sábado, 14 de agosto de 2021

De cómo me olvidé del olor de los libros



 De cómo me olvidé del olor de los libros


“El saco de la sabiduría humana se había roto y se desgranaba en la noche de Temuco. No dormía ni comía leyendo... Para mí los libros fueron como la misma selva en que me perdía..." 

Pablo Neruda.


Todos nos hemos sentido atraídos por el olor de los libros en alguna ocasión. Y es que los libros en papel desprenden un aroma muy característico y que les identifican plenamente. Eso sí, el olor de los libros ha evolucionado. No huele igual un libro antiguo que un libro nuevo… y eso es debido a los componentes químicos que hay en ellos.


He leído interesantes explicaciones como esta: "los libros antiguos tienen un olor dulce con notas de vainilla, flores y almendras causado por la degradación de los compuestos que componen el papel, mientras que los libros nuevos su olor no suele considerarse tan especial y diferente a los otros, pero si tiene algunas características que se dan por la composición de los materiales usados como el papel, la tinta y el pegamento.”


Existen ciertas características que seducen a las personas y hacen que éstas se decidan por la lectura de libros en papel (entre otras cosas) frente a los libros electrónicos. Algunas de esas características tienen que ver con los sentidos: la vista (;les gusta ver el libro como objeto, en particular su portada, el tacto (les gusta tocar y sentir el libro) y, como no, el olfato (les atrae el olor que desprenden los libros).


Estoy seguro que desde niños hemos disfrutado pasando las páginas de un libro recién comprado y respirando el aroma fresco de papel nuevo y tinta recién impresa.  Y eso que no hemos acometido lo más importante, su lectura.


Volviendo al olor de los libros antiguos, diremos que es un olor embriagante y que se destaca cuando estamos en las bibliotecas y en las librerías de segunda mano.  En particular yo disfrutaba mucho en  las librerías de venta de libros de uso en Cuba y en México, donde fui particularmente impactado por la interminable cantidad de títulos y ediciones


La descomposición química de compuestos dentro del papel es la consecuencia del “olor a libro viejo”, donde sobre todo la celulosa y la lignina, entre otras sustancias químicas, son las responsables del color amarillento y de su olor.


Esta descomposición química se llama “hidrólisis ácida”, y produce una amplia gama de compuestos orgánicos volátiles, que contribuyen al olor de los libros antiguos.


Sin yo saberlo, desde una cuadra antes de llegar a mi librería de venta de libros, discos y revistas de uso, a la que me he referido en otros artículos, La Biblioteca, ya me atraía el olor de los libros viejos.  

Pero antes de eso, en momentos en que el olor todavía no representaba nada para mí, sino cuando me di cuenta de lo que representaba la lectura, se me quedó grabada una frase de Josep Conrad, “El autor sólo escribe la mitad del libro. De la otra mitad debe ocuparse el lector”, lo cual es cierto, la literatura nos despierta toda la fantasía que tenemos en nuestra mente y representamos, según nuestros gustos y modelos, lo que el autor quiso decir en su obra y eso no tiene nada que ver con el hecho de que el libro sea nuevo o viejo. Y pronto iba a recibir una lección muy esclarecedora sobre el tema.


En una de mis tantas visitas a La Biblioteca, me encontré un libro de Ray Bradbury que no conocía: El Placer de Quemar, algo así como una reflexión acerca de su famosa obra Fahrenheit 451, donde los bomberos, en lugar de apagar los fuegos, se dedican a incendiar libros.  Una persona se me acercó y me hizo un comentario sobre lo que quiso decir Bradbury con el libro que tenía en la mano y era que “No hace falta quemar libros si el mundo empieza a llenarse de gente que no lee, que no aprende, que no sabe...


Esa persona no era otra sino el dueño de La Biblioteca, el lugar que tantas veces he nombrado y en el que me sentía tan a gusto entre miles y miles de libros de uso, discos y revistas, por lo que al reconocerme con un asiduo al lugar y un amigo de los libros me pidió que le dejara contarme una historia, que era algo así como la que narro:


“Había una vez (como deben empezar todos los cuentos) un ladrón que se dedicaba a robar exclusivamente libros viejos.  No solo no le daban importancia a su robo, sino que algunos se alegraron y le agradecieron que lo hiciera, porque, al menos en esos tiempos, a la gente le costaba mucho botar las cosas que ya no usaba aunque estuvieran viejas.  Y no se acostumbraba a donar nada, era una práctica que no existía, salvo para las grandes fortunas que ya no sabían qué hacer con tantas cosas y que además les servía para enaltecer su ego, y no como ahora, también para evadir el pago de impuestos.


Pasaron los años y el ladrón de libros viejos ya tenía una acumulación gigantesca de libros y como lo que se robaba no le daban importancia, nadie sabía quién era el ladrón, pero además como nunca le habían dicho nada, pensó que lo que hacía no era nada malo, por lo que se le despertó un apetito aún mayor, ahora por los libros que fueran todavía más viejos, como los que había en los museos, las bibliotecas, los conventos, las universidades y las iglesias.


Algunos de esos libros eran antiquísimos y muy valiosos, algunos ejemplares únicos que podían alcanzar un valor muy alto, pero a eso él no le daba importancia, para él eran solamente libros viejos como los que había estado robando durante mucho tiempo y a ellos les daba el mismo valor que el resto que había coleccionado.  


A causa del valor de esos libros, reforzaron la vigilancia, pusieron alarmas y finalmente lo capturaron.  De su gran colección solo se llevaron los libros que pertenecían a museos y bibliotecas, a pesar de que todos los tenía bien ordenados y protegidos, por lo que le preguntó a los policías por qué no se llevaban los otros, que eran muchísimos más.


Porque son libros viejos que no sirven para nada, fue la respuesta.


El ladrón fue a cumplir su condena, lo que le sirvió para reflexionar de que todos los libros, por viejos que sean, pueden servir para algo o para alguien y que no se deben despreciar porque están viejos y usados.   Su verdadero valor sólo se sabe cuando son leídos.


Al salir en libertad, el ladrón puso un establecimiento donde anunciaba la venta de “Libros usados y otros tesoros” y fue todo un éxito.  Fue así que la gente llevaba allí sus libros viejos, ya leídos pero que podían serles útiles y agradables a otros que no los hubieran leído.


Cuando el ladrón cumplió la condena que le impuso el juez montó un puesto al que llamó “Libros usados y otros tesoros”. Muchos llevaban allí sus libros viejos para darles otra oportunidad a esas páginas que ya no les resultaban útiles a sus dueños, pero que podían ser muy útiles en unas nuevas manos.


Todavía no sé por qué el dueño de La Biblioteca me hizo ese cuento porque él sabía que  yo era de los que sabía perfectamente el valor de los libros, que por estar usados, haber sido leídos por otras personas o simplemente por ser viejos, no dejaban de tener tanto valor de uso como valor de cambio.  Pero sin duda la moraleja puede y debe ser dada a conocer a otros que piensan que lo viejo, por ser viejo, hay que desecharlo.


Probablemente eso pensó un amigo que en México me regaló la enciclopedia completa de El Tesoro de la Juventud, una edición de los años setenta al cual él seguramente ya no le hallaba valor, y en la que sin embargo descubrí cosas nuevas y redescubrí otras viejas.


Y probablemente fue a partir de ese momento que vine a darme cuenta del olor de los libros viejos, que desde los tiempos de La Biblioteca me impactó y todavía seguía atrayéndome.



Las disyuntivas de la lectura.


Miguel Hernández, ese poeta gigante, nos dejó “El Niño Yuntero”, una pincelada de su autobiografía, que de alguna manera le recordaba que su padre le pegaba cada vez que lo veía leyendo por la noche, porque para él los libros eran sinónimo de pérdida de tiempo y lo único importante era que su hijo pastoreara el ganado, pero así y todo el pequeño Miguel se atrevía a encender un candil en su habitación cuando todos dormían porque para él la literatura era la vida misma.


En la escuela se incentivaba la lectura, pero no todos podían  ir a la escuela y no todos tenían acceso a libros, por lo que el ejemplo de Miguel Hernández nos muestra que la lectura no es un acto mecánico sino absolutamente voluntario de las personas y que en la medida en que, desde la primera infancia, cada uno sea formado en lo que luego se convierta en hábito o preferencia, hasta llegar a ser una necesidad o una forma de vida, ello se traduce en seres humanos más completos tanto social como intelectualmente, 


El acto de leer responde más al placer que a la necesidad, con independencia de que exista  como algo imprescindible la lectura informativa para estudiar.


Y como todo a lo largo de la historia, el libro ha tenido sus momentos de transición, es conveniente comenzar con la que he vivido más recientemente en este sentido.




Mi transición.


Tuve acceso hace alrededor de doce años a mi primer lector de libros electrónicos.  Al inicio era muy desconfiado con el dispositivo, sobre todo porque no tenía el olor de los libros.  Como la tecnología era incipiente, el lector era pesado, lento y se calentaba, pero así y todo me fui dando cuenta de que ese era el futuro y que inevitablemente, igual que en ese momento, cuando ya existía un veloz procesador i7 y un disco duro de 3 Terabytes, la cosa había comenzado con un procesador de 8 bits y un disco duro de 5 Megabytes, que era entonces del tamaño de un camión, y con los ebooks ocurriría exactamente lo mismo, y se impondrían modelos y tecnologías más avanzadas en todos los sentidos.


Pero cuando aquello, mis inicios con el libro digital, yo tenía mi biblioteca particular con miles de volúmenes, atesorados durante casi medio siglo, y que no podrían acompañarme a dondequiera que fuera por mucho que quisiera. 


Por eso con todas las vueltas que hemos dado los cubanos hasta finalmente lograr irme de Cuba con mis hijos, fue obligatorio deshacerme de mis libros y los regalé; algunos le dieron valor a lo que para mi era muy valioso y otros los tiraron al cesto de la basura o los vendieron por centavos.  Pero no importaba, lo que decían esos libros estaban ya para siempre conmigo y ahora con las posibilidades del libro digital podría recuperarlos y hacer que viajaran conmigo a cualquier parte.  Esto último no ha sido posible cumplirlo totalmente, hay libros que ni con dinero se pueden conseguir en ediciones digitales como dos entrañables de Maurice Leblanc, ese autor que nos trajo al personaje de Arsenio Lupin, y cuyas obras “La Isla de los Treinta Sepulcros” y “Dorotea, la Volatinera”, no he podido encontrar, por referirme solo a un ejemplo.

 


Esa transición no fue fácil porque cuando ya había alcanzado un grado importante de convencimiento de las bondades del libro electrónico, en México me robaron el lector, que además contenía cientos, probablemente mucho más de mil, de mis obras preferidas.  Fue así que, provisionalmente, al menos hasta que pudiera obtener otro ebook, retomé la búsqueda del olor de los libros viejos, en este caso en los llamados “Tianguis”, los mercados mexicanos donde se vende de todo y en los que me di cuenta de que ese país, uno de los punteros en cantidad y calidad de existencia de editoriales y gusto por la lectura en Latinoamérica, también había sido corroído por el virus de la ignorancia y un libro costaba menos que un kilo de nopales.


Allí conseguí muchísimas obras ya leídas y otras desconocidas para mí, y hasta me regalaron una colección de la Enciclopedia El Tesoro de la Juventud de los años setenta como narré.  Quiere decir que el olor de los libros viejos me acompañó durante gran parte de los cinco años que viví en ese país.


Al llegar a Estados Unidos, vi que el ebook es el rey, a pesar de lo cual el sistema editorial de libros impresos sigue siendo muy fuerte y la venta de libros físicos también, pero los miles de libros que conservo en mi Kindle, un aparato que no cambio por ningún libro, satisfacen mi sed de lectura de forma que siempre tengo cientos de libros pendientes de lectura.


Pero desde hace tiempo, cada vez que me he ido de vacaciones a Fort Myers Beach, me he encontrado que hay una buena cantidad de tiendas de cosas usadas, las llamadas thrift store, que siempre tienen una importantísima carga de libros, muchos de ellos como nuevos.   Me he resistido a no comprar alguno de ellos, pero hay autores que he seguido con atención y algunos de sus títulos o no han sido traducidos al espanol o simplemente no se consiguen en su versión digital sino a precios bastante altos, por lo que finalmente me rendí ante la evidencia y compré unos cuantos ejemplares.  


Se que no es lo mismo cuando comienzo nuevamente a leer un libro físico con los obstáculos que ahora le encuentro a ese tema: necesito tener una luz prendida para leer, tengo que marcar por donde dejé la lectura, no puedo hacer uso inmediato de acotaciones del libro ni tomar notas para después revisar, sino hacerlas con un lápiz o bolígrafo en la página y es probable que me pese mucho más que el ebook o me moleste la solapa, pero siempre es bueno volver sobre lo andado.  Pero,  así y todo estoy disfrutando, como si leyera por primera vez en ese formato, “White Flame'' de James Grady, el autor de “Six days of the Condor”.


Pero lo mejor de todo es que no tengo que hacer como un amigo, que me dice que se acostumbró también a leer en dispositivos electrónicos, pero que necesita, imprescindiblemente, prender una de las velas que imitan en olor de los libros viejos y que si no es así no puede concentrarse en la lectura.


Los inicios del libro


Fue en Mesopotamia, cuna de la primera civilización humana, donde Sumerios, Amoritas, Asirios y Caldeos poblaron las fértiles tierras entre los ríos Tigris y Eufrates, abandonaron el nomadismo y construyeron las primeras ciudades, 


Crearon técnicas para la construcción y el represamiento de las aguas que hicieron que el hombre alcanzara cierto control sobre la naturaleza.  Pero un asunto vital fue que fueron los Sumerios los que desarrollaron la primera escritura humana, la escritura cuneiforme en placas de arcilla, el primer paso hacia la evolución de la escritura y la aparición del libro.



En la historia del Libro el libro mesopotámico no solo fue el primero sino que tenía unas características muy destacadas.  Se escribía por el frente y el reverso de la tablilla, al final había un colofón con el título de la obra, el propietario de la tableta, el autor y el escriba y se  incluía la fecha y una maldición para quienes se apropiaran de ella, la destruyeran o copiaran, una versión de esos tiempos para el derecho de autor.


Las tablas de arcilla eran unidas por medio de anillos o correas y sus contenidos iban desde documentos, narración de victorias militares, textos literarios, textos para la enseñanza, fábulas y obras de astrología, medicina y matemáticas, destacándose entre ellos “El Código de Hammurabi”, que regulaba los derechos y deberes de las personas y el  “Poema de Gilgamesh”, narración en verso sobre el  legendario gobernante de Uruk, la ciudad de la antigua Babilonia..


El libro Sumerio se puede comparar con el momento en que Neil Armstrong pisó por primera vez la superficie lunar: un inmenso paso para la humanidad.  Ambos representaron un antes y un después en el desarrollo de la sociedad.


Después vino el papiro con los Egipcios, que emplearon los rollos fabricados a partir de la médula de esa planta tan abundante en las orillas del Nilo y que se cortaba en tiras, prensaba, plegaba y secaba, obteniendo una hoja en la que se podía escribir con el tallo de una caña y que tras ser procesadas por el escriba se pegaban unos con otros obteniendo rollos de decenas de metros de largo.  Y sorprendentemente la tinta empleada, roja y negra, contiene pigmentos y plomo, para que secara rápidamente y se impregnara en el papiro.


Más tarde en Grecia surge el pergamino, en esencia la piel del cordero y otros animales, debidamente tratada y que resultaba ser una superficie muy pulida, elástica y resistente, por lo que fue el mejor soporte de la escritura y que se siguió empleando durante varios siglos


Y siguiendo las pautas de los Sumerios, los libros, fueran de tablillas, papiros o pergaminos protegidos por una cubierta de madera, donde su versión más moderna fue la de pergaminos pegados como tapa y en su interior papiros o pergaminos escritas por ambas caras.


Mientras esto ocurría en la mayor parte del mundo, en la cerrada sociedad china se había inventado en el año 105 el papel y en el siglo VI la impresión con caracteres de madera (los chinos siempre inventando), una etapa decisiva en la historia del libro y la más importante en la de la imprenta: los tipos móviles.


Los tipos movibles o intercambiables primero fueron de arcilla en 1041 y en 1298 de madera y se crearon las mesas giratorias de impresión.   Sin desdorar su mérito, toda la gloria se le ha atribuido a Johannes Gutenberg, quien se apropió del invento chino e imprimió con la máquina que creó la Biblia de Gutenberg, lo que representó  para el mundo occidental la universalización de la imprenta y el libro.


Pero el libro impreso más asntiguo no es la Biblia de Gutemberg, sino uno del año 868, seis siglos antes, el Sutra del Diamante, descubierto hace un siglo en una cueva china y que hoy se conserva en la Biblioteca Británica.


Del resto todos lo conocemos de una forma u otra, la imprenta y el mundo del libro, con la aparición de las editoriales, representaron una de las fuerzas económicas más pujantes de los últimos siglos.  Después se inventó el formato de bolsillo, con libros pequeños y económicos, se introdujeron diferentes tipos de letras, entre ellas las cursivas, que ahorran espacio e hicieron más sencillo y cómodo el proceso de lectura.


Ese fue el formato que conocimos de niños, de jóvenes y hasta de viejos, hasta que apareció el e-book, una de las más impactantes fases de la revolución digital.


La revolución digital llega al libro.


Este proceso de transformación o transición del libro del papel a lo digital no es ni la primera ni la mayor revolución en la historia del libro.


Mientras unos ganan adeptos y ceden sus posiciones en favor del otro, cada uno tiene sus ventajas y desventajas y ambos conviven en el mundo de la literatura y el pensamiento.


Mucho antes de que Internet se hiciera conocida mundialmente, surgió el primer libro electrónico de forma global en 1971 con el Proyecto Gutenberg, que pretendía y lo ha logrado en gran medida, crear una biblioteca digital gratis con libre acceso, con obras clásicas de la literatura mundial.


Una década más tarde aparece el primer libro digital a la venta,  el Random House 's Electronic Dictionary.  De ahí en adelante el avance fue más lento, hasta que en 1996 aparece el lector Rocket en una versión avanzada pero con un precio también muy avanzado, 250 dólares,  Le sigue Softbook, también muy caro y con una suscripción de 20 dólares mensuales para descargar libros vía módem telefónico.


Le siguen decenas de dispositivos diferentes, pero todos muy lejos del camino que finalmente encontraron estos dispositivos.  Pero llegó una prueba que hizo que editoriales, creadores de contenidos y fabricantes de dispositivos se dieran cuenta de que había un mundo nuevo por explotar ante ellos, y fue cuando Riding the Bullet, un título de Stephen King, vendió en su versión digital medio millón de ejemplares en dos días a 2,5 dólares cada uno.  ¡Casi dos millones de dólares a los precios actuales en dos días!.


De cualquier dispositivo que tuviera memoria y pantalla, se pasa entonces a la especialización de dispositivos dedicados exclusivamente al libro electrónico, de forma tal que emularon con los libros tradicionales, a partir de que contaban con bajo consumo de energía, alto nivel de contraste aún con luz diurna y pantallas con dimensiones no muy pequeñas, sino parecidas a las de los libros tradicionales.


Ello vino acompañado de que los fabricantes y editores se pusieron de acuerdo para unificar en pocos formatos los que se pudieran leer en los equipos, mientras que en el orden tecnológico surgió un elemento transformador: la tinta electrónica.


La tinta electrónica fue el auténtico detonante para el despegue de los eReaders , porque las pantallas de tinta electrónica permiten una lectura natural con sensaciones aún superiores a las de leer un un libro de papel y con menor fatiga visual que leer en otro dispositivo digital.



Y Fiona fue el proyecto inicial del que surgió el Amazon Kindle, el que en 2007 cambió completamente el mundo del libro digital y puso a temblar el libro convencional.  La popularidad del Kindle fue tal que popularizó la lectura de libros electrónicos, sobre todo en Estados Unidos.


Con el Kindle apareció el teclado físico y más tarde uno virtual, la pantalla de tinta electrónica y aunque fue un producto más cerrado que otros competidores, con características muy positivas, se convirtió, también gracias al programa Calibre de su propiedad, en el referente del e-reader o lector de libros electrónicos.  Pero además se acompañó de algo más importante, la creación de un sistema de venta y suscripción de títulos, con el que comenzó, junto con la venta de libros físicos, el gigante Amazon.


Después surgirían muchas versiones de Kindle hasta llegar a Paperwhite, más ligero, mejor contraste y mayor velocidad de cambio de páginas y que fue reduciendo su precio hasta hacerlo más compacto y de mayor capacidad, por lo que nadie ha podido destronarlo.


Una nueva modalidad: los audiolibros


Ahora ha surgido, buscando su cuota de mercado, el llamado Audiolibro.  Muchos se preguntan qué es esto, y yo también.


Yo no incluiría a los Audiolibros dentro del concepto de lectura, porque no se trata de eso, no es lo mismo leer un libro que escucharlo, porque la lectura, aunque no representa un mayor esfuerzo mental que la escucha, porque para comprender el lenguaje escrito empleamos un proceso mental similar al que utilizamos para aprender el lenguaje oral, no creo que se obtengan resultados similares si leemos o si escuchamos lo que otro lee.


Si algo tiene de positiva y de creativa la lectura es que decodificamos el texto escrito y lo imaginamos en nuestra mente de la forma que queramos, lo que hace que vivamos la historia dentro de nuestra psiquis   Pero leer es algo que hacemos, mientras que escuchar es algo que alguien nos transmite, no lo hacemos, sino que nos ocurre, somos un ente pasivo en ese proceso.  La lectura impone que tomemos parte activa en la narrativa, mientras que un audiolibro avanza aunque no hayamos entendido o procesado lo que otro lee, por lo que el impacto en nuestra conciencia no es totalmente efectivo y no tendrá el efecto que tiene la lectura, la que nos obliga a procesarlo y hasta que no lo hagamos no avanzamos.


Vuelvo a la cita de Josep Conrad, de que la mitad que nos toca poner como lectores va a desaparecer porque alguien está leyendo por nosotros y en su vocalización va a mostrar sus estados de ánimo, sus exclamaciones, sus inflexiones, algo que nos tocaría hacer si estuviéramos leyendo nosotros.


Puede que escuchar un libro y no leerlo no sea necesariamente negativo o nocivo, puede que pueda ser una excelente herramienta para los niños, aunque creo que nunca van a sustituir los cuentos de los abuelos, pero considero que leer y escuchar son dos medios diferentes que no necesariamente pueden lograr los mismos resultados.  


Sin duda alguna me quedo con la lectura.  Para lo otro está la radio, aunque hay quienes afirman que también la era del podcast está al finalizar.  ¿Quién sabe?, cuando la televisión comenzó su auge, muchos vaticinaron que la radio tenía los días contados y siete décadas después, sigue bien viva.


La disyuntiva de los lectores de hoy


Muchos se preguntan si se lee más en formato impreso o en digital.


Todo parece indicar que el libro digital le va ganando la batalla al del libro físico, pero no es una victoria rápida ni definitiva, porque a pesar de que ahora hay muchísimo menos lectores que hace no un siglo, sino medio siglo, todavía sigue existiendo una cantidad importante de gente que valora lo que es la lectura y no solo con fines educativos o profesionales, sino como entretenimiento y cultura.


Y es que simplemente algo tan arraigado en la civilización como la lectura no desaparece ni se extingue, simplemente se acomoda a los cambios tecnológicos que se producen en la sociedad y avanza junto con ellos.


No hay duda alguna de que el libro físico es más lento y costoso de producir y distribuir que el digital, mientras que el libro electrónico tiene muchas ventajas pero algunos lo consideran impersonal, cosa que no es cierto.  Hoy en día las ediciones digitales tienen el mismo rigor que los de papel y tinta y además el libro electrónico tiene un alcance universal que nos permite conocer autores y obras de cualquier parte del mundo, que probablemente en libro físico jamás conoceríamos.


Mientras que el libro en papel para unos nos da el placer de tocarlo, escribirlo, subrayarlo, dedicarlo, regalarlo o prestarlo (y olerlo por supuesto) e inclusive guardar algún recuerdo dentro de él, el libro electrónico es de más fácil transportación y lectura, no requiere de luz externa para verlo y en un solo volumen, de poco peso, se pueden cargar miles de obras literarias o libros de todo tipo, por lo que se dice que gracias a los ebooks ahora se lee más.


Aunque ya no se ven, como antes, a gente leyendo en todas partes, como acostumbraba a ver en los viajes en guagua, todavía mucha gente lee sistemáticamente, conversa sobre literatura y siguen considerando la lectura un valor intrínseco e inseparable del ser humano y todos nos creemos mejores si leemos, nos sentimos más cultos y preparados para la vida gracias a ello.


Mientras que el libro físico puede ser un regalo que se guarde para siempre con cariño, no es práctica regalar un libro o un grupo de obras digitales.  Por otra parte el libro digital pasó de su primer soporte, la computadora, a poder ser disfrutado en cualquier dispositivo electrónico, ya sea una tablet, un teléfono celular, hasta su más pulido soporte, el lector de libros electrónicos o e-reader.


Y otra ventaja es que la descarga de los contenidos digitales cada vez son más baratos e impera, con un gran volumen, los títulos gratuitos, que van desde obras antiguas y clásicas hasta contemporáneas, tanto en cualquiera de las manifestaciones de la literatura y de las obras educativas o de consulta.


El formato digital nos permite contar con los libros que desees cuando quieras, son fácilmente descargables y se leen en la pantalla en lugar de pasar las hojas de papel, despiertan en la última página que leíste, y son de fácil acceso en ellos la tabla de contenidos, comentarios, notas y los gráficos y fotos se ven igual que en el libro impreso.


Un ebook es un libro en formato electrónico. Así de fácil. Este ebook se descarga a un ordenador o cualquier otro tipo de dispositivo de lectura y se lee en una pantalla en lugar de pasar las hojas de papel. Puede haber páginas numeradas, tabla de contenidos, fotos y gráficos exactamente igual que si el libro fuera impreso.


Casi seis siglos de existencia del libro tal y como lo conocemos hoy, se ve amenazada por ser sustituida por el libro electrónico o digital, que con alrededor de 25 años de existencia, domina alrededor del treinta por ciento del sector en Estados Unidos y mientras se reduce la producción del libro de papel, aumenta la de los digitales.


Ya no hay que hacerle caso a Benjamin Disraeli cuando dijo que cuando necesitaba leer un libro, lo escribía.  Ahora basta con descargarlo de Internet.


Como diría mi abuela: el libro de papel y el electrónico son el mismo perro con diferente collar.


Y al margen de esta disyuntiva, hay otra más grave, la de los que leen y los que no leen.  Para estos últimos, está la frase de Neruda:


"Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo".


Desgraciadamente la tecnología está convirtiendo a los seres humanos en entes no pensantes, a los que se les da todo masticado, anquilosando el cerebro y condicionándolo a mecanismos que no le aportan nada a su intelecto y a su desarrollo.  Y lo triste es que ese proceso comienza desde la infancia y al llegar a adultos no saben hacer nada, ni siquiera una operación matemática sencilla, sin la ayuda de un procesador digital, sea cual sea.  El teléfono celular inteligente nos hace más brutos y ha sustituido al reloj, la cámara, el calendario, el despertador, los mapas, los equipos reproductores de audio, los reproductores de video, el televisor, los dispositivos de juegos electrónicos, el profesor, el libro y hasta a la familia.


Para mí ese es un triste destino de la humanidad, y va mucho más allá del libro y la lectura.  Ojalá que no pase como ocurre con los muertos, que reciben más flores que cuando estaban en vida porque el remordimiento y el arrepentimiento es mucho más fuerte que el amor y la gratitud.  Por eso, ante una fiesta de amigos y familiares, yo pondría un gran letrero que dijera: “no hay WiFi, hablen entre ustedes”.


Pero al final, como bien dijo Abraham Lincoln: “mi mejor amigo es la persona que me dió un libro que no había leído”, y eso será cierto con independencia de si es un libro en papel o electrónico.

















La triste suerte de los jubilados en Cuba


 

La triste suerte de los jubilados en Cuba  


"Hola a un mundo nuevo

Ya has pagado tus deudas,

ya cumpliste tu tiempo,

Dedicando incontables horas

Ahora, estás listo para el retiro.

Eso no significa que tu vida termina,

De hecho, está a punto de comenzar,

Grandes momentos te están esperando,

horarios, relojes, y reglas corporativas,

ya no tienen cabida en tu nueva vida.

Las aventuras abundan como estrellas brillando.

Hay todo un mundo de divertidos descubrimientos

que vienen sin fechas de vencimiento.

Cuando te sientas con ganas de viajar,

Estás libre para empacar y volar.

Ahora, quien manda eres tu, y

Los planes de jubilación dependen de ti."


Sally Painter


Hay una frase que se empleaba mucho por los comentaristas deportivos, sobre todo en la pelota, cuando se formaba un desorden o protesta masiva, lo que era llamado la "cámara húngara", lo que tuvo su origen en encuentros violentos en los que prima el desorden y la confusión y que tuvieron lugar entre los miembros de la Cámara de Diputados de ese país en más de una ocasión y no de un altercado en un juego de fútbol como dicen algunos.  


Pues de eso me recordé, porque ya después de la revolución nunca volví a escuchar la frase, probablemente porque Hungría era un país socialista, esos hermanos del CAME que nos mantenían y por tanto no podían ser molestados ni con el pétalo de una rosa, cuando fui a la Dirección Municipal de Trabajo a principios de 2011 a recoger mi chequera de jubilado.


Allí había simultáneamente dos o tres tánganas comenzadas por personas inconformes con los montos de su jubilación y las protestas fueron subiendo de tono.  Pero yo, desde décadas atrás, me había asegurado de que eso no me ocurriera y pudiera sentirme satisfecho con la recompensa de toda una vida de trabajo.  Así que agarré mi chequera y me fui rápidamente, aún pensando que aquello era una pequeña victoria.



Durante muchos años estuve pensando cómo sería mi jubilación, por lo que a partir de mis capacidades busqué y pude insertarme en trabajos de buena remuneración, de manera que ello me ayudara a tener una vejez tranquila o más segura que el cubano promedio.


Los últimos años de trabajo alcancé un salario promedio de 1500 pesos mensuales, que entonces representaba tres veces lo que ganaba un médico, gracias a legislaciones especiales que me vinculaban al pago especial en la realización de programas de radio y televisión y el cimiento digital en que estaban soportadas, que era mi trabajo.  Ello hizo que me pudiera jubilar con 1278 pesos, una jubilación que cuando la cobraba en las ventanillas de un banco, causaba admiración, porque la media de lo que recibían los jubilados era inferior a trescientos pesos.


Pero la vida es lo que ocurre mientras uno está ocupado haciendo otros planes, según definió magistralmente John Lennon y esa conquista fue efímera, porque decidimos irnos a vivir con nuestros hijos.


Me fui de Cuba hace diez años y el esfuerzo de toda mi vida, la jubilación, se evaporó como el humo, creo que esto es algo que solamente ocurre en nuestro país porque al final la jubilación  no es un regalo ni un privilegio, sino algo que me merezco porque aporté durante decenios para acumularlo y tener derecho a disfrutarlo.  Muchos norteamericanos se van a vivir a otros países, como México, donde su exigua jubilación, para Estados Unidos, les rinde muchísimo y les permite vivir holgadamente en otros lugares y no por ello pierden el derecho a disfrutarla, porque lo trabajaron.


Pero como decía mi amigo Oliva, Cuba es como el planeta Marte, donde todo lo absurdo puede ocurrir y ocurre.


Todos los jubilados, casi sin excepción, poniendo aparte a los que reciben sistemáticamente ayuda de familiares en el exterior, tienen que vivir del invento, de lo que jamás pensaron, para poder sufragar sus necesidades más básicas, entre ellas la comida.  Un lujo es algo impensable y una rotura de un equipo electrodoméstico es toda una tragedia porque no tienen forma de resolverlo.   La calidad de vida de muchos ancianos se ha visto afectada por la subida de los precios en el sector estatal y la ausencia de productos que antes se comercializaban en las tiendas recaudadoras de divisa.  Y no me refiero al momento crítico que se vive en Cuba, sino a dos decenios atrás o más.

               El que se va a jubilar en Cuba tiene que pensarlo mucho


No era ninguna casualidad que los conocidos que se jubilaban, en su mayoría, tenían que buscar un medio de vida que les completara la ridícula jubilación que recibian y con la que era imposible afrontar los gastos mínimos para sobrevivir.   Muchos se dedicaban a vender maní, de los cuales algunos se dedicaban a tostar y envasar para vender a peso el cucurucho.  Otros hacían raspaduras u otro tipo de dulces como coquitos acaramelados, o lo que fuera factible según la disponibilidad de materias primas.   Otros se levantaban bien temprano para hacer cola en el quiosco de periódicos y acaparar unos cuantos ejemplares para revenderlos a peso, mientras otros se ubicaban convenientemente para cuidar los baños de restaurantes, ofreciendo papel y jabón a cambio de una propina, y algunos se adueñaron de una calle o parte de ella para ofrecerse a cuidar el carro parqueado para evitar un robo, que al final si ocurría, ellos no podian responder ni lo hacían.


Surgió o más bien se inventó el servicio de mensajero, en tiempos cuando el abastecimiento era mucho mejor que ahora y que representaba ir varias veces al día a la bodega o a otros establecimientos, para llevar los mandados a las casas.  Algunos se especializaron en cargar y rellenar las balitas de gas, cuyo abastecimiento normado normalmente se encuentra en lugares alejados, por lo que era un trabajo, aparte de mas peligroso, de mucho mayor esfuerzo que no todos podían realizar.


Y los más pobrecitos quedaron para vender cigarros sueltos o por cajas, jabitas de nailon, jabón o lo que apareciera, o para hacer colas donde fuera necesario a cambio de un pago, sobre todo cuando aparecía la papa vendida por la libre o en lugares de trámites del registro civil u otros, colas en las embajadas, para entrar a un banco o lo que fuera que les reportara cualquier suma, por ridícula que les pareciera, pero que era un alivia a su inmensa necesidad.


Estados Unidos: el paraíso de los jubilados cubanos.


Sin pensarlo siquiera, yo he sido uno de los jubilados cubanos que ha encontrado un paraíso en Estados Unidos.  Mis historias con emigrar de Cuba ya las he narrado varias veces en este blog y sobre todo la disyuntiva que se me presentó en 1980 de irme con mi mujer y mis hijos por el Mariel con mi padre, pero el costo familiar por la situación en ese momento con la salud de mis suegros hizo que determináramos el quedarnos, renunciando así a un sueño que probablemente no se repetiría.


Otras posibilidades tuve de quedarme en otros países, pero estaba claro que mi familia no la  dejaba atrás, por muchas consideraciones que hubiera , y que era el pensar de mucha gente, de que estando fuera de Cuba los iban a ayudar económicamente y más tarde a emigrar.  Nunca estuve dispuesto a pagar ese precio, así que todo lo que quedó fue esperar a que mis hijos tomaran su determinación de si querían vivir en un país como Cuba o ser libres en todo sentido.  Yo sabía la respuesta pero les correspondía a ellos esa decisión.   Además ya había vivido la experiencia de mi amigo Jaime que se quedó en Canadá en 1989, su familia se desintegró y volvió a ver a sus hijos más de veinte años después, cuando ya casi era un desconocido para ellos, solamente el que mandaba dinero.  Eso no podía ocurrirme a mí.


Como he narrado, mi hijo menor Alexander se fue a vivir a Argentina en 2003 y dos años después a Estados Unidos y mi hijo mayor Carlos, fue a México en 2010.  Así y todo sabíamos que iban a comenzar una nueva vida y llevar con ellos a vivir y mantener a sus padres era una distracción importante en lo que les esperaba, por lo que nunca presionamos con ese tema, es más, ni lo pensamos.


Por supuesto que teníamos esperanzas de viajar de visita a ambos países para saber cómo vivían y volver a verlos, pero ellos tomaron la decisión por nosotros, así fue que fuimos a vivir un tiempo a México y después a Estados Unidos.


Por supuesto que México, país al que queremos mucho, y al que nos unen muchos lazos afectivos, no solo por mi hijo, sino por mi nuera Pilar y su familia, pero no tiene una política de protección a las personas de la tercera edad y su sistema de salud es mucho más deficiente que el de Cuba entonces.  Eso principalmente, a lo que se le sumó un elemento más importante, la aparición de nuestro primer nieto en Miami, nos hizo decidirnos ir a vivir a Estados Unidos.


Y en ese país encontramos mucho más de lo que pensábamos.


Mientras los norteamericanos al jubilarse buscan un país donde el costo de la vida sea menor, los cubanos jubilados tienen en Estados Unidos, a pesar de considerarse por sus ingresos, que su vida está por debajo del umbral de la pobreza, lo que jamás tuvieron en su país, por muy encumbrada que fuera su posición en la Isla.


Muchos cubanos jubilados vienen a Estados Unidos principalmente para estar con su familia y no quedarse solos, pero se encuentran con una realidad: la familia aquí ya no es lo que era en Cuba, sino básicamente la constituida por los padres y los hijos menores.  El resto debe buscar su ubicación aparte.  No es que sean desatendidos, pero no es lo que acostumbramos.  Los nietos van a visitar a los abuelos pero no comparten su vida completamente como es habitual  en Cuba.  


Eso para nosotros en particular y para muchos, es una dura realidad y no quiero pensar en aquellos en que la pareja pierde uno de sus miembros.  Es más duro aún. 


A pesar de todas estas cosas diferentes a nuestro estilo de vida y al que hay que acostumbrarse, están presentes los beneficios que le permiten a los cubanos de la tercera edad pagarse una renta, recibir una ayuda para alimentos, disponer de transporte público y telefonía celular gratis y contar con los servicios de salud desde lo más simple hasta los de mayor gravedad sin pagar nada, incluyendo todo lo relacionado: medicinas, atención dental y de la vista.  A nada de eso se puede aspirar en Cuba, por lo que viene a ser una especie de compensación por la mala vida que tuvimos en nuestro país, además de tener a nuestros hijos relativamente cerca y la posibilidad de viajar a ver a los que están en otros países.



Llegar a viejo en Cuba y en Estados Unidos.


La gente de mi generación trabajó toda la vida pensando que al final tendrían su recompensa con una existencia tranquila y segura, al margen de los vaivenes políticos de nuestra islita.


Mientras tanto los americanos no piensan mucho en la jubilación, sino en cómo crear una economía sólida que les permita al fin de la vida no solo contar con un retiro decente, sino también con propiedades, cuentas de ahorro y otros valores que sirvan como un respaldo importante.  Así es que llegan a la edad de retiro con al menos una casa y un carro, una cuenta en el banco y una prestación de seguridad social que les permite vivir.  Como vimos, algunos prefieren mudarse a un lugar donde la vida sea más barata, sin tener en cuenta que cosas como la medicina no respaldan el natural deterioro de las personas de mayor edad.  Pero al final son libres de determinar lo que quieran hacer.


Tal es el caso de México, donde en particular conocimos que hay importantes colonias de norteamericanos en varios sitios. Se calcula que en México viven un millón de extranjeros de ellos, de los que cuentan con más de sesenta años de edad, más de la mitad son norteamericanos y se ubican principalmente en San Miguel de Allende en Guanajuato o Ajijic, Jalisco, junto al lago de Chapala, Cancún y Playa del Carmen en Quintana Roo, en Mérida, Yucatán y otros en Baja California Sur como Los Cabos, La Paz y Ensenada. 


En Cuba no hay opciones, con la edad se pierde la autonomía económica, se crea una mayor dependencia y necesidades de cuidado, por lo que los que piensan de forma más “moderna”, desvalorizan a las personas por su edad, sobre todo por la pérdida de valores de la sociedad cubana.


En particular las mujeres, que durante gran parte de su vida conciliaron sus obligaciones laborales con la atención a la familia, en algunos casos abandonando o interrumpiendo el trabajo para hacerse cargo de los padres, esposos o hijos, cuando llegan a la vejez, siguen siendo los principales elementos en la atención de otros, por lo que son las más sacrificadas y muchas veces las menos valoradas.  Como género, la mujer vive más que el hombre, pero no tiene mejor calidad de vida.


Cuba: un país envejecido


Según datos de la ONU, en el año 2018, por vez primera en la historia, mundialmente las personas de más de 65 años, son mayor cantidad que los niños menores de cinco años, lo cual muestra que la población mundial está envejeciendo.


Pero en el caso de Cuba el tema es mucho más grave, ya que nuestro país, al ritmo que va, donde en estos momentos es el país más envejecido de Latinoamérica, se estima que en 2050 será el segundo país más envejecido del mundo, con un tercio de la población con más de 60 años


También hay otro elemento muy gráfico, y es que en Cuba casi el 65 por ciento de las personas mayores dejaron de trabajar antes de cumplir con los requisitos para recibir prestaciones de la seguridad social, siendo mayoría las mujeres que se vieron obligadas a ello por la necesidad de cuidar a hijos, padres o esposos. De ahí que las mujeres cuenten con menos ingresos monetarios, ya que muchas no están ya en el mercado laboral ni tienen ninguna jubilación.


En Cuba, la mayoría de las personas mayores salen del empleo antes de cumplir con los requisitos para acceder a los beneficios de la seguridad social (64,5 %) y esto constituye una práctica más frecuente entre mujeres. Por su parte, existe un porcentaje significativo del total, lo que se compensa por el hecho de que la ayuda de familiares en el exterior están destinados principalmente a mujeres.  


Los ideólogos de la revolución cubana dicen que la población ha envejecido no porque las condiciones de vida sean tan duras que la gente prefiere tener hijos o porque los jóvenes tienen una sola meta en su vida, irse del país, sino porque gracias al sistema socialista la esperanza de vida del cubano ha aumentado hasta 76,5 años y ello se ha conseguido en un lapso menor que lo que demoraron los países europeos (como si en esos países no hubiera existido una guerra tan devastadora y los conflictos posteriores que deterioraron éstos indicadores sensiblemente),


Si algo han aprendido los dirigentes cubanos del antiguo campo socialista, es no solo a mentir descaradamente, sino a encontrarle explicación a su favor a absolutamente todo.


No country for old men


“No es país para viejos” es una película fuerte, como casi todas las de los hermanos Coen, también podía haberse llamado "no es un lugar para los débiles" o " no es un lugar para los jubilados" y todas esas interpretaciones me llevan a pensar que en lugar de haberla ubicado en Texas, perfectamente podía haberse tratado no con su argumento de  la apropiación de dinero ajeno y la persecución para recuperarlo, sino que podía situarse en Cuba, confrontando a dos jubilados que pretenden vender maní en la misma parada de la guagua, o ser los parqueadores o mas bien cuidadores del mismo pedazo de calle del que se apropiaron para malcriar el robo o saqueo de los carros estacionados y por ello les den unas monedas. y los conflictos derivados de esa lucha por la supervivencia de los viejos en la Isla.


Definitivamente Cuba no es un país para viejos, de hecho no es siquiera para jóvenes y por eso ellos se largan, pero a los viejos, en su inmensa mayoría, no les queda ni siquiera ese recurso.


Solo les queda volver a repasar lo que ya saben, que sus ingresos no les alcanzan para cubrir sus necesidades básicas ni siquiera en un porciento mínimo, por lo que las privaciones, carencias y miserias que lo amenazan, tienen que ser resueltas ya no saben cómo.


Porque  llegar a viejo en Cuba es la última carta de la baraja, lo más indeseado, la alternativa que nadie quiere.


El cuento de la vejez digna en Cuba.


Siempre se dijo por las autoridades gubernamentales que una buena siembra representaba una buena cosecha, pero la triste verdad es que esa no era sino otra frase de las tantas que nos han bombardeado desde siempre y que pierde su sentido en Cuba.


Si algo tiene la vejez en Cuba es que es cualquier cosa menos digna y que no se recoge nada aunque uno haya hecho la mejor siembra.


Si las personas que trabajan, ya sea para el Estado, o ahora en forma privada, tienen una lucha tremenda para subsistir, qué podía esperarse que sucediera con los ancianos, dependientes mayormente de un monto de seguridad social, sino que cayeran por debajo de la línea de la mayor pobreza, que con las medidas económicas que cada dia van introduciendo para mantener la vitalidad del sistema socialista, o sea, que el régimen pueda mantenerse en el poder, cada día afecta más a los que tienen menos.


Varios especialistas en economía concluyen que la masa de personas en pobreza incluye al 51 por ciento de los habitantes del país, incluyendo casi la mitad de la fuerza de trabajo estatal, los pensionados y los que viven de la asistencia social, es decir 5,7 millones de personas.


Y no son solamente los ingresos, sino la calidad de vida.


La vivienda y otros problemas sociales


Los problemas de la vivienda pueden resultar muy frustrantes para la gente joven que quiere crear una familia y tener hijos, pero sin duda a quien más afecta es a las personas mayores, que además de tener problemas con su privacidad, su comodidad y el espacio, están afectadas, sin poderlo solucionar, por el deficiente estado de los inmuebles, problemas con el suministro de agua y el saneamiento, el suministro de electricidad y el uso de combustibles para cocinar.   


Como es lógico, las personas mayores no se sienten motivadas, ni pueden en su mayoría, dedicarse a mejorar sus condiciones materiales de vida, a lo que se suma que su participación en actividades de entretenimiento y esparcimiento son casi nulas y sin vínculos con otras personas y grupos sociales, lo que se agrava por el elemento que mencionamos del rechazo a los viejos por la pérdida de valores que siempre existieron y que rendían respeto y veneración hacia los más viejos, fueran o no de la familia.


Además los viejos deben ocuparse ellos mismos de resolver sus problemas, por lo que son altamente vulnerables y están obligados a resolver problemas que a los jóvenes les cuesta trabajo como son los derivados de la falta de alimento, de transporte y de medicinas, largas colas e insatisfacción con casi todo.


Si a eso le sumamos la carencia de un sistema efectivo de atención al adulto mayor, que solo tiene algunos visos y no llega al alcance de muchos, pues de veras los viejos, en muchos casos, están sufriendo una especie de muerte en vida.  Y no se trata, como todo en Cuba, de una carencia total de recursos, sino de destinar los recursos a aquellos que más lo necesitan.  Para otras cosas, como actividades políticas, viajes de dirigentes y mantener a la nueva clase con un nivel de vida holgado, siempre aparecen los recursos, más los que se han robado y atesoran en el exterior los grandes personeros del gobierno.


Para los viejos, que no sean del clan gobernante, solo hay una definición:  ya vivieron bastante, que los parta un rayo, menos a Radul Castro, que a ese le han comprado 16 elevadores personales para ubicarlos en sus distintas mansiones en toda la Isla.   Para eso se hizo una revolución del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, para eliminar a los explotadores, que fueron erradicados y ahora hay una nueva clase peor que la anterior.


Si las personas que trabajan, ya sea para el Estado, o ahora en forma privada, tienen una lucha tremenda para subsistir, qué podía esperarse que sucediera con los ancianos, dependientes mayormente de un monto de seguridad social, sino que cayeran por debajo de la línea de la mayor pobreza, que con las medidas económicas que cada dia van introduciendo para mantener la vitalidad del sistema socialista, cada día afectan más a los que tienen menos.


No es que en todos los países del mundo los jubilados vivan cómodamente, pero al menos mi experiencia como jubilado cubano en Cuba, comparado con mi condición de beneficiario de la seguridad social en Estados Unidos, no tiene la más mínima comparación.  Puede haber un millon de problemas y defectos en este país, pero aquí se respeta la dignidad humana.


No se crean mucho la historia de los “homeless” o vagabundos, ellos viven así porque así lo prefieren, no se acogen a los beneficios de los desempleados porque no quieren trabajar y muchos son enfermos mentales o viciosos, desajustados sociales o delincuentes que no tienen cabida en la sociedad.  El umbral de la llamada “pobreza” en Estados Unidos es un escalón muchísimo más elevado que el nivel de vida de los profesionales en Cuba.


Pobreza es otra cosa, es la que vi en Argentina, en México y sobre todo en Cuba, porque además de la miseria está acompañada de la falta de esperanza. Los que justifican el por qué de la revolución, nos muestran fotos de la pobreza extrema que existía; entonces era un porciento de la población, ahora es casi la totalidad.


Por eso puedo afirmar que afortunadamente estoy entre ese grupo de cubanos que estamos viviendo la última etapa de la vida en Estados Unidos, un país para viejos, para jóvenes y para cualquiera que tenga deseos de una existencia mejor...y en libertad.


























 





jueves, 12 de agosto de 2021

Tina Morejón, la reina de los bandidos cubanos


 Tina Morejón, la reina de los bandidos cubanos


"Decidle al señor alcalde

decidle al corregidor

que yo por Luis Candelas

me estoy muriendo de amor,

decidle que es un canalla

decidle que es un ladrón

y que dejo que me robe

con gusto mi corazón"


Luis Candelas fue un madrileño del siglo XIX famoso por su carrera como bandolero en la cual no existieron hechos de sangre y que ha pasado a la historia a través de coplas, películas y hasta por un famoso restaurante de Madrid  llamado Las Cuevas de Luis Candelas.


Y el haber visto un viejo video de Angela Molina cantando las Coplas de Luis Candelas, que me llevó a ver igual interpretación por Carmen Sevilla, Paquita Rico y hasta por Amaya Uranga, esa pléyade de buenas cantantes de entre las que dejo afuera, por irrepetibles a Lola Flores, Rocío Jurado, Rocío Dúrcal e Isabel Pantoja, me llevó al tema de los bandidos españoles, que han quedado como leyendas.  Y ello me hizo recordar a dos escritores que abordaron similares hechos, pero en Cuba.


Álvaro de la Iglesia Santos fue un escritor cubano nacido en Galicia que es considerado un maestro de la crítica, por haber abordado a profundidad la cultura de la Isla, sobre todo en su vena costumbrista.  Se puede considerar, junto a Eladio Secades, como los que mejor reflejaron la forma de ser del cubano, y entre sus escritos está un tema atrayente: el bandolerismo cubano.


A partir de leer algo prácticamente increíble, una noticia de crónica roja en Cuba, un tema tabú completamente desaparecido de la prensa de la Isla desde 1959, donde la Cuba actual es un lugar donde no ocurre nada que no sean los logros del gobierno, me puse a pensar en la trascendencia del hecho aparecido en los medios..



Dos noticias casi increíbles:  


En Remedios, un campesino que a menudo hace el viaje desde su casa hasta la playa de Jinaguayabo a vender sus mercancías, al regresar fue asaltado por dos enmascarados que le robaron el producto de su venta, que calcula en unos dos mil pesos, pues no contaba el dinero hasta llegar a su casa.


Mientras tanto en otro camino rural de Remedios, la llamada Trocha de Echenique, dos jóvenes que viajaban en una carreta estilo volanta como las de la colonia, iban medio bebidos haciendo ostentación de su parafernalia de cadenas, anillos y relojes, fueron dejados desnudos y perdieron todas sus pertenencias a manos de similar pareja de enmascarados.


Estos hechos ocurrieron entre dos ciudades importantes del centro del país, Caibarién y Remedios, por lo que aparentemente, la prensa se vio obligada a dar la noticia al haberse producido en esa zona, donde la cercanía de los cayos y la bonanza que el turismo ha traído a la zona, ha hecho surgir de forma escandalosa este tipo de delitos.


El miedo a ser asaltado, común en muchos barrios habaneros, sobre todo con el arrebato de carteras y cadenas, también se ha extendido a las zonas rurales. 


Estas dos noticias, más algunas otras sueltas, sobre todo publicadas en medios locales, no podía menos que traer a mi memoria la larga historia del bandolerismo en Cuba y con ello a dos nombres: Manuel García y Tina Morejón.



Manuel García


En mi niñez resonaba en mis oídos una copla que me cantaba mi abuela muy a menudo y con las que muchas veces me dormía:


"Y dice Manuel García

   Que si no le dan centenes

   Que descarrila los trenes

   Y mata la policía..."


Entonces no sabía quién había sido Manuel García, un bandido tan popular que fue bautizado como “El Rey de los Campos de Cuba”, porque campeaba por sus respetos, hacía lo que prometía, y su audacia llegó a niveles increíbles.   


Manuel García y Ponce de León pertenece a esa dinastía de bandoleros cubanos que al estilo de los salteadores españoles pintorescos que con la personalidad de Robin Hood, robaban a los pudientes y repartían los bienes entre los más necesitados, con una mezcla de temperamento feroz y bondadoso, generoso y valiente, un caballero andante como los de las novelas de hidalgos, y que se convirtió primero en una leyenda ubicándolo entre los más famosos cabecillas de todos los tiempos en Cuba y de ahí pasó a ser un revolucionario luchador por la independencia de su patria.


Nacido en 1850 en Alacranes, Matanzas, una curiosidad lo acompañó desde sus inicios: se cuenta que el día en que lo bautizaron, en la fiesta correspondiente, dos invitados, embriagados, se cayeron a machetazos y uno de ellos cayó gravemente herido y fue acostado en una cama, manchando las sábanas que cubrían al niño, por lo que se consideraba una desgracia que marcaría un camino de sangre al recién bautizado.


No aprendió a leer hasta los diez años y se aficionó al juego y a las peleas de gallos y su primer robo fue para apostar, con su cómplice, un negro mucho mayor que él, que en un juego de cartas fue atacado por los que estaban perdiendo, pero fue herido y abrazando a Manuel se despidió de él, dejándo al muchacho manchado de sangre.  Así continuó y se convirtió en un vago que a la vez era un buen jinete y al negarse una muchacha en una fiesta a bailar con un personaje político, la abofeteó, y Manuel salió en su defensa, por lo que fue preso.  


Al salir de la cárcel se casó y mantuvo una conducta correcta.  Su madre, cansada de los abusos de su marido, se fue a vivir con un rico hacendado, el cual tuvo la mala suerte de que Manuel fuera a visitar a su progenitora en los momentos en que éste le propinaba una paliza, ante lo cual reaccionó y dejó al hacendado hecho un guiñapo.  En este caso también los jueces le dieron la razón al poderoso, por lo que el joven fue puesto nuevamente entre rejas.


En presidio conoció a varios asaltantes, los que le transmitieron sus experiencias delincuenciales y al salir en libertad se asoció a Carlos García, un famoso asaltante de caminos, pero pronto se dio cuenta de que era capaz de organizar su propia cuadrilla, lo que hizo siempre cubriéndose bajo un manto de buen trabajador y persona tranquila que no quería buscarse problemas por sus antecedentes.


Pero el destino escrito en sangre en las sábanas durante su bautizo, le siguieron jugando una mala pasada.  Tenía relaciones en secreto con una joven de Quivicán, cuya casa cogió candela y Manuel salvó de las llamas a la joven y a su familia, pero el padre de la misma lo acusó de ser el culpable del incendio, lo cual trajo una discusión que terminó con el patriarca herido gravemente y Manuel nuevamente en la cárcel, de la que no demoró mucho en salir gracias a los oficios de un abogado tramposo, al que terminó debiéndole una gran cantidad de dinero por ello.  Consiguió una parte y para obtener el resto robó una yunta de bueyes, pero perseguido por una pareja de guardias, mató a uno de ellos, lo que lo obligó a convertirse en un fugitivo.

                                Manuel García visto por Carlos Enríquez

En lo adelante su historia es de continuas hazañas e increíbles hechos delictivos, hasta que decide sumarse a las huestes independentistas, viajando a Cayo Hueso a reunirse con los separatistas cubanos y al regresar a Cuba, su fama de bandido se transforma en la de cabecilla mambí, uno con el que no podían los mejores generales españoles.  Sus numerosos seguidores proclaman que además era un hombre de grandes virtudes, porque no jugaba, no bebía alcohol, era respetuoso con las mujeres y exigía que los miembros de sus huestes tuvieran una conducta ejemplar, no solamente a través de sus órdenes, sino que como él, se vistieran bien, hablaran decentemente y sobre todo que se burlaran de la Guardia Civil, como muestra suprema del desprecio hacia las autoridades coloniales.


¡Viva Cuba libre! — ¡Viva Manuel García!

¡Viva el Rey de los Campos de Cuba!


Eran probablemente los gritos que más se escuchaban en la zona occidental del país.


Lo más acertado es que Manuel García protagonizó la edad de oro del bandolerismo cubano.  Sus secuestros para obtener rescate se sucedían uno tras otro, todos exitosos y con impunidad total y sus recaudaciones eran destinadas a la causa de la independencia, mientras que en su persecución había un ejército bien equipado y con todos los recursos y que no podían con alguien que había sido calificado y satanizado por la prensa, de un vulgar bandido, y aparte de su inteligencia, sus victorias se debían en buena parte a sus infinitos seguidores, confidentes y encubridores, casi todos humildes campesinos, que lo respetaban como a un líder nato.


Manuel García era considerado entre los emigrados cubanos en Estados Unidos como un patriota que comenzó, por los avatares de la vida, siendo un bandolero y después se dedicó a la causa de la independencia, por la que ofrendó su vida siendo ya un un Comandante del Ejército Libertador cuando fue traicionado y asesinado en el pueblo de Ceiba Mocha en Matanzas.  


Por paradojas del destino, Manuel García murió el 24 de febrero de 1895, cuando iba al frente de sus hombres a reunirse con los patriotas matanceros que ese mismo día, el comienzo de la Guerra de Independencia, se habían alzado en armas.


Pero mucho antes de que naciera Manuel Garcia, una mujer bandolera hizo historia y de ella nos habló Álvaro de la Iglesia, uno de los más importantes estudiosos de las costumbres cubanas.


Tina Morejón, la reina de los bandidos de Cuba


Santo Domingo en la antigua provincia de Las Villas comenzó como una pequeña y pobre colonia llamada Nueva Bohemia, la actual Santo Domingo, donde se trabajaba exitosamente la agricultura y en particular se daba el mejor tabaco de la zona.  En ese lugar tranquilo, aparecieron por los entonces espesos montes de maderas preciosas cercanos al lugar, un despunte de bandolerismo como nunca antes se había  visto.  En toda la zona, entre las dos costas, eran pocas las fincas de terratenientes que no hubieran sido víctima de los bandidos, los que se llevaban el ganado, asaltaban y robaban o secuestraban a cambio de un rescate, por lo que era rara la noche en que no hubiera un hecho criminal, mientras que los autores se evaporaban y las autoridades no encontraban a nadie.  Eran los tiempos en que el bandolerismo tomó auge en las provincias de La Habana, Matanzas y Las Villas. 


Los bandoleros estaban rodeados de aventuras e historias que mezclaban la verdad y la leyenda, por una parte daban pavor y por otra eran admirados por la población, porque en cierto modo era una forma de luchar contra el abuso del gobierno colonial.


Pero nuestra historia comienza con un próspero campesino conocido por Don Silverio, que por su fortuna tambien tenia propiedades en Cienfuegos y que vivia en el campo, donde tenía varias amantes en las cercanías, vio que una noche se aparecieron seis facinerosos, que el creia ladrones de gallinas o puercos, al frente de los cuales iba una mujer vestida masculinamente con aspecto de marimacho con revólver y puñal al cinto, la que con un mando energico le exigio dinero.  Pero Silverio, el citado campesino, invitó a la mujer a que tomara café, algo sagrado en Cuba y que no se puede rechazar.  


Los bandidos iban con antifaces cubriendo casi toda su cara y bajaron del para exigir lo pedido, mientras Silverio se encandiló con la mujer, la que le recriminó el por qué la miraba tan fijamente y si la conocía.  - Quisiera conocerte, -respondió el hacendado, a lo que le contestó la bandolera: -pues buscame por esos montes, que allí estoy.


Silverio le dijo que le señalara un sitio que al día siguiente le entregaría personalmente y con gusto el dinero pedido. La jefa de los bandidos le citó para un lugar pero le advirtió que fuera solo, de lo contrario su vida correría peligro.


Se trataba nada menos que de Tina Morejón, y si Manuel Garcia fue el rey de los campos de Cuba, esta villareña lo igualó en fama, pero varias décadas antes.



Al día siguiente, impactado por la personalidad de la jefa bandida, Silverio se encaminó rumbo al lugar acordado con las onzas de oro exigidas.  Pero al viajar pocas leguas y mucho antes del lugar de la cita, un esclavo salió del monte y le pidió le siguiera, llegado a una hacienda, donde le esperaba una hermosa mujer vestida al estilo de las campesinas cubanas, de la que pudo ver que era muy hermosa, mucho más de lo que había visto la noche anterior.


La mujer, que se identificó como Tina Morejón, se negó a tomar el dinero, pero Silverio la convenció de que lo repartiera entre su banda.  Silverio se hizo su amante y nunca la traicionó, pero las autoridades, con tropas llenas de malhechores, y como ocurre casi siempre gracias a delatores, fueron tras Silverio y lograron capturar a Tina, en momentos en que ya el amor del hacendado estaba en vías de regenerarla y hacerla salir de ese estilo de vida.   


Parece que una indiscreción de Silverio, al que un amigo le confiesa su felicidad y su romance clandestino, llega a oídos de las autoridades españolas, las que ordenan vigilar discretamente al hacendado para dar con el paradero de la más buscada bandida de la región.


Tina fue llevada encadenada a La Habana y el fiscal le pidió la pena capital, mientras que don Silverio trató de comprar su libertad, pero sin éxito. Movió Silverio mucho dinero y todas sus influencias para evitar su ajusticiamiento y hasta su fuga, pero solo logró que en lugar de ser ejecutada, fuera deportada a Cádiz y cumplir la condena de lavar la ropa del ejército de por vida.


Y queda en el terreno de la leyenda el que Don Silverio llegara a España antes que la deportada y allí logró comprar las libertad de Tina y se fugaron juntos y otros aseguran que en una fuga de película, ya en el mar Mediterráneo, Tina se lanzó al mar desde el vapor que la llevaba al destierro, para aparecer años después como jefa de una banda de forajidos en la isla de Córcega.   Pero la verdadera leyenda, esa que hizo que se hablara de ella, ya la había tejido en Cuba.


Lo que sí se puede asegurar, como cuenta Álvaro de la Iglesia, en sus “Tradiciones Cubanas” y ubica los acontecimientos a principios de los 1820, que Tina llegó a ampliar no solo su zona de acción geográfica, sino también su temeridad y valentía, lo que la llevó a que fuera conocida como “La Reina de los Bandidos” en Cuba.


Lo cierto es que Doña Leonor Morejón, una mujer de buena posición social con una extensa hacienda en la costa al este de la bahía de Matanzas, era conocida popularmente como Tina Morejón y comenzó a ser perseguida al acusársele de ser jefa de una banda que dio muerte a un rico hacendado villaclareño, Francisco Arencibia.  Tina fue famosa por sus apasionados romances con varios personajes.  Tina estuvo casada con su primo hermano José Emeterio Morejón, capitán de las huestes españolas y sospechoso de chantajear a autores de crímenes.


Se dice que Tina tuvo relaciones con José Joaquín Clavel, un asesino catalán, que junto con Tina crearon toda una pantalla de ser abolicionistas, por lo que se dice que fueron detenidos y ejecutados. 


Una curiosidad es que el teniente Pedro González Abreu fue el encargado de la instrucción de este caso y su condena.  Pedro tuvo tres hijas y una de ellas suprimiría su apellido paterno y sería conocida como la gran patriota y filantropica Marta Abreu.


Y la historia más aceptada es que tras su aventura con Clavel, Tina fue condenada en 1843 a cumplir prisión en el destierro, en Ceuta y regresó a Cuba donde murió en Guamutas en 1858 a los 56 años de edad.


La génesis del bandolerismo en Cuba.


No es extraño que en Cuba surgiera el bandolerismo como un fenómeno inherente a nuestra idiosincrasia.  Si revisamos la historia de Cuba veremos que los actos violentos son casi una tradición que va desde los crueles actos de la conquista, las luchas por la abolición de la esclavitud, las luchas independentistas y anexionistas, la ocupación por parte de los ingleses y los norteamericanos, las guerras entre cubanos por motivos raciales o de filiación política que abundaron en nuestra efímera era republicana, los golpes de estado, el gansterismo imperante en la sociedad durante los gobiernos de Grau y de Prío, y tras la revolución se podría enumerar cientos de hechos que van desde el terrorismo, pasando por los fusilamientos y fuerte represión a los enemigos del régimen comunista, hasta la peligrosa confrontación que tuvo al mundo al borde de la guerra nuclear, a lo que siguió un período de "batallas" contra cualquier cosa: el analfabetismo, la eseseñanza, las zafras y la zafra de los Diez Millones de Toneladas de Azúcar y así sucesivamente hasta llegar a la "batalla de ideas" y otras campañas estúpidas siempre a la sombra del "patria o muerte o socialismo o muerte", incluida la participación de cubanos en guerras en otros territorios del mundo en los que no teníamos nada que hacer.


La historia de Cuba ha tenido momentos muy importantes en su etapa colonial, que incidieron directamente en el surgimiento del bandidismo, de los que hay que destacar algunos.


Desde los primeros años de la conquista, la intensiva explotación minera en busca de oro y plata que hicieron desaparecer la población indígena y surgiera como principal fuente de riqueza la ganadería, por lo que la carne salada y las pieles eran el producto más importante, lo que atrajo a corsarios y piratas ingleses, franceses y holandeses, los primeros bandidos que devastaron, saquearon e incendiaron pueblos y ciudades y dieron origen a medidas de protección en la Isla.


Para evitar estos ataques, la corona española organizó el sistema de flotas para proteger el comercio con punto de escala obligatoria en La Habana, en cuyo puerto se vio una febril construcción de fortalezas.    Henry Morgan, Francis Drake y Jacques de Sores y otros piratas, se vieron limitados en sus ataques y como otros corsarios y filibusteros que ya lo hacían, aumentaron el contrabando en el resto del país, lo que fue paulatinamente combatido y dio pie a que fueran construidas fortalezas en las ciudades más importantes, como Matanzas, Cienfuegos y Santiago de Cuba.


Paralelamente fueron surgiendo otras importantes industrias, la producción de caña de azúcar y el cultivo y elaboración del tabaco, ocurrió la toma de La Habana por los ingleses que demostró los grandes potenciales económicas y comerciales de la Isla y la necesidad de potenciar y flexibilizar el comercio, a lo que se sumó más tarde, a partir de la afluencia de franceses procedentes de Haití, la producción cafetalera.


Se suprimió el Estanco del Tabaco y se organizó la propiedad agraria, lo que ocurrió junto con el gran crecimiento del trabajo de esclavos africanos, creándose una sociedad rica pero altamente polarizada con grandes propietarios y el control total del comercio por los españoles por una parte y por otra los esclavos y una gran cantidad de campesinos blancos, peninsulares y criollos, creándose inestabilidad social y por ende rebeldía, hasta llegar a los movimientos independentistas y de anexión a los Estados Unidos.


Es en esos tiempos en que surgen en diversas partes del país, pero con más fuerza en la región central del país, el bandolerismo.


Es de destacar que el gobierno colonial en Cuba era intransigente y con poderes ilimitados, desde el Capitán General hasta los alcaldes, los que actuaban abusivamente, con encarcelamiento, ejecuciones, deportaciones y confiscaciones de forma irracional y muchas veces injusta.  La impunidad de la administración era total y no existían mecanismos jurídicos ni judiciales, lo que  hicieron que apareciera una respuesta en forma de venganza, lo que también era alimentado por la posibilidad de delinquir y esconderse en los sitios apartados, montes y montañas, y en los que se agruparon no sólo los que fueron víctimas de atropellos, sino también desertores del ejército, esclavos cimarrones y hasta marinos.


Fue así que surgieron cuadrillas de bandoleros que también estaban estimulados por la desigualdad económica extrema y el sistema de vida que favorecía solamente a los más ricos.

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Y la deportación política fue una de las formas preferidas de la represión de las autoridades coloniales, siendo una curiosidad de ella, que las mayoría fueron hombres blancos (peninsulares o criollos) y a los negros los enviaban a presidios dentro de Cuba, casi siempre a trabajos forzados.  Además a los blancos se les confiscaron sus propiedades y esta incapacidad económica, y el alejamiento de la Isla los hacía vulnerables.


También hay que decir que en la aparición del bandolerismo en Cuba, influyó de forma notable las leyendas sobre el gran movimiento del bandidaje en España, alrededor del cual se hicieron famosos los nombres de varios personajes.


Desde los tiempos de Maricastaña 


Ya no se menciona, pero en mi niñez a menudo escuchábamos la frase: "eso fue en los tiempos de Maricastaña" y se refería a una revuelta popular en el siglo XIV contra el Obispo de Lugo, un señor feudal de Galicia, donde murió el mayordomo del Obispo y Maria Castaña y sus dos hijos fueron acusados de ello, por lo que tuvieron que donar sus bienes a la Iglesia, siempre buscando mecanismos para enriquecerse aún más.  Esta desigualdad social extrema se mantuvo hasta el siglo XIX, cuando aparecen, como consecuencia de ello, los primeros bandidos organizados.


Dos de cada diez sabían leer, una de cada cien mujeres era letrada, todos eran víctimas de abusos y atropellos de las autoridades y de los burgueses, nobles y clérigos, por lo que surgieron personas envilecidas por la mala vida, que se hicieron diestros jinetes, hábiles organizadores de asaltos, secuestros y robos, que hallaron en ello la únicas forma viable de venganza y de retribución a los pobres de parte de aquello que les quitaron e hicieron su vida miserable, por lo que fueron envueltos en un halo de romanticismo, como héroes populares.


El control de Francia sobre España también impulsó a que se forjaran múltiples grupos de bandoleros dedicados al asalto del transporte de mercancías y al contrabando.  Eran en su mayoría salteadores de caminos que actuaban con mucha crueldad que en muchos casos eran para robar al rico y dárselo a los pobres, y que sobrevivían gracias al apoyo popular y a las condiciones geográficas de comarcas aisladas y con orografía complicada que los ayudaba a ocultarse.


Pero se puede concluir que al igual que ocurriría en Cuba, el bandolerismo surge como una respuesta social a una sociedad injusta que lleva a extremos la opresión y crea un gran descontento social.


Es así que en distintas épocas aparecen nombres como Luis Candelas, Diego Corrientes, El Tempranillo, los Siete Niños de Écija, José María Hinojosa Cobacho, “el Tragabuches”, “Pasos Largos”, “el Bizco de El Borge”,  José Ulloa, Joaquín Camargo Gómez, “El Pernales”, Juan José Mingolla Gallardo y muchos otros.  Destacaron en Cataluña, uno de los lugares de mayor bandolerismo bandidos como Serrallonga, Joan Serra y Perot Rocaginarda; en Galicia Xoan Quinto, Pardal, Riotorto y otros.  Casi todos eran campesinos sin tierra desheredados de todo, que se vieron en la necesidad de asociarse con otros de su misma condición para emplear la violencia como forma única de subsistencia contra el hambre y las necesidades en una sociedad agraria estancada y altamente reprimida.


Eran los tiempos en los que la riquísima Iglesia Católica lanzó un falso sistema asistencial dando en monasterios y conventos a los necesitados la llamada "Sopa Boba" como subsistencia diaria.


Hay que recordar que la "Sopa Boba" era un guiso resultante de mezclar todas las sobras de las comidas de los conventos que se repartían a los pobres como forma de caridad para alimentarlos.  El nombre se extendió a una bazofia hecha a base de agua y restos de comidas sin nutrientes que se les daba a los presos en las cárceles o huérfanos en un internado, cuarteles militares y hasta campos de concentración.  Una comida gratuita que a pesar de ser de mal gusto y poco alimenticia hacía posible que la gente no muriera de inanición.


La “Sopa Boba” podrá haber salvado a algunos, pero a muchos les impulsó a salir de la miseria a como diera lugar, como estos personajes que vamos a nombrar.



Luis Candelas


Fue el más famoso de los bandoleros y cuya popularidad llega hasta nuestros días por muchas razones, su personalidad y su buen porte.  Era pacífico y nunca cometió un crimen de sangre, fue considerado un romántico al estilo de Don Juan, pues vivía a costa de mujeres ricas que lo mantenían, lo que le costó un buen tiempo en la cárcel.  Era muy hábil y usaba numerosos, más bien incontables disfraces para robar y estafar y nunca empleando la violencia.


Se hacía pasar, como el personaje de ficción que conoceríamos despues como Arsenio Lupin, por el caballero Luis de Cobos, uno de sus personajes más exitosos, que gracias a su cultura y facilidad de verbo, le permitía el acceso a fiestas en palacios y tertulias de gente de clase alta.


Se hizo amigo de Salustiano de Olózaga, más tarde alcalde de Madrid y gobernador de esa provincia, presidente del Consejo de Ministro y embajador de España en Francia, a través del cual se hizo masón y lo ayudó a introducirse en las altas esferas.


Luis Candelas se convirtió en un héroe popular y todos, inclusive agentes de la guardia civil lo ayudaban, de lo que da fe una copla:


“Con la puerta abierta 

y toda la noche en vela, 

a ver si me roba 

Luis Candelas”.


Al final por una delación, fue capturado, acusado de más de cuarenta robos, juzgado y ejecutado por garrote vil a pesar de no haber derramado una sola gota de sangre.



Curro Jiménez


Otro legendario llevado al cine y a la televisión fue Curro Jiménez, el barquero de Cantillana.


Francisco Antonio Jiménez Ledesma, natural del pueblo de Cantillana, era hijo del barquero que transportaba a los mercaderes y mercancías desde Cantillana a Sevilla por el río Guadalquivir.


El alcalde del pueblo destituyó a su padre como barquero para favorecer a otros y, tras la muerte de éste, le negó el trabajo a Curro, por lo que orquestó una venganza contra el gobernante, yéndose a la Sierra, donde creó un grupo de bandoleros bajo su mando, cuya primera fechoría fue incendiar la hacienda del alcalde. 


De ahí continuó sus andanzas por toda la sierra de Sevilla atacando a la mayoría de los pueblos de la comarca, siendo sus únicos objetivos los alcaldes y los mercaderes ricos. 


Se crearon grupos paramilitares para acabar con él, pero fue una delación de un comerciante que se enteró de su paradero que la recién creada entonces Guardia Civil le dio muerte en 1849, cuando solo tenía 29 años de edad.


Diego Corriente


“Diego Corriente

el ladrón de Andalucía, 

el que robaba a los ricos

 y a los pobres socorría”


...dice una canción popular andaluza.


Fue conocido como "El Bandido Generoso" e igual que con Luis Candelas, no se le conoció ningún delito de sangre.  Desarrolló sus fechorías en el siglo XVII, por lo que probablemente sea el primer bandido generoso, con una vida corta pero plena de aventuras y romances que lo hacen un personaje popular por su bondad, su cercanía a la gente del campo y cuyos abusos le hicieron convertirse en jefe de una banda con el objetivo de favorecer a los más humildes.


Sus numerosos delitos con total impunidad y la burla hacia las autoridades, hizo que fuera finalmente capturado, arrastrado, vejado, ahorcado y hasta descuartizado, siendo expuestos sus restos en los caminos y la cabeza dentro de una jaula. 


Juan Caballero “El Lero”.


A pesar de ser un bandido muy temido y respetado, era muy caballeroso.  Daba la mano a las señoras de las diligencias que asaltaba para que no se accidentaran y se pudieran sentar a la sombra, no usaba palabras groseras sino respetuosas.  Fue tal el éxito de las partidas de atracadores que el rey Fernando VII mandó a un General a pactar el indulto de todas las bandas, primero sobre la base de la traición, a la que se negó El Lero, diciendo que a todos o a ninguno, obteniéndose finalmente el perdón total.


Reinsertado a la vida civil halló la muerte producto de un flemón a los 81 años de edad y fue probablemente el único caudillo de bandoleros que no murió en la horca o en unos caminos.


El Tempranillo


"El Rey mandará en España, pero en la sierra mando yo", decía José María Hinojosa, “El Tempranillo”.


Se cuenta que un día el famoso bandido “El Lero”, se encontró con un campesino medio muerto de hambre sobre un burro esquelético, al que le preguntó que si iba para un carnaval, a lo que José María le respondió que gracias a ese burro no se había muerto de hambre, pues no tenía otra forma de vida al ser un campesino miserable, por lo que  El Lero le dio una bolsa con una gran cantidad de dinero para que se comprara una mula joven. 


Se hizo famoso en toda Sierra Morena compartiendo protagonismo con "El Lero" al cual nombraba afectuosamente compadre y con el que se repartía los lugares para operar en las serranías andaluzas, pero sobre todo se destacó por realizar asaltos sin emplear crueldad ni abusos.  


Había comenzado su vida ilegal cuando era casi un niño por  haber matado a un hombre, se dice que en venganza por la muerte de su padre o la violación de su madre ya viuda y otros que ello ocurrió  durante un duelo a navajas por haber ofendido a una novia que tenía, María de la Fuensanta, una gitana de Monte Alto, y fue retado por el pretendiente oficial, un gitano celoso, alque José María mató de un solo golpe, por lo que la gitana lo bautizó diciéndole: “Anda, que Tempranillo has empezao…


Por ese hecho es que se va a los montes de las serranías de Ronda donde malvivía hasta que se dedicó al contrabando y formó parte de los Siete niños de Écija, se le conocía como "el bandido bueno", ya que era capaz de repartir más dinero a sus compañeros que a él mismo y si un pueblo estaba en situación precaria, él daba grandes dineros a cambio de refugio.  Tras el indulto del rey, se dedicó a perseguir a bandoleros que no se acogieron a la misma y en las cercanías de Málaga un antiguo compañero le disparó y le dio muerte, con solo 28 años.


“Soy jefe de bandoleros

 y al frente de mi partida

 nada mi pecho intimida,

 nada me puede arredrar”


...dice una copla popular dedicada a José María Hinojosa “El Tempranillo”.


Y así muchos otros, que harían esta historia muy larga.


Pepa a Loba


Algunos equivocadamente, dicen que Tina se inspiró para sus andanzas en “Pepa a Loba”, la que aparecería muchos años después en España.


Pepa a Loba fue una figura mítica gallega de finales del siglo XIX cuya leyenda todavía está vigente. 


Se dice que dirigía su propia banda integrada por mujeres que se dedicaban a asaltar en los caminos, a los potentados y a los curas.  También se comenta que hubo más de una Pepa a Loba, porque otras mujeres dedicadas al bandolerismo adoptarían el mismo nombre de la primera, debido a que las referencias a ella en toda Galicia son muy numerosas.


La historia más aceptada nos habla de una niña que queda huérfana a los 12 años y era llamada Pepa a Pastora, pastoreando el rebaño de ovejas de su tía por los montes.  Un día tuvo que enfrentarse junto con su perro a un feroz lobo al que dio muerte, por lo que en lo adelante fue conocida como Pepa a Loba, mientras que otros aluden a que el sobrenombre le viene de la Serra da Loba, la serranía por donde anduvo pastando.


La gran intelectual gallega Concepción Arenal profundiza en la historia con investigaciones en la cárcel de la Coruña, haciendo referencia a su existencia real y a que fue acusada falsamente de asesinar a su tío y tras salir de presidio mata al que le tendió la trampa para inculparla y allí comienza su leyenda.


Después se publica una novela sobre la vida de Pepa a Loba que refiere que nació en Pontevedra sobre los años de 1830 (cuando ya Tina Morejón campeaba por sus respetos) y que se convirtió en una especie de vengadora que mataba a cualquiera que cometiera un asalto, robo o crimen en toda Galicia.


Era dueña de una posada en el camino entre Mondoñedo y Ferrol, donde daba alojamiento y comida y a la par se desempeñaba como bandolera.  Tras su embarazo se dedicó a su familia y tras morir su marido volvió a las andadas.



Pepa a Loba se convirtió, haya una o más de ellas, la teoría más aceptada, en la representación del tipo de bandido generoso, que algunos comparan con la Reina Lupa o Hada de los Lobos de la mitología gallega.


Otros escritores de renombre como Emilia Pardo Bazán y Ramón María del Valle-Inclán abordaron el tema del bandolerismo en Galicia y alimentaron las leyendas de Pepa, de tal forma que aún hoy en día esta figura es revivida de forma literaria y su nombre aparece en diversas bebidas como marcas de vino, albariño, ginebra, vermut, cerveza, cremas y licores, aguardientes y en comestibles como zamburiñas en salsa de vieira,  paté de centollo, paté de carne, ventresca de bonito, sardinas en aceite de oliva, mejillones en escabeche y otros productos gourmet.


Pero es imposible que haya sido inspiración para Tina por su no coincidencia en el tiempo.


El bandido siboney


Se dice que uno de los primeros bandidos que se hicieron famosos fue el llamado "el bandido siboney", porque era un hombre no muy joven pereo de mucha movilidad y provisto de flechas a la usanza de los indios, que apareció casi con los inicios del siglo XIX en la zona villaclareña y actuaba hasta Puerto Principe (Camaguey) y que andaba sin camisa y sin sombrero, por lo que se convirtió en leyenda y se decía que era mitad hombre y mitad demonio y que asesinaba a mujeres indefensas y a niños.  Lo cierto es que el Indio tenía que recorrer grandes distancias, siendo conocido en Camaguey como "el Indio Martín" y que llegó hasta Santiago de Cuba, siempre a pie y con lanza y arco y flechas, por lo que se cree que hubo más de un bandido.


También se habló de que eran yucatecos que se habían dedicado al bandidismo o simplemente se trataba de cimarrones asumiendo ese rol de indígenas.  Lo cierto es que las autoridades crearon cuerpos especiales para darle caza por sus numerosos crímenes y lograron darle muerte en 1803, a partir de lo cual ya no se escuchó más de ese caso.


Los bandoleros canarios


Todo parece indicar que Tina estuvo influenciada por los canarios, principales habitantes de la zona central del país, muchos de los cuales eran hombres sin tierras que llevaban una vida miserable sin oportunidades para salir de ella.


Los canarios, llamados “isleños'' en Cuba, llegaron a nuestro país en busca de evitar la crisis existente en su lugar de origen, sin muchas tierras para cultivar, así que buscaban un territorio donde asentarse y cultivar y donde pudieran ser propietarios de sus haciendas.  Los gobernantes coloniales buscaban incrementar los habitantes blancos en Cuba, así que eran bien recibidos, pero muchos esclavistas fueron contrarios a la idea por la competencia que constituían..


Por ello trataron de llevarlos a casi una condición de mano de obra esclava, endeudados con el patrón del barco que los trajo a Cuba, sin darles tierra ni posibilidades de comprarla, los llevaron a una condición no muy diferente que la que dejaron atrás, por lo que se convirtieron en un foco de rebeldía, primero como bandidos para subsistir y  algo que se vería más tarde con su masiva incorporación al ejército Mambí.

También hubo una cierta influencia con los llamados "negros curros", tema del que ya hemos abordado su existencia y eliminación.

Resumen del bandidaje


Algunos como Manuel García, han pasado a ser, de vulgares delincuentes a convertirse en patriotas, pero no todos fueron así.  Es por ello que durante más de un siglo, los medios de difusión, compulsados ahora por el cúmulo de información de los medios digitales, han llevado a la mínima expresión los vínculos normales entre todos los miembros de la sociedad, donde los padres, los maestros y otras personas que se lo ganaran, eran muy respetados; el principio de autoridad se ha resquebrajado y ya casi nadie tiene el respaldo moral para ser respetado y obedecido a conciencia.


Pensé que era un problema de Cuba y su maldita revolución, pero no, en México y ahora en Estados Unidos, veo que que los jóvenes y hasta niños son groseros, confianzudos, maleducados, mal hablados, descorteses y eso es así porque los gobernantes no dan ejemplo, alimentando todo lo que seas contrario a la civilización.


Ellos no pueden ser catalogados como bandidos, aunque no se preocupan mucho porque puedan ser detenidos por tenencia o consumo de drogas, falta de respeto a las autoridades o delitos menores, mientras que los gobernantes, a todos los niveles tienen el único objetivo de enriquecerse, cometer actos de corrupción o aliarse con el crimen organizado, por ello sin duda alguna, aquellos bandoleros que hemos mencionado, en su mayoría, a pesar de que muchos eran analfabetos, tenían en cambio esos valores que ya casi no existen.  Eran héroes que delinquían ante el abuso del poder colonial, casi como única forma de sobrevivir.


Un bandolero cubano, José Plasencia, lo dejó muy claro cuando dijo"

"El hombre debe llevar consigo el honor de hombre hasta la muerte"

Ceiba Mocha, donde gracias a una traición, fue asesinado Manuel García



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