encargó la construcción del Parque Lenin y el Palacio de las Convenciones, así como el citado Edificio Girón.   Sin duda alguna a él se deben estas obras simbólicas de la arquitectura habanera. 

                      Dazra Novak - https://habanapordentro.wordpress.com

Al edificio Girón lo conocí muy bien porque un compañero de trabajo vivía allí.  Aunque era feo estéticamente en su interior, sin duda los apartamentos son amplios y muy iluminados y ventilados, pero ya en ese tiempo, hace más de veinte años, los problemas de mantenimiento eran agudos.  Un edificio sin pintura, al lado del mar, en una zona que se inunda en cuanto hay un poco de viento, por muy bien construido que esté, no podía dejar de tener tantos problemas como los que mi compañero me enumeró.

Como ha ocurrido con casi todos los edificios altos de La Habana, y lo hago extensivo a las casas de las familias que no tienen recursos, que es la mayoría, la conservación de los inmuebles es un problema crítico creado por el socialismo y que ha llevado al crecimiento del  enorme déficit habitacional del país.   Del resto de los edificios creados por Quintana se puede decir lo mismo, todos han atravesado por agudas crisis donde se ha visto afectada su obra y de lo cual no han estado ajenos otros íconos como el FOCSA, el Someillan y hasta hoteles emblemáticos como el Habana Libre y el Capri.

             23 y L en1950 - https://myblog-arnaiz.blogspot.com

Apología del Vedado

Del llamado monte Vedado, tupido por árboles de maderas preciosas como caobas, robles y cedros, con un terreno peñascoso marino poblado por gaviotas, aves y todo tipo de animales y con algunos trillos casi intransitables en el diente de perro, surgió su desarrollo urbanístico con tres grandes barrios, El Vedado, El Carmelo y Medina.

El Vedado fue sin duda la primera urbanización que progresó de forma planificada.  Se concibió formada por manzanas de cien metros por cada lado, con grandes avenidas como son la calle G o Avenida de los Presidentes y Paseo, amplias y bellamente arboladas,  proyectadas además para lograr el paso de los vientos alisios, con muchos parques y parterres con árboles para lograr sombra y algo muy importante, se introdujo en Cuba el uso racional y moderno de números y letras para identificar las calles.

Las personas más ricas se fueron mudando desde el Cerro hacia el Vedado, lo que trajo consigo la construcción de grandes mansiones cercanas al mar, la aparición de balnearios tipo pocetas, edificios públicos, escuelas, cines, restaurantes, teatros, hoteles, clubes, cabarets, casinos, tiendas y todo tipo de comercios.  A ello le siguieron edificios altos de más de veinte pisos y se erigió lo que es el skyline habanero, una imagen que se puede considerar detenida en el tiempo.

                     Avenida de los Presidentes o calle G

Las personas pudientes comenzaron a mudarse hacia Miramar en los años cincuenta y solamente la revolución pudo detener el crecimiento de esta zona.

Por el Vedado entró a Cuba la modernidad y ahora, abandonado, deteriorado y saqueado, no es ni sombra de lo que un día fue.   Me da gracia de que en Miami casi todo el mundo al que le preguntan de qué parte de Cuba es, responde que habanero y que vivía en el Vedado, a pesar de que hable como santiaguero, y ello responde a que el Vedado era un signo de distinción y refinamiento, de decencia, pero ahora está convertido en un lugar donde impera la cultura del barracón y la marginalidad.   Grandes mansiones han sido convertidas en solares, muchos edificios  y mansiones están derrumbados o a punto de derrumbarse, los cines convertidos en ruinas, restaurantes icónicos desaparecidos o devenidos en fondas ni siquiera comparables con las de los chinos en la era republicana o transformados en almacenes pestilentes,y sobre todo la proliferación de solares negativamente famosos como el Blumer Caliente, el Hormiguero, el Pentágono o la Mierdita, ese es el Vedado de 2020.

                         El barrio de la Timba en los años 40 

Una vez un sitio ostentoso y lujoso, orgulloso y deseado, el Vedado envejece tristemente de la peor manera.

El basurero histórico en que se ha convertido la revolución cubana ha logrado hacer que Cuba se parezca a un agujero negro donde ni siquiera la luz, o la esperanza en este caso, puede  escapar de él.  A diferencia de esta referencia, los huecos o furnias del Vedado, tapados o descubiertos, un día canteras y otro cimientos, siguen ahí como mudos testigos de la historia de un país, que a diferencia del resto del mundo, ha visto mejores tiempos. 

                   Avenida Paseo con La Timba a la izquierda

Sin duda alguna, con esta remembranza de las furnias del Vedado vuelvo a pensar, desde la distancia que parece insalvable, que si ser cubano es una suerte, ser habanero es toda una fortuna, a pesar de la debacle del Vedado.

Hay que seguir viviendo con la filosofía de la poetisa Dulce María Loynaz,  Premio Cervantes de 1992 y que vivió sus noventa y cinco años de vida en el Vedado, cuando tras afirmar que la política pasa y la cultura permanece, dijo: “Yo he vivido esta revolución como un paréntesis”, lo que quiere decir que las aguas volverán a coger su nivel, porque afortunadamente queda mucho de La Habana que no se ha desplomado.

Ojalá que eso ocurra antes de que las furnias vuelvan a estar cubiertas por el mar.

                       https://myblog-arnaiz.blogspot.com