miércoles, 21 de junio de 2017

Mis personajes inolvidables



Mis personajes inolvidables

A traves de toda nuestra vida, desde la niñez hasta la ancianidad, hay personajes que nos impactan y hacen que no los olvidemos.  Muchos de ellos van desde nuestros primeros encuentros con la literatura, la música o el cine y siguen haciendo mella en nosotros a partir de sentimientos de afinidad, odio, repulsión o simplemente deseos de ser iguales a ellos. Ahi pueden estar presentes los de Julio Verne, Sandokan, Sherlock Holmes, Robin Hood, Dick Tracy, Superman, Batman, grandes estrellas del deporte o la música y muchos otros.

Pero los verdaderamente importantes son los que pasaron por nosotros y nos dejaron una guía de acción para la vida y nos enseñaron cual es el camino del éxito. Esos son los imprescindibles que trataré de reflejar en este artículo.


En la revista Selecciones del Reader`s Digest, que no cumplían una función cultural completa pero al menos inducía el hábito de la lectura y constituía un entretenimiento de primer orden en la Cuba antes de la revolución, y la cual difícilmente faltaba en alguna casa. Otro tanto ocurría con las revistas nacionales Bohemia o Carteles, de amplia difusión, y entre ellas también estaban las populares Life en Español y  Mecánica Popular.

El primer número de Selecciones en idioma inglés se publicó en 1922. La edición en español apareció en diciembre de 1940, siendo editada por la empresa Selecciones del Reader's Digest, S.A., en La Habana, Cuba. La edición cubana se distribuía en Latinoamérica y cesó sus operaciones tras el triunfo de la revolución castrista en 1959.


Por supuesto que estaban los utilísimos Almanaques Mundiales en el que podíamos encontrar todos los datos de la actualidad cultural y mundial. En esa época no teníamos Internet y este “Almanaque Mundial” era, de alguna forma, el medio de encontrar el dato que necesitábamos y no tener que ir a la biblioteca si no disponíamos de una costosa enciclopedia.  Y quién no disfrutó de la Biblioteca de Selecciones, yo personalmente estaba suscrito y recibía todos los volúmenes, normalmente de 3 a 5 obras condensadas que además venían con un atractivo "ex libris" que no era más que el nombre del suscriptor en letra dorada en la portada, algo sencillo pero que en aquel momento nos parecía una deferencia y casi nos obligaba a conservar esos libros y obtener otros de la misma colección.

De ahí recuerdo algunos libros que me marcaron y cuya condensación estaba tan bien hecha que cuando leí los que estaban "completos" no pude obtener nada sustancioso que no hubiera leído anteriormente en el libro condensado en la Biblioteca de Selecciones.

Recuerdo "Nuestra Isla virgen" de Robb White, tan atractivo que después serviría de guión de una película protagonizada por Sidney Poitier. De ese autor disfrutaría también la recordada "Las patas del león", de tema parecido; Al oriente del Edén por John Steinbeck; El mundo del silencio por Jacques Yves Cousteau; Los puentes de Toko.Ri de James Michener(de quien después disfrutaría antas obras, en particular Centennia y Caribel; Amor eterno, por Irving Stone, una maravillosa novela sobre Lincoln; Va hondo y sigiloso por Edward L. Beach; la espeluznante narración, después llevada al cine, Las tres caras de Eva,  un libro de los psiquiatras Corbett H. Thigpen y Hervey M. Cleckley y muchos otros que no recuerdo ahora.
                                    Cayo Marina, el lugar real de Nuestra Isla Virgen.
Edición en inglés de Nuestra Isla Virgen de Robb White.

Como las ediciones actuales no son parecidas, salvo en formato, a aquellas ediciones, recuerdo algunas secciones que se repetían en todos los números y que eran mis preferidas, como: Citas Citables; Enriquezca su vocabulario, que era fantástica; la Risa; Remedio infalible, y Sección de libros, entre otras, y a sección a la que me quiero referir:  Mi personaje inolvidable.

Al leer la revista Selecciones se puede encontrar en casi todas sus ediciones un artículo que se titula Mi personaje inolvidable . Se trata de la referencia que alguien hace por una u otra situación de un personaje que le haya impresionado en el curso de su vida. Puede ser por un consejo oportuno, por su vida ejemplar, por su manera de ser, vivir o ver las cosas, o porque en un momento de su vida hizo algo que le quedó grabado en su alma para llevarlo como un recuerdo grato. Así he podido leer cosas muy hermosas y ver la gran variedad de personalidades y situaciones como para que impresione a otro.

Y ya que estoy hablando de Selecciones, las cuales eran también objeto de un gigantesco mercado de libros y revistas de uso, pude hacerme de algo realmente inigualable, salvo la que después conocería y catalogaría como la mejor revista del mundo, la National Geographic Magazine, y me refiero a los números de Selecciones de los años previos, durante y posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Los artículos y su selección eran tan valiosos que hasta empleé mis dotes de encuadernador y las compilé en varios tomos de seis números cada uno.  Y hasta mi ida de Cuba en 2013, les echaba el guante a cada rato, porque siempre había algo interesante que releer.


Mis Personajes inolvidables

En esta ocasión voy a abordar a algunos de los que han dejado en mí su huella, que son Adolfo Cacheiro,  Eddie Bernat, Antonio Gil, José Manuel Capote y Josefa Bracero.

Las personas inteligentes saben que lo son, porque existen y valoran a la gente bruta, a las que el conocimiento y el raciocinio no les entra de ninguna forma, estos son aquellos a los que en Cuba se les denomina como ñames, burros, analfaburros, anormal o anormalón, animal, seboruco, cafre, analfacebollón ,burrolote, boniato y no se cuantas cosas más.

Ahora recuerdo el cuento de cuando a Lussón, de la banda de cuatreros de la Sierra Maestra, que llegó a General por obra y gracia del imperio de lo arbitrario, lo destituyeron como Ministro de Transporte, después que destruyó ese sector de la economía.  El cuento dice que hay una convención de cirujanos y estos discuten los logros alcanzados. El ruso dice que un hombre perdió la pierna y se la injertaron y ahora es el mejor futbolista del país.  Los americanos cuentan que un hombre perdió la mano, se la injertaron y ahora es el mejor pitcher de Grandes Ligas.  Y los cubanos, que siempre le ganamos a todo el mundo, aunque sea a las escupidas, dicen que un hombre perdió la cabeza, le injertaron un boniato y ahora es el Ministro de Transporte (refiriéndose por supuesto al general-cuatrero Antonio Enrique Lussón).

Y el cuento es una absoluta verdad pues trabajé directamente con él y gozaba de las virtudes que tenía el Comandante en Jefe, y que tiene ahora el matón presidente de los Estados Unidos, Trump: arrogancia, ignorancia, prepotencia e incapacidad total para comprender nada., salvo lo que coincida con lo que él piensa.

Pero hice esta introducción para explicar que existe esta fauna desechable para la humanidad, desgraciadamente en grandes cantidades, ,pero por suerte, existen los personajes de los que voy a hablar a continuación, que llevan en sí, la inteligencia de muchísimos seres humanos y por eso se han vuelto para mí Inolvidables.
                 Populosa esquina de Obispo y Habana, a media cuadra de El Gato de Papel.

Adolfo Cacheiro

Ya he dedicado a este personaje dos de mis posts, pero no puedo dejar de nombrarlo. De mis primeros pasos laborales fue la persona que más me marcó,  por varias cosas que aprendí de él.
Lo primero que me enseñó es que el éxito es ante todo dedicación y sobre todo perseverancia.
Quizás Cacheiro era más conocido por sus billeterías de lotería en las calles Obispo y Galiano, llamadas El Gato Negro, dos de las arterias más concurridas de La Habana de los años 50, pero eso no lo limitó, sino todo lo contrario, se hizo de un próspero restaurante llamado Café Europa ubicado en Obispo y Aguiar, lugar altamente céntrico, cercano a la Western Union, y a los más fuertes Bancos, Casas Financieras y Agencias de Seguro de la Cuba de entonces, Banco de los Colonos, New York First City Bank, Mendoza.

Se asoció con Juan Luis Gelabert, Abogado y Notario, comprando grandes extensiones de tierra y en particular uno de excepcionales bellezas naturales, las llamadas Escaleras de Jaruco, con un mirador impresionante y unas cuevas de gran valor turístico: Las Cuevas del Cura.

Pero ahí no se detuvo, se asoció con el dueño de donde trabajaba, Juan Cebrián, experto en librerías, importación de libros, editoriales y encuadernación, para fundar, contiguo a El Gato Negro de Obispo, la librería El Gato de Papel, sobre cuyo éxito ya he hablado. Era todo un reto abrir una librería nueva y pequeña en el lugar donde pululaban las librerías en La Habana, pero su visión de los negocios, hizo que triunfara, sobre todo porque satisfacía las necesidades de la inmensa masa de clientes que pasaban obligatoriamente frente a la misma.  Fue una gran enseñanza aprender que el cliente que viene a buscar un libro, había que buscarlo al precio que fuera, aunque no hubiera ganancia, pero era la forma de mantenerlo cautivo como usuario de nuestro servicio.  A lo mejor en aquel momento no entendía que a veces no se ganara o hasta que se perdiera en la transacción, pero sin duda que Cacheiro sabía lo que hacía. No tendría un master en negocios, pero tenía un doctorado en la vida.

Me empleaba algunas tardes como mecanógrafo, sabía que era rápido y me esmeraba, así que me dictaba el contenido de las cartas, las que se hacían como chorizos, un par de veces a la semana o en caso excepcional cuando algo urgente lo requería.  Y además contaba, sin saber de qué se trataba,  por sus conexiones de negocio y amistades se montó un servicio de organización y limpieza de bibliotecas privadas o corporativas, el cual también había desarrollado con el hijo de Juan Cebrián, el cual solamente me dió la instrucción de lo que había que hacer, que no era poco, y se limitaba después a cobrar una comisión más sustanciosa de lo que me correspondía a mí, que tenía el know how pero no los clientes.
El Café Europa en la actualidad. Tristemente no es su sombra de lo que entonces fue.

Al hablar de este tema siempre me recuerdo del hombre al que se la rompe un equipo sofisticado, llama a un ingeniero y toca un botón y le dice: Son mil dólares.  El hombre se queja y le dice que la haga una factura, en la cual el ingeniero pone: Por apretar un botón: 1 dólar, por saber que botón apretar: 999 dólares.

Desgraciadamente los negocios de Cacheiro desaparecieron abruptamente por la revolución socialista y me quedé en pañales en las cosas que pude haber aprendido de él y en el desarrollo que pude haber tenido a su sombra.  Pero ahí me quedaron, y no olvido, hasta hoy, sus enseñanzas.
En mis años en la imprenta.

Eddie Bernat  

A finales de los años 60 trabajaba en una imprenta del periódico Revolución, el que en poco tiempo pasó a llamarse Granma y convertirse en el vocero oficial del Partido Comunista de Cuba. En realidad la imprenta tenía otros objetivos, no la impresión del periódico, y el más importante de todos fue la impresión de libros, sobre todo de la afamada en Cuba, ediciones R, que hizo populares muchas obras universales importantes y dio a conocer a muchos escritores cubanos. Al frente de ella se encontraba otro personaje que me hubiera gustado conocer mejor, pero parece que ya las presiones políticas lo tenían al borde de la eliminación, que era el escritor de ciencia ficción y fanático de estos temas que entre nosotros lo llamábamos “el marciano”, Oscar Hurtado, un hombre culto pero con evidente fatiga  porque no lo dejaban centrarse en su meta editorial, sino que lo llevaban hacia lo que ya era la censura política,, cosa que él no entendía. A Hurtado see le conoce también como el padre de la literatura fantástica, policiaca y de terror en la Isla caribeña. No se destacó como escritor en estos géneros (aunque los cultivó casi todos), sino por su labor difusora.

Oscar Hurtado y uno de sus libros.

Pero un día vemos que crean una nueva edición del periódico Granma, en varios idiomas,  que recuerde ahora eran inglés, francés y árabe. Sus oficinas las ubicaron en el cuarto piso del edificio y había que ir a ellas por una larga y empinada escalera.  

Me llamó la atención un señor delgado, alto y muy ágil, que subía los escalones de dos en dos  mientras los otros traductores, franceses, alemanes y canadienses podían subir a duras penas la gran escalinata. Le calculé unos 60 años por su cabellera escasa y cana, si no hubiera sido por eso le hubiera calculado unos 35 años,  y no sabía que había conocido a uno de los personajes más interesantes de mi vida: Eddie Bernat.

Eddie Bernat tenía más de 70 años y tenía cáncer de piel, debido a la vida que había llevado por 40 años, de mucha natación, playa y piscina, tenis y otros deportes al aire libre. En los años 20 fue a estudiar a Estados Unidos en Chicago y fiel al dicho "le cuesta más que un hijo bobo en el norte", no aplicable a Eddie lo de bobo, dejó los estudios pues era un apasionado, aparte de haberlo estudiado, de la percusión, lo que me demostró. Tocó los drums o batería en las mejores orquestas de Estados Unidos por más de 35 años, incluyendo las famosas de Count Basie, (se vanagloriaba de ser el único blanco que por allí había pasado) con pianistas famosos como Oscar Peterson y Roger Williams y en sus últimos años con la famosísima Orquesta de Ray Conniff, que me contaba, tenía dos bateristas.
Guillermo Barreto, el más famoso drummer cubano.

Llevó una vida que le permitió contar con el físico que tenía a sus 70 años: normalmente terminaba de trabajar bien entrada la noche o casi al amanecer, despertaba al mediodía, comía muchas frutas y carne y pescado, tomaba mucho vino y whisky y fumaba más que Frank Sinatra, pero nadaba diariamente varias horas y practicaba deportes como el golf (ahí me explicó que no es un deporte de flojos, sino que es algo que ejercita mucho el cuerpo y cansa muchísimo) y el tenis o el squash. Un tiempo después me invitaría a una sesión de descarga de Frank Emilio con Cachaito, Federico Britos y su amigo el notable baterista Barreto. Todo el mundo lo conocía y le pedían consejos. La historia a lo mejor no viene al caso, pero es muestra de la transculturación
por partida doble entre la música cubana y la norteamericana.

Eddie Bernat vino a Cuba prácticamente a morir, lo cual me confesaba, le hubiera gustado hacer en la Florida donde vivía hacía muchos años, pero su mujer, intensa admiradora de la revolución y cubana también, lo convenció de regresar a Cuba dentro del grupo de los famosos “repatriados”, la mayoría de los cuales vinieron como él: embarcados.

Antonio Gil

Al terminar mis estudios de técnico en 1976, a los que fui enviado por dos años en comisión laboral, asumí la jefatura del Departamento de Trabajo y Salarios en la Empresa del Vidrio de la Lisa, más conocida como Combinado del Vidrio, un gigantesco complejo donde se producía desde la materia prima para el vidrio, talleres de maquinado para los moldes, talleres de producción de distintos tipos de artículos de vidrio y todo ello en producción continua.  A esto hay que sumarle un sinnúmero de formas y sistemas de pago, casi todos ineficientes y sin estímulo a la productividad, y una muy rudimentaria organización del trabajo y los salarios. por lo que la labor que había por delante era un gran reto.

Ahí me subordinan al que sería, otro de mis Personajes Inolvidables, mi jefe, el Subdirector Económico de la Empresa, Antonio Gil.  Gil era una persona que para definirla con mayor exactitud, lo definiría con un puño de acero envuelto en terciopelo.  Sumamente exigente y persona que reclamaba la mayor profesionalidad en cualquier tarea que se acometiera,  fue el primero que me hizo tomar conciencia de que si uno va  a aceptar un reto, tiene que hacer todo lo posible por lograrlo.  Asimismo me enseñó, que solamente se aprende de los errores, que de los éxitos no aprendemos nada y no es señal de que habiendo hecho algo de forma exitosa, todo va a salir bien. Es necesario equivocarse para tener éxito en todo.
La gigantesca empresa Combinado del Vidrio de La Lisa. Una gran escuela para mí.

Pero lo importante no es lo que me enseñó, sino cómo lo hizo.  Mi primer gran error fue producto de mi inmadurez como persona y mi falta de experiencia profesional y de no avizorar que en cualquier parte, en cualquier momento y circunstancia, siempre hay quien envidia tus éxitos o se vanagloria de haber descubierto una falla o error tuyo.  El primer error no fue muy trascendente, pero me dio una medida de por qué, al margen de lo ya señalado, tengo que ubicarlo bien alto en esta lista: en medio de un consejo de dirección se me cuestionó una medida tomada y Gil asumió la responsabilidad del hecho, atribuyéndola a una decisión suya, cosa que no era real.   Después en privado, cuando me sentó en su oficina y me señaló mis errores, yo me sentía cada vez más pequeño y lo veía a él cada vez más grande.

Hay que tener muchas condiciones humanas de gran valor para actuar de esa forma, por lo que, al menos en relación de confianza con él, no tomé decisiones que no hubiera evaluado suficientemente o discutido con él y ello me sirvió para después de más de 7 años trabajando juntos, al crearse la Unión de Empresas del Vidrio fuera seleccionado para igual cargo en esa entidad, escalón superior a la Empresa, y posteriormente par otra posición de más importancia en el Ministerio de la Industria Básica, todo  a partir de cierta fama que construí, gracias a Gil, de que mi trabajo estaba casi libre de errores.  Sin su apoyo y enseñanza no hubiera sido así.

Y ahora, como en aquella oportunidad, me cuestiono nuevamente la tan cacareada “política de cuadros” aplicada en el sector estatal (el único que había) en Cuba, porque fue seleccionado para Subdirector Económico de la Unión, el que ostentaba igual cargo en la Empresa de Vidrio de San José de las Lajas, llamado René, al que considero una excelente persona, pero que como dirigente y profesional, no le llegaba a Gil ni a los talones, o ni siquiera a la suela del zapato, diría yo.  René era muy detallista y muy buena gente, pero tenía un gran defecto: su mano era de merengue y con dos guantes de terciopelo.  Mi cuñado Ñico, que entonces trabajaba conmigo, lo bautizó como “el pan”, porque era más bueno que el pan.  Pero prefiero la mano férrea que me defienda ante el mundo y me enseñe y regañe en la intimidad.  Gracias Gil.

Capote

Capote es un personaje, que a estas alturas, yo no sé si será su verdadero nombre y voy a explicar por qué. Pero para lo que voy a decir, para definir el motivo de que se encuentre entre mis Personajes Inolvidables, me da igual el nombre que tenga, recuerden que el hábito no hace al monje. Y a Capote uno lo valoraba por su propia personalidad, fácil, camaraderil y exigente a la vez.

Para hablar de Capote y el misterio que lo envuelve, hay que referirse a Fidel Ángel Castro Díaz-Balart, de cuya vida privada, niñez, adolescencia y juventud gracias al halo de secretismo que su padre creó alrededor de todo y en particular de su familia, muy poco se conoce.  Solamente se podría llegar a algún conocimiento por vías como la de Capote, y ya en una época de su vida en la que, aunque mantenía la mayor reserva, su condición le permitía hacer algunos comentarios en confianza.

La realidad es que Fidel Castro no se ocupó para nada de lo relacionado con su hijo, después de quitar del camino a su madre, de la estirpe de los Díaz-Balart, de alguna forma responsables de que siguiera vivo, y raramente lo veía o conversaba con él, y esos contactos se hicieron aún más esporádicos en la medida en que fueron apareciendo otros hijos  esposa, Dalia Soto del Valle, la que cuidó celosamente  la prioridad para sus cinco hijos, los que no tenían contacto con Fidelito ni con otros de los descendientes concebidos por el líder máximo fuera de matrimonio.

Se dice que durante muchos años un oficial de la Seguridad Personal de apellido Fulleda era el encargado de atender todas las necesidades del adolescente
No he oido de este personaje, pero Capote me contó que él formaba parte de un grupo de estudiantes que lo acompañaron, vivieron junto a él y le hicieron la tarea de escolta o seguridad, en cualquier momento de su vida, al margen de otros personajes que hubiera, pero que nunca estuvieron tan cerca. Contemporáneos con él y fieles al sistema eran mejor que un batallón de expertos guardaespaldas, pues siempre estarían a su lado, incluso en su etapa de estudiante que regresaba a Cuba en periodos vacacionales. Al margen de esto, oficiales de la KGB supervisaban también su seguridad y Fidelito residía en un apartamento en la capital moscovita donde tenía todas las comodidades.  
Fidel Castro Díaz-Balart.

José Raúl (nombre que usó durante su estancia en la Unión Soviética) o Fidelito, se graduó en la Universidad de Lomonosov en Moscú y estuvo vinculado al Instituto Kurchatov, una prestigiosa institución de energía atómica de Rusia.También se hizo Máster en Física, Doctor en Ciencias Físico-matemáticas y Doctor en Ciencias.

En la década de los 80 estuvo estrechamente vinculado al estudio y desarrollo de la energía nuclear para su empleo en Cuba, y fundó el Instituto Superior de Ciencias y Tecnología Nucleares de La Habana. Por esos años estuvo a cargo de la construcción de la planta nuclear de Juraguá, que no se terminó por la caída del campo socialista y hoy no es más que un ruinoso recuerdo de la cooperación entre Cuba y la Unión Soviética.

A su regreso a Cuba en 1978 se crea la Secretaría Ejecutiva de Asuntos Nucleares, “la Nuclear”, como era conocida esa institución situada en la 5ta Avenida y calle 30, en Miramar, el Ministerio  del Interior cubano (MININT), creó un departamento especial para la seguridad, tanto de Fidelito como del recién creado instituto. Algunos de sus efectivos fueron sacados de la antigua Unidad de Tropas Especiales del  MININT; de esta forma también surgió un equipo de escoltas y autos que lo acompañaban a todos los lugares.

Estas deferencias levantaron una ola de comentarios adversos dentro de la cúpula gubernamental, pero lo que realmente causó una debacle en su carrera fue el hecho de que el estado financiero de “la Nuclear” era cada vez más desastroso, y sus gastos personales en viajes y vacaciones resultaban extraordinarios, al punto que llegaron a competir con los gastos administrativos de la institución que dirigía.  No se daban cuenta que Fidelito solamente hacía lo que había visto hacer a su padre, pero él, sin ser un alto funcionario del gobierno, malversaba y despilfarraba tanto recursos como su progenitor.

En todas estas aventuras, por supuesto que estaba presente, con los más altos cargos, por ser de su máxima confianza, su compañero y amigo Capote.  La debacle hizo que Capote fuera ubicado en el cargo de Director General de Economía y Administración de la Radio Cubana, un alto cargo para el cual se me estaba evaluando para ocuparlo.

Desde su llegada no se mostró en ningún momento como una persona amargada o recelosa porque lo habían acabado de destronar de una altísima responsabilidad, ni manifestó ningún tipo de criterio negativo, todo lo contrario, haciendo el más exquisito uso del refrán “ a mal tiempo bueno cara” y afrontarlo todo  con optimismo y esperanza, sacado toda su energía para hacerle frente a lo ocurrido.

Nunca te decía: Vamos a hacerlo así, sino compartía criterios acerca de qué forma acometer una tarea, pedía opiniones y muchas veces trataba de derrotar tu posición para ver hasta donde estabas convencido o los argumentos que dabas eran demoledores, para después aceptar tu propuesta, por considerarla la más racional y adecuada.

Muchas veces me he preguntado cómo una persona que vivió desde su juventud y ya estaba cercano a los 60 años dentro de un mundo de intrigas, recelos, conspiraciones, desconfianza, podía mostrarse como una persona abierta, completamente transparente en sus planteamientos y ferviente enemigo del chisme. Quizás este era el verdadero Capote, que ya no tenía que ocultar nada y se sentía libre.

Le ofrecieron un puesto de mayor importancia o al menos de más posibilidades y recursos disponibles (su trabajo había coincidió con las increíbles carencias de los peores años del período especial) y se fue para la sede nacional de las Casas de Cambio de divisas.  Me recomendó para ocupar su cargo, lo que se me otorgó, y no solo mantuvimos las buenas relaciones, sino que su actuar me enseñó, a pesar de que la jefa común era o sigue siendo una persona excepcional, a cuidarme de los lobos que rodeaban y actuar siempre sin esconder nada.


Josefa Bracero Torres

Yo se que Josefa, de todos los personajes que he nombrado, sea quizás la que tendrá más personas que la nominen a Personaje Inolvidable. Yo simplemente tengo la suerte de ser uno más dentro de esa larguísima lista.

La presencia de la mujer en puestos de dirección sigue siendo una de las asignaturas pendientes en el entorno empresarial y gubernamental, pero yo llegué a una conclusión: tener una jefe mujer es mucho mejor que un hombre, al menos si la jefa es Josefa Bracero.

Josefa Bracero Torres  es toda una figura en los medios de difusión en Cuba. Licenciada en Periodismo, locutora, guionista, realizadora y directora radial. Sin duda es la mayor conocedora en Cuba de que la radio tiene un encanto y atractivo únicos, dicho con las palabras de Josefa, “con pocos recursos logras resultados sorprendentes, en los que se unen la técnica con el vuelo creativo, dando paso a la más fina fantasía creadora para regalar al oyente la posibilidad de tener un universo muy suyo."

Sin duda, después del vuelo imaginativo que nos da la lectura, le sigue la radio en magia ya que solamente escuchamos y lo demás tenemos que crearlo.  Cuando surgió la televisión, se decía que era el fin de la radio, pero han aparecido el cine, la televisión, internet y podrán aparecer muchas otras cosas, que la radio y el libro, quizás con diferentes soportes o los tradicionales, permanecerán siempre, o al menos demorarán mucho tiempo en ser sustituidos.

A Josefa Bracero se le atribuyen muchos éxitos en su gestión de muchos años como Vicepresidenta del Instituto Cubano de Radio y Televisión y figura principal del sistema de la Radio Cubana.  Tuve la suerte de trabajar directamente con Josefa como su Director de Recursos Humanos primero y después como Director General de Administración y Economía.  Allí aprendí no sólo las particularidades del medio, que es extremadamente complejo, pues se trata de artistas y periodistas, que viven su mundo propio.  Por suerte comencé a trabajar en los inicios de la implementación del subsistema nacional de la Radio Cubana, por lo que pude partir de cero.

En el éxito de su gestión hay un elemento clave: el cariño y respeto que le tienen los trabajadores de la radio en todo el país a Josefa, ya sean trabajadores administrativos o de la parte creativa, todos la consideran de los suyos.

Por eso ella logró lo que tras decenios de cambios, proyecciones y estructuras, no ha logrado la televisión cubana, convertirse en un sistema integral, donde, sin llegar a la perfección, se logró por vez primera reconocimientos salariales al personal del medio, se estructuró y aplicó un sistema de Evaluación Artística más justo y sistemático, se organizaron y controlaron todas las actividades técnicas y administrativas y se logró un respeto y admiración acerca del funcionamiento estructurado y coherente de toda la Radio en Cuba.   La Radio siempre ha sido el hijo pobre del ICRT, pero a diferencia de la televisión, es el único sistema que realmente ha funcionado y logrado resultados, y eso, en una grandísima parte, se debe a la presencia de Josefa Bracero.

Yo, a través de mis experiencias de haber tenido de jefa a Josefa, en dos etapas de mi permanencia en el ICRT, que fue de más de 20 años, puedo llegar a algunas conclusiones sobre ella y sobre las mujeres en cargos de dirección.

Generalmente las mujeres jefes son honestas, tienen el convencimiento de que a sus subordinados hay que decirles las cosas como son, por fuertes que sean, en caso contrario nada se hará como se debe. Josefa ha sido la persona más directa que he conocido, y además ha sabido como animarme y hacerme halagos por mi trabajo, y también señalarme los errores.

Esa manera de ser me ha hecho sentir sus halagos más reales y sus críticas más educativas que duras, a pesar de que, con su eterna sonrisa en los labios, es una persona bastante exigente y dura.  Es una persona muy segura de sí misma, sobre todo porque lo que ha logrado lo ha hecho sobre la base de su propio esfuerzo y el rechazo machista que existe en Cuba a ser mandado por una mujer, aunque se diga lo contrario.


Josefa siempre me impulsaba a hacer algo más allá de lo que yo pensaba que podía lograr, dándome más responsabilidades, que al final era darme confianza.  Supongo que ese mismo entrenamiento es lo que le permitió a ella llegar a ser la persona más reconocida por todos los trabajadores de la Radio Cubana y del ICRT.  Si alguna vez la  hubieran situado al frente de la Televisión Cubana, seguramente ese medio no sería el desastre que es hoy, al margen de las imposiciones ideológicas a la que está sometida y que no son ajenas a la Radio tampoco.

De lo único que me arrepiento haber hecho con Josefa, es que los dos éramos los únicos fumadores de cigarros suaves y estábamos constantemente conspirando a ver quién de los dos tenía para poder fumar. A ambos nos costó cara la gracia, pues hemos tenido afecciones cardiovasculares.  Pero eso es solo otra cosa para recordar de Josefa.

De todos los personajes que he nombrado, si me dicen que escoja uno, me quedo con Josefa, sin titubear.

Agradezco a estas personas que he mencionado, y a otros que me falta por mencionar, la huella que dejaron en mi vida,  y que han hecho posible que en mi jubilación, disfrute de una deseada paz interior.

Y esta paz interior, es la de sentirse uno pleno de facultades para poder evaluar, sin presiones de ningún tipo porque por suerte ya no las tengo, los vaivenes que hemos tenido en la vida. No tiene nada que ver con el cuento del caso del médico que le dice al paciente que el único modo de conseguir la paz interior es finalizar todos los asuntos que tenga pendientes. Así que el hombre echó un vistazo y encontró varias cosas que había empezado y no había terminado.  Terminó por completo un queso Camembert, una botella de Merlot, una botella de Chardonnay, una botella de Shiraz, una botella de Baileys, una botella de Whisky...una botella de ron Matusalén, un paquete de frutos secos salados, y una lista interminable de cosas. La paz interior le llegó, porque murió atragantado.

Como diría Gabriel García Márquez, el cual no llevaba hasta el final sus historias, porque el final de todos es la muerte, la cual inevitablemente nos llegará, pero en este caso, a mis Personajes Inolvidables, les deseo una larga vida, para que sigan aportando cosas buenas a la humanidad.


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