domingo, 25 de marzo de 2018

El salero andaluz llegó hasta Cuba.


El salero andaluz llegó hasta Cuba.

La sal, la única roca comestible por el ser humano y que es empleada en todo el mundo, siempre fue muy importante en la historia del hombre, y ha estado relacionada tanto con el alimento como con su conservación .Su huella ha dejado nombres tan universales como salario, lo que quiere decir que lo que se pagaba a una persona por su trabajo estaba expresada a través de un artículo tan vital como la sal.

Y asociada a la sal está el salero, que aparte de ser ese recipiente con agujeros en la parte superior que nos sirve para servir la sal en la mesa o en la cocina, tiene en España, y en Cuba otro significado muy diferente.  Para nosotros el salero es la gracia, la alegría y la sandunga. Y el salero andaluz se fundió con el azúcar de Cuba, y es parte indisoluble de nuestra idiosincrasia.

Las leyendas regionalistas caracterizan a los vascos como gente áspera de carácter, taciturnos y secos y de que lo hacen todo a lo bestia. A su vez los califican de fuertotes o exagerados que se divierten con el levantamiento de piedras, comen los maravillosos pintxos de San Sebastián o juegan a la violenta pelota vasca. 

También se dice que los catalanes son cerrados y difíciles de comprender por el resto de los españoles y que son contradictorios sobre ellos mismos y el resto de pueblos que forman España.  Que aunque son moderados, prácticos y sensatos, son en extremo ahorradores y escrupulosos, de ahí su gran fama de tacaños.

De los gallegos se dice que son más bien "cerrados", por no decir brutos, aunque ellos prefieren definirse como "desconfiados".  A los madrileños los consideran chulos y orgullosos. Pero hay una excepción: tanto dentro como fuera de Andalucía, los andaluces se ven como "alegres, graciosos y juerguistas".

La Prensa cubana  a mediados del siglo XIX  identifica lo andaluz con estas características:  la gracia y la alegría (la sandunga y el salero), y la imagen arquetípica de lo andaluz que recogen los periódicos en la época no muestran ningún rastro de pena (de amargura, de dolor) que será uno de los rasgos distintivos del cante jondo.

El flamenco, tal y como lo conocemos , pero podemos conocer la génesis de este arte porque en Cuba, a diferencia de lo que ocurre en Andalucía, se conserva abundante material hemerográfico con documentos muy valiosos y esclarecedores sobre la gestación del flamenco.

La hemeroteca del Instituto de Literatura y Lingüística de La Habana,antigua Sociedad Económica de Amigos del País, conserva un imponente tesoro de la historia de Cuba, un territorio que en hasta el siglo XIX fue como una provincia española , por no decir una provincia  andaluza más”.


La impresionante huella andaluza en Cuba

Hay una emigración en particular que ejerció su protagonismo en los primeros siglos de la presencia hispánica en la mayor de las Antillas: Andalucía.

Pero antes de entrar en el tema  vamos a analizar la palabra “curro”.

En Cuba, curro era el apodo de Paco y se le decía curro a los naturales de Andalucía. Pero también tiene la acepción de ser un hombre de buen porte y la no menos importante que ha llegado hasta nuestros días que es trabajar. El curro o el curralo es el trabajo, la profesión y currar es trabajar.

También es famoso el Currito de la Cruz, una película española del año 1949 y a su vez un pasodoble y que se basa en la famosa obra de 1921 de Alejandro Pérez Lugín. Ha sido llevada al cine en cuatro ocasiones: en 1925, en 1935, en 1948, dirigida por Luis Lucia, y en 1965, además de inspirar otros títulos de temática taurina, narra la lucha de un torero por hacerse famoso y sus amores.  Y el pasodoble es todo un clásico dentro de la música española, escúchala y te darás cuenta de ello, pues seguramente la has oído más de una vez.

Y está Curro Jiménez, una serie de televisión española basada en el bandolerismo andaluz del siglo XIX, cuya acción se desarrolla principalmente en la Serranía de Ronda. El personaje  de Curro Jiménez se basa en la de un bandolero que existió realmente, Andrés López, el barquero de Cantillana, un pueblo de Sevilla y que se constituyó en un bandolero justo y bondadoso, algo parecido a Robin Hood.

Y en Cuba, aparte de llamarle curro a mucha gente, está en particular el tema de los “negros curros”.  Los “negros curros” fueron esclavos y servidumbre en Andalucía desde el siglo XV y ocurrió que algunos fueron llevados a Cuba cuando sus dueños fueron allá a probar fortuna a partir del siglo XVI, siendo de los primeros negros llevados a América.

Pero ya a principios del siglo XIX, los negros curros habaneros, que por supuesto hablaban como andaluces, eran los ejercían el dominio en los lugares más marginales de la capital y se dedicaban a negocios de juego, robos, prostitución, ajustes de cuentas y en final a cualquier ocupación criminal.  Se agruparon principalmente en la zona que hoy es el barrio de Jesús María, contiguo al puerto y a la terminal de ferrocarriles, un barrio históricamente conflictivo.  Ya no eran esclavos, pues les habían dado la carta de libertad y eran de temer, porque además se sentían superiores a sus hermanos de raza que seguían siendo esclavos.  Se destacaron además por su vestimenta elegante, ya que se consideraban reyes de la marginalidad.  Algo así como un Pedro Navajas de su época, unos majos andaluces, pero negros y viviendo en Cuba.

Durante el mandado del capitán general Tacón los asesinatos, robos y escándalos que provocaron eran frecuentes, a cualquier hora, por lo que el gobernador se dio a la tarea de limpiar la ciudad de esos elementos, para lo que se empleó la fuerza militar y se logró un éxito en la tarea, la que estuvo ayudada por otras causas, entre ellas la aparición, con mucha fuerza, de sociedades secretas negras religiosas como los ñáñigos, que algunos consideraban vinculadas a la delincuencia afrocubana.  Los negros curros que subsistieron, se sumaron a esas sociedades.  Cuando era niño, yo, que me había criado en un barrio donde existía una buena presencia de personas de color, los mayores siempre me alertaban de tener cuidado con los brujos o santeros, los paleros y sobre todo con los ñáñigos.  Una vez conocía a uno que se las daba de ñáñigo o lo era, el hecho es que el tipo era medio anormal, siempre andaba con collares y hasta un cuchillo encima, pero el día que le quiso echar guapería a otro, por poco se echa a llorar, así que pienso que el ñañiguismo era más fama que otra cosa. Y eso que su frase preferida era que él “ era ñañigo y no mamaba ni tomaba sopa”.  Seguramente que era sopero y mamador.

Existen muchos dibujos y los testimonios escritos sobre los “negros curros” que nos muestran en detalle sus particularidades, pero sin embargo, el negro curro en Cuba, que aparentemente  ha desaparecido, abarca diversos biotipos humanos y varios oficios como camioneros, guagueros, taxistas y otros atributos de vestuario, gestos y el empleo de un léxico cargado de caló, aunque ya sin la gracia andaluza por la transculturación.

La influencia cultural andaluza en Cuba se manifestó en el empleo de sus instrumentos de trabajo o sus artes de pesca, sus costumbres alimentarias, su cultura agrícola y sobre todo por la música, desde las formas de decir cantando un verso rimado en compañía de instrumentos de cuerda pulsados y rasgados, hasta la innegable relación entre la rumba flamenca y la rumba cubana.

Y por supuesto si se trata de andaluces hay que recordar dos cosas graciosas, que se refieren a que en Cuba cuando a un niño comienza a hablar le enseñamos a decir: “los perros del curro no me dejan dormir” y por supuesto el niño con su pronunciación defectuosa va a decir: “los pelos culo no deja mimir”.

Y la otra es la historia del curro y el chino, que era muy popular al menos en mi niñez y que mi abuela debe haberme contado cientos de veces y que dice:

En un pueblo de España vivía un reconocido torero a quien llamaban 'El Curro'.
Cerca del Curro se mudó un chinito, que no podía pronunciar bien la erre.
Una mañana, se encuentran los dos y el chino lo saludó: “Buen día señol Culo”.
Por supuesto que al Curro no le hizo ninguna gracia, pero lo dejó pasar.
Al volver a encontrarse, repitió el mismo saludo.
El Curro no pudo aguantar más y se compró dos perros de la raza pastor alemán y los entrenó para atacar al chino.
Cuando el chino se acercó para saludarlo, el Curro le echó los perros.
Con la agilidad y el dominio de artes marciales milenarias propia de ellos, el chino sacó dos cuchillos de los pantalones, y se paró rígido en posición de defensa, listo para enfrentar los perros.
El Curro se da cuenta que el chino iba a matar a los perros, y les silba para detenerlos.
Los perros entran a la casa y el hecho se repitió muchas veces, hasta que el chino decide poner una denuncia en la comisaría.
Ante la pregunta del comisario sobre cuál es su demanda, el chino responde:
“Mile señol comisalio, mi denuncia es polque los pelos del culo no me dejan caminal.”
El comisario se quedó confundido y le dijo: “Bueno amigo, pues córteselos”.
El chino respondió: “Eso es lo que quielo hacel, pelo cada vez que los quielo coltal, el Culo silba y los pelos se van palentlo”.

Y también en la arquitectura, estaba la presencia de emigrantes andaluces que poseían varios oficios, entre los que eran notables los constructores o maestros de obras, carpinteros, canteros y albañiles.

Es por ello que Cuba también ha sido receptora indirecta de la Ruta Al-Andalus, y ejemplos en este sentido vemos que la Giralda de Sevilla tiene su homóloga en uno de los máximos símbolos de La Habana: La Giraldilla, cuya copia corona la torrecilla del Castillo de la Real Fuerza.


Y hasta en nuestros días vemos a un aventurero andaluz que ha recorrido a Cuba con un burro.

Desde marzo de 2016 Luis Bejarano ha realizado un viaje por la isla y ha sido acompañado por tres burros diferentes que consiguió en las Oficinas del Historiador de localidades para que tuviera un compañero de viaje.

El viaje comenzó en Baracoa, la primera de las ciudades fundada por los colonizadores españoles en Cuba en 1511, a mil kilómetros de la capital. Recorrió varias ciudades y tuvo anécdotas como la ocurrida en Trinidad, donde el padre Cirilo le pidió el burro para la representación de la llegada de la Virgen a Belén para los actos navideños.


Y no olvido a un amigo de juventud, al que llamaban “farruco” y a su vez llamaba a su padre “curro” y que hablaban como todos unos gitanos y junto con el cual estudié alemán en el Centro Gallego. De lo más simpático su acento mezcla calé con alemán. Para mí no hablaba ni español ni alemán y era difícil entenderlo, hasta ceceaba.

Aporte andaluz a Cuba

En Sevilla se encuentra el Archivo General de Indias, fuente primaria de información sobre la incursión española en el llamado Nuevo Mundo y conserva información acerca de todo lo que encontraron y lo que aconteció en las tierras incorrectamente llamadas como recién descubiertas, porque no se descubre nada donde vivían millones de personas con civilizaciones diferentes a las europeas.

Hay que recordar que de esa zona costera salieron todos los viajes de Colón hacia el nuevo continente, el primero de Puerto de Palos de la Frontera en Huelva, el segundo salió de Cádiz, el tercero de Sanlúcar de Barrameda y el cuarto también de Cádiz. En el primer viaje hay que destacar que en él estaban los hermanos Pinzón (Martín Alonso Pinzón era capitán de La Niña, Vicente Yáñez Pinzón era capitán de la Pinta y ambos naturales de Palos de la Frontera y los Hermanos Niño (Pedro Alonso Niño fue en calidad de piloto y Juan Niño maestre y propietario de La Niña), el cirujano cordobés Juan Mestre, el gaditano Juan de la Cosa, el sevillano famoso por ser el primero en avistar tierra, Rodrigo de Triana, y en fin la mayoría de los que hicieron el viaje eran andaluces.

Y de estos puertos salieron los emigrantes andaluces hacia la mayor isla del Caribe, así como muchos de sus coterráneos desde otras regiones de España y todos iban en busca de empleo, prosperidad y sobre todo con mucha esperanza. Ello tuvo lugar durante siglos y bajo disímiles condiciones.

Pero lo importante, y muchas veces no nos damos cuenta de ello, es que existen muchos rasgos culturales e históricos que Cuba comparte con Andalucía.

Comenzando por el papel de descubridores, aunque no sea el término adecuado, o de encuentro de dos culturas, tuvo en los andaluces en Cuba un papel importante

Y si vamos a la música campesina cubana, veremos que está sustentada en sus antecedentes hispanos, y se fue formando a partir del zapateo, baile andaluz y del canto nostálgico que le dio forma al punto guajiro, que es la expresión máxima de nuestra auténtica música folklórica (ahora quieren asociar exclusivamente el folklorismo a las expresiones musicales africanas que tienen más de ese continente que de cubanas). La décima, la copla y la cuarteta, las tonadas y las controversias, que son descendientes de las tradiciones musicales españolas, y en particular de la andaluza, son la base de la expresión musical autóctona de Cuba, en la cual se muestran también influencias en el léxico empleado. Y más modernamente está la decisiva influencia de la rumba flamenca en nuestros ritmos y en varios géneros musicales.

En la primera mitad del siglo XIX los andaluces trajeron a Cuba las corridas de Toros, las que se hicieron populares en varias ciudades. Tras su justa sustitución (es quizás de las pocas cosas que no me gustan de España, pues es un entretenimiento cruel), subsisten hasta hoy otros espectáculos taurinos y equinos con mucha aceptación, como son los rodeos.

                        La Giralda de Sevilla arriba y abajo la Giraldilla de La Habana

Arquitectura morisca

Pero lo que está más a la vista de la influencia de la Ruta Al-Andalus, es en la arquitectura.

Uno de los símbolos de La Habana es la Giraldilla, situada en lo más alto del Castillo de la Fuerza, en la entrada de la Bahía, la cual está inspirada en la Giralda de Sevilla. Pero hay muchos otros, y de mucha relevancia.


El Hotel Sevilla

En una de las zonas más viejas de La Habana, justo en el Paseo del Prado habanero,
Se encuentra el Hotel Sevilla el cual recuerda explícitamente  la arquitectura de esa ciudad española y en el mismo paseo, en el No. 356, entre Neptuno y Virtudes, encontramos la sede del Centro Andaluz de La Habana, destinado a mantener y fortalecer las relaciones históricas y culturales entre la región de Andalucía y Cuba. Posee un patio representativo de un pasaje autóctono andaluz, una escuela y un tablao de flamenco.

Al centro asistían a todos los emigrantes llegados a Cuba, además de cultivar su cultura e identidad lejos de casa, y se organizaban fiestas en el entonces Almendares Park, con celebraciones como las Cruces de Mayo, el Recreo de Belascoaín, las Romerías del Rocío y la Feria de Sevilla.

Pero vamos al fantástico Hotel Sevilla de La Habana, inspirado en la Alhambra de Granada.


Situado en la manzana que comprende el Paseo del Prado, Zulueta, Trocadero y Ánimas, en La Habana, y contando al fondo de unas de sus esquinas con el famoso bar Sloppy Joe’s  fue inaugurado el 22 de marzo de 1908 por el asturiano Urbano González, también propietario del Hotel Pasaje y emparentado con el dueño del famoso Hotel Inglaterra.

Los arquitectos proyectistas del Hotel Sevilla se inspiraron en la entrada del Patio de los Leones del Alhambra de Granada, en España, con su estilo morisco y la profusión de arcadas, columnas, y en el amplio uso de mosaicos.

Una de las cosas que lo destacaban, era un gran patio andaluz en el mismo centro del inmueble que ayudaba a la ventilación de las habitaciones de puntal alto, lo que las hacía muy frescas en el cálido verano de Cuba en tiempos donde no existía el acondicionamiento del aire.
En la década de 1920 John McEntee Bowman, dueño de la cadena de hoteles Bowman-Biltmore, la mayor de la época, lo compró y lo hizo el más moderno y lujoso de la capital cubana.  En 1924 la directiva del hotel, renombrado “Sevilla Biltmore” le construyó un nuevo edificio adjunto al anterior que le da su aspecto actual.

Destacó entonces su roof garden (jardín en el techo) que se convirtió en uno de los lugares preferidos de la aristocracia cubana y los turistas extranjeros por la espectacular vista de La Habana.

En los años 30, en un negocio, que constituyó un gran escándalo en la época, su propiedad se traspasó al uruguayo Amleto Battisti que lo regentó hasta 1958. Sería Amleto quien en el Sevilla abriría el primer bar refrigerado que existió en Cuba y por supuesto, por su vinculación con la mafia, un casino de juego.


Palacio de Valle en Cienfuegos

Curiosamente un catalán, Celestino Caces comenzó la construcción de esta quinta morisca que más tarde fue comprada por el asturiano radicado en esa ciudad, Acisclo del Valle (impresionante nombrecito), y que dio a su esposa como regalo de bodas, y fue el que terminó el palacio en 1917. Este edificio o mejor descrito, palacio, muestra el arte hispano morisco con influencias góticas, románicas, barrocas y mudéjares.

La última planta del palacio remata el edificio con tres torres, una de ellas es de influencia gótico romana, representa la fuerza; la segunda india recuerda al monumento de Taj Mahal, simboliza el amor y la tercera es un minarete árabe y encarna la religión. Y en las cornisas de entrada dominan los arcos de ojivas aguda y de lados iguales. Rodeado por una cerca de bronce, asentadas en bloques con dibujos arabescos, muestra un conjunto impresionante.

Es un edificio emblemático para mí no solo por su belleza, sino también porque se encuentra en Punta Gorda en la ciudad de Cienfuegos que tanto me ha gustado siempre y justo al lado del hotel Jagua (o para decirlo con propiedad, a la inversa).

Creo que simplemente sentarse enfrente de él, en el pequeño malecón donde está el restaurante Covadonga, famoso por sus paellas, y simplemente contemplarlo, bien vale la pena.


Palacio de Las Ursulinas, un pedazo de La Alhambra en plena Habana

 El Palacio de las Ursulinas es uno de los más representativos edificios en La Habana del estilo neomudéjar. Sin duda sus valores mayores son las arcadas moriscas y el uso de azulejos sevillanos, primero en los zócalos y luego en las fachadas y hasta en sus interiores.

Fue construido en 1913 por amantes de ese estilo arquitectónico, quienes reprodujeron en su fachada elementos de la mezquita de Córdoba, en España. Por suerte se ha respetado la concepción morisca de la fachada.  Este estilo se extendió a otros inmuebles del Paseo del Prado y aunque hoy en día tiene un aspecto ruinoso, todavía despierta el interés de quienes lo ven por primera vez.  Recuerdo cuando lo conocí en 1957 cuando me impresionó y hasta me atreví a entrar más de una vez, sobre todo para admirar sus azulejos.  Como era asiduo, cuando la economía lo permitía, del Restaurante Puerta Tierra, a un costado de la plaza frente a la que se encontraba, no perdía ocasión para admirar esa obra de arte.

También hubo construcciones que son típicas del estilo mudéjar sobre todo en La Habana Vieja entre las calles Obispo, San Ignacio, Amargura y Aguiar, siendo además de las ursulinas otro ejemplo notable los jardines de la fábrica de cerveza La Tropical.

Su construcción está ligada a la llegada de monjas ursulinas procedentes de Luisiana a la villa de San Cristóbal de La Habana. El lugar donde está ubicado, la calle Egido entre Muralla y Sol, y justo donde termina la populosa calle Monte, tuvo una famosa plazoleta, ya que ahí estaba la puerta de la Muralla que protegía a la ciudad.

Y siempre que me hablan de monjas Ursulinas  me recuerdo del filme polaco Madre Juana de los Ángeles.


Los hechos reales fueron que en Loudun, francia, existía en el siglo XVII un convento con 17 jóvenes monjas ursulinas. Juana de los Ángeles, mujer intrigante y ambiciosa, consiguió ser designada madre superiora del convento con sólo 27 años.

 Urbain Grandier, párroco en una de las iglesias de la ciudad.no era muy riguroso en el cumplimiento del voto de castidad y sedujo a más de una mujer, por lo que fue acusado, pero el apoyo de personas influyentes siempre lo absolvieron. Pero Juana de los Ángeles se obsesionó con Urbain Grandier y le propuso que se convirtiera en su director espiritual y algo más, oferta que el párroco rechazó por ser demasiado peligroso para él.


Fue designado como confesor el canónigo Mignon, enemigo de Grandier, el que trajo a un cura que aseveró que las monjas eran poseídas por satán y había que exorcizarlas.  En uno de esos actos de exorcismo, Juana afirmó que fue Urbain Grandier quien las había embrujado. Grandier negó todas las acusaciones, pero el tribunal de la Inquisición proclamó la sentencia: muerte en la hoguera, por lo que fue quemado vivo.

La impresionante obra de Jerzy Kawalerowicz,  Madre Juana de los Ángeles, filmada en 1961, está inspirada en este caso que afectó a un grupo de monjas ursulinas. Es sin duda una de las mejores películas proyectadas en Cuba en las tres largas décadas en que solo se consumía cine de los países socialistas. Por supuesto que el filme fue íntegramente prohibido por la inquisitiva censura española a pesar de ser premiada en el Festival Cannes.


Y otro asunto importante son las personalidades andaluzas que se destacaron en Cuba

Desde los inicios de la colonización de Cuba, llegaron al país  andaluces que trascendieron por su actividad y su impacto histórico, como fueron los hermanos Pinzón, participantes en los viajes de Colón, Fray Bartolomé de Las Casas, defensor de los indígenas, y señalado en la historia como “protector de los indios” y que luchó sin éxito por la existencia y sobrevivencia de la desplazada y pacífica población aborigen.

Federico Roncali, político y militar gaditano, fue Capitán General de Cuba, y ordenó construir el faro que guía la navegación alrededor del Cabo de San Antonio, en el extremo occidental de la isla desde mediados del siglo XIX.
                                 El faro Roncalli en la punta más occidental de Cuba.

A la par, otros se destacaron en múltiples facetas de la sociedad como los también gaditanos Jacobo de la Pezuela, literato, historiador y paradigma de la historiografía cubana del siglo XIX; Francisco Iturrondo, escritor gaditano que vivió en Cuba y se destacó por su fecunda obra; Antonio López Prieto, investigador, historiador y escritor sevillano que vivió en Cuba con gran actividad literaria;  y el sevillano Antonio Enrique Zafra, sevillano que vivió en Cuba y se destacó por su obra poética y teatral.

Y si hablamos de andaluces, aparte de los más conocidos, Federico García Lorca, Rafael Alberti y Paco de Lucía, son muy famosos en Cuba, así como el actor Antonio Banderas, la actriz y cantante Carmen Sevilla, la incomparable cantante Isabel Pantoja, el rockero Miguel Ríos, el Nobel de literatura Juan Ramón Jiménez, el poeta Gustavo Adolfo Bécquer, la Faraona Lola Flores, el compositor Manuel de Falla, el pintor Esteban Murillo, la actriz y cantante Paquita Rico, el excelso poeta Antonio Machado, el torero Curro Romero, el niño cantante Joselito, el genio del arte moderno Pablo Picasso y el pintor del medioevo Velázquez y para los más viejos, el torero Manolete.  Una interesante investigación de la universidad de Massachusetts determinó que el andaluz más conocido en el mundo es Picasso.

Pero sin duda para el cubano nombres como Sevilla, Málaga, Huelva, Granada, Córdoba, Cádiz y Almería son símbolo de algo muy cercano. Ah y Palos de Moguer (ahora se llama Palos de la Frontera, en Huelva), que es de las primeras cosas que aprendemos en la escuela, porque de ahí salió Colón a “descubrirnos”.

Pero dentro de ellos hay un selecto grupo de grandes íconos para los cubanos.


Los grandes íconos andaluces.

García Lorca, el poeta en Cuba.

El poeta Granadino tenía la convicción personal de que Cuba era el país más español del mundo.

Y parece que La Habana o realmente Cuba, tienen una presencia reiterada del poeta granadino y universal.  Hasta en la pintoresca estatua del Quijote sita en la calle 23 y J, en la Rampa habanera, se encuentra una placa que dice:

 “Porque somos de España en Lorca, en Machado, en Miguel. Porque España es la última mirada del Sol del pueblo nuestro. Porque no hemos nunca medido el tamaño de los molinos de viento y sentimos bajo nuestros talones el costillar de Rocinante “.
Cuba le proporciona al admirador de Lorca, una serie de lugares en los que permanentemente la figura de Lorca aparece y reaparece y es que fue La Habana, la ciudad en la que más tiempo permaneció en su estancia cubana, y que está llena de recuerdos del poeta, quien dijo que había pasado en la Isla los mejores días de su vida y concluía: “Si me pierdo, que me busquen en Andalucía o en Cuba”.

Y al igual que otros personajes famosos como Marlon Brando, su lugar preferido eran las playas de Marianao, y le gustaba irse en las noches a las “fritas”, a los cafetines de Marianao, donde ya está el Chori, y allí se hizo amigo de treseros (instrumento típico cubano derivado de  la guitarra con seis cuerdas afinadas en tres órdenes pares) y bongoseros.

De esas andanzas nace su conocido “Son de negros en Cuba”, y que reafirma visualmente sus recuerdos infantiles (las cajas de tabacos habanos de su padre en las que aparecía la rubia cabellera de Fonseca y  la rosa de Romeo y Julieta, litografías de marcas de tabacos y su propia visión sobre las palmas, el tabaco, el alcohol y la sensualidad de los cubanos. Y su locura por la champola que tomó por vez primera en el famoso Anón de Virtudes, un clásico de las frutas cubanas (la champola es un batido hecho con  guanábana madura, a zúcar al gusto y leche y su éxito es que quede bien espeso).

Históricamente Federico García Lorca es uno de los autores no cubanos más difundidos en la isla. Y su influencia sobre los poetas cubanos, empezando por Nicolás Guillén, quien reconoció que el Romancero Gitano de Lorca ha sido la mayor influencia en los jóvenes poetas americanos.

El mejor teatro de Cuba, el Gran Teatro de La Habana, sede del Ballet Nacional, lleva su nombre.

Rafael Alberti 

“Cuba se había perdido y ahora era verdad.
Era verdad, no era mentira.
Un cañonero huido llegó cantándolo en guajiras.
La Habana ya se perdió. Tuvo la culpa el dinero...
Calló, cayó el cañonero.
Pero después, pero ¡ah! después...
fue cuando al SÍ lo hicieron YES”

La temprana vinculación del niño gaditano con Cuba y sus cosas está expresada emotivamente en el poema "Cuba dentro de un piano", escrito por Alberti durante su primera visita a La Habana en 1935 y que da inicio a este tópico.

Igual que existe un sitio en homenaje a García Lorca, también existe la Terraza de Rafael Alberti en el Centro Andaluz de La Habana.  Y es que La Habana fue un lugar muy querido por Alberti. Y es que el pudo sintetizar la panorámica de Cádiz, su paseo marítimo y el malecón habanero como réplica del anterior..

La última visita que Rafael Alberti hizo a Cuba, que no llegó a trascender al público, fue en febrero de 1992, para acompañar a su esposa, María Asunción Mateo, quien debió someterse a una operación quirúrgica en la capital. Antes, sin embargo, había visitado la ciudad en tres ocasiones, con notable repercusión en periódicos y revistas del momento y con una importante actividad literaria y cultural. Jaime de los Santos, comisario del seminario antes mencionado, afirmó que «La Habana es una de las ciudades en que más memoria viva queda de su paso por la tierra». Y Benjamín Prado también afirmó entonces que «era una de las ciudades favoritas de Alberti, en la que como buen gaditano se sentía como en casa».

Rafael Alberti y su esposa María Teresa León llegaron por primera vez a La Habana el 16 de abril de 1935 procedentes de Nueva York, se hospedaron en el Hotel Saratoga y durante casi un mes tuvieron una intensa actividad de conferencias y recitales.

Al igual que Federico, trabaron una fuerte relación con Manuel Altolaguirre, poeta e impresor en el exilio cubano, y Nicolás Guillén, el poeta cubano.

Regresaron veinticinco años después,  el 22 de marzo de 1960 y ahora se hospedaron en el Hotel Sevilla Biltmore. Alberti por tercera vez a Cuba el 5 de abril de 1991, momento en que se le entregó el título de Huésped Ilustre y la Llave de la Ciudad, que Alberti guardó en el bolsillo rápidamente, comentando que cada vez que quisiera podría abrir las puertas de La Habana, donde tantas mujeres bonitas hay.

Paco, el hijo de Lucía

Francisco Gustavo Sánchez Gómez (Algeciras, provincia de Cádiz,  no nos dice mucho, pero si decimos Paco de Lucía, para  los cubanos significa mucho.

 El compositor y guitarrista español Paco de Lucía, leyenda de la guitarra y renovador del flamenco, fue un asiduo visitante a Cuba y muy querido por todos. El hermano menor de ”Los Lucía”  junto a Pepe de Lucía y Ramón  de Algeciras llegó a ser quizás la más alta expresión de la música flamenca y se le atribuye la responsabilidad de la reforma que llevó este arte a la escena musical internacional gracias a la inclusión de nuevos ritmos desde el jazz, el bossa nova y la música clásica.

El artista llegó a México en febrero de 2014, donde vivía hacía casi dos décadas, con continuos viajes a Cuba, de donde venía en su último viaje y al que en los últimos años le gustaba pasar temporadas en la isla, porque allí sus hijos, de 13 y ocho años, podían jugar en la calle como lo hacían antes los niños en España.  Decía que cuba era un país muy interesante y único, que ya no había en el mundo un país como este, dijo en octubre de 2013 a medios españoles.

Su muerte dejó mucha tristeza en Cuba, sobre todo en un momento en que planeaba vivir en la isla, pero su huella está firmemente sembrada en nuestra sociedad.

Anduvo hasta su muerte entre dos aguas.


Antonio Machado

"Y cuando llegue el día del último viaje
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar
me encontraréis a bordo ligero de equipaje
casi desnudo, como los hijos de la mar."

Uno puede preguntarse quién en Cuba no conoce esta estrofa y muchas otras de su poema "Retrato" donde trata de resumir desde su infancia en un patio de Sevilla sus azares hasta su fin.
Nacido en Sevilla en 1875 formó parte de la llamada Generación del 98, esa que vivió la España del siglo XIX y los principios del XX, que vio desmoronarse el imperio donde nunca se ponía el Sol y, luego, el desgarramiento de la Guerra Civil que llevó a la España fecunda hacia la oscura pesadilla del franquismo.

De ahí que haya en su poesía y en su literatura es nostálgica, analítica, de la España que fue, y lo que le depara el futuro expresada en su poema: "Hay un español que quiere / vivir y a vivir empieza, / entre una España que muere / y otra España que bosteza. / Españolito que vienes / al mundo te guarde Dios. / Una de las dos Españas / ha de helarte el corazón."

Machado muere exiliado en Francia en 1939, alejado de su patria pisoteada por el fascismo, pero siempre aparece el relevo y su bandera será recogida, y regresará a Cuba, y le dará la vuelta al mundo en la voz de Joan Manuel Serrat, con versiones musicalizadas de los poemas del sevillano: La saeta, Proverbios y cantares, Guitarra del mesón..., Las moscas, Coplas por la muerte de Don Guido, entre tantas otras.  Y gracias a Serrat también conocimos mejor al murciano Miguel Hernández, otro gran poeta.

Sin duda que Machado hizo camino al andar.


Un bailador, que no es andaluz, pero como si lo fuera. 

Nació Alicante en una familia antifranquista. A muy temprana edad comenzó a trabajar, por las noches en una imprenta, y a la madrugada cruzaba la calle para ir a repartir frutas. Quiso y trató de ser boxeador, torero y ciclista. Decía que no era ni gitano ni andaluz,  pero que lo que más le gustaba era bailar, por lo que siendo un adolescente su madre lo inscribió en una escuela de baile flamenco, mientras intentaba hacerse torero para poder comer todos los días.

Con el tiempo se convirtió en el mejor bailarín y también era coreógrafo. En 1978 creó el Ballet Nacional Español, el que dirigió muchos años.  En los 80 llevó al cine, bajo la dirección de Carlos Saura, la trilogía “Bodas de sangre” (1981), “Carmen” (1983) y “El amor brujo” (1986). Unas joyas del flamenco.

Al morir con solo 67 años, una sorpresa para las multitudes que lo admiraron, en esta frase que dijera a un periodista en La Habana, navidades del 2003, todo se puede comprender: “Cuba no es una simple aventura. Es el puerto de mi vida”.

Si hay que reprocharle algo es su compadrazgo con Raúl Castro, pero no vamos a hacer igual que los comunistas, que no reconocen los valores cuando no hay coincidencia de posiciones políticas.  En la Plaza de la Catedral de La Habana, hay una escultura de bronce de tamaño completo en su honor y está enterrado en un lugar selecto de la familia de Raúl Castro.

Antonio Gades ha pasado a la historia como el bailarín español más admirado en Cuba.

El espíritu de Paco de Lucía y de Antonio Gades vuelan sobre el Ballet Español de Cuba

El Ballet Español de Cuba tiene un amplio repertorio de sevillanas, boleros, flamenco, farrucas, bailes populares y regionales, guajira, fusión, todo un amplio diapasón danzario y musical que muestra la mezcla de nuestra idiosincrasia a partir de la influencia andaluza.
                                          Ballet de Lizt Alfonso, de lujo

Pero más sorprendente es la obra de Lizt Herrera Alfonso, coreógrafa,profesora de danzas españolas y directora y pedagoga de amplio reconocimiento internacional. Fundadora, directora y coreógrafa de su propia compañía Lizt Alfonso Dance Cuba y que pasara por la Escuela Nacional de Ballet, la  Escuela de Danzas Españolas, Ballet y Actuación del Centro ProDANZA, y Licenciatura en Ballet, en el Instituto Superior de Arte ha creado la compañía Lizt Alfonso Dance Cuba (LADC) que es expresión de la mezcla que caracteriza a la cultura cubana. Sus espectáculos fusionan con identidad propia elementos del ballet, el flamenco, la danza moderna y contemporánea, con ritmos cubanos y afrocubanos, lo que ha llevado a la crítica especializada a calificar su trabajo como único y diferente.


La música flamenca y la cubana

Las raíces del flamenco se pierden en el tiempo. La mezcla de las culturas judía, cristiana y árabe, con un toque especial en el pueblo gitano y la propia cultura andaluza configuraron este arte que canta al trabajo, la fe, el amor y sobre todo, al dolor del oprimido. Cuando los españoles colonizaron América no solo aportaron su música a estas tierras sino que se llevaron los ritmos del nuevo mundo, los que se mezclaron con los africanos. De ahí nacen luego las habaneras de Cádiz y tantas letras que tienen influencias de muchos lugares.

El arte flamenco se manifiesta a través de aspectos principales, como el cante, el baile y el toque, que a su vez poseen variaciones y normas específicas y que se considera como uno de los signos identitarios de parte de la sociedad española, por lo que ha sido declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Los cubanos llevamos la música cubana en la sangre, pero también de España llevamos mucho, porque son nuestras raíces. Cualquier cubano de mi generación sin duda, quiera o no, puede tararear aún muchas zarzuelas, las canciones de Lola Flores, las de los Churumbeles o los Chavales de España, Juan Legido y muchos otros que nos acompañaron en nuestra niñez y adolescencia y que todavía recordamos con la misma fuerza que lo hacemos con la Aragón y con Benny Moré.

Otras estructuras métricas empleadas en el género son la copla y la cuarteta. Al igual que la décima, ambas son descendientes de la tradición hispánica y contienen una gran musicalidad.
Hubo una transculturación a partir de la música que el pueblo  cantaba en España a fines del siglo XV y  XVI, dando origen  a cantos que  se acompañaban  por instrumentos de cuerda pulsada con melodías acopladas a estrofas de cuatro, a veces con estribillos. Aquellas melodías  cantadas con décimas recibieron un tratamiento similar al que había ocurrido en España, dividiendo el período de una décima en dos partes de seis motivos musicales con pausas intermedias "repitiendo los dos primeros versos y luego del interludio instrumental, cantar los restantes seis versos, un proceso que fue  conformando en Cuba el canto que hoy conocemos como punto cubano.


El cubano realizó un proceso de síntesis, de avenencia a los elementos culturales hispánicos, en particular los andaluces y los canarios, de tal modo que a través de cinco siglos las décimas han permanecido, como parte de nuestra identidad nacional.

Y el zapateo, que antiguamente era la parte bailable de esta expresión musical campesina,  ha caído en desuso desde mediados del siglo XX.

Y hay muchas otras cosas en las que Andalucía se reproduce en Cuba.


                                El gallo de Morón de Cuba arriba y abajo el de España

Un símbolo andaluz reproducido en Cuba.

El Gallo de Morón, al que dejaron sin plumas y cacareando, también es andaluz.  El pueblo de Morón, en Ciego de Ávila, Cuba en su entrada, tiene la estatua de un gallo. Este pueblo es famoso por el gallo y por las torticas de igual nombre.

Mucha gente se cree que el famoso refrán “lo dejaron como el gallo de Morón, sin plumas y cacareando” es originaria en esta población del norte de la provincia de Ciego de Ávila, pero esto está muy lejos de la realidad, esta frase es originaria de Morón de la Frontera, en Sevilla, Andalucía y data de hace más de cinco siglos.

Alrededor del año 1500 los vecinos de la villa de Morón de la Frontera se dividieron en dos bandos que siempre andaban en pugna y se enfrentaron en batallas campales que al final dejaron el pueblo casi totalmente devastado.

La Cancillería de Granada tomó cartas en el asunto y envió a un juez con fama de guapetón y el que se destacaba por gritar públicamente para atemorizar a la gente. Pero los vecinos, antes en pugna, ahora se unieron para enfrentar juntos al funcionario bravucón, al que atraparon, dejaron completamente desnudo y le dieron palos de todos los colores.  De ese hecho nació el famoso dicho “lo dejaron como el gallo de Morón, sin plumas y cacareando” que, con versiones
Variadas es muy repetido en Andalucía, y por supuesto a  Cuba debió llegar la frase de boca de los numerosos andaluces que se asentaron en la Isla e influenciaron notablemente la variante del español que hablamos los cubanos.

Y también son andaluzas las famosas torticas de Morón, tan gustadas en Cuba, e historia que ya abordé en capítulos anteriores sobre los dulces de Cuba.


Virgen de Regla

 Como sabemos, la iglesia católica tiene la política o la estrategia de repetir la figura de la Virgen??? María, en diferentes partes del mundo, dándole una identidad más cercana a cada país, región y hasta pueblos, según convenga a sus intereses. Y sin duda ha sido una política muy acertada que ha podido afianzar o revivir esas creencias en muchos sitios.

Tal es el caso de la Virgen de Regla. En España una imagen de la Virgen de Regla se encuentra en la villa de Chipiona, en Cádiz, justo al lado de la Playa de Regla.   Esta virgen, realizada en madera y de estilo románico, representa a una de las vírgenes negras.   Se cuenta que la imagen fue llevada a España desde África después de sortear la nave donde venía una feroz tormenta en el estrecho de Gibraltar, razón por la que se hizo patrona de los hombres de la mar. Y como corresponde, se asegura que en su hombre se han realizado abundantes hechos prodigiosos, curaciones y milagros.

En otros lugares de Andalucía también existe devoción por esta virgen, como es la iglesia de la Virgen de Regla, en Huécija, y en la  hermandad de los Panaderos de Sevilla, que la veneran como patrona. En Pájara, Islas Canarias, existe la Ermita de Nuestra Señora de Regla y otra en Santa Cruz de Tenerife y hasta en la catedral de León en Castilla, que no está cerca del mar, existe la advocación de Santa María de Regla.

En Cuba, en Guaicanamar, actualmente Regla, se edificó una ermita donde se ubicó una imagen de la Virgen de Regla proveniente de España, Aranda, siendo objeto de mucha devoción desde entonces, dándole nombre al caserío de Regla y siendo proclamada patrona del lugar el 23 de diciembre de 1714.

Diríamos que la Virgen de Regla, es segunda en importancia en el país después de la patrona nacional, la Virgen de la Caridad del Cobre, es otra herencia andaluza en Cuba.


!Y qué decir de los productos andaluces!

Vamos a enumerar algunos.


Manzanilla Pochola de Pedro Domecq.

Toda la gente que vivió antes del triunfo revolucionario recuerda la manzanilla Pochola, que era ampliamente consumida, sobre todo por los españoles y los descendientes de ellos, que fueron durante la primera mitad del siglo XX la mayoría de la población.  Este vino blanco y seco, con Denominación de Origen Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda, tiene una crianza que se lleva a cabo exclusivamente en bodegas de Sanlúcar de Barrameda, población situada en la provincia de Cádiz, en la comunidad autónoma de Andalucía y es el más ligero de todos los vinos del Marco de Jerez, ideal para acompañar el aperitivo.

Pero de Pedro Domecq eran famosas muchísimas bebidas en Cuba, tales como
 el Jerez Fino La Ina, el oloroso Río Viejo con gran contenido alcohólico, el jerez dulce Viña 25, una de las bebidas más populares en Cuba, además de los brandies Carlos I y Carlos III y el también famoso en Cuba brandy Tres Cepas.  Sin olvidar los exquisitos productos de Pedro Ximénez, en particular el jerez Osborne.

Y por supuesto de andalucía venían delicias tales como el aceite de oliva. En Andalucía se hacen los mejores aceites de oliva virgen extra del mundo, y no es que lo digan los andaluces, vienen respaldados por el ranking 2015 de World’s Best Olive Oils del Consejo Oleico Internacional. De este top ten de los mejores aceites, siete son andaluces.

En el mismo rango están las aceitunas, y en la producción de turrones aunque Valencia, Murcia  y Toledo son líderes en estos productos con los históricos Monerris Planelles y De la Viuda, no se quedan atrás en calidad los de Jaén, en particular de la marca El Lobo, famosos mundialmente, y otras producciones en Málaga, en Sevilla y en otras zonas de Andalucía, que es además la que aporta la mayor cantidad de almendras, base de todos los turrones.

En Cuba no se concebía una Navidad sin turrones, era tan  indispensable el turrón en la mesa de Nochebuena como el lechón o la yuca con mojo.

El turrón podría proceder de casi cualquier parte del Mediterráneo, ya que un territorio que produjera miel y almendras en su campo podía fabricar turrones y esencialmente, las costas mediterráneas y Al-Ándalus, en particular Granada, que es la gran productora del componente principal de los turrones: la almendra.

Actualmente solo Francia, Italia, algunos países hispanos por influencia española, como era el caso de Cuba, donde se producían excelentes turrones en las fábricas de chocolate La Estrella y La Ambrosía, y la propia España elaboran turrón, siendo éste el líder indiscutible tanto en producción como en consumo. Pero el cubano, si pudiera, comería turrones el año entero.

Pero por supuesto, que a causa del elevado costo de los ingredientes empleados en su elaboración, la miel y las almendras, el turrón siempre ha sido un alimento reservado para  ocasiones especiales.


Y nada mejor para terminar este paseo con nuestros ancestros acompañados de Juan Legido, conocido como El Gitano Señorón, ese cantante popular español de mediados del siglo xx, especialmente reconocido en Cuba y acompañado por los Churumbeles de España con algo que no olvidamos:

Doce cascabeles
lleva mi caballo
por la carretera.
Y un par de claveles
al pelo “prendios'”lleva mi romera.

La carreta que va adelante
mil campanillas lleva sonando.
Y hasta las ruedas
hacen su cante,
porque los ejes
van repicando.
Varal cubierto con arrayanes,
toldo con cielo de Andalucía.
Qué bien bracean mis alazanes,
que no hay carreta como la mía.

El pedazo de andaluz que llevamos los cubanos adentro seguro que se lo agradece.

…..Y no se olvidan los cuentos interminables de mi abuela, que vino a Cuba desde un pueblo cuyo nombre olvidé, pero que está en una serranía cercana a Sevilla.  Me parece estar escuchando el de los tres pelos del diablo, el del frío en las montañas y los lobos acechando.






domingo, 18 de marzo de 2018

Los Catalanes en Cuba (y un repaso de los de otras partes de España)



Los Catalanes en Cuba (y un repaso de los de otras partes de España)

Cuando después de siete años en el presidio Modelo de Isla de Pinos y unos meses en una granja en Melena del Sur, cumpliendo una condena de 20 años por el falso delito de “atentar contra los poderes del estado”, en varias visitas previas a su libertad condicional, mi padre me pidió le fuera consiguiendo un grupo de cosas para hacerse una comida de la que estaba ansioso. Visitas a varias bodegas en el pueblo, que aún tenían vinos y licores de la época anterior a la revolución y que no era costumbre consumir por los hogareños, entre ellas una botella de Oporto, que parece que los lugareños no valoraban debidamente, harían compañía al ansiado manjar.

Llegó el día tan esperado en que le dieron la libertad condicional y fui con Papá a saborear el famoso plato, que no era más que unas exquisitas Papas a la Catalana. Y el vino lo dejamos para otra ocasión y de una caja de cerveza yo me tomé 4 y mi padre 20. Esto, visto como una simple pincelada, es parte de la tremenda huella que dejaron los catalanes en nuestro país.  Cuando  un hombre ha estado privado de la libertad y de sus gustos y lo primero que desea es comerse unas papas a la catalana por algo será, un algo que está muy enraizado en él y en la sociedad.  Y mi padre es hijo de madrileño y andaluza, así que por ahí no viene.

La emigración española hacia Cuba

La emigración española hacia Cuba comenzó en 1492, prosiguió en 1898 y se prolongó hasta la actualidad. El primer avistamiento de un barco español fue el acercamiento a la isla el 27 o 28 de octubre de 1492, probablemente en Bariay en el extremo oriental de la isla. Cristóbal Colón, en su primer viaje a América, navegó hacia el sur desde lo que hoy son las Bahamas para explorar la costa noreste de Cuba y la costa norte de La Española. Cuando Cristóbal Colón descubrió la isla creyó que era una península del continente asiático.

En Cuba, al igual que en otros lugares de la llamada Nueva España, como México, la influencia española fue decisiva, pero a diferencia de las tierras continentales, en la Isla la población autóctona no sobrevivió.  En las otras tierras se fue imponiendo una cultura mestiza producto de ambas culturas, la indígena y la española, sobre las cuales predominó la religión, que fuera impuesta a sangre y fuego. Más tarde ocurriría en todo el caribe similar mezcla, pero con los esclavos africanos.

En Cuba casi todos, salvo la población negra descendiente de esclavos, era en su inmensa mayoría o española o descendiente de españoles, a lo que se añadió después de la independencia de Cuba y a principios del siglo XIX una gigantesca migración española en busca de nuevos horizontes y que huían de una España desgastada económica y moralmente por sus guerras coloniales lo que hizo a muchos españoles jóvenes desertar del ejército y comenzar una nueva vida en América y en particular en Cuba.

La cultura española predominó completamente toda la primera mitad del siglo XIX con expresiones en la gastronomía, la música, el comercio, la literatura, el teatro, las costumbres, en fin en todo el espectro cultural y económico, aunque en este último fue cediendo terreno ante el capital norteamericano.

Cuba, colonia española, siempre fue un destino deseado de los peninsulares desde su descubrimiento hasta el siglo XIX. A partir de la independencia de Cuba, ésta se convirtió en un proceso continuado durante la primera mitad del siglo XX, principalmente en sus primeras cuatro décadas y con diferentes características, ya que en la etapa colonial fue evolucionando desde una colonización dirigida a la creación de núcleos urbanos, con el establecimiento de colonos blancos, hasta la entrada de trabajadores libres en régimen de asalariados, de acuerdo al desarrollo de la economía y del sistema productivo cubanos, pero después tuvo marcados visos políticos y económicos.

Hasta 1904 Cuba fue el destino principal de los españoles que decidieron emigrar, y de ellos,  cuatro de cada diez españoles se asentaron en La Habana, y una proporción similar en las provincias azucareras de Oriente, Camagüey y las Villas.

Después, de esta emigración económica  se pasa al exilio político durante el período 1931 a 1945. Es en esos años empieza una especie de reserva hacia la emigración española, aún a pesar de la gran composición ibérica de la población, porque se consideraban peligrosos que podían alterar aún más la situación política y social inestable en la Isla.

Sin embargo, casi toda la emigración española hacia Cuba se caracterizaba por tratarse de personas humildes y trabajadoras que buscaban una vida mejor y para ello estaban dispuestos a someterse a grandes sacrificios, que iban más allá de los dolorosos al dejar su familia y su vida anterior atrás.

El viaje de los emigrantes españoles hacia Cuba transitaba por un largo calvario que empezaba en la aldea o pueblo de origen o en Madrid. Si vivían cercanos a uno de los grandes puertos de donde partían los buques, el viaje en su conjunto era más sencillo, pero si no era así, tenían que trasladarse al puerto adjudicado por las autoridades de migración, para lo que se empleaba la vía ferroviaria en primera instancia, pero también había caravanas de familias, amigos o coterráneos que viajaban a pie o en carros tirados por caballos hasta el lugar de donde partía el buque.

Una vez que llegaban al puerto correspondiente, no era raro que hubiera que hacer una larga estadía hasta la partida del barco, mientras tanto se pasaban trabajosos trámites a presentar ante las autoridades portuarias. Y finalmente llegaba el triste momento de partir, pues muchos sabían que no volverían a ver a su familia ni a su pueblo, que iban a un viaje sin retorno, como nos narró Alberto Cortés en su poema-canción “El Abuelo” y que se convirtió en el destino de la mayoría de los emigrantes españoles a América.

Pero la travesía no era ni mucho menos un lecho de rosas, en realidad era algo desesperante.
Esta nunca duraba menos de veinte días, llenos de incomodidades, suciedad, falta de higiene, frío o calor, hacinamiento, hambre, comidas en mal estado y hasta escasez de agua.

Ya en el siglo XX estas condiciones infrahumanas mejoraron sensiblemente, porque las leyes fueron más exigentes con las compañías navieras que propiciaron espacios vitales, condiciones sanitarias, enfermería, baños, asistencia médica, agua y alimentos en buen estado y suficientes, calefacción, ventilación y camarotes.

Y después estaban las condiciones de entrada a Cuba, que con el campamento  de inmigración llamado Triscornia, del que hay que hablar en detalle, constituían otro penar.  Y hay que decir que por Triscornia, entre 1900 y 1959, pasaron dos millones de españoles, la mayoría en las primeras décadas del siglo XX. Notemos que la población total de Cuba en 1898 era de 1 millón 632 mil habitantes.

A partir de la desintegración del colonialismo español en 1899, se detuvo temporalmente la emigración a Cuba, es más muchos decidieron regresar a España. Pero al cabo de pocos años la emigración volvió a tomar ímpetu, y con mucha más fuerza que antes, debido a la apertura económica que promovieron la situación política cubana, un flujo migratorio que se mantuvo por las dos primeras décadas del siglo XX.

Una prueba de ello es que en 1900, la población de Cuba era de 1,6 millones, de los cuales 127 mil eran españoles de nacimiento, de ellos 6.400 eran catalanes.pero en 1920, con una población de casi tres millones de habitantes, en la isla vivían más de 300.000 españoles, de ellos 16.000 catalanes.  Afirman los historiadores que en esta época se produjo el mayor de los trasvases humanos desde España hacia América,que abarca desde 1880 hasta 1930 y que supera todos los siglos anteriores de conquista y colonización. Del gran trasiego de más de tres millones de personas en medio siglo, una tercera parte llega a Cuba y una parte muy importante no regresa, sino que se asienta y se reproduce biológica y culturalmente.
                         Una bodega asturiana en La Habana.

Composición de la emigración y los catalanes.

Por supuesto que no todas las regiones de España  influyeron por igual en la conformación de la cultura cubana, su simple explicación la tenemos en el hecho de que los cubanos a los españoles les decimos “gallegos” porque esa fue la mayor emigración que asimilamos.

 Los españoles y sus descendientes se agruparon en sociedades culturales y de ayuda mutua, que comenzaron con el Centro Español y después fueron derivando en otras más regionales..

Fueron precisamente el Centro Gallego de La Habana y el Centro Asturiano de La Habana las instituciones con mayor cantidad de miembros y por ende con mayor poderío económico. Prueba es que en el lugar más deseado de La Habana de entonces, el Parque Central, uno frente al otro, estas asociaciones tenían su sede en espléndidos, lujosos y funcionales palacios. En mi familia había descendencia de madrileños, andaluces y asturianos. No se cuando se decidieron por el Centro Asturiano, creo que cualquiera de los dos eran excelentes en todos sentidos, pero como el que conozco es el Asturiano voy a hablar de él.

 El patrimonio europeo de los cubanos proviene principalmente de la península Ibérica; los españoles asentados en Cuba (andaluces, canarios, asturianos, catalanes, gallegos, vascos y castellanos) son la imagen del fenotipo cubano a la parte de los afrodescendientes.

No obstante hay que hablar de los principales orígenes de los emigrantes.


Canarios o Isleños

La emigración canaria a Cuba fue cuantiosa y sostenida, tanto que puede considerarse una de sus principales raíces culturales y etnográficas. Hoy no es raro el cubano con parientes en Canarias, y menos el que lleva un apellido guanche. Porque los descendientes de aquellos emigrantes canarios del XVII poco tardaron en considerarse cubanos de pura cepa.
 La influencia canaria en la cultura cubana actual es tan notable que casi no nos damos cuenta de ella. . La pronunciación peculiar del castellano en Cuba, y la preferencia por formas poéticas como la décima campesina, la improvisación, controversias, el punto guijarro o repentismo, son fuertes ejemplos de ello.

Esta forma de hablar similar al canario, y diferente al peninsular, es el que se habla en Cuba, Puerto Rico, República Dominicana, y la costa del Mar Caribe como Venezuela, el norte de Colombia y Panamá. Recuerdo que en Panamá un colombiano me preguntó que si yo era costeño, o sea, natural de la costa atlántica de Colombia.

Ya hemos abordado de la notable emigración Canaria en Cuba a través de los temas relacionados con el cultivo del tabaco y con el tristemente famoso buque Valbanera.  Pero hay un dato muy importante, la caña de azúcar fue llevaba por Colón hasta Cuba desde las Islas Canarias, y las plantaciones se asentaron de forma extraordinaria en el clima favorable que les brindaba el Caribe, lo que convirtió a Cuba en la azucarera del mundo.
                  El majestuoso y poderoso Centro Gallego de La Habana.

 Los gallegos

Aparte de Cristóbal Colón, se habla de que el verdadero descubridor de Cuba fue el gallego Sebastián de Ocampo, quién en 1509 recorrió la isla haciendo un bojeo alrededor de ella y ratificando que era una Isla y que tenía un número considerable de indios habitando en ella.

Pero en la segunda la mitad del siglo XIX la presencia gallega se hizo masiva en Cuba, y aunque algunos regresaron, la mayor parte permanecieron formando familias con españolas o criollas.

Los gallegos con su laboriosidad crearon una gran infraestructura socio-cultural, siendo el mayor de los símbolos el Centro Gallego de La Habana, fundado el 23 de noviembre de 1879, y que brindaba a sus asociados asistencia sanitaria, contribuir a la prosperidad del país natal y fomentar la unión de los gallegos y de sus descendientes, además de proporcionar ayuda a los inmigrantes gallegos.

Siempre los gallegos tuvieron fama de buenos trabajadores y gente muy ruda. Tal es así que en Cuba hay unos insectos inofensivos de corta vida que proliferan en verano y a los que se les llama “gallegos” por lo duros que son.  O aquella vieja frases tan recurrida en nuestra niñez: "los gallegos no se bañan ni con agua de carabaña".
              El no menos majestuoso y poderoso Centro Asturiano de La Habana.

Los asturianos

La región asturiana representó para Cuba el origen de una de las mayores fuentes migratorias y sus huellas se extendieron, al igual que la gallega, de forma tal que la conservan y cultivan no sólo sus numerosos descendientes, sino una parte mayoritaria de la población.

En el siglo XIX su presencia aumentó, tanto en número como en influencia en todas las actividades, hasta que llegaron a convertirse, junto a gallegos y canarios, en una de las poblaciones inmigrantes más numerosas de Cuba.

Los aportes de la inmigración asturiana en Cuba son muy valiosos sobre todo en el terreno cultural y gastronómico, pero lo que más resaltaba fueron las romerías que se realizaban en los jardines de las fábricas de cerveza y merenderos de la época.

No voy a profundizar en este acápite porque, aunque no los conocí, mis abuelos maternos eran asturianos, según he conocido, aunque ahora recientemente he hecho descubrimientos que dicen otra cosa y esa es una historia interesante.

Los andaluces.

La influencia cultural andaluza se expresó en tantos aspectos de la vida en Cuba que es mejor referirnos a ello de forma particular, porque ellas van desde instrumentos de trabajo, artes de pesca, costumbres alimenticias y sobre todo por la música.  Es tan vasta su huella que hay que abordarla con más detalle, se lo merece.



 Los catalanes.

En nuestros días existe un fenómeno mediático con un trasfondo comercial muy fuerte que son las interminables competencias futbolísticas que vienen acompañadas de campañas publicitarias interminables y que hacen que hasta en Cuba, donde a nadie le gusta el fútbol, deporte muy aburrido comparado con el béisbol, para mi gusto y el de la mayoría de los cubanos, ahora los niños y jóvenes, por imitación ya que los repiten incesantemente, se hacen adictos a ese juego.

Yo no soy fanático del fútbol, lo considero un deporte monótono y sin gracia, y que no requiere mucho intelecto para jugarlo, pero lo que más me molesta tremendamente es que un personaje semianalfabeto que todo lo que hace es caerle a patadas a una pelota, se convierta en un ícono para la juventud y gane mil veces más que un científico que hace nuestra vida más duradera y confortable y que cuyas acciones hacen un aporte inestimable al desarrollo humano y a la sociedad, pero así es el mundo actual, un lugar donde los verdaderos valores cada vez valen menos y la superficialidad es casi total. Malos artistas y deportistas son famosos al extremo y los jóvenes y niños los quieren imitar, mientras que los grandes científicos e intelectuales son casi unos desconocidos.  Pero aunque no nos guste el fútbol, si se habla de Cataluña hay que mencionar al Fútbol Club Barcelona, que al final se nutre de buenos jugadores de muchas partes del mundo y no exclusivamente de catalanes.

Los primeros catalanes en llegar al continente americano fueron integrantes de las huestes colonizadoras españolas.   En la expedición de Hernán Cortés para la conquista de México en 1519 iban soldados ignorantes que hacían de cirujanos como Juan “Catalán” que “santiguaba y embalsamaba heridas y descalabraduras”; pero el emigrante catalán en aquellos primeros momentos no tuvo un peso importante en Cuba.

Una de las causas por la que los catalanes no participaron masivamente en la conquista y colonización de América, fue hasta que fuera superado el carácter monopólico con que Isabel de Castilla decretó la América para los castellanos. Pero nunca es tarde si la dicha es cierta, y gracias a las presiones ejercidas desde Inglaterra y los aires de renovación política, el "despotismo ilustrado" que dominó los finales del siglo XVIII, los catalanes lograron finalmente entrar en La Habana, y fue para triunfar y en muchos casos no irse.

A pesar de esta demorada aparición en la Isla, los catalanes llegaron a conformar el 72% de todos los peninsulares asentados en la colonia en un momento dado. Tenían el monopolio no solo del lucrativo negocio negrero, sino una buena parte de la fabricación y comercialización del azúcar cubano en el mercado internacional; la producción tabacalera y la fabricación de algunas de sus más afamadas vitolas y dominaban casi todo el comercio minorista, donde para anunciar que se iba a la bodega, la gente decía: "Voy al catalán de la esquina". Aunque lo cierto es que eso varió con el tiempo y en los años cincuenta se decía: “voy al gallego de la esquina”, pues la mayoría de los bodegueros eran gallegos o asturianos.

Al margen de que vista integralmente, no fueron tan numerosos como otras etnias que configuraron la nacionalidad cubana, su huella quedó impresa en muchos aspectos de la vida nacional. La mayoría se arraigó y optó por una doble nacionalidad sentimental, y amaban tanto a Cuba como a Cataluña.

Hay que recordar que a finales del siglo XVIII existió una atmósfera económica particular, pues en Cataluña se estaba produciendo el desarrollo del sistema capitalista así como la única revolución industrial que ocurrió en España.  La emigración catalana a Cuba propició pues el encuentro de las dos zonas más dinámicas económicamente de todos los territorios españoles, las puntas de lanza de la modernización industrial y agrícola.

Los catalanes se constituyeron entonces en el flujo migratorio más importante tanto en lo tocante al papel económico como en la influencia política y social, ya que el 60% de los emigrantes españoles que llegaban a Cuba lo hacían para servir, mientras que entre los catalanes dicha proporción era sólo del 38% y de forma provisional, hasta que encontraban una actividad en la que pudieran desarrollarse.  Empezaban como aprendices realizando las tareas más ingratas durante prolongadas jornadas, cargando y descargando mercancías y limpiando los locales y esclavizados tras un mostrador que por las noches era su cama. A diferencia de otros inmigrantes peninsulares, los catalanes no acostumbraban a llegar como trabajadores de servicio,y por lo general rebasaban la primera prueba después de algunos años de dura tarea convirtiéndose en comerciantes o propietarios de algún negocio, pero obviamente, no todos lo conseguían.


Los catalanes pioneros y afortunados

Se dice que Miguel Ballester, uno de los más antiguos inmigrantes catalanes, fue quien introdujo e instaló el primer trapiche de caña de azúcar en la isla. Pero en la historia de Cuba, se afirma que los comerciantes más beneficiados fueron los catalanes, sobre todo los dedicados al tráfico de la caña de azúcar, lo que dió origen a otros negocios y entre ellos se habla de Juan Güell y Ferrer, Antonio López y López, dueño de la famosa compañía de buques “Marqués de Comillas”, y Narciso Gelats Durall, fundador del banco Gelats, uno de los más poderosos de La Habana.

Juan Conill Puig fue pionero en almacenamiento de tabaco en rama, producto del que fue un gran exportador. Jaime Partagás y Rabell fue el fundador de la firma “Partagás”, “Real Fábrica de Tabacos Partagás”, en 1845. Por cierto, Partagás murió de un balazo disparado a traición, debido a rivalidades en el comercio del tabaco.

El poder económico de los comerciantes, industriales y banqueros catalanes en la segunda mitad del siglo XIX era casi total en la zona occidental de la Isla, a pesar de constituir solamente el diez por ciento de su población.

De hecho el asentamiento catalán comienza con los Reales Decretos (de 1765 a 1778) que permitían el libre flujo de mercancías entre los puertos de España y los de las colonias.
Las grandes fortunas ganadas en Cuba fueron la base de la aristocracia catalana, que obtuvo con ellas títulos nobiliarios españoles como: Marqués de Comillas (Antonio López y López), Conde de Güell (Juan Güell y Ferrer), Marqués de Santa Rita (José Baró Blanxart).
El primer cafetal fomentado en Cuba fue obra del catalán Gelabert, quien trajo semillas de Santo Domingo y creó una plantación en el Wajay, curiosamente no para ser consumido el café como infusión, sino para hacer aguardiente. El consumo masivo del café, del cual el cubano no puede prescindir, se debe a la masiva emigración franco-haitiana.

.En 1750, Esteve Codina fundó el poblado de El Guatao, en las proximidades de La Habana y famoso por la frase “se acabó como la fiesta del Guatao”. Bernat Llagostera fue el primer empresario del Teatro Principal de La Habana, construido en 1773.El  Papel Periódico de La Habana se publicó a partir del 24 de octubre de 1790 y su editor y propietario fue el catalán Francesc Seguí.  De las cuatro imprentas que existían en La Habana en las primeras décadas del siglo XIX, dos eran propiedad de catalanes: Palmer y Seguí, siendo este último el que abrió la primera librería en la ciudad.  Jaume Florit introdujo la taquigrafía en 1805, Josep Antoni Maestras la primera gran fábrica de chocolate a la isla y Joan Xifré la primera tenería.

En 1810 Bernardí Rencurrell fundó la primera industria de cigarrillos y la comercialización del tabaco de la zona oriental estuvo controlada durante muchas décadas por un grupo de catalanes establecidos en Santiago.

El famoso Teatro Villanueva lo construyó Miquel Viu Pons. En 1834 llegó a la capital Josep Robreño, autor y actor de amplia fama,cuyo apellido ha perdurado en los anales del teatro cubano hasta nuestros días. Según el autor antológico, la capital de Isla de Pinos fue bautizada en 1830 como Nueva Gerona en recuerdo de la defensa heroica de Girona, en la que participó el que entonces era capitán general de Cuba,Francisco Dionisio de Vives.

Y hasta hubo un pirata catalán nombrado Carreras, cuyas piraterías las hizo todas contra las costas norteamericanas, y perseguido por el Gobierno de Estados Unidos, en 1834 lo apresaron y juzgaron siendo decapitado y expusieron la cabeza dentro de una jaula en Cayo Smith en la bahía de Santiago de Cuba.

 Los catalanes más poderosos en Cuba

Cuando en Cuba se habla de catalanes hay que mencionar primero a Sarrá, Partagás, Gener, Gelats y a Bacardí. Estos son solo algunos de los muchos apellidos catalanes que pusieron en marcha la economía cubana mientras se enriquecen con el ron, la caña de azúcar, el café y sobre todo con la venta de esclavos.

Sarrá.

Sarrá se asocia en Cuba a su famosa droguería y a su inmenso imperio inmobiliario.

José Sarrá y su tío Valentín eran boticarios que a mediados del XIX se fueron a Cuba para probar fortuna y llegaron a conquistar La Habana. No solamente fueron catalanes emprendedores, sino que se convirtieron en parte de la historia de Cuba y un ejemplo vivo de lo que fueron los indianos y de los primeros capitalistas de Latinoamérica. Sarrá está presente en  algunos de los inmuebles más emblemáticos de La Habana, comenzando por su famosa botica hasta el majestuoso palacio art nouveau que hoy es sede de la embajada española.

Si Sarrá estuvo presente en Cuba durante un siglo, en Estados Unidos sigue existiendo.

Fue en 1853, cuando Valentín Catalá y su sobrino José Sarrá y Catalá invirtieron 50.000 pesos en la fundación de una farmacia y droguería La Habana Vieja  y que destinado al comercio mayorista, tuvo un primer nombre de La Reunión porque unifica las farmacias tradicional y homeopática.  Sarrá surtió a los hospitales de todo el país con de ungüentos, sales, jarabes y extractos.  Fue en 1858 cuando se incorporó al negocio al sobrino,  José Sarrá y Valldejuli, el
cuál fue el máximo impulsor del negocio y Valentí y su tío regresaron como indianos a Barcelona.



Sarrá Valldejuli revolucionó la empresa, modernizó los laboratorios y expandió el catálogo de productos, así como compró toda la manzana y otros terrenos aledaños, creando con ello  la que sería la mayor farmacia de Latinoamérica y la segunda del mundo tras la norteamericana Johnson, con la formación de “más de cien farmacéuticos” en los laboratorios Sarrá. Tanto éxito tuvo que el rey Alfonso XII concedió a Valldejuli el título de Farmacéutico y Droguero de la Real Casa, así como el derecho de utilizar el Escudo de Armas Reales.

No obstante este desarrollo, en realidad fue la tercera generación, con Ernesto Sarrá Hernández a la cabeza, la que, en las primeras décadas del siglo XX, transformó el prestigioso negocio en uno de los más importantes de Cuba, con 46 edificios, 600 empleados y más de 500 productos farmacéuticos.

Gener

Era una marca de tabacos muy popular en Cuba y curiosamente se dedicó a ese negocio a partir de un contratiempo, pues llega a La Habana desde San Juan y Martínez en Pinar del Río, tierra conocida como Vueltabajo y que da el mejor tabaco del mundo, a vender una cosecha, pero no encuentra nadie que le pagara el precio que exigía, así que alquila un local y contrata a tabaqueros para procesar su cosecha.  Sus marcas Emperatriz de la India, pero sobre todo con Hoyo de Monterrey, de fama mundial, obtiene el gran premio en la Exposición Universal en Barcelona en 1888.

La fortuna le sonrió al convertirse en tabaquero por casualidad, y sin embargo es de muy triste recordación en Cuba, pues fue uno de los responsables del fusilamiento de los ocho estudiantes de medicina, hecho luctuoso en la historia cubana.  Para mayor vergüenza, fue el presidente del tribunal que para juzgar los hechos se creó. Y también está el episodio de sus esclavos encadenados muertos por un incendio en su negocio.


Bacardí
Ya de Bacardí hemos hablado en otros artículos, pero es importante mencionar a este personaje, quizás el más famoso internacionalmente de todos los catalanes que lograron fortuna en Cuba, el cual con su alambique en Santiago de Cuba, creado empleando un secreto que le da un vinatero francés, comienza a producir el mejor ron de entonces y supera a sus coterráneos Rovira, productor del ron Castillo, Camp con el inmejorable  Matusalén, Juan Albuerne con el ron Albuerne y Pedro Palau con el ron Palau.

Sin duda, gracias a Bacardí Cuba emerge como la potencia ronera del Caribe, lo que se mantiene hasta nuestros días.

Bacardí se convirtió en el ron “que hizo a Cuba famosa”. La prohibición de la venta de alcohol en Estados Unidos, la tristemente famosa “Ley Seca” propició que los norteamericanos fueran masivamente a Cuba, sedientos de bebidas, adicionalmente al auge del crimen organizado que se aprovechó del contrabando y venta de alcohol. Pero Bacardí también tuvo su zafra con la prohibición, ya que  un anuncio de la época, presentaba a un murciélago, que es el logo de Bacardí,  cargando a un Tío Sam en sus garras con un vaso vacío de Florida a Cuba.

En 1935 el periódico The New York Times citó a Bacardi como un nombre propio que se fijó en el léxico de Estados Unidos como un término genérico para el ron , igual que pasó con Kleenex, Coca Cola o Gillette.

El murciélago, símbolo de Bacardí, está presente en los escudos de armas de los Reyes de Aragón, Valencia, Mallorca y Barcelona, y Condes de Barcelona y Urgel.


Partagás.

Partagás, el cigarro que gusta más, era un slogan publicitario de la Cuba republicana. Se refería a los cigarrillos, que gozaban de mucha fama y venta, pero realmente su fuerte eran los habanos.

Jaime Partagás, que curiosamente nunca fumó, logró una gran fortuna gracias al tabaco y durante una visita a sus vegas de Vueltabajo, un tabacalero contrincante al que había arruinado, lo mató de un solo balazo. El tabaco lo hizo rico y lo mató.

 El Castillo de Farnés
Francisco Puig era el propietario del Castillo de Farnés, pequeño pero famoso restaurante de La Habana Vieja.

Puig se convirtió de conocido, pues empleaba diariamente el ómnibus de su casa a su negocio, ida y vuelta diariamente, en un gran amigo de mi padre, que le recuperó la cartera con dinero y documentos que le había robado los carteristas usuales en la ruta y  quienes mi padre amenazó.
Todos los fines de semana estábamos invitados a comer allí. Claro que no lo hacíamos, pero si por mi fuera iría todos los días. !Qué comida española más deliciosa¡. Allí conocí el pulpo a la gallega, las papas a la catalana, las escalivadas, el arroz negro, la crema catalana y otras delicias.

El Castillo de Farnés era y es un restaurante pequeño pero muy bien ubicado (al lado de la Zaragozana y a pocos metros por la misma acera, del Floridita, dos centros gastronómicos de estatura mundial).  En el siglo XIX existía en este inmueble una bodega y una tienda de comestibles y víveres. Con posterioridad, Francisco Puig adquirió el establecimiento y lo convirtió en una fonda a la que nombró Castillo de Farnés, en honor a una fortaleza de Cataluña, aunque esta parece llamarse realmente Castillo de Farners, su región natal.
En la esquina de la fachada poseía un mascarón de proa con el cuerno de la abundancia, actualmente conservado y utilizado como emblema del sitio. El restaurante Castillo de Farnés es actualmente a una taberna española, especializada en la comida de ese país.


Sitios icónicos que existen en Cuba gracias a los catalanes.

Una impresionante huella arquitectónica dejaron los catalanes en Cuba. Recuerdo cuando niño que los albañiles y maestros de obra catalanes tenía fama de hacer las cosas bien hechas. Aquí vamos con algunas muestras famosas de sus obras.

Edificio Bacardí

Esta joya de la arquitectura y primera construcción estilo Art decó habanera, en su momento fue el edificio más alto de la Isla  y sigue siendo uno de los más bellos.  Es toda una joya de la arquitectura de la época, contiene mármol de diversos países como Alemania, Bélgica, Noruega, Suecia, Italia, Hungría y Francia. La construcción fue ejecutada por la compañía Grasyma de Wunsiedel, de la región alemana de Bavier, la cual realizó los trabajos en diez meses a pesar de las malas condiciones del terreno donde se erigió por lo que se utilizó hormigón resistente de alta calidad y pilotes de maderas preciosas cubanas como júcaro negro y jiquí para la cimentación. Tiene una superficie total de 7 031 m² y 12 plantas.

El Edificio Bacardí de La Habana, con mas de siete mil metros cuadrados y doce plantas, está diseñado en forma de pirámide escalonada y su fachada está cubierta de granito rojo de Baviera y asume el azulejo como elemento decorativo tomado del modernismo catalán.


La Lonja del comercio

En un extremo de la plaza de San Francisco, justo frente a uno de los muelles de más movimiento portuario, en una de las entradas a la Habana Vieja, se encuentra la Lonja del Comercio de La Habana donde, aún hoy, como en su origen, se agrupan oficinas de empresas. La Lonja, como se conoce, se construyó en 1908 bajo la dirección del presidente de  la Sociedad Catalana de Beneficencia, y que además gerenciaba empresas y bancos,

En años recientes fue remodelada y devueltas sus propiedades originales, por lo que también se considera un edificio icónico de la capital, a lo que se suma su extraordinaria ubicación.

Real Fábrica de Tabacos Partagás

Jaume Partagàs Rabell , procedente de Arenys de Mar llegó a Cuba en 1831 con solo 14 años, porque la sastrería de su familia no funcionaba bien. En Cuba aprendió el negocio del tabaco de la mano del también catalán Joan Conill y quien apadrinó a varios compatriotas en los años siguientes. En sus viajes a  Pinar del Río, Partagàs conoció las famosas plantaciones de tabaco de la zona llamadas Vueltabajo, que se dice producen el mejor tabaco del mundo, hasta que en 1845 fundó la Real Fábrica de Tabacos Partagàs, un referente mundial.
Sus instalaciones se mantienen como originalmente y son visita obligada del turismo internacional.  Su privilegiada ubicación al fondo del Capitolio Nacional le da un atractivo adicional.



Banco Gelats

La antigua sede del Banco Gelats, se encuentra en la calle Aguiar de La Habana Vieja, zona que hace más de un siglo era el distrito financiero de la capital.  Ahora es la sede del Banco Nacional de Cuba. El edificio fue construido en 1908 por el dueño de la compañía, Narcís Gelats Durall, nativo de Lloret y cuya entidad bancaria de gran de prestigio, custodió el capital de varios países europeos , así como de Canadá y EEUU, y toda la fortuna de los catalanes. Se dice que este era el único banco en el que el Vaticano guardaba dinero. Gelats también fue naviero y dueño de la  famosa fábrica de cervezas La Tropical.

El Floridita

Si hay algo famoso internacionalmente en La Habana, aparte del Capitolio y el Morro, es El Floridita.  El bar más famoso de la Habana y uno de los más famosos del mundo también tiene origen catalán. En la entrada del bar aparece una placa que lo explica y su propietario era Constantino Ribalaigua Vert, maestro coctelero que creó el Daiquirí Floridita, el Papa Doble y el Havana Special. Gran amigo de Ernest Hemingway, Ribalaigua le preparaba unos daiquiris especiales, más fuertes o cargados que los tradicionales. Una estatua de bronce a tamaño natural de Hemingway aparece apoyada en un extremo de la barra, y ello hace las delicias de los turistas.

Y yo le haría otra estatua al catalán Constantino.

Palacio de Valle en Cienfuegos

El catalán don Celestino Caces comenzó la construcción de una quinta morisca que más tarde fue comprada por el asturiano radicado en esa ciudad, Acisclo del Valle (impresionante nombrecito), y que dio a su esposa como regalo de bodas, y fue el que terminó el palacio en 1917. Este edificio o mejor descrito, palacio, muestra el arte hispano morisco con influencias góticas, románicas, barrocas y mudéjares.

Es un edificio emblemático para mí no solo por su belleza, sino también porque se encuentra en Punta Gorda en la ciudad de Cienfuegos que tanto me ha gustado siempre y justo al lado del hotel Jagua (o para decirlo con propiedad, a la inversa).

Creo que simplemente sentarse enfrente de él, en el pequeño malecón donde está el restaurante Covadonga, famoso por sus paellas, y contemplarlo, bien vale la pena.


El Teatro Payret

En 1876 el catalán Joaquín Payret, hombre que amaba las artes, especialmente el teatro construyó este emblemático teatro en un sitio envidiable, en la concurrida esquina del Paseo del Prado, antes Alameda de Isabel II y San José. Sin embargo, Joaquín Payret transitó de la mano de la desgracia, porque se lanzaba a construir un teatro donde sobraban entonces algunos y además sin conocimientos de este tipo de negocio.

En 1877 abrió sus puertas con el nombre de teatro “Payret”, y se renombró como “Teatro de la Paz”, después de firmado el Pacto de Zanjón. Pero a través de su existencia se vio envuelto en varias

 desgracias ocurridas que al inmueble por lo que se le aplicó el término de "jettatore", que implica lo que está maldito y sufre de mala suerte repetidamente.
Con un temporal, las cañerías de desagüe se obstruyeron, la acumulación de agua fue tal que se desplomó una de las paredes maestras y se hundieron los pisos superiores sobre los de abajo lo que trajo pérdida de vidas.Ello llevó a que Joaquín Payret se encontrara en una crisis económica, de la que pudo salir con la ayuda de la Sociedad de Beneficencia de Naturales de Cataluña.

Pero su escenario ha sido sede de las más diversas manifestaciones artísticas y otros eventos de gran importancia, tanto cubanos como internacionales, como han sido los Circos Pubillones y de Santos y Artigas, conciertos, conferencias, discursos, festivales, obras dramáticas, obras líricas, óperas, operetas, obras vernáculas, presentaciones de ballet, revistas, sainetes, zarzuelas y hasta peleas de lucha libre.

A su vez el teatro Payret fue de los primeros en presentar películas desde las primeras décadas del siglo y por los años 30 fue conocido como “La Catedral del Cine Español”.


Ermita de los catalanes

La Ermita de Monserrat o de los Catalanes, o mejor dicho, las Ermitas, tienen una larga historia.

En 1885 el Centro Catalán de la Habana y otras asociaciones, proyectaron construir una iglesia en homenaje a la Virgen de Montserrat.  El lugar que más se asemejaba en Cuba a la Montaña de Montserrat fue la Loma del Tadino, que se renombró como Loma de los Catalanes o Loma de Montserrat.  La ermita se ubicó en donde actualmente está situado el Memorial José Martí en la llamada Plaza de la Revolución.

En sus alrededores se creó espontáneamente un asentamiento marginal, en el área entre ella y los linderos del Cementerio de Colón, un barrio de armas tomar que existe hasta nuestros días.  Recuerdo que en 1959, durante una concentración de apoyo a la revolución a las cuales íbamos los jóvenes a buscar novia, fuimos con unas muchachas hasta ese barrio, llamado La Dionisia y junto a ella La Timba y nos asombramos de su parecido con las peligrosas favelas de Río de Janeiro.

De 1953 a 1958 se produce la construcción de lo que hoy es el Memorial José Martí, que originalmente se llamó Plaza Cívica, proyecto que quería hacer de ella el centro de circulación vial de la capital y a su vez administrativo pues allí radicarían varios ministerios, la Biblioteca y el Teatro Nacional.

Por ello la Sociedad de Beneficencia de Naturales de Cataluña tuvo que construir una nueva Ermita, la que se finalizó en 1934 en el kilómetro ocho y medio de la Avenida de Rancho Boyeros, justo frente al conocido centro Río Cristal y justo antes de llegar al Reparto Fontanar donde viví. Del templo antiguo se pudieron recuperar algunos mármoles, el altar, la imagen de la virgen, los vitrales y las ventanas emplomadas que quedaron incorporadas al nuevo templo.


Pero también estaba la Ermita de Matanzas, que fue la primera.

Una de las cosas más famosas de Matanzas son las Alturas de Simpson, aumentada su fama por el danzón de Miguel Faílde, pero para los matanceros, siempre ha sido un lugar de recreo y propicio para ver un hermoso paisaje del valle del Yumurí por una parte y de la bahía y la ciudad por otro.

Justamente allí existe otra Ermita,  inaugurada el 8 de diciembre de 1875, cuando la Sociedad Catalana de Matanzas, la convirtió en lugar de peregrinación y sitio para mantener costumbres como la Fiesta de la Colla. Desde aquella fecha, las Alturas pasaron a conocerse como Monserrat, en honor a la Patrona de Cataluña.

Y a la Ermita de Monserrate no le faltan sus cuatro esculturas que fueron colocadas el 9 de noviembre de 1886 en la entrada de la Ermita, representando a las provincias catalanas: Lérida, Barcelona, Tarragona y Gerona. Ellas habían desaparecido del sitio y, con el concurso de escultores, e inspirados en fotos de las originales, volvieron a ocupar su lugar histórico.


Negreros y esclavos

Una famosa frase de negros esclavos y libertos era: !Ay señor, cómo me gustaría ser blanco...aunque fuera catalán! se demostraba la mala voluntad que los negros y mulatos le tenían al original de Cataluña, que había monopolizado el comercio, los cafetales, ingenios y buena parte de la cosecha y producción de tabacos y que además fueron unos gran tratantes de esclavos.

Averiguar el grado de participación catalana en el tráfico de esclavos es una empresa complicada, pero existe la certeza de que los negocios de algunas familias que se enriquecieron en las Américas surgieron de la trata de esclavos y contaban con abundante mano de obra esclava.  También existían los que no se había inmiscuido en operaciones de trata de personas pero todos empleaban esa fuerza laboral que representó lo más denigrante del ser humano.


Pero solamente durante los treinta años de trata de esclavos legal (1790-1820) se ha podido establecer la presencia de 146 embarcaciones catalanas entradas en Cuba con contrabando humano, que constituyen un 7,45% del total y un 24,7% de las españolas

Ello fue tan cruel que existieron casos en que hubo esclavos que fueron a su vez propietarios de otros esclavos, y por supuesto abundaban los casos en que los amos españoles tenían hijos con sus esclavas y maltrataban hasta a sus propios hijos sin siquiera darles el beneficio de la libertad.

Un caso famoso fue el de Joan Gener y Batet, que levantó una gran fábrica tabaquera en Cuba, y al cual, despues de un incendio en sus talleres en la Habana, se pudo comprobar que los aprendices que murieron quemados estaban  atados con cadenas.

Y la historia del desarrollo económico de Barcelona está sustentada en buena medida en la aportación de capital y el espíritu empresarial de los indianos, un capital representativo de aquellos que regresaron e hicieron gigantescas inversiones durante todo el siglo XIX, y cuyo principal componente de riqueza estaba basado en la sangre y sufrimiento de los esclavos.

Puede ser que la trata y explotación de esclavos no fuera el factor fundamental del crecimiento barcelonés, pero fue el principal que propició el enriquecimiento de muchos catalanes en Cuba que después invirtieron lo ganado en Cataluña. La sangre, el esfuerzo y las miserias para los esclavos y el país del que se beneficiaron y la bonanza para Cataluña. Sin Cuba, Cataluña no hubiera logrado las riquezas que hoy tiene. Y el indiano catalán se nutrió de ello.
                                 Celebración del día de los Indianos en Tenerife, Islas Canarias.

Los indianos

En 1898 Barcelona dominaba el 51% del comercio con Cuba y los catalanes eran mayoritaria y exitosamente dueños de importantes industrias como ron y tabaco, por lo que amasaron grandes fortunas.  De ahí surgió el nombre de “indiano”.

“Indiano” fue el nombre que designaba al emigrante español que fue a América y regresaba rico, lo que se extendía hasta a sus descendientes y que a veces era admirativa o peyorativas, según el caso, pues muchos indianos se hicieron de fortunas procedentes de la abominable trata de esclavos o de la explotación del trabajo de sus propios paisanos.

Los indianos, como es usual en la gente de recursos, se convirtieron en líderes locales a finales del XIX y comienzos del siglo XX, cuando gran cantidad de jóvenes, especialmente de regiones con fácil salida al mar, como Galicia, Asturias, Cantabria, el País Vasco, Cataluña y Canarias, se vieron obligados en esa época a lo que se denominaba hacer las Américas, o sea, ir en busca de una mejor fortuna en países iberoamericanos, de los cuales eran sus principales destino Cuba, Argentina, Uruguay, Chile Venezuela y México. Ocasionalmente unos viajaban  reclamados por sus familiares ya establecidos en esos lugares los que fomentaban negocios familiares exitosamente.  La realidad es que la mayoría no tuvo mucha fortuna, y no encontraron mejor destino en América que la pobreza de la que huían.

Aquellos que hicieron fortunas. regresaron años más tarde a sus lugares de origen, y adquirieron títulos de nobleza, aunque fueran unos burros analfabetos y explotadores o negreros, y compraban, restauraban o construían grandes casonas o palacios, los que se nombraron "casas de indianos" y como el dinero sobraba y pretendían imponer su poder y admiración, también establecen instituciones de beneficencia o culturales, subvencionando la construcción de escuelas e iglesias, y arreglaban o construían carreteras, hospitales, asilos, llevaban el agua y la luz eléctrica y otras que les dieran poder y reconocimiento.  Una forma de reconstruir el feudalismo cuando el mundo iba hacia el capitalismo.

Uno de los más exitosos indianos catalanes fue Miguel Biada Buñol, empresario dedicado a la marina mercante e impulsor del Ferrocarril Barcelona-Mataró, primera línea férrea de la península Ibérica y segunda de España tras el Ferrocarril La Habana-Güines y que se hizo rico con la exportación de cigarros y la importación de alimentos; . También y más famosos en Cuba fueron Facundo Bacardí del que ya hablamos: Josep Xifré i Casas,  el catalán más rico del siglo XIX que se dedicó a la especulación comercial, el contrabando y el tráfico de esclavos y cuyo padre murió arruinado por los negocios con América y que lo obligó a huir a Cuba por el acoso de los acreedores que perseguían a la familia; Agustí Vilaret fundó las cavas Mont-Ferrant después de pasar treinta de sus 45 años en Cuba se dedicó a la elaboración de champán, para lo que compró una masía conocida como Mas Ferran y bautizó su empresa con el nombre de Mont-Ferrant;.

Hay indianos de Galicia, de Asturias, de Cantabria, del País Vasco, de Canarias, de Valencia, pero sobre todo de Cataluña.
                               

Los que no fueron indianos.

Una cineasta cubana, Vanessa Batista decidió hacer un documental acerca de los catalanes que emigraron a Cuba y no volvieron a su tierra.

“Los que se quedaron” es un relato de los emigrantes que no fueron “indianos” y que echaron raíces en Cuba.  Los indianos regresaron ricos a su país, entre ellos muchos catalanes, y los emigrantes no prosperaron lo suficiente y quedaron de cierta forma atrapados por las circunstancias económicas y emocionales.

La cineasta buscaba el lado emocional de los emigrantes, no el didáctico ni el histórico, pero las realidades que se encontró durante su rodaje la obligaron a replantearse la obra.

En su búsqueda de información, la cineasta dió con la familia del catalán Francisco Carulla en Santiago de Cuba, y ello transformó el proyecto al contar con filmes inéditos de casi un siglo de existencia en los que se observa la Barcelona de 1926 y sus alrededores, ya queCarulla compró una cámara de cine cuando tenía unos 30 años.

Carulla no se hizo rico pero le iba bien en Cuba, y en ese viaje a Barcelona dejó instalada agua corriente en la casa de sus parientes en Cataluña. Es entonces que uno se pregunta que hubiera sido de Cuba si toda la fortuna que se llevó a España, y en particular a Cataluña, se hubiera invertido en la Isla.

Sobre qué hubiera sido de la isla caribeña si toda la fortuna que se llevó a Cataluña se hubiera invertido allí, me recuerda la historia del abuelo de mi esposa que en los años 50, a esa altura de la dictadura franquista, enviaba sistemáticamente dinero y cajas con conservas y comida no perecedera a sus parientes en Asturias.

Los indianos están sustentados en la miseria que había en Cuba.



Los catalanes y la independencia de Cuba y en la de sus propios coterráneos.


"Más se perdió en Cuba" es una frase empleada para minimizar la gravedad de un problema o contratiempo.
Por supuesto que la frase viene del conflicto de España con Estados Unidos, donde fue destruida toda la flota española en el Caribe y en Manila y una derrota aplastante de España, que tuvo que ceder los territorios coloniales que aún tenía, como Cuba, Puerto Rico y Filipinas.  Una variante es que el dicho en realidad expresa: "Más se perdió en Cuba y volvieron cantando", aludiendo a los pocos sobrevivientes que volvieron a su patria cantando contentos por haberse salvado.

En Cataluña, como en el resto de España, Cuba perdura como una vieja herida, como un lejano "paraíso perdido", pues de todas las nacionalidades que fueron a vivir a la Isla, la catalana fue la más favorecida.

La política proteccionista benefició durante dos siglos a una industria catalana que gozó de forma privilegiada tanto del mercado nacional como del peninsular.  El año 1714 representó el fin de la soberanía catalana por parte de España, pero también marca el comienzo de la prosperidad en Cataluña, al convertirse en la región más industrializada de España. Pero parece que más de tres siglos de privilegios catalanes no han sido suficiente para ellos y ahora luchan por su independencia que no les traerá los beneficios que les ofreció España.

Pero la posición de los catalanes respecto a la independencia de Cuba no fue ni remotamente la que ellos ahora desean, pues en 1869, recién iniciada la Guerra de los Diez Años, ocurrieron sucesos en La Habana que demostraban la situación de extrema tensión entre independentistas cubanos y voluntarios españoles con una buena integración de catalanes en sus filas.  Es famoso en la historia lo ocurrido Teatro Villanueva, donde una obra en la que se exaltaba la independencia de Cuba y apenas se ocultaba que era a beneficio de los guerrilleros cubanos y sus familiares y donde el público, de ideología separatista o independentista, dio vivas a la independencia de Cuba y pidió librarse del yugo español.


Se presentaron en el teatro voluntarios españoles y exigieron la suspensión de la obra, lo que provocó grandes discusiones con el público y se produjeron disparos contra los voluntarios españoles, los que también dispararon provocando la muerte de tres separatistas y muchos muchos heridos de ambos bandos.  Pero ahí no acabó el asunto, en los días que siguieron ocurrieron graves incidentes y tiroteos en las calles de La Habana entre separatistas y voluntarios con un saldo de 25 muertos, incluyendo el asalto por los voluntarios al Palacio de Aldama, en La Habana, mientras que otros atacaron a los cubanos en el café El Louvre, así como tirotearon a ciudadanos en otros lugares públicos.

Se aceleró entonces el viaje a Cuba de los grupos de voluntarios españoles organizados en la Península, muchos de los cuales eran catalanes.Los Voluntarios criticaron y se sublevaron contra el gobernador general Dulce y su política diplomática y consiguieron que el Gobierno español lo sustituye. Dulce cuyo mandato en Cuba se caracterizó por una política conciliadora y liberal, con oposición al tráfico de esclavos, era odiado por los catalanes, pues había sido durante los años de 1858 a 1862 capitán general de Cataluña, puesto desde el cual reprimió algunas intentonas, entre ellas la represión del movimiento de los “agraviados” (malcontents).

Uno de los factores de mayor peso en la búsqueda de su independencia fue la negativa por parte de los catalanes a conceder a los cubanos la menor autonomía administrativa y política, y la posibilidad de comerciar libremente, sumado a una política arancelaria corrosiva.

El estallido de las guerras de independencia en Cuba son una respuesta al estrangulamiento económico a los cubanos para favorecer, no solo a la industria catalana sino la de toda la toda la península, pero los abanderados de esta política fueron siempre el Fomento del Trabajo nacional y otras entidades empresariales catalanas.

Sin embargo siglo y medio después, los ahora extremistas independentistas catalanes hasta hacen suya una bandera copiada de la cubana, sus enemigos separatistas cubanos. Los mambises cubanos consideraban a los catalanes, entre todos los españoles a sus peores enemigos, por sus creencia extremistas y por su posición de preponderancia económica en la Isla.  Muchos catalanes se han inspirado en lo que combatieron en Cuba para aplicarlo ahora en su tierra, sin reconocer lo favorecidos que han sido históricamente por las decisiones de la corona y los gobiernos españoles.

Pero lo mismo que decimos esto, hay que reconocer que algunos catalanes, como José Miró Argenter, General del Ejército Mambí y Jefe del Estado Mayor de la columna invasora y escritor del valioso "Crónicas de la Guerra" y otras obras: Josep Oller Araga, incorporado al Ejército Mambí y autor de "Diario de campaña de un catalán mambí": o Gabriel Prat combatieron junto a los cubanos en la guerra por su independencia y de cierta forma inspiraron el independentismo catalán.


Origen de la bandera catalana.

 A pesar de tener más de un siglo, la bandera estelada o estrellada utilizada por los nacionalistas e independentistas catalanes se ha puesto muy de moda en los últimos tiempos, producto de la tirante relación existente entre el Gobierno Español y parte de la ciudadanía de Cataluña que ansía la independencia, sin sacar cuentas de lo que ha representado el balcanismo en otras partes de Europa.

Pero lo que nos ocupa, el origen de esta bandera es de Vicenç Albert Ballester, conocido activista de la causa soberanista catalana quien en 1908 se inspiró en la bandera de Cuba para la creación de la estelada.

En un principio la estrella estaba colocada sobre un rombo azul en el centro,, pero poco tiempo después se modificó para que tuviese su diseño actual.

Dos décadas después de crearse la estelada, esta fue declarada bandera oficial de la “República Catalana Independiente” en la “Constitución de la Habana” que se escribió y firmó en la capital cubana el 2 de octubre de 1928.

Todo el tiempo de la dictadura franquista, la estelada pasó a ser una bandera clandestina y duramente perseguida.
                         Entre estos "catalanes famosos" no hay ni un solo catalán.

La fama histórica de los catalanes como tacaños.

Pero lo más que nos caracteriza a un catalán, al menos en Cuba, es su fama de tozudos, tacaños y hábiles negociantes, pero por sobre todo ellas una mala fama como negreros o traficante de esclavos africanos.

Se dice que si un catalán tiene frío, se acerca a la estufa, pero sólo la prenden si están a punto de congelación: que el hilo de cobre se inventó por dos catalanes que halaban para sí una moneda de ese material, en fin la historia de los catalanes (con cierto viso de envidia diría yo), está llena de prejuicios y chistes, lo que ocurre también con gallegos, andaluces, vascos y madrileños.

Ejemplo de ello son los cuentos populares cubanos sobre los catalanes en los cuales hacen gala de su afán de hacer negocios hasta con los propios hijos, con la religión, con lo que sea, y en su extrema tacañería, hasta rondar con la muerte.

Cuando Dante Alighieri escribió “La Divina Comedia”,  de 1304 a 1321, retrata el odio que los italianos de aquella época tenían a los catalanes y ya menciona el tópico de que eran ávidos y tacaños. En realidad la mala fama histórica que arrastraron los catalanes proviene de la expansión militar de la Corona de Aragón que dominó algunas partes de Italia.

Entonces se consideraba que la mejor forma de insultar a un catalán era recordar la rigidez de sus bolsillos o como se dice en cubano “tiene reuma en el codo”. En la Italia medieval se veía con malos ojos la llegada de los comerciantes y soldados catalanes que ejercieron el dominio aragonés sobre Cerdeña y Sicilia, así como sobre el Reino de Nápoles.

Hasta por los propios Papas desde Roma –la gran mayoría italianos– que no comulgaban con la llegada de tropas extranjeras a la Península Itálica se mostraron hostiles con los catalanes.

Siglos más tarde, el aumento de los comerciantes catalanes en España despertó los prejuicios hacia ellos, sumados a la excelente posición geográfica de Cataluña y su experiencia marítima la que había sido decisiva en el comercio por toda la geografía española. Los catalanes, dedicados al comercio, fueron desplazando a los genoveses, holandeses e ingleses que, hasta entonces, habían sido los máximos beneficiados de la llegada de mercancías desde América.

 Al ser tan exitosos, contaban con mucha liquidez, lo que los catalanes aprovecharon para hacerse prestamistas, una actividad que siempre mal vista en la historia, lo que reforzó su fama de tramposos comerciantes, avaros y usureros.

En español la palabra tacaño es sinónimo de agarrado, cicatero, roñoso, interesado, avaro, mezquino, miserable, por lo que fueron igualados a los escoceses y los judíos, ambos dedicados históricamente al comercio los primeros y a prestamistas los segundos.

De ahí que los catalanes tengan un trato más preciso del dinero derivado de su tradición de comerciantes, por lo que es corriente que si estas tomando o comiendo con los amigos cada uno se pague siempre lo suyo.

A eso en Cuba se le dice "a la americana" y no se identifica con los catalanes.


Hay quienes catalogan a los catalanes de la época como judíos ortodoxos extremos, pero en realidad el catalán se caracteriza por ser trabajador, emprendedor, ahorrativo y con mucha chispa para los negocios.

Y hay que decir que también hubo piratas catalanes.

Si nos guiamos por las películas de Hollywood,  la piratería es una actividad exclusivamente anglosajona y con algunos franceses y se circunscribe al área del Caribe, pero en realidad tiene un alcance geográfico y temporal mucho más extenso.

Los piratas catalanes más famosos pertenecían a menudo a familias acomodadas y a veces alternaban, como es el caso de Joan Torrelles, períodos dedicados a la piratería y otros a perseguir a los piratas.  Cuando la piratería era contra enemigos, los mercaderes lo veían como algo beneficioso, por lo que se puede decir que entonces el mercader era un pirata en potencia.

España también tuvo sus piratas, y de los bien malos.  Entre ellos vizcaínos, grandes navegantes, fueron la mayoría, pero los catalanes no fueron excepción.  Joan Torrellas es calificado como el pirata más famoso de Cataluña y recibió el nombre de "pesadilla del puerto de Barcelona". Y Pere Despalan, que no dudó en capturar y vender como esclavos a algunos compatriotas residentes en localidades costeras, constituye una prueba de la crueldad de aquellos malhechores.

Investigadores de ls historia se sorprenden al descubrir la gran cantidad de piratas, corsarios, contrabandistas y negreros que han dado Cataluña. .Es por ello que en la baja edad media la piratería tuvo un papel fundamental para los países y ciudades costeras, que encontraban en el mar la solución para su desarrollo económico.


Hemingway y los catalanes

Si voy a hablar de los catalanes, entonces hay que mencionar la curiosa historia de la pintura de Miró “La Masía” y de Ernest Hemingway.

Y si mencionamos a Hemingway y a “La Masía” hay que mencionar a Finca Vigía.

Puede hablarse de varias vidas paralelas relacionadas con Hemingway.  Una de ellas fue con el pintor catalán Joan Miró, ambos indiscutibles íconos culturales del siglo XX y que fueron grandes amigos.  Hemingway, que no era muy fiel ni a las mujeres ni a los amigos, conservó una amistad duradera con Miró.

La Masía, fue una obra maestra de Miró que comenzó  a pintar en 1921 en Tarragona, en la casa de veraneo familiar y terminó en París al año siguiente, trabajando en ella durante nueve meses, lo que calificó de un trabajo constante y pesado.

La Masía fue uno de los amores a primera vista de Hemingway, al verla en el estudio parisino del pintor de Rue Blomet, no paró hasta conseguirla en 1925 y no se separó de ella nunca, convirtiéndose en su cuadro preferido, a pesar de poseer una notable colección de obras de Masson, Gris, y Klee.

Miró se enteró de que el escritor tenía su cuadro y le escribió en 1934: “Estoy muy contento de que seas tú quien tenga La Masía”. Esta obra representa la esencia de lo que es Cataluña para Miró, un pintor enamorado del campo y sus valores por encima de lo urbano.  Hemingway coincidía con el pintor cuando dijo que cuadro “contiene todo lo que sientes por España cuando estás allí y todo lo que sientes cuando estás lejos y no puedes ir”. La Masía es un símbolo para la nación catalana como lo es El Guernica para la multicultural España.  La Masía no es más que una típica casa de campo con tierras de labor, característica de las regiones españolas de Cataluña y Aragón.

En 1934 recuperó el cuadro después de haberse separado de la primera de sus cuatro mujeres, Hadley Richardson, ya que Hemingway se lo pidió prestado una temporada, pero nunca se lo devolvió.

Dondequiera que vivió el  premio Nobel: Chicago, Florida y Cuba., ahí estaba “La Masía” que acompañó al escritor durante una buena parte de su vida. En Finca Vigía, en La Habana, tenía unos 7 mil libros y folletos así como 2 mil revistas de todas las temáticas, como era amante de la buena música contaba con 900 discos de vinilo  donde no faltan la música cubana y la española, la música popular norteamericana, la música clásica y el jazz.

A la sombra de La Masía nacieron o concluyeron en Finca Vigía obras como A través del río y entre los árboles, Islas en el Golfo, El jardín del Edén, El verano sangriento o El verano peligroso, Por quién doblan las campanas, El viejo y el mar y París era una fiesta.
Su cuarta esposa Mary Welsh,  la que en 1986 la cedió a la National Gallery de Washington, donde es una de las obras maestras que allí se exhiben.
Uno observa La Masía y le parece contradictorio que Hemingway haya dicho: “No te molestes con conocer las iglesias, lo edificios de gobierno o las plazas públicas. Si quieres aprender de una cultura, pásate las noches en sus bares”.  Nada más ajeno a un bar que el cuadro que prefería.


8 apellidos catalanes.

Este filme es la secuela de la simpática película "Ocho apellidos vascos", y en este caso los ocho apellidos catalanes son Guardiola, Adrià, Serrat, Pujol, Caballé, Cobi, Messi y Codorníu.

En ella continúan los enredos de un andaluz enamorado de una vasca que ahora es pretendida por un catalán para casarse y la misión de vida o muerte en que se empeña el vasco padre de la muchacha para impedir que se case con un catalán..

Algunas de las características de los catalanes son caricaturizadas en el filme, entre ellos cuando el andaluz trata de integrarse con los catalanes como uno de ellos se muestra muy tacaño, y es la tacañería uno de los tópicos más repetidos.
En realidad los personajes catalanes no se muestran muy agarrados, al contrario resultan bastante desprendidos, pero es a la vista del vasco y del andaluz que se muestran la percepción que existe de los catalanes aunque no sea objetiva.

El folclore sirvió para trazar un puente de unión entre ambas películas, porque en un final el País Vasco y Cataluña son dos de las regiones que cuentan con un mayor número de tradiciones, y había que explotarlas al máximo, esas costumbres ancestrales que a veces son tan extrañas vistas desde fuera pero que terminan marcando la idiosincrasia de un pueblo.

Seguramente tendremos la sensación, cuando hablan algunos políticos catalanes, de que son el pueblo elegido, de que lo catalán es lo mejor», y en una farsa de la trama la madre del novio catalán se siente muy satisfecha porque se cree que Cataluña ha conseguido la independencia antes que Euskadi, que se les han adelantado sin tener un ETA.

Arguiñano, Igartiburu, Erentxun, Gabilondo, Urdangarín, Otegi, Zubizarreta, Clemente… eran algunos de los apellidos utilizados en la primera parte de la película como se hacía llamar al protagonista andaluz, que simulaba ser vasco para contentar a su suegro, el que se hace su cómplice en 8 apellidos catalanes, pues prefiere ver a su hija casada con un andaluz, sobre los que también tiene prejuicios.

Pero eso también pasa en Cuba con los habaneros, los santiagueros, los pinareños, los camagüeyanos, en fin unos contra otros, y eso es un país pequeño como Cuba

                                Joan Manuel Serrat, el catalán más querido en Cuba

Identidad del catalán en la Cuba de hoy

Algunos de los catalanes de los que he hablado ya no son conocidos por la inmensa mayoría del cubano de hoy, sobre todo por la política de la revolución de tratar de borrar la memoria histórica de nuestro país y concebir todo lo pasado como malevo.

Por eso cuando hablamos de catalanes, sin duda nos vienen a la mente, en primer lugar ese grande entre los grandes: Joan Manuel Serrat, y seguimos con José Carreras (a lo mejor es descendiente del pirata catalán al que le cortaron la cabeza en Santiago de Cuba), Carmen Amaya, Montserrat Caballé, Dyango, Moncho, El Pescaílla (creador de la rumba catalana), la pianista Alicia de Larrocha de la Calle y el genio musical Pau Casals. Esto es en cuanto a músicos.  Si vamos a los escritores la lista es extensa también, con Ana María Matute, Eduardo Mendoza, Mercè Rodoreda, Juan Goytisolo, Josep Maria Castellet,  y el polifacético escritor Manuel Vázquez Montalbán.

Junto con ello también nos viene a la mente la Editorial Planeta, líder del sector editorial tanto en España como en Latinoamérica y una de las diez más importantes del mundo.  Y ya desde niños conocíamos a la Editorial Bruguera, que se dedicó a la producción de literatura popular e historietas o cómics.

Y sin olvidar por supuestos, a esos grandes de las artes plásticas como fueron Salvador Dalí, Joan Miró i Ferrà,  Antoni Tàpies, Ramón Casas, Ramon Martí i Alsina, Joaquim Mir, Antoni Tàpies.  Y no olvidar a los arquitectos Antoni Gaudí y Ricardo Bofill, el chef investigador Ferrán Adriá y la chef Carme Ruscalleda..

Pero dentro de nuestra composición étnica, los catalanes son una comunidad bastante numerosa en Cuba, es suficiente ver el gran número de apellidos catalanes que aparece en el directorio telefónico. De ello da fe que el regionalismo catalán existente en España, se acentuó a raíz de la independencia de Cuba,​ dado que el empresariado catalán monopolizaba las principales industrias y rubros económicos del país.

En Cuba los descendientes, o sea los hijos, nietos y bisnietos de aquellos primeros catalanes que llegaron a nuestro país,  han vivido o viven vinculados a la Sociedad de Beneficencia de Naturales de Cataluña, más conocida como el Casal Català, que curiosamente es la entidad de ayuda social más antigua del mundo con 175 años de fundada precisamente para ayudar a aquellos coterráneos que tuvieron menos suerte y no prosperaron en Cuba.

De lo que sí no hay dudas, es de que sin la presencia de los catalanes en Cuba, hoy nuestra historia sería otra. Y sería otra la historia de Cataluña, enriquecida en no poca medida gracias a los negocios de sus emigrados a la mayor de las Antillas.

Ah, y por supuesto que todos los de mi generación tienen bien presente al Anís del Mono de Badalona y la Crema Catalana.