domingo, 26 de septiembre de 2021

“Mentira tú me estás engañando”

 


“Mentira tú me estás engañando”


Esta fue una de las tantas frases creadas por personajes cómicos que nos deleitaron a través de la radio y la televisión, en este caso por Enrique Arredondo en su personaje de Bernabé en el programa “Detrás de la Fachada”, aunque incorporó otras no menos originales en su personalización del guapo-cobarde Cheo Malanga en el gustado espacio “San Nicolás del Peladero.


Arredondo, conocido por las generaciones más cercanas por sus personajes del “guapo” Cheo Malanga, el Doctor Chapotín, o Bernabé, siempre hizo gala de sus improvisaciones o morcillas, sus dicharachos descabellados eran repetidos por la población. Incluso impuso una manera de caminar que las personas, aún repiten para divertirse, todo retorcido que decía le daban terror a sus enemigos cuando en realidad daban risa.


‘“Sitio Alegre”, “Mi familia'', “El show del mediodía”, y en la “Revista Regalías” se da a conocer en la televisión, porque ya era una figura muy popular en el teatro bufo.  Surge entonces el guapo Cheo Malanga en el programa “San Nicolás del Peladero”, así como el  Doctor Chapotín,  el dueño de la funeraria del pueblo llamada "La última noche que pasé contigo".  En 1969 se incorpora al elenco de un programa muy popular: “Detrás de la fachada”, donde creó a Bernabé, el más conocido y popular de sus personajes.  Todo su lenguaje era popular pero sin vulgaridad, muy diferente al empleado ahora donde todo es chabacano y chusma al extremo.


Algunos dichos de los que me acuerdo y que aún me hacen sonreir son:


“No es lo mismo paulatinamente que Paula metida en una tina”

“No me da la reconsultivira gana”

“Yo cuando como carne asada me descompongo, no soporto ni a mi sombra”

“¡Ah bueno, asi si!” (era su respuesta a cuando le echaban guapería)

¡Atrevidooo!

“Tu eres mi mujer, casado por las tres cosas: por la iglesia, por lo civil y por lo imbécil que fui”

“No me provoques, que mira como me tiembla la mano”

“No seas tarúpido, que es una mezcla de tarado con estúpido”

“No me aguanten que lo mato; estoy hoy que me corto a mí mismo; el animal quiere sangre”;

Y por supuesto: “Mentira tú me estás engañando”


Sin duda alguna su paso por el teatro vernáculo cubano, sumado a su simpatía personal, lo dotó de una gracia pocas veces vista.


 En Cuba se recuerda una anécdota según la cual, en una transmisión en vivo de este programa el personaje de Bernabé amenaza a su nieto con si no se portaba bien, lo iba a castigar viendo muñequitos rusos. Esa frase le costó al actor una sanción laboral. Por aquellos años se las arregló para suplir la prohibición de la censura de decir “morcillas” (chistes improvisados) lo que suplió con simpáticas frases que, repetidas, fueron haciéndose clásicas y de manejo popular, como “No pué séee”, “No mentira, tú me está engañando”, o “¡Atrevidoooo!” 


Arredondo era un cómico por naturaleza, un actor nato, sin afectaciones intelectuales y que actuaba de forma espontánea y relajada, sin perder la noción del respeto que se merecía el público. 


Estas frases tan ocurrentes me trajo a la memoria a tantos y tan buenos comediantes cubanos que se han quedado para siempre con nosotros y que vamos a recordar a través de sus ocurrencias y su forma de decir cosas que en otras personas no tienen nada de gracioso.


Pototo y Filomeno 


Aníbal de Mar y Leopoldo Fernández probablemente hayan sido los más polifacéticos y creativos y también los más populares de todos los humoristas cubanos.  Aníbal de Mar es también recordado por su personaje de Chan Li Po, el detective chino, sobre todo cuando decía "Paciencia, mucha paciencia" y lo del dúo ya lo hemos abordado en más de una ocasión, porque hicieron historia, no solo en Cuba, sino en toda América Latina con su irrepetible programa radial y después televisivo “La Tremenda Corte”.


El programa con el Tremendo Juez y Tres Patines se convirtió en un clásico que universalizaron a la pareja y  todavía a menudo los escucho solo para oir:


“¡El tremendo juez, de la tremenda corte, va a resolver un tremendo caso...!


La Tremenda Corte tenía un formato muy sencillo. Dramatizando un juicio, comparecían ante el juez los ofendidos, casi siempre el gallego Rudecindo y Nananina y durante veinte minutos se iba desarrollando la acusación y la exposición de hechos. Tres Patines siempre era el acusado y la trama se desarrollaba con su defensa ingeniosa, y diálogos llenos de uso magistral del lenguaje.  Tres patines, con recursos imaginativos, hacía poner en duda la acusación y el juez lo interrogaba sobre los motivos para delinquir, a lo que siempre se respondía con una inesperada interpretación o ambivalencia de las palabras para buscar la absolución.


Ellos fueron el mejor ejemplo de que para hacer reír no hace falta decir vulgaridades ni burlarse de nadie, en lo que también incidieron los magníficos guiones de Castor Vispo y la espontaneidad de todo el elenco, sin olvidar a Mimí Cal, como Nananina y a Adolfo Otero con su Rudecindo Caldeiro y Escobiña, que con otros actores nunca fueron lo mismo. 


Otra faceta de ellos fue la música y el baile, en particular los discos que grabaron con la orquesta Melodías del 40 que nos dejaron frases como:


“¡Entren, que caben tres!”


“¡Qué buen borracho ha perdido el barrio!”


“¡Dame la cuenta que yo no trabajo más!”

“¡Aquí, ablandando al pueblo desde el polígono de Zambumbia!”

“Yo pico un pan, pico otro pan”


Así como el creativo manejo del idioma en la famosa: “carta de Mamita”.


Y se quedó para siempre la entrada de los personajes al inicio de cada programa:


Nananina: ¡Aquí como todos los días!


Trespatines: ¡A la reja!


Así como la despedida del programa, tras la inevitable condena de Trespatines, siempre con un simpático versito: "Cosa más grande"!


Se dice que su salida de Cuba se debió a dos actuaciones, una en la que Filomeno le dice a Pototo, con un cuadro de una foto de Fidel Castro en la mano:

-¿Y que hago con éste? - a lo que responde Pototo:

-Ese me lo cuelgas.



O la otra en la que Pototo le pregunta a Filomeno:


-¿Cuál es el colmo de un gobernante? - a lo que Filomeno responde:

-Matar de hambre al pueblo y después enterrarlo gratis.


Y una curiosidad, Churrisco, el popular personaje de Octavio Rodriguez Fernandez, es su sobrino, aunque su gracia está muy lejos de la de su tío.


Este dúo no pasa de moda cuarenta años después de su muerte.  Tal es así que, por poner un ejemplo, en México se sigue radiando programas suyos, ocasionalmente transmitiendo por la televisión y un amigo mexicano, que viaja a menudo entre Irapuato, Guanajuato y Puebla, hace todo el viaje escuchando la Tremenda Corte.

Garrido y Piñero o Chicharito y Sopeira.


Ambos fueron grandes actores y un dúo con un nivel de popularidad muy cercano a Pototo y Filomeno.  Se cuentan muchas anécdotas sobre ellos, ya que en el teatro, donde fueron reyes absolutos, Garrido leia con mucha dificultad y a veces decia en su papel de negrito, lo que le correspondia a Piñero, en el de Gallego, y cuando esto ocurria decia algo que se hizo famoso: “Eso mismo digo yo”.


Sus improvisaciones fueron famosas.  Chicharito o Garrido para muchos era más simpático que Sopeira o Piñero, pero este último era sin duda mejor actor.  En lo que más destacaba Garrido y de ahí esa valoración es que era un destacadísimo bailarín.  Y los que peinan canas o que como yo se han quedado sin pelo, nos sonreímos con solo escuchar o recordar sus nombres.  No en balde fueron bautizados como “los Ases de la Risa”.


Su popularidad también está basada en que fueron representantes, como una crónica y crítica de la actualidad nacional, satirizando a dos sectores importantes de la sociedad cubana: los negros y los emigrantes españoles, a los que los cubanos llamamos gallegos.


Y también incursionaron en la música, de la que se recuerda con agrado un disco con la Orquesta Sublime en la que destacan “El Marañón” (marañón aprieta la bemba y el tiempo de los bobos se acabó), “Mulata, fuego a la lata” y “Jugando el Bingo”.


Y entre frases más famosas están : ¡Esto pinta mal!, Allá va eso”, “Se acabaron los guapos en Yateras”  “El caldo gallejo da mocha sostancia” y "Yo soy un bicho".


¿Quieres que te haga un cake?


Uno de los éxitos humorísticos de 1956 en la televisión y que recordamos fue el programa humorístico “Mi familia”.  En él había un grupo importante de actores, pero sin duda las palmas se las llevaba un actor y comediante de primera categoría que se había destacado desde décadas anteriores en la radio en puestas dramáticas y cómicas en la CMQ: Agustín Campos.


Agustín en la televisión había participado en el gustado “La Taberna de Pedro”, un buen programa humorístico, pero donde de veras se impuso fue con el personaje Romualdo Pinzón en “Mi familia”, donde inevitablemente decía algo que todavía escuchamos con agrado:


”¿Quieres que te haga un cake?… Le pongo tu nombre y tu dirección y alrededor una almendrita y un piñón".


Fue uno de los fundadores de “San Nicolás del Peladero”, donde interpretaba a Montelongo Cañón y en el radial "Alegrías de sobremesa", donde interpreta el personaje de Perfecto Carrasquillo.


Participó en varios filmes y su labor como actor dramático fue impresionante, pero sin duda que la almendrita y el piñón, lo definieron para siempre.


Pinelli y el palo ensebado


Pinelli fue no solo un excelente actor, un gran pianista, bailarín y un barítono de gran voz y un hombre de gran cultura, sino que fue el dueño absoluto de la agilidad mental, el mejor animador de todos los tiempos en la radio y la televisión cubanas.


Lo mismo narraba un acto solemne que uno festivo, un evento musical o un acto político o un funeral, pero yo voy a dar mis valoraciones de por qué lo recuerdo más.  No es por su animación y presentación de la elección de la Reina y después Estrellas del Carnaval habanero, ni como animador en Quién sabe más”, o moderador en “Fin de semana”, sino por tres cosas que seguramente muchos tienen más frescas.


La primera es su papel cómico en “San Nicolás del Peladero” como Eufrates del Valle, el director del periódico “El Imparcial” y guataca del Alcalde y de Remigia.  Sin duda una lección de actuación.


En "El Show del Mediodía" nos desternillamos de risa con las bromas a los músicos de la orquesta invitada, que muchas veces era la incomparable Aragón.  Entre las burlas de Pinelli y la seriedad fingida del director de la orquesta, Rafael Lay, hacían una pareja ante lo cual era imposible no reírse a carcajadas.


Y probablemente la más memorable fue cuando el detergente Ace, buscando un programa de gran audiencia, financió el programa de concursos "Aquí todos hacen de todo"  para el que contrataron a dos grandes: Germán Pinelli y Cepero Brito.

Se hizo muy popular su sección del palo ensebado, por lo que nadie lo conocía por su nombre, sino por el palo ensebado.  El concurso consistía en que en lo alto de un tronco embarrado de sebo, se situaba un premio que había que alcanzar subiendo abrazado al palo ensebado.  La voz de Pinelli se sentía cuando decía” Sube (el nombre del concursante), sube”.


Si es cierto lo que se dice que el Che Guevara le dijo ante los micrófonos y las cámaras que para sus amigos era el Che y para él el Comandante Guevara, no es sino una muestra más de lo pesado y antipático que era el argentino.


Germán Pinelli fue un maestro en todos los sentidos.


¡Melesio Capote, cará!


Existieron personajes guajiros maravillosos, como el de Eloisa Alvarez Guedes, Reynaldo

Miravalles (Melesio Capote)  y el de Severino Puentes (El niño de Pijirigua), pero sin duda el de mayor impacto fue Melesio Capote.


¡Melesio Capote, cará! Era la identificación del clásico guajiro que dejó su imagen en la televisión.  Es de recordar cuando llegó a La Habana, acompañado por su compañera actoral Valeria, otra grande de la actuación en Cuba, Eloísa Álvarez Guedes en el programa "Si no fuera por Mamá".


Melesio, por su porte y su hablar era el guajiro afable que destacaba por su sentido del humor y su sonrisa, pero también era un guajiro recio dispuesto a sacar el machete.  No era una caricatura del campesino, era el guajiro como tal, natural, simpático pero que se daba a respetar, con cierta inocencia pero bravo. Nos hizo reir a todos.


Y a su ¡Melesio Capote, cará! había que sumarle otra expresión que usaba a menudo: “mi’a pa’ eso, cará”


Reynaldo Miravalles fue capaz de interpretar magistralmente cualquier personaje, dramático o humorístico, como nadie.


El niño de Pijirigua y Jano Momo


Una guaracha de Pedro Luis Ferrer decía:


“En una conversación

Entre vacas y terneras

Sobre modernas maneras

He hacer la inseminación

Dijo con indignación

La vaquita Pijirigua

No salgo de esta manigua

Ni aunque me cubran de oro

A mí me den el toro

Para seguir a la antigua

Pijirigua

Quiere seguir a la antigua”...


Eso lo recuerdan hasta los más jóvenes, otros conocerán a Pijirigua como un barrio cercano a la ciudad de Artemisa y que fuera quemado por el ejercito mambí durante la guerra de independencia y los más viejos lo identificamos con el excelente actor, guionista y director de radio y televisión Severino Puentes.


Severino Puente fue un gran actor en todos los sentidos, pero pasó a la historia por dos personajes de leyenda como los mencionados.


Pijirigua es un poblado cercano a Artemisa, cuyo nombre viene de una leyenda de los aborígenes cubanos, donde se dice que vivían el indio Piji y su amor Cigua.  Al llegar los españoles, uno trato de violar a Cigua y al tratar de impedirlo Piji fue matado por el conquistador.  Cigua a su vez se quitó la vida y de ahí el nombre de la localidad: Pijirigua para inmortalizar el amor de la pareja.


El poblado estaba en un lugar apartado, más allá del batey de un central, por lo que se escogió el nombre de “el niño de Pijirigua”, para representar a un guajiro aparentemente inocente, pero muy espabilado que interpretaba Severino y que se destacaría por su contagiosa risa.


Despues apareció la serie televisiva “El Corsario Negro”, donde Severino asumió el papel del pirata Jano Momo, el cual repetía con voz lenta: "Jano Momo nunca falla!". Sobre este personaje se hizo un chiste popular: “primera vez que veo un pirata maricón”.


Jano Momo fue una recreación o renacimiento de personaje radial llamado Sakir el Malayo, un pirata cruel sardónico y satírico, el cual por su aceptación popular fue convirtiéndose de malo en bueno.


El Guayabero


Llamado justamente “el rey del doble sentido”, Faustino Oramas Osorio, conocido por El Guayabero, fue el último juglar, el cronista de las costumbres de la gente de pueblo, de los más humildes y que siempre sostuvo la tesis de que toda su obra estaba llena de ingenuidad, que los demás eran los mal pensados que le poníamos picardía y erotismo a lo que él decía.  Fue el último de aquella generación de soneros, rumberos y guaracheros que transmitieron con su obra el sentir del cubano, como fueron Ñico Saquito y Miguel Matamoros..  Picarezca pero no vulgaridad.


A ello sumaba su seriedad y su vestir elegante, lo que lo hacían blindado contra los censores: "el doble sentido se lo pones tú", decía.


Seguro que trascenderán su obra llena de humor y amor, de la que son ejemplo: “En Guayabero”, “A mi me gusta que baile Marieta”, “Cuidado con el perro que muerde callao”, “La yuca de Casimiro”, “Como vengo este año”, “Mañana me voy pa Sibanicú”, “Para la niña y pa la señora”, por citar algunos..  Un ejemplo vivo de lo que es poner una pica en Flandes, todo lo logró con muchas dificultades y enfrentado muchos obstáculos, pero su resultado marca un hito en la música y el humorismo en Cuba.


Luis Carbonell


Luis Carbonell es uno de los artistas que más recuerdo de mi niñez.  No fue propiamente un humorista, pero nadie declamaba la poesía afrocubana con tanta gracia, que sin proponérselo nos traía una sonrisa a los labios.  No cometía errores, no improvisaba pero su dominio del ritmo y la métrica lo hicieron merecedor del título de El Acuarelista de la Poesía Antillana.  No fue un simple declamador sino todo un artista que se transformaba en los personajes de lo que declamaba.


Quién no recuerda "Espabílate Mariana", "Los quince de Florita", "Mamita quiero arrollá", "Me voy de flirt", "El Psiquiatra", "El despojo", "Igual que el niño Valdés", "Esa negra Fuló" y la icónica "Y tu abuela dónde etá".


Fue también una persona de mucha cultura, músico y escritor.


La noche de la televisión de los cincuenta


La noche de la televisión de los años cincuenta era dominio de los programas musicales y cómicos: Jueves de Partagás, La Taberna de Pedro, El Cabaret Regalías, Dick y Biondi y otros, en los que sentaron cátedra, además de los mencionados, actores como:


 Leonel Valdés con su simpático: ¿Me sigue?.


Juan Carlos Romero hizo un papel fenomenal de borracho Balance en La Taberna de Pedro y sus frases: "¡No lo puedo creer!.


“Cascabeles Candado” fue un programa en el que Luis Echegoyen y Manolín Álvarez interpretaban sus populares personajes de “Mamacusa Alambrito”, “la del alma grande y el cuerpo chiquito” y “Pirolo”’


“Jueves de Partagás” era el show de Alvariño y Echegoyen, con los personajes de Tino Dentino y su diente solitario y Arbogasto Pomarrosa (No ves que yo soy un villanazo) y Salmoyedo con su tabacón y su caminar extraño con las rodillas dobladas.


Otros actores y programas que nos hicieron reír fueron Mario Galí “Tachuela”, Candita Quintana,  Enrique Alzugaray "El Jiníguano" Tinguaro, Manela Bustamante e Idalberto Delgado en su programa de "Cachucha y Ramón,  la niña “Prematura”  de Tito Hernández y muchos que se me escapan de la memoria.


San Nicolás del Peladero y Alvarez Guedes.


A pesar de todo lo que he mencionado hasta el momento, dejo mis favoritos para el final: San Nicolas del Peladero y Alvarez Guedes.


¿Por qué recordamos tanto a San Nicolás del Peladero? Porque simplemente, mucho más allá del libreto, sus actores estaban entre los mejores, no solo de veta humorística, que eran capaces de enriquecer un libreto que parecían inmejorable, improvisar con parlamentos simpáticos y hasta cultos.


Sin duda nos quedábamos muy satisfechos cuando al final de cada episodio, el Alcalde, interpretado por ese grande en todos los sentidos, Enrique Santiesteban decía: ¡Que dura, chico, pero qué dura es la vida de un alcalde!”.


San Nicolás del Peladero, era un pueblo ficticio de la época republicana donde se destacan los personajes principales del alcalde, Plutarco Tuero (Enrique Santiesteban) el mismo que al ver la nómina de la Alcaldía preguntó quién era ese Total que ganaba más que él y se aumentó el salario;  la alcaldesa Remigia, con una regia María de los Ángeles Santana y su simpático  llamado al mayordomo; el mayordomo Agamenón (Frank Almeida), el estirado servidor de la alcaldesa; Montelongo Cañón, el enemigo partidista del Alcalde y candidato a destronarlo e interpretado por Agustín Campos; Cheo Malanga, el guardaespaldas del Alcalde personalizado por Enrique Arredondo; Eufrates del Valle, el director del periódico El Imparcial y adulón del Alcalde, interpretado por Germán Pinelli; Ñico Rutina, interpretado por Carlos Moctezuma, el cual es el ahijado de la alcaldesa y bufón del alcalde, famoso por su frase: “¡las cenizas, Senador!, las que se la echaban en la mano y se las guardaba en un bolsillo del saco; el Sargento de la guardia rural, el bravucón con un tabacón en una mano y la otra con el machete para defender al alcalde, interpretado por Mario Limonta; Panchón Majagua, rival político del alcalde interpretado por Carlos Paulín; Simplicio, es escuálido casi muerto de hambre que en otros programas fue conocido por “El Cesante”, que a veces estaba acompañado de su novia, igual de flaca y los que al oler un potaje se desmayaban, una creación de Carlos Más y muchos otros.


Era de lujo la cantidad de personajes secundarios, que según el capítulo tenían mayor o menor relevancia, aparecían o no, como eran el jefe de la Policía (Leonel Valdés), los guatacas, los sargentos políticos y otros personajes de tipo costumbrista que se veían envueltos en situaciones complicadas, todo dentro del marco de un “peladero”, es decir un territorio desprovisto de vegetación en donde lo que abundaba era la corrupción, el abuso, la trampa


Pero para los que pensaron en un olvido, no los he mencionado porque son los que más me hicieron reír: el gallego boticario y su sobrino.


Lo del boticario gallego y su subrín, era cosa del otro mundo, más allá de lo gracioso.


Estos personajes de San Nicolás del Peladero  el Gallego Boticario de Juan Carlos Romero y su sobrino, Salustiano Palmiro, interpretado por Ramoncito Hernández, al que le echaban todas las culpas,  eran personajes principales del programa y su sola aparición ya nos causaban risa.


Solo algunas frases pronunciados por ellos que se nos han quedado grabadas, nos muestran su simpatía:


Decía el sobrino: Tí, tí, ¿es ospirina o espirina?


A lo que respondía el boticario: Cá la boca anemal!


No faltaban los coscorrones sobre su boina, se agachaba y se defendía con el brazo para protegerse mientras decía:  “¡No pegue, Ti! ¡No pegue, Ti!”.


O aquellas del boticario:


“¡Ay, mi farmacopea!”,

 “¡Santiago de Compostela!”

“¡Salustiano Palmiro!”


Sin olvidar las improvisaciones de ambos cuando 

Ñico Rutina los quería estafar, robarles el dinero de la caja contadora o sus flirteos amorosos con las mulatas.


En fin, si hay que recordar un programa o escoger uno, ese es San Nicolás del Peladero.


Punto y aparte: Alvarez Guedes


Alvarez Guedes, fue sin duda un maestro


Desde muy joven fue cantante, locutor y actor y se le recuerda por su personaje de el borracho en el Cabaret Regalías, donde le daba palmadas en los cachetes a la gente y les decía: "yo te conozco a tí".


Rita y Willy fue un programa de CMQ-TV, con la  importante artista cubana Rita Montaner y el actor y comediante GuillermoAlvarez Guedes,  los que con su simpatía hicieron de este espacio un favorito.  Rita Montaner toma vacaciones y es sustituida por Minín Bujones con su personaje de la gallega Fefita, el que se queda, eliminando a Rita por la gran aceptación del público.


También incursionó en "El arte de ser feliz": junto a Rosita Fornés y Enrique Santisteban.



Paralelamente fundó su sello musical Gema, una de las casas discográficas más importantes de Cuba y el Caribe, donde grabaron artistas de la talla de Bebo Valdés, Elena Burke, Guillermo Portabales, Los Guaracheros de Oriente, Fernando Alvarez, Marta Jean Claude, Roberto Ledesma, Miguelito Ojeda, Miguelito Cuní, Chanito Isidrón, el Conjunto Casino, Celeste Mendoza, Frank Domínguez, Felipe Dulzaides, Gina León, Rene Cabel, Pacho Alonso, el Trío Taicuba, Tata Ramos, Pio Leiva, Senen Suarez y Rolando Laserie, entre otros y en su renacer en Puerto Rico, El Gran Combo, Luisa Maria Guell, Cortijo y su Combo. y otros que también se habían ido al exilio.


Dentro de ellos las primeras grabaciones de discos serían las de tres grandes: Elena, Laserie y Fernando Alvarez.  Y el primer disco del sello fue interpretado por el propio Alvarez Guedes con la rumba Recordando a Malanga


Pero fue en el exilio donde Alvarez Guedes se convirtió en un innovador de la comedia moderna a través de grabaciones en vivo de discos de larga duración y casetes con chistes, en algunos casos con humor político, lo que le valió ser considerado el humorista cubano más importante del siglo XX.


El logró lo que nadie, unir a todos los cubanos, los de la Isla y los del exilio, con sus chistes, en los que se veían representados de una forma u otra.


Solo un genio como él logró traducir nuestra forma del habla popular convirtiéndola en un lenguaje universal


Los 32 discos de Alvarez Guedes solo tienen un contrincante de peso: los episodios de la Tremenda Corte.  Todos los cubanos, de una forma u otra, nos hemos dedicado a robarles los chistes a Alvarez Guedes, pero no es solo el contenido de los chistes, lo impresionante es que solo él podía contarlos con una gracia particular.


Y nadie como él pudo contar de forma simpática como la emigración cubana pudo manejar la realidad que vivieron y no solo sobrevivir en un medio hostil, sino imponerse.


Probablemente no haya habido mejor embajador de nuestra cubanía que él, no solo como humorista, sino como una persona de gran cultura y un exitoso empresario, lo que ayudó a reproducir la Cuba perdida en el exilio.


Solo un ejemplo, pues los chistes o monólogos, o parlamentos de Alvarez Guedes, todos los conocemos:


Lesson number two: Meaning of the word coño. Coño gives strength to whatever you say. 

Coño is so strong that you only have to use half of it: ¡ño!


Lección número dos: el significado de la palabra coño.  Coño le da fuerza a cualquier cosa que quieras decir y es tan fuerte que solo necesitas emplear la mitad de ella: ¡ño!


¡Ño!, eso decía mucho de Alvarez Guedes, a lo que denominaba "the most powerful word in Spanish'' ( la palabra más poderosa en español ) en sus famosas Clases de idioma Cubano. 


¡Ño, Alvarez Guedes, apretaste!.


Ya no está entre nosotros, pero sus chistes son eternos.


El humor cubano hoy


Diferentes programas y actores se han sucedido durante los últimos decenios, pero pocos han alcanzado la gracia de los que mencioné.  Probablemente Antolín el Pichón, al que Alvarez Guedes consideraba “legítimo” y los logros de “Vivir del Cuento”, todos bajo la sombra de una férrea censura, pueden considerarse como verdaderas proezas.  El resto ha sido bagazo.


Alegrías de Sobremesa con sus altos y bajos, nos dejó el “¡Qué gente, caballeros, pero qué gente!”, buenos actores pero con guiones limitados por la propia limitación de los temas a tratar.


En resumen, que a pesar del buen ingenio del chiste, o de todo lo que se sobreentiende acerca de las dificultades (políticas o técnicas) con las que se hace televisión, lo que es difícil de ver en este tipo de programas es, sencillamente, un libreto bien articulado de principio a fin y representado por buenos actores.


Se ha argumentado que hay escasez de buenos escritores y se cuestiona que cómo en un ‘‘país de humoristas'' no puede haber un buen programa de humor y es que el riesgo es mucho, mientras que en la calle, en los cabarés, hay una libertad de expresión pero de poco alcance y que no existe en los medios de difusión masiva, donde a veces dan ganas de llorar los chistes tomados de Internet o gastados de tanto repetirse.


En Cuba, el país del choteo, donde la gente se ríe de sus desgracias, no ha muerto el humor, solo está escondido, esperando tiempos mejores.


El humorismo es una de las formas más serias de acercarse a la realidad, por eso admiramos a aquellos humoristas auténticos, naturales, que no necesitan de otra cosa sino de mostrarnos, para que nos enteremos, de lo que sucedió en el tiempo que nos tocó vivir sin vulgaridades ni chabacanería.


"De eso nada monada, tu no ves que ese es calcañal de indígena y es peor que huye pan que te coge el diente";… frases como esta ahora son sustituidas por burlas hacia los espectadores, vulgaridades extremas, chusmeria al más bajo nivel y malas palabras en abundancia.  Ese no es el humor cubano, igual que no es música cubana (ni siquiera se puede llamar música) el reggaeton y sus letras deprimentes., 


El humor cubano de hoy, en La Habana o en Miami, es a veces tan difícil de descifrar como la moraleja del famoso cuento del espía con su informe sobre la situación en Cuba, donde no hay desempleo, pero nadie trabaja, nadie trabaja, pero se cumplen todos los planes de producción, se cumplen todos los planes de producción, pero no hay nada en las tiendas, no hay nada en las tiendas pero todos comen y tienen de todo, todos comen y tienen de todo, pero todos se quejan, todos se quejan pero van a la Plaza de la Revolución cuando los convocan para dar vivas a Fidel.  




domingo, 19 de septiembre de 2021

La mejor emigración cubana

 


La mejor emigración cubana


"...Más ¿qué en ti busca mi anhelante vista

Con inútil afán? ¿Por qué no miro

Alrededor de tu caverna inmensa

Las palmas ¡ay! las palmas deliciosas,

Que en las llanuras de mi ardiente patria

Nacen del sol a la sonrisa, y crecen,

Y al soplo de las brisas del Océano,

Bajo un cielo purísimo se mecen?..."


José María Heredia, Niágara


Cuando uno llega a Cayo Hueso o Key West (no sé el por qué de la traducción, porque en buena ley sería Cayo del Oeste, pero el hallazgo de millones de huesos por los conquistadores españoles, al ser el lugar un gran cementerio de los nativos habitantes del lugar, hizo que así lo bautizaran) una de las cosas que impacta es la presencia cubana durante buen tiempo.


Esta comienza con el tabaco y los tabaqueros con cientos de fábricas de habanos, los primeros viajes aéreos, los ferrys hacia Cuba y el hecho de que a partir de mediados del siglo XVIII Cayo Hueso fuera poblada por personas que venían de Cuba, tanto españoles como criollos, lo que fue reforzado con el inicio de nuestra guerras por la independencia, representando un éxodo impactante de miles de personas. Es por ello que allí se notaba la influencia cubana en lo social, lo económico y lo cultural y como ocurre en Hialeah y en casi todo Miami hoy en día, en Cayo Hueso no era necesario hablar el inglés para casi nada.


Pero probablemente lo que más nos impacte es el edificio del Instituto San Carlos, un ícono cubano-americano fundado en 1871 y donde José Martí daría discursos en su cruzada por unir a los cubanos para lograr la independencia y que actualmente no solo preserva la  historia de las relaciones entre los dos países, sino que muestra la herencia musical, artística y literaria de Key West que llega hasta el famoso Sloppy’s Joe, que tomara ese nombre a sugerencia de Ernest Hemingway, del bar habanero de igual nombre y también la casa donde vivió el escritor y de donde partiría a vivir a Cuba.



Y si visitamos Tampa, veremos que allí existió a finales del siglo XIX la más numerosa de las colonias cubanas en Estados Unidos.  Allí se conservan edificios y monumentos que honran los momentos de encuentro de la historia de Cuba y de Tampa, sobre todo con las visitas al lugar del Apóstol.


Los cubanos hicieron una gran contribución al crecimiento y al desarrollo industrial de Tampa, un desprendimiento de la colonia cubana en Key West, donde floreció como en ninguna otra parte en Estados Unidos la industria tabacalera.   Si hablamos de Tampa, siempre vamos a encontrar la presencia cubana con toda su cultura y costumbres.  Ybor City fue el centro de la colonia cubana, una emigración de la que se decía:


“No había, ladrones, fulleros o pandilleros entre aquellos cubanos que, generación tras generación, se establecieron en los Estados Unidos. Algunos de ellos alcanzaron prominencia por su saber, sus virtudes, sus inventos y sus aportes a la civilización norteamericana y sus nombres aparecen mencionados entre los "inmortales" de los Estados Unidos, como para mejor demostrar todo lo que se puede esperar del cubano cuando tiene los ejemplos y los estímulos adecuados. “  


Por eso cuando se estudie a profundidad la emigración cubana a los Estados Unidos, sobre todo en lo referido al siglo XIX y principios del XX, veremos que el cubano dio un impulso de progreso comparable al norteamericano, lo que se puede esperar de un pueblo verdaderamente libre".


No por casualidad Miami es la única ciudad de Estados Unidos, y probablemente del mundo, donde una población venida de otro país, de otra cultura y con otra lengua, se ha hecho dueña del territorio en sólo una generación, y lo patentiza en las elecciones, y en el ejercicio del poder económico y político, ahora principalmente a través de la segunda generación de cubanoamericanos nacidos en la Ciudad del Sol y que se expresan mejor en inglés que en castellano, pero a los que les enseñaron a no olvidar sus raíces.


La historia de Tampa no se puede escribir sin los cubanos, donde los viernes se esperaba con ansias la edición de la revista Bohemia y se vanaglorian de ser la cuna del Sandwich Cubano y hacer el mejor pan cubano fuera de la Isla.


No en balde mi padre, como muchos otros, al quedarse sin empleo tras el golpe de estado de Batista en 1952, probó suerte en Tampa, él no pudo superar la separación de la familia, pero muchos otros hicieron nuevamente de Tampa, su nueva Cuba.  Su mejor amigo, Gil, se llevó consigo a su mujer e hija tras conseguir un buen empleo y llevó allí una vida plena.  Los golpes del destino hicieron que nos quedáramos en Cuba y sufriéramos sus devaneos, el presidio de mi padre con el régimen de Batista por ser miembro del movimiento 26 de julio, sus aventuras con el ejército Rebelde, de lo que renegó y que lo llevó nuevamente a la cárcel, esta vez al presidio de Isla de Pinos con una condena de veinte años y al final fue obligado a irse a donde nos debíamos haber ido en 1954, pero para adivino Dios, como dice el dicho,  porque el porvenir no lo vaticina nadie.


               Mariel (arriba( y Gustazo, dos restaurantes cubanos en Boston.


Cuba: país de emigrantes.


El cuento cruel de Pepito cuando le preguntan qué quería ser cuando llegara a ser grande y responde que extranjero, es una medida amarga de lo que ha representado la revolución castrista en la destrucción de la nacionalidad cubana y el patriotismo.  A los cubanos solamente les interesa una cosa: irse de Cuba, por eso nos hemos convertido en un país de emigrantes y donde los que no quieren o no pueden irse, viven de lo que les envían sus familiares desde otros países.  Los que estudian y se preparan, lo hacen con el único fin de estar capacitados para una nueva vida en el exterior.


Alrededor del 40 por ciento de la población de Cuba tiene parientes viviendo en otros países. 

Los cubanos en los Estados Unidos constituyen la mayor comunidad cubana fuera de su país y la tercera comunidad hispana de los Estados Unidos, después de los mexicanos y puertorriqueños. De los  dos millones y medio que residen fuera de Cuba  el 70% vive en ese país, fundamentalmente en Florida, New Jersey, New York, California y Texas. 


Ese es sin duda el mayor movimiento migratorio en nuestra historia, y por eso es conveniente recordar que todos han tenido sus características particulares.


Desde hace siglos, dada la cercanía de la Isla con los Estados Unidos, muchos emigraron a ese país, creándose poderosas comunidades en Tampa y Cayo Hueso principalmente, lo que fue extendiéndose a otras zonas de la península de la Florida como Miami y otros lugares como New York y New Orleans.  


Pero fue a partir de los cambios políticos y socioeconómicos de la revolución de 1959 con la expropiación de propiedades y nacionalización de todo, sumado al paulatino deterioro de las libertad, que se produjo el mayor éxodo cubano hasta entonces, los que se radicaron principalmente en Miami, aunque con el tiempo se fueron ubicando en todas partes de la Unión. 


Todo comenzó con la caída de Batista, continuó con la salida masiva por el puerto de Camarioca en 1965, los llamados "vuelos de la libertad" acordados con el gobierno de Lyndon Johnson, hasta que fueron suspendidos por Richard Nixon, enemigo de todas las libertades, pero que lograron llevar a Estados Unidos a más de un cuarto de millón de cubanos.


Esta primera oleada migratoria sufrió todos los trabajos posibles.  Muchos de ellos eran personas pudientes, profesionales o tenían trabajos bien remunerados y tuvieron que acostumbrarse a hacer tareas de cualquier tipo, asimilar las costumbres y el idioma y encaminar su nueva vida sin mucho apoyo gubernamental.  Conozco personas que anhelaban comerse un bisté y con la ayuda que le daban no podían hacerlo a pesar del bajo costo de la vida entonces, por lo que se veían obligados a recoger frutas y verduras que iban a ser botadas y en sentido general pasaron muchas carencias, pero al final lograron convertirse en una comunidad altamente exitosa y la más poderosa en el sur de la Florida.  A muchos que llegan ahora les molesta esta afirmación, pero Miami no sería lo que es sin la presencia de los cubanos.


La radicalización del proceso socialista en Cuba, hizo que Cuba se viera aislada del mundo, con contacto solamente con los países socialistas y la Unión Soviética, viéndose los cubanos prácticamente sin posibilidades algunas de emigrar, lo que dio inicio a los peligrosos viajes clandestinos en embarcaciones improvisadas por el estrecho de la Florida, siendo imposible calcular cuántos miles no lo lograron. 


Pero la caldera social a punto de explotar, provocó que a partir de un incidente para asilarse en la Embajada del Perú, una culminación de varios hechos de este tipo, diera lugar al llamado Éxodo del Mariel en 1980, donde 125 mil cubanos lograron salir de la Isla en embarcaciones procedentes de la Florida.  A esta emigración por sus características particulares, se les llamó en forma despectiva "los marielitos".


Después la crisis resultante de la desaparición del campo socialista y la desintegración de la URSS, trajo consigo graves disturbios que hicieron que el gobierno permitiera la salida de la Isla de cualquiera por cualquier medio.  Esa fue la génesis de la llamada "crisis de los balseros", con más de treinta mil emigrantes.


Para regular la situación, se implantó una lotería de visas exclusiva para Cuba con una cuota anual de veinte mil personas, así como otros mecanismos de emigración como visas fiancé, reunificación familiar y los que llegaban a territorio norteamericano por cualquier vía, principalmente desde España o por las fronteras mexicana o canadiense.


Después vendrían las acciones antiinmigrantes de la administración Trump, que perjudicaron a los cubanos que querían emigrar y a sus familiares en Estados Unidos y detuvo durante años el flujo migratorio e incluso las visitas familiares.  Si esto hubiera ocurrido un siglo antes, el Trump abuelo no hubiera podido ingresar a Estados Unidos y ese país se hubiera librado de uno de los presidentes más incapaces y malintencionados, amén de delincuente, en toda su historia.


Se calcula que en 2018 había en Estados Unidos 1 785 547 cubanos, sin contar sus descendientes, lo que llevaría la cifra a cerca de 2,5 millones, distribuidos en 1 213 438 en la Florida, 88607 en California, 83 362 en New Jersey, 70 803 en New York, 46541 en Texas,  25048 en Georgia, 22541 en Illinois, 21459 en Nevada, 17930 en Pennsylvania y en el resto de los estados alrededor de diez mil o menos, y hasta en la inhóspita para nosotros, Alaska, con 927 cubanos.


Con el censo de 2020 probablemente esa cifra rebase los dos millones sin contar a los cubanoamericanos.


¿Cómo llegamos a ello?, a través de una historia interesante.



Primera emigración tras la revolución: el exilio histórico.


Al igual que en Cuba denominan como “generación histórica” a aquellos que pelearon junto a Fidel Castro para expulsar a Batista del poder, se ha dado llamar “exilio histórico” a aquellos primeros que emigraron porque sus intereses, cultura y origen social entraban en conflicto con el nuevo régimen, por lo que constituyeron la base social de la contrarrevolución y por ello se creó en Cuba una política de rechazo y ruptura hacia ellos.  Todo el que emigró entre 1960 a 1980 fue incluido en este grupo, denominado “gusanos'' o “vende patrias”.


Emigrar fue comparado como una traición a la patria, por lo que se decomisaron sus bienes, se les prohibió todo contacto con sus familiares y amigos que quedaron en Cuba y se creó toda una cultura en este sentido.  Ni cartas, llamadas telefónicas o regalos, ni siquiera compartir con extranjeros que pudieran traer noticias eran permitidos y eran considerados un pecado.


Mientras tanto los emigrantes trataron y he podido comprobar que lo lograron, reproducir a Cuba en Miami, en sus costumbres, cultura, gastronomía y modo de vida, a la par que se adecuaban al “american way of life” sin dejar a un lado sus raíces.  Destaca entre ello el patriotismo, ese mismo que ahora en Cuba es representado no por los reales patriotas, sino por Fidel y los barbudos, que no solo no tienen nada que ver con la patria, sino que la han destruido.


Pero también apareció, porque así somos, un fuerte sentimiento de intolerancia, similar al de los comunistas, lo que sigue siendo un obstáculo para mantener unidos a todos los cubanos, seamos de una orilla o de otra.  Ello lo ejemplifica magistralmente Carlos Varela con su canción “Siete”:


"Y aún sigue los abuelos de las dos orillas

echándose el anzuelo: la culpa y la semilla..."


El mundo de hace seis décadas no es el de ahora, por lo que la generación histórica y el exilio histórico no tendrán otro remedio sino pasar a ser historia.


Ya vimos lo ocurrido con Camarioca y con los Vuelos de la Libertad, un exilio lento y largo, pero vamos a detenernos en dos importantes: Mariel y los Balseros.


Mariel


El primer gran trauma migratorio fue la oleada del Mariel en 1980.  Todavía se sigue estigmatizando la composición de esos exiliados, lo que no es justificado por ninguna evidencia real.  Lo importante de ese éxodo es que fue la primera manifestación de que la emigración no tenía un contenido exclusivamente clasista, sino que era un fenómeno inherente a la inconformidad existencial de los cubanos de vivir en un régimen que coartaba sus libertades.  Probablemente ningún flujo migratorio se haya parecido más a la sociedad cubana que los llamados “marielitos” porque en ella estuvieron presentes intelectuales, artistas, profesionales, obreros, delincuentes comunes y gente como mi padre, un miembro del ejército rebelde que no comulgaba con el comunismo y que por ello fue condenado a veinte años, de los cuales cumplió ocho en el presidio de Isla de Pinos y que tras varios años de libertad condicional, fue amenazado con ir nuevamente a la cárcel si no se subía a un barco en el Mariel, un exilio al mejor estilo de las deportaciones estalinistas.


Hoy en día ya no se habla del tema, pero desgraciadamente muchos fueron estigmatizados en Miami, tras haber sido víctimas de los mítines de repudio y el asedio al estilo nazi que sufrieron en Cuba.   


Pero estaba además un tema sensible: la alta preparación profesional de muchos de sus integrantes y el hecho de que la mayoría era población laboral activa por lo que tuvieron un impacto significante en el país de acogida.


Gracias a ello se lograron los acuerdos migratorios ante el temor a nuevas oleadas incontroladas procedentes de la Isla.

                   Carpas de los balseros en la Base Naval de Guantánamo


Los Balseros


Catorce años después del Mariel y diez de los acuerdos migratorios, su restrictiva aplicación por una parte y el caos social derivado de la desaparición del campo socialista y la Unión Soviética por otro, dieron lugar a un estallido migratorio incontrolable, la crisis de los balseros de 1994.


Esta oleada migratoria tuvo otra connotación, una predominantemente económica y otra más importante, al estar el país envuelto en su peor crisis económica de la historia, hizo cambiar a la sociedad su percepción del concepto de emigración y sobre todo las relaciones con los emigrados.  A la gente no le importó que parte de su familia emigrara para que después los ayudaran a emigrar, a vivir mejor o sobrevivir, por lo que los lazos con ellos no se iban a romper de ninguna manera.  Era por tanto un nuevo tipo de emigrado, muy ligado a Cuba por motivos culturales y sobre todo filiales.


Vino por tanto, para contener esta ola, otro acuerdo migratorio, que no rechazaba la emigración por vías ilegales, es más, la asumía como un derecho con la llamada política de “pies secos, pies mojados”, que fue derogada porque respondía a un miedo creíble de persecución política y los que disfrutaban de ella en cuanto podían regresaban de visita una y otra vez a la Isla.


Igualmente, la mayoría de los que emigran son personas laboralmente activas,por lo que han tenido un impacto en el balance demográfico y el ritmo de crecimiento de la población cubana, y ha sido una de las causas del envejecimiento de los habitantes de Cuba.


Es controversial que Cuba, por una de las pocas virtudes del sistema, produce un capital humano que el mercado laboral de la Isla no puede asimilar a plenitud y ello la convierte en una fábrica de potenciales migrantes, los cuales son bien recibidos en la mayor parte del mundo, incluyendo a Estados Unidos, a pesar de las limitaciones impuestas por el gobierno de Donald Trump. Por otra parte, la cultura de la globalización favorece la tendencia a emigrar de la juventud cubana, igual que ocurre en otras partes del mundo, pero con más fuerza en un lugar geográfica y sentimentalmente tan cercano a Estados Unidos.


De la emigración actual, limitada por las políticas de uno de los peores presidentes norteamericanos, según no mi humilde criterio, sino el de instituciones y estudiosos, el tenebroso Donald Trump, han sido víctimas los propios cubanos emigrados y los que no pueden reunirse con sus familias a causa de trampas políticas que ellos mismos crearon dándole el voto al enemigo, que fue el que el exilio histórico les indicó.


El resto todos los conocemos, algunos médicos que han podido abandonar sus misiones, algunos profesionales y el resto, la mayoría, gente sin preparación, que ni siquiera aprovecharon una de las pocas cosas aprovechables en Cuba, estudiar y que piensan que ir a vivir a otra parte del mundo, es comparable con lo que han logrado los cubanos en Estados Unidos, sin saber que detrás de ello hay mucho trabajo, esfuerzo y disciplina, algo que los cubanos jóvenes de hoy no saben qué cosa es.


Pero vamos al tema central de este post, saber cuáles han sido los mejores emigrantes cubanos.


Los mejores inmigrantes


A mediados de los años cincuenta, el intelectual cubano Herminio Portell Vilá publicó en la revista Bohemia un artículo titulado "Los mejores inmigrantes", donde describe a una emigración cubana muy diferente a la de nuestros días.


Como figuras simbólicas de ella se refiere al Padre Félix Varela, ejemplo de virtudes, que fue un emigrado cubano en los Estados Unidos durante más de la mitad de su vida; a José Martí, que estuvo emigrado en los Estados Unidos casi una tercera parte de su vida, y también nos da antecedentes que no solo debían ser revisados por los norteamericanos sino también por nosotros mismos, para darnos cuenta de que ya no somos ni sombra de lo que un dia fuimos.


Portell Vilá se refiere a que en Estados Unidos estaba en esos momentos en el proceso de modificar la Ley McCarran, que restringía la emigración en un país que es el resultado de la emigración.  


El ultrareaccionario senador McCarran, que representaba a Nevada, entonces un estado con la mitad de la poblacion de Marianao (se imaginan) y que era de los pocos con franquicias para juego y prostitución y cualquier otro vicio, era un protector de las irregularidades en la conducta humana y se convirtió en un adalid de la injusta lucha contra los que buscan una vida mejor (no es difícil compararlo con personajes actuales).  Un político del partido Demócrata (para que vean los vaivenes ideológicos de los partidos en Estados Unidos) era un ferviente anti inmigrante, anti semita y anti comunista, devoto católico y en constante conflicto con la administración de Franklin D. Roosevelt, el que salvó a Estados Unidos del caos económico y lo llevó a la victoria en la Segunda Guerra Mundial.  El mismo era descendiente de emigrantes irlandeses y su admiración por Franco le trajo problemas con el presidente Truman, fue un claro ejemplo de los que reniegan de donde viene.


Esa ley solo traía dificultades, injusticias, errores y prejuicios para los emigrantes y para los Estados Unidos como nación. 


Ejemplos como ese nos dan fe de que vale la pena abordar aunque sea superficialmente, porque de otra forma no sería nada fácil, la historia de la emigración cubana hacia Estados Unidos, que sin duda llevó a ese país no solo a algunos de sus primeros inmigrantes, sino a los mejores que se incorporaron al llamado "melting pot" o crisol de pueblos que es los Estados Unidos.


No es solo que los gobiernos norteamericanos no hayan evaluado debidamente esta realidad sino que hasta los propios cubanos no hemos cuidado de destacarlas como corresponde.



Se ha hablado mucho de las colonias cubanas en Tampa, Cayo Hueso y Nueva York, pero no se habla mucho de las existentes en otras zonas de New York como Estado, en Filadelfia, Baltimore, Boston, Washington, Wilmington, Savannah, Mobile, St. Louis, Charleston, Nueva Orleans, Annapolis y en muchas partes de la Florida, este último un territorio que fuera dependiente de Cuba y al ser vendida por España a Estados Unidos, permaneciera abandonada por más de medio siglo, algo sorprendente si se le compara con su desarrollo actual.


En una época que nos puede parecer tan remota como la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, se establecieron cubanos como Rendón y Miralles en territorios pertenecientes a las Trece Colonias originales en 1778, siendo los pioneros de la emigración cubana y participantes en la consolidación de la revolución americana.  No es casualidad que George Washington enviara a su médico personal a atender a  Juan de Miralles Trayllón, quien murió en 1780 de pulmonía en la casa de Washington y que más tarde el propio Presidente y su Estado Mayor participaran en el entierro del cubano en Morristown, New Jersey.


Después comenzaría una emigración política resultante del inicio de la guerra de liberación del dominio español, con personajes como Alvarez de Toledo, Sentmenat, Infante, así como otros huyendo de otras prohibiciones de la corona, como José del Castillo y varios estudiantes que fueron al St. John's College an Annapolis, Maryland porque los Padres Sulpicianos fueron prohibidos en Cuba.  Cristoba Madan, quien después emplearía a Martí en su bufete, estudiaba en Harvard; en la Universidad de Columbia Tomás Gener y Leonardo Santos Suárez eran miembros de su profesorado.


Félix Varela y Morales, sacerdote, escritor, filósofo, maestro y político cubano fue una de las personalidades más importantes de nuestra historia, con notable influencia en la vida política, intelectual y religiosa de la Cuba del siglo XIX.  Es considerado con justeza como uno de los forjadores de la nación cubana y entre sus alumnos se encuentran figuras descollantes como José de la Luz y Caballero, José Antonio Saco y Domingo del Monte.  Tras ser odenado sacerdote es también nombrado profesor en el Seminario habanero y cuando se habla de él, se dice que "el que nos enseñó a pensar".


Diputado de Cuba ante las Cortes Españolas, su defensa para acabar con el absolutismo lo condena a muerte, por lo que se exilia en Estados Unidos, donde tiene una actividad febril por la independencia de la Isla, además funda escuelas e iglesias y estuvo al frente de una parroquia en New York y más tarde en Filadelfia y Baltimore, convirtiéndose en una de las principales figuras del catolicismo en Estados Unidos, llegando a ser obispo auxiliar.



Muere en San Agustín, esa ciudad a la que me he referido en otros artículos y que es la más antigua fundada en Estados Unidos, y donde los españoles que allí llegaron vieron que los indígenas ancianos eran muy activos y de buena salud, más saludable que los que habían encontrado en Cuba y ello se lo atribuyeron al agua de un manantial de esa zona y que bautizaron como la "Fuente de la Eterna Juventud".  De ahí la tan popular "Agua de Florida" tan empleada en obras espirituales y que todavía se produce en Miami por Crusellas y Cía.


José María Heredia, huyendo de la persecución del gobierno español, se fue a vivir a Boston, New York y Filadelfia, donde ejerció como maestro de español y donde publicara sus libros de poemas, creando esa joya de la poesía que es la “Oda a las cataratas del Niágara”, que eran poco conocidas entonces y que al margen de realzar su belleza muestra su añoranza por Cuba.


Un grupo de patriotas camagüeyanos como Gaspar Betancourt Cisneros (El Lugareño), Alonso Betancourt, Agramonte, Arteaga y otros oriundos de esa región, así como los Iznaga de Trinidad, los Jova y Fernandez Cavada de Cienfuegos y los Teurbe Tolón y Macías de Matanzas y Los Garesché-Deschapelles, se asentaron en Estados Unidos.

Julio P. Garesché

Julio P. Garesché se graduó con honores como primer expediente de su clase en la Academia Militar de West Point y fue compañero de estudios de Ulises Grant y Robert E. Lee, caudillos de ambos bandos en la Guerra de Secesión.  Garesché llegó a ser Jefe de Estado Mayor del Ejército Federal y uno de los más destacados asesores militares de Abraham Lincoln.  Desafortunadamente una bala de cañón lo destrozó en la batalla de Murfreesboro, después de haber dirigido exitosamente los fuertes que defendieron a la capital de los ataques confederados.


Uno de los implicados en la Conspiración de la Cadena Triangular y los Soles de la Libertad junto a José Antonio Saco y Narciso López, Juan Lama, se estableció en Savannah, Georgia, dedicándose al negocio del tabaco, con lo que se hizo rico.  En Charleston, South Carolina se asentaron los Arozarena, los Turla y los Angulo Guridi, mientras que Ambrosio J. Gonzalez se ubicó en Columbia y llegó a ser coronel de los ejércitos confederados.


En Nueva Orleans se asentaron muchos cubanos, como los Loño, Santacilia, Castellón, Quintero, Villaverde y Santa Rosa, creando una colonia muy influyente.  Narciso López, como sabemos, es el creador de nuestra bandera y nuestro escudo junto con Miguel Teurbe Tolón, y a pesar de que se le critica por sus acciones de tratar de convencer al presidente de Estados Unidos James Knox Polk de que comprara a Cuba y la anexara a ese país,  tuvo una intensa  actividad política en favor de la independencia de Cuba, sobre todo en New Orleans, de donde partió hacia Cuba, donde fue capturado y ejecutado.

                                         Aniceto García Menocal


Miguel de Aldama y Carlos de Castillo con sus fortunas se dedicaron al comercio y la industria; Touceda se hizo profesor del Rensselaer Polytechnic Institute, donde se convirtió en una  autoridad en la producción de aceros de alta calidad y la industria siderúrgica de Detroit, Cleveland y Pittsburgh le deben mucho; M.I. de Varona fue el constructor del Acueducto de New York; Aniceto García Menocal dirigió la terminación del monumento a Washington y participó en varias obras públicas y de defensa en Estados Unidos, así como en los estudios para construir el Canal de Nicaragua, del que fue figura principal y después tuvo una activa participación en obras con la marina de Estados Unidos, de tal manera que sus restos descansan en el Cementerio de Arlington.


Carlos J. Finlay y Juan Guiteras, que estudiaron en Pennsylvania, fueron dos médicos que inmortalizaron su nombre con el descubrimiento del primero y la implementación del segundo en cuanto a la transmisión de la fiebre amarilla a través de mosquitos.


Y en la segunda mitad del siglo XIX, con el comienzo de las guerras de independencia, comienzan oleadas de emigrados cubanos, con nombres que lo dicen todo: Aldama, Alfonso, Echeverría, Mestre, Castillo, Cisneros, García Menocal, Varona, Arango, Mora, Quesada, Aguilera, Céspedes.  Se calcula que más de treinta mil cubanos, una cifra impresionante entonces, huyeron perseguidos por el despotismo español y pudieron escapar de sufrir deportación a cárceles españolas en la península o en el norte de África.


Los miembros de esa emigración cubana no fueron de vacaciones y dieron mucho que hacer a las autoridades con sus clubes revolucionarios, sus periódicos, sus actos patrióticos y las expediciones para suministrar armas a los mambises, pero entre ellos no hubo ni un solo delincuente.


Y está la figura de José Martí, no solo el más ilustre de los cubanos, sino el más ilustre de los emigrados cubanos en Estados Unidos.  Allí fue maestro de escuela, periodista, conferenciante, traductor, agente consular de repúblicas latinoamericanas, mientras organizaba el partido para lograr la independencia de Cuba.


Coincidieron con él en el país del norte, patriotas como Serafín Sánchez, Emilio Núñez, Tomás Estrada Palma, Enrique José Varona, Manuel Sanguily, Raimundo Cabrera, Gonzalo de Quesada, y muchos otros.


Tampa y Cayo Hueso eran casi territorio cubano, donde los nuestros contaban con una gran influencia en el gobierno local, la judicatura, la industria, el comercio y la política y algo parecido ocurría en Filadelfia.


Los emigrados cubanos a Estados Unidos no fueron para nada ignorantes, parásitos, delincuentes, criminales o gente sin escrúpulos, sino los mejores cubanos en las diferentes esferas y su aporte al gran vecino del norte sin duda fue altamente positivo, no pudiéndose señalar un solo hecho reprobable en la historia norteamericana en ese período.


No voy a hablar de otras emigraciones que vinieron con sus vicios y su irrespeto a las leyes,  crearon pandillas, favorecieron la intolerancia de todo tipo y el odio. Esos pocos, con su actitud laceraron la imagen de los cubanos, sobre todo los llegados por el puente marítimo del Mariel, pero al final la rueda de la historia les pasó por encima y los ha sepultado.


Pero no todo es color de rosa en la apreciación de los valores de la comunidad cubana, impera en muchos sentidos, no nuestra forma de hablar incontenible y alta o nuestro humor incesante, sino la falta de respeto, la chusmería y la vulgaridad cubana importada, reforzada por los reguetoneros, no voy a decir lo peor de la música porque no la considero como tal, sino lo peor de nuestra decencia y respeto.  Por eso en un mall de Miami no podían creer que éramos cubanos porque no decíamos asere o usábamos palabras o frases de este tipo o parecidas y tratábamos a las personas con educación.  Esa es una asignatura pendiente que desgraciadamente los programas televisivos y sobre todo los canales de Internet, alimentan en lugar de reprobar.   


Yo comparo los canales de youtube que abundan sobre temas cubanos o hasta de gastronomía cubana, hechos con decoro y fineza, con aquellos en los que abunda la vulgaridad, el mal gusto y la indecencia que llegan al extremo de estar cocinando la receta fijándose por un televisor encendido o una tablet donde otra persona lo va mostrando y que se escucha en la grabación, e increíblemente aventaja a los genuinos por muchos miles de usuarios o internautas. No me parece para nada simpático difundir la chusmería, la burla, la mentira, la vulgaridad y los valores negativos con el único objetivo de lograr suscriptores y gente que se conecte a ellos, ello solo aumenta nuestra mala fama, que estoy al creerme que está bien merecida.  Uno de ellos, un canal de cocina, llegó al colmo diciendo: “graba eso que la gente ve cualquier mierda por youtube”.


Considero que esto es un síntoma de que el deterioro social de Cuba ha estado llegando a minar lo que debería considerarse la emigración cubana, un grupo migratorio que debía ser digno de respeto y no solo de envidia, por los privilegios que hemos tenido los cubanos en ese sentido y que responden a que ningún otro país latinoamericano ha tenido la falta de libertades que nosotros hemos sufrido.


De ahí llego a la conclusión, sin duda alguna, que los cubanos del siglo XIX que tuvieron que expatriarse, fueron los mejores inmigrantes que han tenido los Estados Unidos.  No impusieron absolutamente nada, no alteraron para nada el modo de vida, sino que contribuyeron a mejorar el orden institucional y moral y no fueron para nada hostiles a la democracia norteamericana.  Y encima de eso debemos considerar que entonces la nación cubana estaba en pañales y aún no gozaba de la independencia del dominio español, pero sus habitantes sin duda tenían muy claro el concepto de esfuerzo, decencia, honor y responsabilidad, algo que desgraciadamente se fue corrompiendo con malos gobiernos republicanos que nos llevaron al caos de hoy.


Después llegó la revolución cubana y ahí comenzó otro tipo de emigración.  Pero como dice el dicho "esa es otra historia".   Ahí sí hay, como en las películas, como en la vida real, y como en todas partes, buenos y malos.   Afortunadamente hay más buenos que malos.


Ojalá que algún día Cuba vuelva a ser lo que fue hasta 1958, un lugar a donde muchos querían ir y no un lugar de partida.  Cuando eso se revierta, entonces muchos ya no van a regresar y a los cubanos de estos tiempos hay que enseñarles a vivir en una sociedad de derecho y hacer que recuperen o al menos que las nuevas generaciones sean educadas en los principios en que lo fueron esos hombres que constituyeron la mejor emigración cubana.


Lograr eso es muy simple: respetar lo que piensen todos los ciudadanos.  Ese respeto por el criterio ajeno es el que nos lleva a la solución de todos los problemas, no la intolerancia, la inflexibilidad y la exclusión.


Y mientras tanto, esos youtubers, oportunistas que únicamente están interesados en hacer dinero y que no se respetan ni a sí mismos, ni les interesa lo más mínimo la libertad de Cuba, que se dediquen a otra cosa, junto con los reguetoneros.


Pero al margen de ello, todos, buenos y malos, quieran o no, llevan muy adentro a la tierra que dejaron atrás, porque la diáspora cubana, como tal, se ha dispersado por todo el mundo, como una forma más viable de vivir, pero sin perder su identidad.