jueves, 17 de octubre de 2019

Oro por espejitos: una estafa histórica

                                                             Omar Santana

Oro por espejitos: una estafa histórica

El canje del oro y la plata por pacotilla fue otro de los vergonzosos hechos inventados por la revolución para reforzar su economía y mantenerse en el poder.

Todo el mundo en Cuba tenía una cadenita de oro de la Caridad del Cobre, una manilla, un par de aretes o una sortija y hasta los muertos eran enterrados con sus dientes de oro y a veces con algunas joyas como reliquias familiares o muy personales. Pero con este invento, los cubanos volvimos a medio milenio atrás y entregamos millones a cambio de espejitos, como los indios al llegar los españoles a América.  Pasaron 500 años y después que se disipó la humareda, nos dimos cuenta de que no habíamos aprendido nada.

Nada era más parecido a cuando los españoles intercambiaron  cascabeles, cristales de colores y baratijas por los adornos de oro que solían llevar los nativos del nuevo mundo, a los que además le inquirían primero amablemente y luego a sangre y fuego acerca de dónde podían hallar ese metal.  Mientras que para aborígenes los adornos de oro eran algo corriente y los usaban para el cuello, la nariz o las orejas y que conseguían fácilmente en los ríos y estaba al alcance de todos, en cambio los nuevos objetos coloridos, que no eran más bellos que el oro pero sí ajenos totalmente a ellos, se veían como cosas apetecibles y a las que le daban mucho valor, más del que tenían.  Eso mismo hizo Fidel Castro al intercambiar pacotilla por oro y convertir al pueblo de Cuba en aborígenes nuevamente.
                                                                       

                               Theodor de Bry - https://upload.wikimedia.org

Desde que llegó al poder en 1959, Fidel Castro sentó las bases para expropiar y confiscar a diestra y siniestra, comenzando por las empresas fundamentales de la economía de propiedad extranjera o cubana, a lo que le siguió  la incautación de un gran número de obras de arte, objetos y documentos del patrimonio artístico nacional y extranjero, junto a los edificios que los contenían.

Esta requisa la hizo en todos los museos y residencias privadas de centenares de mecenas del arte, corredores, coleccionistas, galeristas, artistas, millonarios y ciudadanos de a pie. Y continuó haciéndolo durante varias décadas, así obtuvo incalculable cantidad de objetos patrimoniales que fueron abandonados por sus dueños en sus residencias palaciegas, a cambio de un billete hacia la libertad.

No importaba dejar atrás verdaderas fortunas atesoradas durante toda una vida o recibidas de sus ancestros.  Fidel Castro solo tuvo que disponer y servirse de lo que entendiera.

El destino del saqueo fue a parar en parte a las mansiones de los miembros de la nueva clase en el poder, otra parte se vendió en subastas exclusivas para extranjeros, tanto en el país como fuera de él y ello financiaba las campañas de exportación de la subversión emprendida por el gobierno revolucionario y para su propio sustento.

Pero de las riquezas robadas, lo que fuera oro era fundido y convertido en lingotes.
Durante varios decenios, el país no realizó otras expropiaciones, ya también había nacionalizado con la burrada de la “ofensiva revolucionaria” de 1968, hasta los sillones de limpiabotas, por lo que ejercía un poder absoluto en la economía, la que había convertido en una de las más ineficientes del mundo.  También en esos tiempos contaba con el “barril sin fondo” de los subsidios soviéticos, que con tal de tener un país socialista a noventa millas de los americanos, consideraba aquel derroche una inversión justificada.

                                                        https://upload.wikimedia.org

Pero iban cambiando los tiempos, la globalización de la economía se perfilaba como un futuro inmediato y en el campo socialista comenzaban a aparecer grietas ideológicas que presagiaban un cataclismo que alcanzó niveles inesperados e incalculables.

En 1987, llamado como “29 de la Revolución”, como parte del infantilismo de Fidel Castro de bautizar cada año con algo que nunca se cumplía y al comandante se le ocurrió una nueva jugada, nunca favorable para el pueblo y que sorprendería a todos.   Pero antes de entrar en ella vamos a reirnos un poco con los nombrecitos de algunos años.

1959: Año de la Liberación. No teníamos idea de que sería el año donde comenzaríamos a perder la libertad.

1960: Año de la Reforma Agraria. Una reforma agraria que no resolvió ningún problema con respecto a la producción agrícola, sino que sentó las bases para su reducción y afectación y solo tuvo efectos políticos por repartir unas parcelas que en su mayoría se volvieron improductivas.  Por supuesto a este fracaso contribuyeron el hecho de que al frente de las reformas en la agricultura fue designado Ernesto Guevara, el destructor mayor que no tenía idea de qué era el campo, el antropólogo Antonio Núñez Jiménez, que del campo solo conocía las cuevas y finalmente a uno que sabía algo de economía, pero mucho más de comunismo, el ministro en todos los gobiernos Carlos Rafael Rodríguez, una especie de Fouché tropical.
                                                http://razonesdecuba.cubadebate.cu

1962: Año de la Planificación. La planificación ha sido uno, si no el principal fracaso del proceso revolucionario y trajo carencias, insuficiencias y hasta hambrunas a un país donde no faltaba nada y donde la escasez se hizo norma hasta el día de hoy.

1963: Año de la Organización.  No sé qué fue lo que organizaron porque el país siguió su rumbo de desorden y no se institucionalizó nada y se destruyó todo lo que funcionaba.

1964: Año de la Economía.  No hay ningún logro económico asociado a este año ni a los sucesivos, salvo el hacer desaparecer los controles económicos y la contabilidad, otra brillante idea del argentino y que costó mucho trabajo rescatar al aplicar el método soviético del Cálculo Económico..

1965: Año de la Agricultura.  Comenzaron a faltar los productos agrícolas. Las leyes de reforma agraria comenzaron a involucionar la agricultura cubana.

1967: Año del Vietnam Heroico. ¿Qué tenía que ver nuestro país con un país del que nadie sabía en Cuba, salvo de los hermanos siameses?. Ahora eran nuestros hermanos y casi ni sabíamos dónde estaba ese país.

1968: Año del Guerrillero Heroico.  Sin comentarios. Dedicar un año a un asesino e incapaz, uno de los máximos responsables del desastre económico, social y de falta de libertades en nuestro país, era algo así como rendirle pleitesía al demonio.  El tributo que se le ofreció fue la Ofensiva Revolucionaria y la eliminación de todo lo que fuera privado.

                                                Portada de la revista Verde Olivo, 1968

1969: Año del Esfuerzo Decisivo.  Llamado “año del esfuerzo de si vivo” por el pueblo, un nombre que solo respondía a tratar de salvar proyectos fallidos como el Cordón de La Habana y otras locuras del comandante.

1970: Año de los Diez Millones. El mayor chasco de Fidel Castro hasta ese momento. Volcó a todo el pueblo en un proyecto irrealizable y paralizó y destruyó los pocos logros económicos que había hasta ese momento, dejando detrás un caos total.
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1971: Año de la Productividad. ¿Qué productividad?. Cuba pasó de ser uno de los países punteros en Latinoamérica a convertirse en el más atrasado.

1977: Año de la Institucionalización. Después de más de tres lustros de desorden, se quiso poner orden con una estructura del gobierno inflada, ineficiente y burocrática, copia absurda de los soviéticos.  La organización científica del trabajo y el Sistema de Dirección de la Economía no pasaron de ser otros lemas políticos.

2000: Año del 40 Aniversario de la Decisión de Patria o Muerte. Dedicar un año a una consigna vacía es muestra de la mente infantil de Fidel Castro.

2002: Año de los Héroes Prisioneros del Imperio. Toda la propaganda y la vida del país volcada en convertir a cinco espías en cinco angelitos.

2001: Año de la Revolución Victoriosa en el Nuevo Milenio.  Una ridícula alabanza a haber sobrevivido la revolución en el poder y llegar al nuevo siglo.

2005: Año de la Alternativa Bolivariana para las Américas.  Otro invento para glorificar a los nuevos socios que lo mantenían económicamente, Venezuela, al desaparecer la URSS.  El ALBA es hoy un organismo muerto y sin sentido.
                       Jorge Royan -Philippe Antoine de Paris - https://upload.wikimedia.org

Los años noventa debían haberse llamado “Años del Período Especial” o de la supervivencia del socialismo a costa de la miseria del pueblo, pero solo fueron los años x de la revolución.

Por supuesto que hay otros, pero todos sin sentido, por eso no hubo otro remedio que nombrar a los nuevos años como “año tal de la revolución”.  Pero sigue siendo obligatorio ponerlo debajo de la fecha de cada documento. Ya el inventor de tal estupidez por suerte finalmente abandonó este mundo pero nadie se atreve, como ocurre con todo en Cuba, eliminar su continuidad.

Es cierto que cada uno obtuvo lo que consideró más valioso en ese momento, pero no era como cuando ocurrió el encuentro de dos culturas y civilizaciones desconocidas la una de la otra y que tenía una manera diferente de medir las cosas y valorarlas. En este caso fue una necesidad creada y de la que se aprovechó el gobierno.

Pues en ese “año 29 de la Revolución”, al comandante se le ocurrió tumbarle el oro y la plata a los ciudadanos comunes con una oferta irresistible: la pacotilla.

                                     Rodtico21 - https://upload.wikimedia.org

El furor de las Casas de Cambio del Oro y la Plata.

Se publica un decreto impensable por todas partes, comenzando porque todo el mundo podía vender, al estado por supuesto, previa tasación de los autorizados para ello, sin tener que mostrar propiedad o titularidad del objeto a vender, perdonando a todos los que no habían declarado poseer una obra de arte al Fondo Cubano de Bienes Culturales, pero solo hasta el momento en que terminara el período estipulado en el decreto.  El Estado compraría estas obras de arte con valor artístico o histórico y en particular objetos de oro y plata a cualquier ciudadano cubano mayor de edad.

Esto atrajo a mucha gente que poseían valiosas reliquias familiares las que vendieron a la Casa del Oro y la Plata por una pequeña fracción de lo que realmente valían.

La esencia de aquella medida estaba en que gracias al genial Ernesto Che Guevara cuando lo pusieron de dedo Presidente del Banco Nacional, tomó medidas que todavía hoy, sesenta años después la moneda cubana no tiene valor como divisa porque no tiene respaldo en oro, ni en nada.   Por eso buscaron la manera de recolectar todo el oro y la plata que pudieran obtener con cosas que la gente no podía tener y anhelaba, como grabadoras, relojes digitales, televisores a color, jeans y calzado de marcas reconocidas, y toda la pacotilla habida y por haber que sólo se veían en los filmes que ponían en la película del sábado.

Es cierto que había artículos como el radio VEF o el Selena, el ventilador Orbita5, la lavadora Aurika, el televisor Electrón, Rubin, Caribe o el Krim 218 en blanco y negro, los refrigeradores Minsk, el reloj Poljot o Raketa, la plancha rusa y la batidora rusa, que cumplían su cometido y no estaban asociadas a la rotura, eran equipos atrasados tecnológicamente pero fabricados como casi irrompibles y eternos y así pasaban de la mano de una generación a la otra.  Pero eso no era el desarrollo y había muchas cosas que no estaban al alcance del pueblo.

Para hacer mayor la estafa y el engaño, fueron contratados tasadores que falseaban el peso y buscaban el mínimo precio para ellos también embolsarse algo.  La gente se vio ante la disyuntiva de deshacerse de sus joyas, algunas reliquias de familia, adornos finos, cubiertos de plata, y cosas de mucho valor, incluyendo un mecanismo de las máquinas antiguas de coser Singer y todo ello aun sabiendo que los estaban timando y dándole una miseria por cosas valiosas y después le cobraban en exceso por lo que podía adquirir.
                                            Portada revista Bohemia Octubre 1956

La “fiebre del oro” llegó a Cuba nuevamente, no como la de los conquistadores españoles en sus trueques, ni obligando a los naturales a sacar oro de los ríos, sino mediante una estafa institucionalizada a la población, explotando y aprovechando sus carencias y anhelos.  Ello provocó una ola de asaltos a los que andaban con cadenas, aretes y relojes de oro, saqueo en las tumbas y robos en museos y en casas que se suponía tenían objetos de arte o joyas.

Y no era nada sencillo el trámite, había que hacer colas de varios días, a veces hasta de una semana, tanto para valorar y finalmente aceptar sabiendo que te estaban timando, lo que los tasadores oficiales determinaran y así entregar, como si se tratara de artículos de un bazar de mala muerte, en la Casa del Oro y la Plata tasaron y compraron relojes, anillos, pulseras, aretes, cadenas, crucifijos, dijes, piedras preciosas, joyas de todo tipo, pieles de animales, óleos de pintores reconocidos, cubiertos de plata u oro, vasos y copas de bacará o cristal de Bohemia y hasta monedas conmemorativas por el natalicio de José Martí (1853-1953) cuando el valor de la plata estaba a la alza.  Todos los relojes suizos y hasta los Slava y Raketa eran de oro o con baño de ese metal por lo que se volvieron muy preciados.
                                                         https://assets.catawiki.nl

A cambio se recibían los denominados “chavitos” para comprar en las tiendas que hasta entonces eran sólo accesible a extranjeros y a los escasos turistas existentes entonces.  Pero allí todo tenía altos gravámenes y el procedimiento sirvió como una prueba para que después cuando fue despenalizada la tenencia de divisas, se hiciera común establecer un impuesto del 240 por ciento para fijar el precio de venta.

Llegaba entonces el momento de ejercer el derecho a comprar en una de las tiendas casi secretas para ello y donde nos enteramos de las ofertas una vez dentro de ella y donde la gente por lo regular gastaba por temor todo el monto asignado.  En Tercera y Cero, Miramar, ofertaban comida, ropa y electrodomésticos que no existían en ningún otro comercio y eran el gancho y los efectos electrodomésticos tenía una garantía increíble: 72 horas.

Por suerte allí compramos nuestro primer televisor a color, un Sanyo del que puedo mencionar dos grandes ventajas: una fue que ese mismo día lo probamos y vimos que en el se podían ver una pléyade de canales de Miami, lo que duró un buen tiempo, y la otra es que ese televisor, 32 años después, se sigue viendo.

Como hacía su padre en la finca de su propiedad en Birán, donde pagaba a los obreros agrícolas con fichas sólo válidas en la bodega de su propiedad, Fidel Castro estableció una modalidad de compraventa no como las usuales en el libre mercado, sino como una expresión de las reglas del feudalismo.  El Señor Feudal era el Estado Socialista con el comandante detrás disponiendo y los siervos de la gleba los cubanos.

En 1968 la Ofensiva Revolucionaria la ola de expropiaciones había llegado hasta a los pequeños comercios, y ahora se buscaba saquear a los objetos personales gracias a la incesante crítica al consumismo y la negación a un mundo al que todos aspiraban y al que solo accedían los marineros, los extranjeros, los escasos entonces visitantes de la llamada “comunidad cubana en el exterior”, o los privilegiados de la nueva clase que tenían acceso a las llamadas “diplotiendas”.

Lo cierto es que deben haber aumentado considerablemente las reservas de oro gracias a los millones de cubanos que lo entregamos a cambio de humo y espuma, y que el metal debe haber sido derretido y fundido en lingotes y almacenado en las bóvedas del Banco Nacional.  Pero el peso cubano sigue sin tener valor en el mercado internacional, así que lo más probable es que esta fortuna haya sido empleada en otros destinos, ninguno para beneficiar el nivel de vida del pueblo cubano, y además ha ido creciendo en los más de veinticinco años que el cubano paga gravámenes inmensos a los productos de primera necesidad y en el que se gasta prácticamente las grandes remesas de los cubanos en el exterior.   A esta ganancia extraordinaria se suman los ingresos por la venta de servicios médicos a otros países y de las que los galenos cubanos reciben una miseria, y sin contar todos los negocios ilegales que realiza cuba con la reventa del petróleo, las ventas ilegales de patrimonio y hasta otros negocios turbios que nadie duda que dejaron de hacerse a pesar del revuelo de la Causa No. 1 y el fusilamiento del General Ochoa.

No en balde se hizo popular un chiste de la época relacionado con la cola interminable, que no avanzaba para la tasación, era que en aquella cola se habían encontrado José Martí y Mariana Grajales, y al preguntarles qué hacían allí, respondieron que para tasar La Edad de Oro y el Titán de Bronce.
                                        René Portocarrero - http://www.radioenciclopedia.cu

Las subastas ilegales

Era insospechado que en manos privadas existieran tantas obras de arte, muchas patrimoniales, pero no todas terminaron en museos o en el Fondo de Bienes Culturales, sino que fueron comercializadas en otro negocio muy lucrativo: las subastas.

Ellas se realizaron en dos casas en el reparto Atabey de forma ilegal y casi clandestina y con acceso seleccionado de personal diplomático y residentes extranjeros, curadores, millonarios extranjeros especialmente invitados y altos oficiales de las FAR y el MININT y artistas cubanos reconocidos internacionalmente.  Y no era una simple subasta, aquello era otro mundo, había un banquete y hasta una cena de gala y se vendía lo más selecto del arte que había sido comprado en la Casa del Oro y la Plata a precios ridículos.  El subastador era un conocido presentador de la televisión y la actividad se amenizaba por un grupo de cuerdas.  No era la casa de subastas más importante del mundo, pero actuaba como si se tratara de Sotheby's, Christie's o Bonhams,  las famosas subastadoras londinenses.

Como la gente no soltó todo lo que tenía, sobre todo de obras de arte valiosas, en años sucesivos y hasta la actualidad se han seguido realizando subastas, destacando la llamada Subasta Habana, que se celebra en el Hotel Nacional y se dedica fundamentalmente a obras de la plástica cubana.  Ahí se han vendido obras de propiedad privada de autores como Wifredo Lam, Servando Cabrera Moreno, Víctor Manual, René Portocarrero, Eduardo Abela, Mariano Rodríguez y Loló Soldevilla y la subasta tiene un objetivo internacional y le cobra un impuesto por ingresos personales con una bonificación del veinte por ciento, así será de grande la tajada del Consejo Nacional de Artes Plásticas.
                                            Salazarteoh - https://upload.wikimedia.org

Medios de pago diferentes al Peso Cubano

Ya existían desde la década de 1970 los Certificados A, B, C y D, de ellos los artistas, deportistas y marinos mercantes y algunos dirigentes utilizaban los C en tiendas de la Cadena CUBALSE (Cuba al Servicio del Extranjero), pero no sobrepasaban de unos dos mil cubanos.  En 1981 se emiten las fichas Intur para que los extranjeros cambiaran las divisas para comprar en Cuba. De ello compramos una vez un ventilador americano y un reloj digital Citizen.  El ventilador existe todavía funcionando y el reloj Citizen duró diez años con la misma pila.

Después surgieron los Certificados en Divisas, para personal del campo socialilsta, cubanos de la comunidad en el exterior, extranjeros residentes en Cuba, estudiantes y becarios extranjeros y cubanos con condiciones especiales.

Mientras tanto en 1993 se despenaliza la tenencia de dólares y se autoriza su empleo en la red comercial, hasta que entró en circulación el Peso Convertible, el famoso CUC que el que no lo posea está al borde del abismo.

Y para el Oro y la Plata se inventó el PANGOLD o Cheques CIMEX, único válido para esas tiendas, imitando algo similar que existía en la Unión Soviética.  En mi visita a la URSS tuve acceso, como extranjero, a los comercios de venta en este tipo de certificados, donde se ofertaban productos japoneses y norteamericanos exclusivamente.  Usted podía comprarse un televisor Krim o de otras varias marcas soviéticas, pero la gente anhelaba tener un SONY o un PANASONIC.  Una prueba la ví cuando llevaba puesto un jean Lee que había comprado en la Casa del Oro y que en la URSS en su equivalencia valía casi el doble del precio inflado que ya había pagado por él, de ahí que la gente lo viera con tanta admiración.
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Hay que recordar que no ahora que está bajo el tentáculo de los militares cubanos, sino entonces, CIMEX (Contra Inteligencia Militar en el Exterior) era la más poderosa corporación económica cubana  y fue creada por el convicto y fallecido Ministro del Interior José Abrahantes y su presidente fue el fusilado coronel Antonio de la Guardia, y formaba parte del Departamento MC (Muralla Comercial).  Llegó a dominar nacionalmente la comercialización de efectos electrodomésticos y se hizo extensiva a casi todas las áreas económicas, trayendo recursos a través de terceros países y empresas fantasma.

MC fue vinculada con Pablo Escobar y el Cartel de Medellín, así como el contrabando de diamantes, marfil y maderas preciosas y  sufrió un colapso, pero se recuperó y llegó a ser propietario de 80 empresas con presencia en todo el país, y a operar cualquier tipo de negocio, perteneciente a CIMEX navieras, bancos, casas financieras, compañías aéreas, cadena de tiendas y supermercados, servicentros Cupet, servicios gastronómicos, inmobiliaria, zona franca, turoperadores, servicios de autos rentados, marcas propias de productos como ron, café, refrescos, paquetería internacional, acuñaciones, estudios de grabación y productora musical, joyería y otros.  Un verdadero monopolio.

No podía ser otra sino CIMEX, la encargada de “tumbarle” el oro y la plata a los cubanos.  Y el peso cubano ha seguido siendo, gracias al increíblemente casi santificado Che Guevara, un hermano pobre, más bien miserable.
          La fiebre del consumismo se volvió imparable a partir de esta medida - http://www.granma.cu

Lo que trajo la estafa

La gente iba a la Casa del Oro en La Habana desde todas las provincias y eran capaces de pasar semanas en esta gestión, por lo que valía la pena estudiar este fenómeno.  Estaban nuevamente desvalijando a Cuba de sus metales preciosos, en esta ocasión algo que no se ha visto en otra parte del mundo después de la conquista de América, excepto cuando los nazis despojaban a los judíos de absolutamente todo, acto realizado por la fuerza, pero el caso cubano era absolutamente voluntario y encima de ello deseado con mucha energía, aún sabiendo que se trataba de un fraude.

Esa estafa gigantesca trajo una lección política que el gobierno no pudo desoír: el triunfo del consumo sobre la austeridad y la uniformidad socialista.  Las carencias del socialismo, tan criticadas en los países socialistas, en particular en la Unión Soviética con sus contrastes inmensos de que ponían naves en el espacio pero no podían hacer un pantalón decente, se repetían con mucha más fuerza en Cuba y esto creaba un nuevo dilema, porque ya la gente no tenía más oro ni plata ni obras de arte para canjear.
                                La azul es una camisa Yumurí, de las conocidas como "tostenemos"

Pero en la moda en particular, la Casa del Oro, que por lo regular ofertaba ropa y calzado de dudosa elegancia, hicieron que proliferara el mal gusto, pero a la gente no le interesaba eso, sino que habían tenido acceso a algo que fuera diferente de lo llamado “tostenemos”, o sea, un jean, pullovers o tenis de marca o artículos electrodomésticos japoneses, considerando que con ello habían logrado el acceso a un pedacito del mundo del que nos decían todo era malo, pero que para los cubanos se vestía de largo como son los valores de lo prohibido.

El socialismo había prometido el reino de la libertad y lo que hizo fue suprimirla y además crear el imperio de la necesidad.  Una sociedad totalitaria como la existente en Cuba niega el mercado y el consumo para las masas pero no para sus dirigentes, la Nueva Clase.

Probablemente la Casa del Oro  haya sido otra notable contribución del gobierno cubano al realismo mágico.  Seguramente mis hijos recuerdan, como el comienzo de Cien Años de Soledad de García Márquez, cuando el padre de Aureliano Buendía lleva a su hijo a conocer el hielo, cuando entraron a aquella tienda de Tercera y Cero y quedaron cegados como los indios al ver los espejitos de los españoles o como cuando Aureliano tocó el hielo.

En días recientes he visto un filme alemán titulado Ballon, o Globo y traducida como “Vientos de Libertad” y trata de uno de los tantos intentos de los ciudadanos de la extinta República Democrática Alemana de pasar a la tan difamada República Federal Alemana.  Al margen del miedo en que se vivía con las delaciones y la STASI, la Seguridad de la RDA, se muestran los deseos de contar con un nivel de vida superior (en lugar de un Wartburg tener un Mercedes, en lugar de una bicicleta común una BMX), pero sobre todo tener libertad para elegir su destino.
                        Diccionario Pirata Saltapiedras - https://upload.wikimedia.org

El Oro en Cuba hoy

Ya casi nadie en Cuba tiene oro o plata, salvo los anillos de compromiso o unas pocas joyas de tan gran valor sentimental que no tienen precio por lo que no se venden, pero en Cuba han aparecido los compradores ambulantes de pedacitos de oro, joyas partidas, espejuelos antiguos, relojes rusos, pedazos de cadena, lo que sea.  Junto a los compradores de pomos vacíos de perfumes de marca y los que se dedican a rastrear las playas y encuentran monedas, anillos y cadenas, de los que me alegraría encontraran la sortija con mis iniciales CRB que se me perdió en Guanabo en los años sesenta.   Es una fiebre silente del oro, otro recurso para sobrevivir el gran sector de la población que no tiene acceso a la moneda convertible, imprescindible para vivir en la Cuba actual.

Estas historias de usureros, que hacen parecer aburrida la mejor película de piratas de Errol Flynn o Burt Lancaster o lo que conocemos de los joyeros y prestamistas judíos.  Todos mordimos el anzuelo consumista y no precisamente para acumular objetos, sino porque no los teníamos, y no nos dimos cuenta de que un barbudo con una pata de palo y un gancho por mano y con una gorra con una estrella de comandante, lo había lanzado, como tantas cosas que nos lanzó en su nefasta existencia.

Pero ha historia, la anterior y la actual, nos ha enseñado que el sistema político en el poder desde hace más de medio siglo no es totalmente el causante de las desgracias del cubano.  Somos nosotros mismos los verdaderos culpables, porque regímenes tan crueles y represivos han sido derrocados por la acción del pueblo en muchos  puntos de la geografía mundial, y nosotros en lugar de ello hemos optado por abandonar el país.  En algún lugar leí una frase que se le atribuye a tanta gente que prefiero calificarla como anónima y que decía que los pueblos tienen el gobierno que se merecen.  Es por eso que nosotros nos merecemos que nos sigan explotando y que nos hayan tratado como aborígenes en este triste episodio del oro y la plata.
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lunes, 14 de octubre de 2019

Los pesos y medidas en Cuba

                                                       www.radioreloj.cu

Los pesos y medidas en Cuba

En Cuba oficialmente desde 1849.está instaurado el Sistema Métrico Decimal, pero en la realidad, y ahí va el peso de la costumbre, se han seguido utilizando medidas españolas, inglesas, francesas y quién sabe cuántas más.

A pesar de que en Cuba existe, como curiosidad exclusiva mundial un monumento al metro o al Sistema Métrico Decimal y que se encuentra en los restos de la muralla de la Habana en la calle Egido, al lado de la Estación Terminal de Trenes, bueno al menos existe esa cita, no se en realidad si la obra destructiva de la revolución, también acabó con esta curiosidad, lo cierto es que el SMD no acaba de implantarse totalmente en la mente de los cubanos.  No basta con que la gasolina ahora se despache por litros y no por galones como era antiguamente, y algunos artículos se venden en kilogramos, la libra sigue siendo el patrón sembrado en nuestro cerebro.
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Por supuesto que al Sistema Métrico Decimal o Internacional como se le llama ahora, le ha costado mucho trabajo imponerse a pesar de que es un dolor de cabeza trabajar con medidas de todos los tipos, lo que provocan conversiones y cálculos interminables, aparte de lo que representa en cuanto a confusión en todo tipo de tareas, estudios, comercio y eventos científicos.
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Se suponía que por el riesgo que ello implicaba, los primeros en unificarse fuera la aviación civil, y se acordó internacionalmente hacer todas las operaciones, al igual que en la meteorología, en medidas métrico decimales.  Pero al menos en Estados Unidos, todas las medidas empleadas en meteorología y aviación, están relacionadas con pies,pulgadas, millas, nudos, toneladas y no con metros, centímetros o milímetros kilómetros o toneladas métricas.  El vuelo de un avión se mide en nudos por hora en cuanto a velocidad, la distancia en millas y la altitud en pies.  Los partes meteorológicos se dan en cuanto a precipitaciones en pulgadas, la velocidad del viento en millas por hora y la presión atmosférica en milibares, mientras que la temperatura es medida en grados Fahrenheit, todos fuera del SMD.
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Recordemos que el SMD nace en Francia y la rivalidad con los ingleses hizo que esto fuera saboteado para que no se difundiera su empleo, pero la razón y la simpleza del sistema se han ido imponiendo poco a poco mundialmente.

Esto se transmite a todos los aspectos de la vida, ya que no se puede estandarizar nada y mientras se trata de que los alimentos, medicinas y cualquier insumo sean medidos en volúmenes o pesos métricos, tales como litros o kilogramos y sus divisiones, se hace muy difícil continuar con la onza, la libra, la pinta y el galón y es un rompecabezas para el que no esté acostumbrado a uno u otro tipo de medición.  Ello se transmite de los productores a los consumidores, pues no es lo mismo medidas que no se corresponden con su conversión en otra norma a estar calculando lo que representan al convertirlo.
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Y el mundo boticario es otra cosa, pues las grandes farmacéuticas del mundo producen con arreglo al SMD , lo que ha obligado a la estandarización mundial.  Me asombro de ver como en Estados Unidos, donde todo se maneja en onzas, han tenido que asimilar, sobre todo en las dosis de medicamentos, los mililitros, miligramos, gramos, etc.  Amigos médicos me confiesan que es un verdadero problema, que en definitiva tienen que resolver, el estar acostumbrados a un sistema y basar sus recetas de medicamentos o pruebas de laboratorio en el sistema métrico.

Todos los países tenían sus particularidades y sus medidas específicas, la milla francesa era distinta a la inglesa y el pie en una región era diferente al pie en otro lugar o país. Los rusos tenían la versta (la vuelta de un arado) que era 1.07 kilómetros, el arshin que era 71.12 cm y el sazhen con 2.14 metros y así infinidad de otras medidas como el pud con 36.12 libras, y el berkovets con 361.2 libras, el funt equivalente a 14.5 onzas, bochka, equivalente a 492 litros.  En España se empleaba el hato y el corral, así como la caballería y además la legua con 6666 2/3 varas o 5573 metros, la milla marina igual a 1108 brazas, la braza igual a 6 pies, el cable igual a 120 brazas, la fanega de tierra equivalente a 0,64 hectáreas, el moyo igual a 16 cántaras o 258 litros, el cuartillo igual a 2 octavas o medio litro y fracción, el quintal con cuatro arrobas, la arroba con 25 libras, la tonelada con 20 quintales, la onza con 16 adarmes, el adarme con 3 tomines, el tomín con 12 granos y el grano equivalente a 49.9 miligramos.

 En Estados Unidos el tema tiene otra connotación por tratarse de la primera economía mundial.  ¿Por qué EE.UU. no adopta el sistema métrico como casi todo el mundo?. Estados Unidos, Liberia y Birmania son los únicos países del mundo que no han adoptado oficialmente el sistema métrico decimal.  El sistema actual  que es conocido como US Customary System (sistema tradicional de EE.UU.) es el resultante del Sistema de Unidades Imperial, con el que Reino Unido unificó los pesos y medidas en sus colonias a principios del siglo XIX, cuando ya Estados Unidos no era colonia británica.
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Aunque en Estados Unidos no se emplea oficialmente el SMD, este se enseña en las escuelas y voluntariamente ha sido acogido por algunas áreas, sobre todo le ciencia, la tecnología y la industria.  Además fue promulgada una ley federal que obliga a que los productos de consumo lleven en su etiqueta las cantidades tanto en el sistema tradicional como en el métrico.

No obstante esta confusión de medidas hizo que una nave de la NASA se estrellara en 1999 por problemas de que sus equipos de navegación estaban en un sistema y las instrucciones de vuelo en otro.  Y ni hablar del gasto de adaptar los productos americanos al mercado internacional. Pero sin duda no es fácil crecer con pulgadas, pies, millas y libras, galones y bushels y tener que aprender un sistema nuevo.  Pero eso es algo que es inevitable de acometer en algún momento.
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Origen del SMD

A partir del análisis de científicos como Simon Stevin y Talleyrand, se debatió en la Asamblea Nacional Francesa proclamando en 1799 el metro como unidad de medidas nacional, junto con el kilogramo y el litro, así como sus subdivisiones, un sistema que lo subdivide todo en décimos y es más sencillo.

La diezmillonésima parte del cuadrado terrestre, como nos enseñaron que era el metro en la escuela, el litro para los líquidos que equivale a un decímetro cúbico de agua y el peso de ésta equivalente a un litro, se aprenden de carretilla pero si sigues comprando en pies o pulgadas, cuartos, pintas o galones, se hace difícil de digerir.
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Por supuesto que el metro patrón, del que nos repiten en la escuela se encuentra en las afueras de París, en Sevres, y es mantenida a cero grados centígrados (otro lío con los Fahrenheit ingleses) en una habitación subterránea y celosamente custodiada, seguramente está muy lejos de las medidas que emplean los guajiros en el mercado agrícola donde compramos.

Tal vez previendo eso  Antoine Lavoisier, que dirigió las tareas del SMD y que fuera guillotinado durante el reino del Terror en la revolución francesa, estaba muy claro cuando dijo:
“Nunca algo más grande y más sencillo, más coherente en todas sus partes, ha salido de la mano de los hombres”, pero no tuvo en cuenta que los hombres son hijos de la costumbre y aunque algo les vas a mejorar la vida, les cuesta mucho trabajo cambiar.

En 1849 la colonia española implantó oficialmente en España y sus posesiones el SMD, pero se mantuvo una mezcla de medidas que sobrevivieron a lo establecido oficialmente, por lo que hay un confusionismo tremendo.
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Las fincas se miden tradicionalmente en Cuba en caballerías que son aproximadamente 134.202 metros cuadrados y al tasar los terrenos se trabaja  por el agrimensor con el metro por lo que hay que aprenderse la equivalencia con la vara inglesa, mientras que las tierras de propiedad norteamericana se medían en acres.

Y antes, tras la revolución haitiana, el éxodo de franceses a Cuba trajo en la compraventa de terrenos el término “careau”, equivalente a 18662 varas cuadrada y algo más.  Ahí no paraba la confusión, eran medidas corrientes los cordeles, con 414203 metros cuadrados y una caballería con 24 cordeles, así era como se vendían fincas y se medían terrenos y era lo más usual en nuestro país.

Al cortador de caña se le pagaba por tarea, que equivalía a 96 varas cuadradas, aproximadamente una manzana de terreno.  Y en cuanto a sembrados de viandas, vegetales y frutos, se hablaba de besanas o mesanas.  Una besana de yuca era 3600 varas cuadradas sembradas con esa vianda.

Y en la parte oriental de la isla eran empleadas unas medidas de tierra muy específicas: la “roza” con 10 mil varas cuadradas y el ya mencionado “careu” resultante de la influencia francesa.  En Isla de Pinos, donde hubo una importante colonia norteamericana, la medida de tierra empleada era el “acre”, representando 5627 varas cuadradas o 4046 metros cuadrados.  Treinta y tres acres y un tercio son una caballería.

Algunos piensan que no hay mucha diferencia entre una vara y un metro, que sí la hay, pero cuando hablamos de medidas de superficie hay una gran diferencia entre un metro cuadrado y una vara cuadrada, que aumenta notablemente cuando se mide un terreno grande.  Las compañías constructoras de repartos compran los terrenos por metros cuadrados y hacen la propaganda y la venta de las parcelas por varas cuadradas y la simple diferencia es la que paga la urbanización.  Un terreno de 30 por 50 varas es mucho más pequeño que cuando se habla de metros.  Y si ahí terminara el asunto, la estafa sería despreciable, pero hay que ver que también existen distintos tipos de varas y hasta de libras si de peso se tratase.
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La vara castellana es de 836 milímetros, la cubana de 848 y hasta existe una vara habanera con 845, mientras que la inglesa, y la que se compara con el metro, es de 914 milímetros.,

Cuando uno compra un terreno para construir una casa, se encuentra una multitud de números y equivalencias que antes había que resolver a mano cuando no existían las calculadoras.  Las importaciones, de cabillas de acero por ejemplo, se realizaban en toneladas métricas, el comerciante cubano la trabaja en quintales o toneladas, medidas no métricas ya que el grueso de las cabillas se mide en pulgadas y sus milésimas y su resistencia es calculada en libras por pie cuadrado.  El terreno se ha comprado por varas y la licencia de fabricación municipal se emite en metros cuadrados.  La tubería procedente de europa se mide en metros y el importador y el constructor la trabaja en pies.  La madera puede ser indistintamente en varas españolas o inglesas. En fin, la construcción alberga no solo una madeja impenetrable de medidas y sistemas, sino también de engaños debido a eso mismo.  Por supuesto me estoy refiriendo a cuando mi suegro construyó su casa en el reparto Fontanar, que iba casi diariamente a verificar los avances de la construcción y la calidad de los materiales empleados, buscando también que no lo timaran.
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Ahora en Cuba todo está en el Sistema Métrico, aunque subsisten algunas medidas inventadas para poder robar al consumidor, como es el cemento medido en bolsas, que ninguna pesa lo mismo, aunque se supone que sea una equivalencia. Y cuando se trata de grandes cantidades, como las necesarias para construir un edificio, que es lo más usual porque casi nadie puede construir una casa y si lo hace está sujeto a los ojos y orejas del Comité para saber de dónde sacaron los recursos para ello, es corriente que al realizar el cálculo final de una obra como los edificios de Microbrigada, los materiales empleados son suficientes para construir varios inmuebles, y la diferencia está en los bolsillos de los constructores.  Y la medida podrá ser toda en unidades del SMD, pero el robo es en tan grande que es imposible de medir.
                                              Justo G. Cantero - https://upload.wikimedia.org

Ahora vamos al azúcar, que un día fue la reina en Cuba, cuando se decía “sin azúcar no hay país”, a su alrededor se movía un sinnúmero de medidas, de las cuales yas hemos visto las de la tierra, de los cortadores de caña y otras, pero el gran lío estaba en la producción de azúcar.

Así nos encontramos la tonelada larga española, de 2240 libras españolas o 2271 libras inglesas o 1.030 kilogramos, poco más de una tonelada métrica de mil kilogramos y es la medida oficial del peso del azúcar y que rige las producciones internacionales de producción de azúcar.

En el mercado local en Cuba se usaba ampliamente la libra española equivalente a 460 gramos, poco más de una libra americana o inglesa, que tiene 454 gramos.  El precio promedio del azúcar internacionalmente se mide entonces en libras inglesas, por lo que había que convertir de libras españolas a inglesas.  Y también se empleaba el término de tonelada corta, equivalente a 2000 libras y menor a la tonelada métrica.  Una locura.

Realmente uno se acostumbra a un sistema y le es difícil pasar a otro, por eso en Cuba después de la revolución se estableció con más fuerza el SMD sobre todo para complacencia de los soviéticos, pero salvo los productos preenvasados, si usted va a la bodega a un mercado agropecuario a comprar frijoles, arroz o azúcar, se lo van a medir en onzas, libras o arrobas y no en kilogramos o gramos, pero con los productos industriales ya es otra cosa y hay que tener clara la equivalencia, por lo que la locura sigue.
                                                                  Revista Bohemia

Mi suegro tenía en la casa una pesa de las que usaban los bodegueros y cada vez que sacaba los mandados de la cuota de la libreta de abastecimientos los pesaba y si tenían algún faltante iba a reclamarlo, por eso probablemente haya sido de los pocos a los que no tumbaban en el peso de los productos.

Las pesas que utilizaban los comerciantes en Cuba tenían exclusivamente el peso en el sistema inglés y la mayoría de los productos venían de Estados Unidos, por lo que el paso al kilogramo, el litro y el metro no ha sido fácil y todavía en nuestra mente no está claro.  También después aparecieron pesas para comercio minorista que tenían en su balanza ambos sistemas y para balanzas industriales era garantía de fiabilidad las que decía Toledo, de la afamada marca Mettler de Toledo, Ohio, Estados Unidos.

Salí de Cuba con la confusión entre libras y kilogramos, llegué a México y a pesar de que todo es medido en kilogramos, seguía calculando cuánto representaba en libras y ahora, después de cinco años, tuve que dar marcha atrás en Estados Unidos, donde no pongo una con las onzas.
                                                            http://bohemia.cu

El pobre consumidor cubano.

Y hay aspectos adicionales que conspiran para que se profundice esta disparidad que pone aún más indefenso al consumidor cubano.  Desde 1976 con la llamada institucionalización del país y copiando las estructuras soviéticas, se creó el Comité Estatal de Normalización, Metrología y Control de la Calidad, encargado de la metrología y las unidades de medida.  El Sistema Internacional de Unidades, conformado por siete medidas que definen tiempo (segundo), longitud (metro), masa (kilogramo), corriente eléctrica (ampere), temperatura termodinámica (kelvin), cantidad de una sustancia (mole) e intensidad luminosa (candela), iba a tener en este organismo, ya desaparecido y convertido en una Oficina, un guardián que velara porque los medios de medición dieran lecturas confiables y seguras y se cumplieran las normas que se establecieran.
Jorge Royan - https://upload.wikimedia.org

En esencia debía garantizar que el comercio, la industria y los consumidores no tuvieran ninguna diferencia con las pesas, longitudes y otras medidas que se emplearan.  Pero ese, al igual que casi todos los objetivos que pretendía alcanzar la revolución, fue fallido y solo representó la aparición de mayor burocracia e ineficiencia.

El racionamiento alimenticio y la venta de productos en venta libre a precios mayores, son afectados por el empleo de medios de pesaje obsoletos o manipulados, siempre en desventaja para el consumidor.  A eso se le suma el que los comerciantes buscan robos adicionales en artículos congelados, a los que le echan agua y lo congelaban para que en el peso estuviera comprendido el hielo, por solo citar un ejemplo.
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Cuba, uno de los últimos estados socialistas y prácticamente el único en el mundo occidental, subsiste pero es un hervidero de problemas económicos y sociales y el relajo con los pesos y medidas contribuye a profundizar este caos.  Y a este caos se suma otra locura socialista cubana: la doble moneda, por lo que hay que calcular cuanto cuesta en pesos convertibles un kilogramo o una libra de pollo y su equivalencia en pesos cubanos y hasta en dólares o euros el que los recibe y tiene que cambiarlos.  En sí la economía está dolarizada aunque el gobierno no lo reconozca y la escasa utilidad del salario en pesos cubanos empuja a la población hacia el mercado negro, al llamado invento o búsqueda, que no es más que robar al estado o a los otros para satisfacer sus necesidades.  Este mercado negro es tan enorme que el sector formal de la economía, básicamente estatal no es capaz de cubrir las necesidades del consumo ni siquiera de forma elemental.  El fracaso de la economía planificada y centralizada tiene su máximo exponente en la Cuba socialista.

Y como la propiedad de los medios de producción y la exclusiva de poder hacer importaciones son prerrogativas del Estado, los productos que llegan al mercado negro son robados al estado, tanto los racionados como los de venta libre.

Es por eso que el colmo de un bodeguero, que vive de robar en el peso a sus clientes, es que le roben en la bodega, aunque hay momentos en que no hay ni qué robar.

En resumen y al margen de las consideraciones políticas negativas del sistema, en el tema de las medidas y pesos hace falta un comunismo férreo como el que existió en la Unión Soviética para que nos libre de esta locura y nos imponga la racionalidad, pero que sea solo para eso.
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sábado, 12 de octubre de 2019

El Prado habanero

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El Prado habanero

Sin duda que cuando nos hablan del Paseo del Prado nos viene a la mente el más famoso, el bulevar madrileño que va desde la plaza de Cibeles hasta la plaza del Emperador Carlos V, conocida como la Glorieta de Atocha y que junto con los paseos de la Castellana y Recoletos es uno de los principales ejes viales de Madrid.  En el Prado están los Museos del Prado, el Thyssen-Bornemisza y muy cerca el Centro de Arte Reina Sofía.  También en el Prado está el Real Jardín Botánico, el Palacio y Jardines del Buen Retiro, la Real Academia Española, la Estación de Atocha y los conjuntos de esculturas de las fuentes de Cibeles, Apolo y Neptuno, el Palacio de Comunicaciones, el Edificio del Banco de España de Madrid y decenas de construcciones históricas y hoteles emblemáticos como el Ritz y el Palace.

Con ese nombre existen residenciales y asentamientos en algunos países latinoamericanos pero un Prado a la imagen y semejanza del madrileño, salvando las distancias, solo existe en La Habana, la siempre fiel Isla de Cuba, como se le llamaba a nuestro país en la madre patria.

La Habana es una ciudad impactante donde se pueden encontrar incontables lugares que llaman la atención, tanto por su carácter histórico, monumental o simplemente por su belleza y majestuosidad.  Una ciudad de medio milenio de existencia y asentada en un lugar bendecido por la naturaleza y el clima sin duda tiene mucho que ofrecer, tanto en lo antiguo como en lo moderno, en lo simple como en lo solemne.  Y uno de esos atractivos es el Paseo de Martí o Paseo del Prado, como lo conocemos.
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Este amplio paseo ha tenido varias denominaciones como son Paseo del Prado, Alameda de Extramuros, Alameda de Isabel II, Paseo del Nuevo Prado, Paseo del Conde de Casa Moré y Paseo de Martí, que es su nombre oficial.  El parecido del paseo habanero con el madrileño que va desde la fuente de la Cibeles hasta la estación ferroviaria de Atocha, hizo que fuera nombrado como Paseo del Prado.

Con su hermosa senda central de terrazo, con sus pavimento de granito y trozos de mármol aglomerados con cemento y excelsamente pulimentado, sus farolas, adornos, bancos, leones y estatuas, así como los laureles sembrados a sus lados, fue inaugurado en 1928 y posteriormente mejorado con el tiempo y milagrosamente ha sobrevivido al cataclismo socialista.

El Paseo comienza en el Malecón, en la explanada y Castillo de la Punta en la misma entrada de la bahía de La Habana y frente al Castillo del Morro y termina en la calzada de Monte con la emblemática Fuente de la India, tras atravesar íconos habaneros como el Parque Central, el Capitolio Nacional y sus jardines y el Parque de la Fraternidad y decenas de otras curiosidades que es imprescindible repasar.
                     La Habana extramuros 1855 -  https://upload.wikimedia.org

Cuando un habitante del interior del país llegaba a La Habana, lo que históricamente y casi siempre se hacía por la vía ferroviaria, caminaba pocas cuadras desde la Terminal de Trenes y llegaba al final del Paseo y área de visita obligada era caminar a lo largo de su extensión y sobre todo retratarse frente al Capitolio, donde abundaban los fotógrafos ambulantes.  El turismo de antes de 1959, casi todo norteamericano, tenían en el Prado y sus cercanías toda una parafernalia de riqueza y disfrute a su alcance.

Muchas veces cuando niño, en los llamados viajes “a La Habana”, aunque uno vivía en La Habana, pero se traducía en ir de compras a las tiendas que abundaban en parte de La Habana Vieja, la calle Monte, Belascoaín, Galiano, Reina, San Rafael y Neptuno, pasé incontables veces por el Paseo del Prado, a lo que se sumó el concurrir para ver los paseos del Carnaval habanero, que era exclusivo de esa avenida, pero realmente cuando pude apreciar la majestuosidad de este lugar fue cuando comencé a trabajar en La Habana Vieja y con mi curiosidad innata, ayudada por el tipo de trabajo que realizaba, me permitieron caminar y conocer las maravillas que mostraba la capital cubana y en particular el Prado y sus calles colindantes, llenas de sorpresas insospechadas.

Esta avenida de doble vía de casi un kilómetro de extensión, compuesta fundamentalmente por un parque arbolado que divide ambas vías y que permite disfrutar del paseo, protegidos del sol cubano sigue siendo uno de los lugares más céntricos e icónicos de La Habana.  La obra destructiva de la Revolución ha dañado a muchas de sus instalaciones pero el Paseo, su fama y su historia permanecen incólumes.  Por algo Chanel lo escogió para su desfile de modas en La Habana.

                         Fragmento de la muralla - https://ecured.cu

Origen.

Hasta los años posteriores a la toma de La Habana por los ingleses, La Habana solamente  contaba con dos vías principales de comunicación, por lo que estaba atrasada respecto a otras ciudades desarrolladas a pesar de la importancia que representaba para España este enclave estratégico sin el cual hubiera sido muy difícil la conquista de América.  Estas rústicas vías eran la que comenzaba en la puerta de la Punta de la Muralla, donde está el antiguo Palacio Presidencial y llegaba hasta la Caleta de San Lázaro, donde está ahora el hospital Hermanos Ameijeiras y que después se constituyó en la calle San Lázaro y el otro era el que comenzaba en la puerta de Tierra de la Muralla, aledaño a la Estación Terminal de Trenes de La Habana y donde termina la calle Muralla (curiosamente había o hay un restaurante llamado Puerta Tierra) y que atravesaba lo que es hoy la calle Monte y llegaba a la actual calle Reina.

En 1772 La Habana no tenía ningún teatro, no se había edificado la Catedral ni el Palacio de los Capitanes Generales y donde estaban la Plaza de la Catedral y la Plaza de Armas había unas ciénagas.  La Habana era una ciudad aburrida muy militarizada y el único entretenimiento era el participar en los desfiles o paradas militares y las procesiones o ceremonias religiosas.

Ya La Habana se había ido desbordando fuera de los límites que le imponía la Muralla, por lo que los espacios públicos eran insuficientes y el crecimiento de la ciudad requería de un desarrollo acorde con su carácter de capital.

Es por ello que la construcción de esta vía fue comenzada por el Marqués de la Torre  en 1772 y los sucesores Gobernadores Generales la mejoraron, especialmente don Luis de Las Casas. Más tarde en el XIX, durante el mandato de Tacón, la antigua Alameda de Extramuros pierde su carácter campestre y se convierte en una ancha avenidas y en una principal vía de comunicación y además en ella se construyeron edificios públicos como el Teatro Tacón y los Juzgados de Instrucción y Primera Instancia de La Habana con la Cárcel y el Presidio.  El gobierno de la isla por el gobernador Miguel Tacón, que duró dieciocho años, fue tan destacado en mejoras y obras públicas, sobre todo en La Habana, como ensombrecido por sus despotismo y su fomento de la trata de esclavos.

La estructura con la que fue diseñado el Prado permaneció sin cambios, pero fue mejorando en la medida en que sus alrededores se hacían obras constructivas. Su parte central para transeúntes originalmente era de tierra y sin pavimento, aunque tenía árboles frondosos a sus lados y durante la ocupación norteamericana entre 1899 y 1902 fueron sembrados álamos.

Durante todo el siglo XIX se acostumbraba a pasear con quitrines por toda la vía hasta el mar y regresar, por lo que el número de estos carruajes abiertos, de dos ruedas, con una sola fila de asientos y cubierta de fuelle, que se usaba en Cuba y era apropiado para su clima, era altísimo, lo que hacía peligroso cruzar la vía.  Se le fueron construyendo aceras y bancos y llegó un momento en que en cinco lugares del Paseo se situaban simultáneamente bandas de música.

Estas bandas fueron una extensión del éxito de cuando al comienzo del Paseo, en lo que hoy es el inicio del Malecón, había situada una glorieta en la que se efectuaba una retreta semanal por la Banda del Estado Mayor del Ejército.
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El Prado fue llenándose de elegantes mansiones y grandes edificios de sociedades de recreo y más tarde de hoteles, cines, teatros, restaurantes y comercios de todo tipo.

El desarrollo obligó a realizar un reordenamiento urbano, dividiéndolo en tres secciones

Una zona arbolada peatonal con calles laterales que iba desde Neptuno al Malecón.
Una zona vinculada al Parque Central. Una zona vial con parqueos y que en uno de sus extremos tenía la Plazoleta de la Fuente de la India, el Parque de la Fraternidad y el Capitolio Nacional y sus jardines.

El inicio del año 1929 coincidió con el emplazamiento de ocho majestuosos leones de bronce sobre sus pedestales a lo largo del Paseo. La Habana, que era el puerto más importante para España en el Nuevo Mundo, estaba protegida de corsarios y piratas por varias fortificaciones que contaban con cientos de cañones que ya en el siglo XX resultaban obsoletos, por lo que fueron destinados a ser fundidos para conformar las esculturas de los leones.

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Y como si fuera poco, el Paseo del Prado también fue la primera calle asfaltada de La Habana.

Pero hay muchas curiosidades de la historia cubana que ocurrieron en el Prado.

Curiosidades y hechos

En el Paseo del Prado y en muchas otras obras, dejó su huella Carlos Miguel de Céspedes, ministro de Obras Públicas durante el gobierno de Gerardo Machado, el que se empeñó, y logró, convertir a La Habana en una ciudad moderna.  Bajo su dirección se construyó el Capitolio, la Avenida de las Misiones, la Plaza de la Fraternidad en el antiguo Campo de Marte, el Hotel Nacional de Cuba y el que nos ocupa, el Paseo del Prado tal y como lo vemos hoy, y donde la población notó que una noche se acostaron con los pinos en el Prado y al día siguiente estaban sembrados los laureles que conocemos hoy, el piso de terrazo del paseo central se construyó, se mejoró la iluminación con las farolas eléctricas, se colocaron adornos y se ubicaron los famosos leones.

Asesinatos en el Prado

El Paseo también ha sido testigo de muchos hechos criminales, entre ellos varios asesinatos.  Probablemente el más divulgado fue el que los cubanos conocemos como “Los sucesos del Prado” y que tuvieron lugar el 9 de julio de 1913 cuando en horas de la tarde, tras haber sido suprimido el juego y el cierre de todos los garitos habaneros por el jefe de la Policía, Armando Riva, le hicieron un atentado que no sólo acabó con su vida sino que puso en peligro a sus dos pequeños hijos que iban con él.

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También fue sonado el crimen cometido por la bailarina exótica Patricia Schmidt, con el nombre artístico de Sátira, que asesinó a tiros a su amante, también norteamericano, en una historia relacionada con el famoso Hotel Saratoga.  Jack Lester Mee era el amante de Patricia, la cual se quedó sin trabajo y tuvieron que irse a vivir al yate del norteamericano y abandonar el Hotel Saratoga por falta de pago.

Patricia consiguió un contrato para presentarse en el Teatro Fausto y se relaciona con el mafioso Amleto Battisti, propietario del hotel Sevilla y que controlaba uno de los polos del juego de azar y el tráfico de drogas, el cual se entusiasmó con la bailarina y le permitió presentarse en el Roof Garden el Hotel, acompañada de Jack como pianista.  Pronto los celos hicieron de lo suyo y a bordo del yate fondeado en la bahía habanera Jack fue herido por un disparo en el cuello.  Patricia declaró que había sido un accidente mientras su amante limpiaba la pistola, pero se descubrió que había sido un homicidio y Patricia fue acusada y condenada por asesinato y recluida en la cárcel de mujeres de Guanabacoa.

Era el año de 1947 y uno de los más famosos cantantes del momento, que se convirtió en un inmortal, Daniel Santos, el Inquieto Anacobero, hizo famosa una canción que decía:

“Siempre acuérdate que un Dios hay en el cielo. Nunca pierdas la fe ni la esperanza. No lo hiciste por odio ni venganza. Defendiste bravamente tu debilidad y honor”.

Gracias a la popularidad de la canción y lo oscuro del hecho, la opinión pública se puso de parte de la bailarina y en octubre de 1948, antes de dejar la presidencia, el presidente Ramón Grau San Martín le concedió el indulto.  Se refugió con el italiano Battisti, pero fue secuestrada y golpeada, por lo que de inmediato abandonó el país y no se supo más de ella.

Hubo también, por lo concurrido del lugar, otros crímenes menores, pero el más sonado hecho criminal de todos los tiempos fue el asalto al Royal Bank of Canada, en Prado 307 entre Ánimas y Virtudes.

El grupo de bandidos liderados por Jesús Rivero Prendes (el chino Prendes) y Enrique Dobarganes Jorrín (Guarina) acompañado de otros, asaltaron el 11 de agosto de 1948 la Sucursal de The Royal Bank of Canadá, ubicada en Paseo de Martí Nº 807 de donde se robaron la cuantiosa suma de $576727.62 (más de medio millón de pesos, equivalentes al dólar y que al valor actual sumaría alrededor de diez millones de dólares), el mayor robo de dinero en efectivo jamás realizado en Cuba.

A las tres de la tarde quedaban en el banco pocos clientes, los asaltantes serenamente y sin mucha violencia amenazaron a clientes y banqueros y de forma muy fácil y diligente recaudaron el dinero de los cajeros y de la bóveda.  Habían calculado, según las informaciones que poseían, que las operaciones diarias estaban alrededor de los cien mil pesos, pero se asombraron al ver la cantidad multiplicada casi seis veces, lo que los obligó a emplear, aparte de las bolsas que llevaban, los tapacetes de las máquinas de escribir y de calcular.

Salieron lentamente sin llamar la atención hasta llegar a donde estaba el auto en que se movían, tras amenazar a los rehenes que no salieran hasta pasados treinta minutos.  Fueron dejando a participantes en distintos lugares y repartiendo el dinero en distintos sitios.

Varios carros patrulleros llegaron al banco y detuvieron a todos los que estaban sentados o paseando en el Prado, pero no tuvieron ningún resultado con ello.

El Banco informó que se habían robado alrededor de doscientos mil pesos y que ese dinero estaba respaldado por una compañía de seguros, pero un arqueo dio como resultado que había 365 mil pesos en la bóveda y 197 mil en las ventanillas, más de medio millón.

Todos los participantes fueron detenidos, juzgados y enviados al Presidio Modelo en Isla de Pinos, pero el chino Prendes, Guarina y otros escaparon, pero exceptuando al chino Prendes, que desapareció, fueron asesinados.  Al ser detenidos solamente se pudo ocupar $ 256353.62, menos de la mitad de lo robado y del resto nunca se supo.   Pero otras fuentes, probablemente más confiables duplica esa cifra y la lleva hasta un millón ciento veinticuatro mil doscientos noventa y seis pesos, algo así como veinte millones de dólares al valor actual.  Como quiera que haya sido, fue un récord.

Igualmente se afirma que el atraco fue organizado por el representante a la Cámara Armando Fernández Jorva, ex alcalde de Güines y le debía mucho dinero al banco canadiense y para lo cual contrató a cinco delincuentes muy conocidos y gatillos alegres.  Nada rado, los políticos si se han caracterizado y siguen caracterizándose por algo es que todos son unos delincuentes.

El Banco del Caribe estaba en Prado 152 esquina a Refugio, pero este era de menor volumen de operaciones y no fue objeto de ningún asalto, que yo conozca.

Pero ahí no pararon los hechos de sangre.  En agosto de 1933 en Prado y Virtudes ejecutaron al coronel Antonio Jiménez, jefe del grupo paramilitar creado por el dictador Gerardo Machado para eliminar a sus opositores y conocido como La Porra.  En esa misma esquina protagonizaron una discusión los legisladores Collado y Quiñones y cuando parecía haber terminado la discusión Quiñones, al retirarse, fue baleado a traición por la espalda por Collado.

En Animas y Trocadero el sargento Lutgardo Martín Pérez, quien sería después coronel y jefe de la policía motorizada en los años 50 con el gobierno de Batista, junto con Rolando Masferrer, otro sicario conocido, mataron a tiros a Emilio Grillo, alias “pistolita”, un gangster de la época.  En el tiroteo mataron a Francisco Madariaga, el que se encontraba allí en mal momento y lugar pues iba a comprar un pasaje para ir a Aruba, donde vivía.

                              http://baracuteycubano.blogspot.com 

Y para no dejar de imponer su huella, los revolucionarios terroristas pusieron una bomba en Prado y Trocadero, lugar altamente concurrido, el día de la huelga del 9 de abril de 1958

Y algo que llamaba la atención era la proliferación de agencias de viajes y de aviación que allí se asentaron.

                                              Guía telefónica La Habana 1958

Agencias de Aviación a lo largo del Prado

El Prado se convirtió a partir de los años 40 y durante el siguiente decenio, en la sede de las oficinas de las crecientes compañías de aviación, donde se hacían gestiones de venta y reserva de boletos de viaje o de envío de carga.  Ya a mediados de los cincuenta fue la Rampa en el Vedado el lugar escogido para este tipo de servicios.

Una de las pioneras fue la American Express, sita en Prado No. 20, de alcance mundial y que brindaba reservas de pasajes de líneas aéreas, buques, ómnibus y trenes de cualquier parte del planeta, así como ofertaba itinerarios y excursiones, fueran personales o grupales, una verdadera agencia de viajes, escasas en esos tiempos.  También en esa época estaba en los bajos del Centro Gallego la agencia Dussaq Company Limited, que llegaría a ser la más antigua empresa cubana de viajes y transporte y que había sido fundada en 1876 y se especializaba en viajes internacionales y excursiones a Europa y a otros lugares del mundo.

A su vez Canadian Pacific Airline, estaba en Prado 454 y dominaba los viajes a Canadá, Australia, Hawaii, Japón y Hong Kong, Europa y Sudamérica.   SAS. líneas aéreas escandinavas, ofertaba pasajes aéreos a Suecia y Noruega.  La Braniff International Airways dominaba los boletos al oeste y medio oeste de Estados Unidos y a sudamérica.  La British European Airways se especializaba en viajes a Londres y las posesiones británicas en las Antillas. La Aeropostal, de Venezuela, situada en los bajos del Hotel Sevilla, ofrecía boletos a Caracas y conexiones a toda sudamérica y fue la primera en hacer viajes con los lujosos Super G Constellation.

La famosa aerolínea holandesa KLM Royal Dutch Airlines, en Prado #251 esquina Trocadero, o se ubicaba en el edificio adjunto al Hotel Sevilla.  También estaba en Prado y en la esquina de Trocadero la especializada en carga Cubana Aero Expreso que viajaba a varios países y a otras ciudades de Cuba.


                                              http://cubalogos.blogspot.com

La cubana Aerovías Q, en Prado 12, volaba a Cayo Hueso, Miami, Palm Beach e Isla de Pinos y fletaba aviones a todas partes, con una flota de Douglas DC-3 de 28 pasajeros que la hacía de las más exitosas y solicitadas.

Air France tenía igualmente sus oficinas en Prado y Trocadero, La BOAC, British Overseas Airways Corporation, en Prado 252  y Delta Airlines en Prado 301 mientras TAN Airlines estaba en Prado 62.  En Prado 252 estaba la Asociación de Pilotos Aviadores Profesionales

Cubana de Aviación y PANAM (Pan American World Airways) que fuera la mayor compañía aérea del mundo hasta 1991, radicaban en el Vedado, en 23 y O.  Hacia ese lugar, denominado La Rampa, migraron después casi todas las oficinas de aerolíneas.
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Prensa y Radio.

El Diario de la Marina, periódico fundado en 1832, el más antiguo superviviente de los diarios, tuvo nueve domicilios hasta su emplazamiento definitivo en Prado y Teniente Rey en un majestuoso edificio frente al Capitolio.

El Hotel Saratoga fue sede de la emisora Radio García Serra, donde cantaron y tocaron en vivo importantes músicos de la Isla desde los llamados “Aires Libres”.

El llamado Palacio de la Radio estaba en Prado 53 que era la sede de la popular RHC Cadena Azul y la Cadena Roja, propiedad ambas de Amado Trinidad, fundador de la firma de cigarros Trinidad y Hermanos y creador de la primera red nacional cubana de radiodifusión sonora,  las emisoras del interior enlazadas por el hilo telefónico para lanzar al aire las señales, y de la industria radial, la que convirtió en la mayor empresa mediática de la época y de la que llegó a ser el único propietario, desplazando a los anunciantes de las industrias menores hacia  emisoras de poco alcance y concentrando las empresas receptoras, almacenistas y  distribuidores de productos extranjeros, necesitadas de un mercado creciente en las emisoras de mayor cobertura. Un verdadero zar de la radio en Cuba.

En Prado 206 estaba Radio Continental y CMCA Radio Mambí en Prado 107, más tarde tras la revolución comenzó a transmitir en inglés como The Friendly Voice of Cuba y más tarde Radio Cordón de La Habana, hasta convertirse en Radio Metropolitana.  Radio Caribe, con siglas CMCO que desde el edificio del Club de Cantineros en Prado 111 transmitía 24 horas en un estilo similar a Radio Reloj, noticias y la hora en punto cada minuto.  Radio Continental, en el 206, y Radio García Serra, en el 260.  Radio Cadena Habana transmitía desde los bajos del Centro Gallego.

Radicaban asimismo la corresponsalía de la Prensa Unida en Prado 158 y las redacciones de Diario de Cuba en el 412 y la revista Lux en el 615.

Y de la naciente televisión, el pionero de la TV en Cuba, Gaspar Pumarejo, transmitía todas las noches Escuela de Televisión desde el local del cine Prado en el número 210.


En primer plano el Telégrafo, le sigue el Inglaterra y después el Centro Gallego, ahora Gran Teatro de La Habana - https://upload.wikimedia.org

Los grandes Hoteles del Prado

A finales del siglo XIX y gran parte del XX, los mejores hoteles de la ciudad tenían sus puertas sobre el Paseo del Prado, el lugar donde acudían los turistas extranjeros y los visitantes del interior del país. Muchos cayeron en desgracia con la revolución y otros han tenido mejor suerte porque se mantuvieron funcionando o han sido modernizados y recuperados, algo de moda en los últimos años por el boom turístico.

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Saratoga

En 1911 se inauguró como Hotel Gran Alcázar y en 1933 pasa a llamarse Saratoga, alcanzando gran popularidad y las guías turísticas lo registran como uno e los mejores de La Habana.  En su terraza, conocida como los Aires Libres se reunía lo mejor del talento musical cubano y su fama llega hasta 1960 cuando el gobierno revolucionario interviene el inmueble y lo convierte en edificio de vecindad, siendo rescatado y reconstruido con categoría de Cinco Estrellas Plus en 2005 y donde se han hospedado personajes famosos del mundo y ganado nuevamente su fama.
Hotel Parque Central al centro, a su derecha la Manzana de Gómez antes de ser convertida en Hotel.
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Iberostar Parque Central

Elegante hotel 5 estrellas en La Habana ubicado en el mismo centro de la ciudad. Su estilo colonial español combinado con modernismo, que recoge la cultura de las calles, se complementa con la reputación de ser el mejor hotel de La Habana.  Se construyó aprovechando toda la manzana que colinda con Neptuno, el Parque Central y el hotel Plaza y está conformado por dos edificios, uno colonial y otro moderno que están unidos por un túnel bajo tierra.  Fue operado inicialmente por la Golden Tulip y habiendo sido aceptado yo como Gerente de la parte cubana, fui vetado por influencias de Vila Sosa, un corrupto dirigente de la esfera militar con el que tuve diferencias.  La Golden Tulip, por hechos como este que se fueron acumulando, se retiró de su presencia en Cuba.  Hasta finales de los años noventa, cuando fue construido, el lugar estaba ocupado por inmuebles casi en ruinas.

Hotel Inglaterra con el Teatro Tacón a la izquierda y delante el Parque Central con la estatua de Isabel II. - https://historiacuba.wordpress.com
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Hotel Inglaterra

Es el establecimiento hotelero en activo más antiguo de la Isla. Data de 1875 y se ubica frente al Parque Central. No se explica por qué se llama Inglaterra un hotel que se caracteriza por mostrar el encanto de la bella época española con vistosos azulejos sevillanos, los mosaicos valencianos y alicantinos, losas importadas de Andalucía, esculturas hispánicas, y con una fachada llena de elementos ornamentales criollos de época como  balcones con barandas de hierro fundido y vitrales.  El Café Louvre, lugar de encuentro para simpatizantes de las causas independentistas cubanas y turistas de la elegante ciudad del siglo XIX.  Allí pronunció Martí un discurso y Maceo se hospedó en él por seis meses. Fueron huéspedes ilustres Federico García Lorca, Anna Pavlova, José Raúl Capablanca, Ramón Fonst, Winston Churchill, Rubén Darío, Luis Mazzantini y Sarah Bernhardt. Para finales del siglo XIX, el hotel se calificó como uno de los mejores del mundo.

El Hotel Telégrafo en los años 50.  A la derecha el restaurante Miami en Prado y Neptuno.
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Hotel Telégrafo

El Hotel Telégrafo fue fundado en 1860, en la calle Amistad y en 1888 se traslada a su ubicación en la esquina de Prado y Neptuno. Reconstruido totalmente en 1911, y calificado en su época como el hotel más moderno de la Habana Vieja y entre los once mejores de América Latina. Hacia 1914 todas sus habitaciones y el restaurante tenían teléfonos que brindaban a los huéspedes servicios de llamadas nacionales e internacionales, y en una época en que hasta los baños públicos eran una rara y lujosa novedad, ya este Hotel en la Habana contaba con ellos. Todo ello  lo que lo hizo el preferido de hombres de negocio y periodistas extranjeros de paso por la Isla.  Al triunfo de la revolución era una casa de huéspedes y después se convirtió en una ciudadela, y por fortuna fue recuperado hace pocos años.
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Hotel Sevilla

Es un Hotel muy famoso en La Habana y en el mundo se conoce por aparecer sus personajes en la película basada en la novela de Graham Greene, Nuestro Hombre en La Habana.  Construido en 1908 en estilo neoárabe con cuatro plantas, fue rebautizado en 1919 como Hotel Sevilla-Biltmore y en 1924 se construyó de diez plantas y una azotea. En 1939 lo compró el mafioso Amleto Battisti el cual montó un casino vinculado a la mafia, pasando más tarde al imperio de Santo Trafficante Jr., siendo destruido por las multitudes en enero de 1959 con el triunfo de la revolución y reconstruido más tarde.

El Sevilla fue la comandancia de un capo mafioso encubierto, que reinaría en un mundo de vicio y negocios turbios como lo fue Amleto Battisti y Lora que se apoderó de su administración a partir de 1939.  Desde esta casa de descanso, Battisti expandió su interés sobre todo en materia de juego, carreras de caballos, casinos, prostitución organizada, compañías de bancos y nexos con la mafia internacional. Fue tal su engarce con esa época que incluso se inclinó hacia la política cubana del momento.

El calabrés Amadeo Barletta Barletta que enraizó la delincuencia en Cuba, de cuello blanco. Y por si fuera poco, representó los intereses de Benito Mussolini en América, hasta incluso figurar para los historiadores como doble agente de inteligencia.  Es perseguido en 1942 por el FBI y logra escapar abandonando su escenario cubano, en particular el Hotel Sevilla, a donde regresa en 1946 para representar también a la General Motors.

Gran Hotel Manzana Kempinski

La famosa Manzana de Gómez, el primer complejo comercial de estilo europeo en Cuba con dos calles diagonales interiores, edificación emblemática de la capital, y que fuera abandonada casi hasta su derrumbe por el régimen, fue reconstruida e inaugurada en 2017 como Gran Hotel Manzana Kempinski, una instalación de lujo Cinco Estrellas Plus.

Packard

Fundado como Hotel Biscuit en 1911, en 1931 adquirió el nombre de Packard porque en sus bajos radicó el concesionario de los automóviles Packard, el carro de lujo de la época.  En 2018 fue rescatado de las ruinas y re inaugurado como hotel de lujo.  Con excelentes  vistas de la capital hacia el malecón y la bahía de La Habana, así como al castillo del Morro.  En este mítico hotel se alojaron en los años 50 personajes como Marlon Brando o Pablo Neruda.
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Pasaje

El hotel Pasaje consistía en un edificio de dos plantas construido hacia 1871 y  fue el primer establecimiento hotelero dotado en la Isla con un elevador hidráulico. En esa época no existían hoteles y los visitantes se alojaban en hostales, posadas, conventos o casas de huéspedes, por lo que a partir de 1850 comienzan a surgir estos establecimientos.  Su frente daba al Paseo del Prado y el fondo a la calle Zulueta y en este pasaje, cubierto con un techo de hierro y vidrio, había comercios y establecimientos de servicios.  Ese pasaje o corredor de una calle a su paralela daba nombre al hotel.  Ese lugar tan céntrico, al lado del Payret y a pocos metros del Parque Central se hizo famoso por su ubicación y también por su lujo. Allí se hospedaron los generales norteamericanos Grant y Sherman, el expresidente Grover Cleveland y el multimillonario William K. Vanderbilt.  Se derrumbó en los años ochenta y ahora está en construcción un hotel en toda la manzana, incluyendo el teatro Payret.

Caribbean

Hotel modesto construido en los años cincuenta y que asombrosamente se ha mantenido y modernizado y que cuenta con una ubicación envidiable.


El nuevo hotel Paseo del Prado, donde estuvo el Miramar - https://www.ecured.cu

Miramar

El hotel Miramar, en la esquina con Malecón, era el más caro de la ciudad. Era un hotel pequeño, pero muy lujoso, con chefs de cocina franceses y un orden y limpieza extremados.  La esquina fue asiento del Hotel Miramar y, más tarde, del Miramar Garden, centro de reunión de la juventud bailadora de la época y donde también había peleas de boxeo.  Después fue quedando en ruinas y durante muchos años se especuló sobre la construcción a ejecutarse allí.

Finalmente se construyó el Hotel Paseo del Prado que tiene una ubicación privilegiada entre todos los hoteles habaneros en el final del malecón habanero, justo en la intersección con el Paseo del Prado y desde donde se puede observar la bahía, el malecón, la explanada de la Punta y el Castillo del Morro, la Fortaleza de la Cabaña y el Cristo de La Habana. Lo que lo hace un inicio inigualable del Malecón.

Forma un triángulo con la intersección con la calle San Lázaro, lo que le da una imagen de la proa de un barco, muy a tono con la entrada de la bahía y el faro. Desde cualquier parte del hotel se tendrá una excelente vista del océano desde sus balcones y puentes.  Igual que el Packard, el Saratoga y el Manzana, apto solo para ricos y no para cubanos.

Regis

En 1953  se transforma de casa de huéspedes en hotel y se unen los números 161 y 163 de Prado.  El nuevo hotel estaría en Paseo del Prado y Colón en la esquina del costado del Teatro Fausto y sus obras fueron terminadas en 1955 con comercios en la planta baja.  Con el triunfo de la revolución decayó y ahora está en fase de reforma y se convertirá en un hotel con categoría de boutique.

Areces

Ramón Areces, el fundador del imperio comercial español "El Corte Inglés", emigró a Cuba y allí aprendió el oficio que lo volvería un millonario al trabajar en la gran tienda El Encanto, cuyos métodos comerciales llevó a España.  Y fue Areces el que construyó el Edificio Areces, que funcionó como Hotel hasta años después de su regreso a la Madre Patria.

Y no mencionamos la pléyade de hoteles que existen en sus calles paralelas o laterales como son el Plaza, el Lido y las decenas de hostales de lujo en la cercana Habana Vieja así como los cientos de ofertas de Airbnb.  Ese encanto el tiempo no ha podido borrarlo, todo lo contrario.
              Antiguo Centro Gallego, ahora Gran Teatro de La Habana - https://upload.wikimedia.org

Sociedades y restaurantes.

Centro de la Habana en el siglo XIX y primera mitad del XX, fue el sitio escogido para las sedes de las asociaciones regionales españolas y de otros países, así como de restaurantes famosos.

Los centros Andaluz y Montañez, así como la Asociación Canaria, tenían su sede en los números 104, 362 y 201, respectivamente.  El Casino Español, la primera gran asociación, se ubicó en Prado y Ánimas, se creó en 1869 y era la decana de las sociedades regionales españolas.  Después del triunfo revolucionario se convirtió en el Palacio de los Matrimonios y allí me casé.

En 1901 en el hotel Pasaje, se constituía oficialmente el American Club, que pasaría a sesionar, con sus socios fundadores, en el edificio de Prado y Virtudes, a partir de lo cual
se juntaron norteamericanos, cubanos y españoles muy ricos y mostró la presencia de una vigorosa e influyente colonia norteamericana en Cuba.

El Centro Vasco, en los inicios del Prado, después fue trasladado al Vedado, y las comidas de la Tasca Española, en el número 51 del Paseo eran famosas.  El senador Eduardo Chibás, que nunca dio propinas, salvo en un restaurante llamado La Maravilla en la calle Villegas, donde dejaba cuarenta centavos, en Los Tres Ases, en Prado 356 era aficionado a las costillas de cerdo Badén que allí preparaban pero no daba propinas.

La poco conocida comida italiana tuvo en el Frascati en Prado 357 un pionero de la cocina italiana, además insuperable en calidad entonces.  En Prado 355 estaba la Unión Hebrea Chevet Ahim con platos de la gastronomía judía, mientras en el 216 estaba la Asociación Libanesa de La Habana y en el 258 la Asociación Sirio-Libio-Palestina. El Club Prado 86 estaba en Prado 264, como se conocería después a una famosa pizzería.  En el 260 está ahora la Unión Árabe de Cuba.

Cerca de Trocadero estaba la casa del mayor general José Miguel Gómez, sede hoy de la Alianza Francesa.  Allí estuvo la casa de Marta Abreu, que el caudillo liberal demolió para construir la suya.

En Prado y Neptuno estaba mi favorito: el restaurante Miami. Era sitio obligado para ir a almorzar un steak de jamón a la hawaiana y una cerveza Guinness Cabeza de Perro los sábados después de cobrar.

El Anón de Virtudes

La champola de guanábana que degustó Federico García Lorca en “El anón de Virtudes”, durante su visita a La Habana en 1930, le hizo escribir: “No hay refresco en todo el mundo que tenga nombre más eufónico y altisonante, ni que sepa mejor”.  Hoy sólo algunos ancianos recuerdan el sabor de la champola. Y al viajero que pretenda experimentar el deleite que sintió Lorca al conocerla en una cafetería habanera, no le quedará otro remedio que seguir viaje hacia Miami, para allí encontrarse con algo parecido, nunca el mismo que tomó Lorca y que tomaron los de mi edad.

Ahora existen algunos restaurantes, sobre todo pertenecientes a sociedades españolas,
Los Nardos y el Asturianito ambos en Prado 563 frente al Capitolio, tienen comida española de la buena.  En Prado 303 uno que se ha hecho muy famoso: “Había una vez”.  En Prado 264 la que una vez fuera famosa pizzería ahora tiene mala evaluación en Tripadvisor.  Otro restaurante nuevo está en el 115, “Tatagua”, comida española y muy buena reputación.  Havana Gourmet con buena comida cubana, italiana y caribeña en donde ahora radica el Centro Asturiano de La Habana.  También asturiano está en el 309 esquina a Virtudes “La Terraza”, con la mejor evaluación de los restaurantes situados en el Paseo del Prado y que se especializa en comida caribeña, latina y mariscos.
                                  Héctor Valdés - https://upload.wikimedia.org

Otras curiosidades del Paseo del Prado.

Las tiendas de souvenir para turistas eran numerosas, sobre todo las que anunciaban “Alligator Goods”, ofreciendo artículos hechos con piel de cocodrilo. Era famosa la tienda el Waterloo en Prado 569 frente al Capitolio y muy cerca El Machetazo, ambas de muy bajos precios y por tanto muy populares.

Lo mismo ocurría con los bares, como Partagás, en el 359; Wonder Bar, en el 351, y la Barrita de Don Juan, en el 567.  Y ni hablar de las calles adyacentes, donde muy cerca se podían encontrar lugares para comer “fueras de liga” como La Zaragozana, el Castillo de Farnés, el Baturro e icónicos como El Floridita y el Sloppy Joe’s.  A pocas cuadras estaba La Casa de los Vinos, la famosa casa de productos españoles de Santos y Parapar en Esperanza y Factoría a un costado de la Terminal de Trenes, famosa por su exhibición de jamones y embutidos. Y también cerca en Consulado 221 la Piccola Italia, que se anunciaba como la Prima Installata in Cuba.  Puerto Tierra estaba en Egido 495 y Puerto de Sagua en Acosta y Monserrate.

El primer anuncio lumínico en La Habana se instaló en el Hotel Telégrafo y era una bandera cubana hecha a partir de bombillos incandescentes con sensación de movimiento que anunciaba la cerveza La Tropical.

A su vez el primer sistema de alumbrado eléctrico de Cuba, creado con lámparas de arco, fue inaugurado en La Habana en marzo de 1889 e iluminaba algunas calles, el Parque de Isabel II (actual Parque Central) y el Paseo de Isabel la Católica. (actual Paseo del Prado).

El final del Prado, contrario a su comienzo en el mar, fue durante mucho tiempo el símbolo más popular de La Habana, la Fuente de La India o la Noble Habana, una inspiración que dio nombre a la ciudad.  Este lugar fue el de mayor vida a finales del siglo XVIII con bailes y retretas y por allí pasaban constantemente carruajes paseando.

El Parque Central fue el sitio escogido para erigir un monumento a José Martí y realizado por cuestación popular y en su inauguración habló Máximo Gómez y a partir de ahí el Prado se denominó oficialmente Paseo de Martí.
            Los Aires Libres comenzaban en el Saratoga - https://historiacuba.wordpress.org

Aires libres

Los famosos Aires Libres del Prado, que comenzaban en la calle Dragones y Prado, justo al lado del Hotel Saratoga y frente a la Fuente de la India, se extendían hasta la calle San José, donde se encuentra ubicado el cine Payret, fueron por mucho tiempo el principal centro de diversión de La Habana. Este sitio tenía un portal espacioso donde estaba una tarima de cristal con bocinas para el exterior orquestas en vivo, acompañando a los intérpretes vocales más famosos de Cuba.

La esquina de Prado y Neptuno se hizo famosa en la década de los años 50, con la pieza musical "La Engañadora", que gozó de gran popularidad.  En una sala de bailes en ese lugar surgió, con la autoría de Enrique Jorrín, el primer chachachá.

Y muy recientemente el Paseo del Prado ha sido el primer lugar en Cuba donde se celebró una pasarela de moda de alto lujo y fue la elección de la casa francesa de alta costura Chanel, la que decidió presentar su colección Crucero 2016-2017, un gran espectáculo de opulencia en un ambiente caribeño y que cerró con una conga con un contraste inesperado.
                                        Cine Teatro Fausto - https://www.ecured.cu

Los cines del Prado.

Por supuesto que por su importancia también el cine tiene mucho que ver con este Paseo, comenzando porque la primera función cinematográfica realizada en Cuba se produjo el 24 de enero de 1897, en un local ubicado en Prado 126, entre San Rafael y San José.  Después se hicieron proyecciones en el Teatro Tacón, hoy Gran Teatro de La Habana y antiguo Centro Gallego situados en ese mismo lugar.

El cine Nueva Inglaterra en San Rafael y Consulado, se edificó, contiguo al Hotel Inglaterra, siendo inaugurado en 1913 y para su época era amplio, con 150 butacas y con una confitería, la primera en este tipo de instalaciones y que después se haría imprescindible en los cines.

Y para no ser menos también fue en un cine del Paseo, el teatro Fausto, considerado entonces el más lujoso de la capital, donde se proyectó por vez primera una película sonora.

El Cinematour, estuvo en Ánimas entre Prado y Zulueta y construido en 1913, era toda una curiosidad, pues consistía en un vagón de ferrocarril en el cual eran exhibidas filmes sobre viajes y que asemejaba un viaje en tren con tickets similares a los de los ferrocarriles, asientos de pajilla y cobradores con uniformes de ferroviarios.

En la esquina de Trocadero, en los bajos del Centro de Dependientes, estaba el cine Negrete, así nombrado en honor al actor y cantante mexicano jorge Negrete, bastante desagradable como persona por cierto y era largo y estrecho.

El Lara en Prado 353 entre Neptuno y Ánimas se inauguró en 1919, en una casa adaptada con ese propósito, para hacerle competencia a más de diez salas similares.  Este cine fue uno de los primeros en Cuba que empleó ventiladores, cuando se reformó en 1924.

El Montecarlo se construyó en 1915 en Prado entre Dragones y Teniente Rey, muy próximo al teatro Payret, en un lote estrecho y profundo, como era costumbre para aprovechar casas o locales con ese fin comercial.

En el 563 estaba el cine Capitolio, justo frente a esa edificación emblemática y casi al lado de la famosa tienda El Machetazo y exhibía filmes para adultos. En el número 210 de Prado existió el cine Prado, en la esquina con Trocadero y que se renombró como Margot a partir de 1918.  El Maxim, en Prado y Virtudes, y el Galatea, en Prado y San José, eran los dos cines de más categoría en la capital.  En 1921 se inauguró el cine Maxim, con capacidad para mil quinientas personas, con muy buena ventilación de su salón y cuyas funciones eran al aire libre.

Se edificaron cines en el interior de los lujosos hoteles Sevilla y Miramar.  En 1909 se inauguró el Miramar Garden, en Prado y Malecón, primera sala al aire libre, algo que con el tiempo se hizo muy popular, ya que entonces el cine era silente y los ruidos exteriores no lo afectaban. En Prado, entre Ánimas y Virtudes se construyó en 1919 el cine Royal, también al aire libre que tenía la apariencia de una carpa de circo.
Vista desde el Gran Teatro de La Habana. A la izquierda el Payret, le sigue el antiguo hotel Pasaje, ambos serán demolidos para construir un hotel de lujo.  Al fondo el edificio del Diario de La Marina y el Hotel Saratoga, a la derecha del cual está la Fuente de la India - https://upload.wikimedia.org

Pero el más famoso de todos fue el teatro Payret, en la esquina de San José, que se inauguró en 1877 y por cuyo escenario desfilaron famosos cantantes de ópera, actrices como Sarah Bernhardt y bailarinas como Anna Pavlova, en él se dieron espectáculos circenses como Pubillones y Santos y Artigas y actuaron los mejores cantantes y actores y actrices cubanos.  Esta emblemática sala ahora está condenada a la desaparición, pues será construida en toda la manzana que ocupa, un hotel de lujo y del resto de los cines mencionados solo se mantiene en funcionamiento el Fausto.

Y ni hablar de los alrededores del Prado, donde pululaban las salas importantes muchas de ellas, como el Campoamor, Actualidades, Verdún con su techo que se abría y cerraba, Majestic, Niza, Cinecito, Duplex y Rex, el Alkázar donde más tarde funcionó el Teatro Musical de La Habana, y otros cercanos.
Antonio Schubert - https://upload.wikimedia.org

El Prado de hoy

El Paseo del Prado  hoy en día es muy diferente al que conocí en los años cincuenta.  Hoy El Prado es un paseo bastante maltratado, descuidada su alameda central y sus árboles, en mal estado sus aceras y sucios sus portales. Rodeado en muchas partes por edificaciones ruinosas o simplemente por ruinas, transitado por pocos turistas y un ejército de cazadores de divisas, convertido desde la calle Neptuno hasta Dragones en un gran parqueo de vehículos, con filas interminables de gente en espera de ómnibus o boteros (autos con recorridos fijos en los que van todos los que pueden) en que moverse.

Atrás quedaron sus aires libres que en el pasado lo hicieron famoso, ya no hay acompañamientos musicales, ni existen los desfiles y actos cívicos que los estudiantes realizaban cada 28 de enero en honor a José Martí en el Parque Central.
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También se siente nostalgia por cuando aquí eran los paseos del carnaval, cuando las comparsas de los sábados de forma totalmente libre, espontánea y popular, hacían sus evoluciones coreográficas frente al Capitolio, donde se encontraba el jurado que daba premios a las mejores; y en particular los paseos de los domingos que, viniendo del Malecón, hacían el recorrido de ida y vuelta desde la Punta hasta la Fuente de la India, con sus fabulosos desfiles de carrozas, donde iban la reina, sus damas, hermosas mujeres y hasta el rey Momo, autos convertibles con gente disfrazada y camiones adornados, acompañados por la música de las orquestas, las serpentinas y los confetis, en un derroche de alegría y colorido donde participaba toda la familia, sin borracheras ni broncas callejeras.

No por gusto el Prado comienza justo frente al Morro y el Malecón, símbolos habaneros por excelencia y a lo largo de él se asientan otros íconos habaneros como el Parque Central, los Centros Gallego y Asturiano y el Capitolio Nacional, por mencionar algunos.
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Y tampoco por gusto Enrique Jorrín se inspiró en él para escribir el emblemático chachachá La Engañadora:

"A Prado y Neptuno
Iba una chiquita
Que todos los hombres
La tenían que mirar..."

Un lugar sin par en la hermosa Habana que no ha sido derrotado por el tiempo ni la desidia.

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