jueves, 1 de agosto de 2019

El terror siempre presente dentro de un núcleo del Partido


El terror siempre presente dentro de un núcleo del Partido

Cuando era niño, la extraña palabra "ñángaras" era algo incomprensible para mí, aunque siempre que se mencionaba: fulano es ñángara, sabía que se referías a alguien que no servía y del que había que apartarse.  Ya después con los años me di cuenta de que me había quedado corto en mis apreciaciones.

Según los comunistas: ñángara es un luchador infatigable por las causas justas sin importar su condición social, económica, credo político, religión o raza.

Según se conoce en Panamá, es una persona que se cree con poder para hacer lo que le da la gana, un vago, arrogante, escandaloso y presumido que todo lo que hace va en perjucio de los demás.  Esta acepción retrata a Fidel Castro y sus compinches de manera exacta.
En Colombia se refiere a alguien salido del fango, del barro, anarquista, plebe, lumpen, izquierdista, revolucionario, rebelde, escoria de la sociedad.
En Honduras se refiere a un anarquista, desobediente o persona de izquierda.

Según el diccionario dela Real Academia de la Lengua Española es una persona de ideología izquierdista dedicada a armar desorden público, tiene bajo conocimiento teórico, son empleados por los líderes por su fanatismo por lo que son personas de poco conocimiento político, baja educación y que pueden ser facilmente manipulables.

Pero en Cuba, tenemos muy claro, más ahora después de haber proliferado ese estamento social, que un ñángara es la expresión coloquial y despectiva de los comunistas y simpatizantes de izquierda, a los que se identifica con un viejo versito:

Viva el comunismo y la igualdad, si tienes un peso, dame la mitad.


A pesar de que nos criamos con esos conceptos, durante más de medio siglo el pueblo cubano ha sido bombardeado con la afirmación de que el Partido Comunista es el partido de la democracia y los derechos humanos y por ello solamente podrá estar integrado por los mejores y más destacados miembros de la sociedad, los que hará que el país en que viven sea más justa, más digna, más culta, más solidaria y más desarrollada.  El Partido se ha identificado con el que fundara Martí en 1892, el Partido Revolucionario Cubano y como aquel debe garantizar la independencia y crear una sociedad con todos y para el bien de todos y ser la fuerza dirigente superior de la sociedad y el Estado como aparece en la constitución acomodada a tales efectos.

Más de medio siglo después de haberse fundado el Partido Comunista de Cuba por Fidel Castro vemos que todo lo dicho anteriormente ha sido letra muerta y una gran estafa.

El primer Partido Comunista, fundado por Julio Antonio Mella y Carlos Baliño en 1925 haciéndose eco de lo que estaba ocurriendo en la Unión Soviética, y que más tarde pasaría a llamarse en 1938 Unión Revolucionaria Comunista y a partir de 1944 Partido Socialista Popular con Blas Roca al frente, pero a esta organización, con el nombre que fuera porque era el mismo perro con diferente collar lo que le interesaba era que se estableciera en Cuba un sistema comunista subordinado y fiel a Moscú para construir un Estado cubano basado en el modelo estalinista de partido único.

Blas Roca para acomodar al trópico las ideas marxistas, escribió “Los Fundamentos del Socialismo en Cuba” en 1943, en donde expresó:

“Con los adelantos que ya tiene Cuba, con la fecundidad prodigiosa de su suelo, con los progresos que le ha traído la revolución, con la inteligencia, la vivacidad y el espíritu emprendedor y fraternal de los cubanos, la aplicación de los principios socialistas producirá milagros, transformando esta tierra en unos pocos años en el paraíso del mundo”.

Era algo así como una nuevo Utopía de Tomás Moro, aún más absurda que la original. Pero la historia de los comunistas cubanos fue solo la de acomodarse lo mejor posible dentro de los gobiernos de turno y no arriesgar mucho, por no decir nada.

Los comunistas tuvieron un papel muy pobre en la revolución popular de 1933 que derrocó al dictador Gerardo Machado.   Entonces el Partido lo presidía Blas Roca y sus decisiones eran consultadas con Stalin, por lo que apoyaron la revuelta en Brasil, al frente Popular en Chile, el programa nacionalista anti norteamericano en México y la alianza con Batista en Cuba en la llamada Unión Revolucionaria.

En 1938 el entonces coronel Batista aprueba oficialmente la publicación del periódico del partido, “Hoy” habiendo acordado previamente con el hombre fuerte de Cuba el adoptar una posición positiva hacia él y denominándolo un defensor de la democracia.

Un partido que se decía humanista, progresista, anti nazi y enemigo de la política antisemita, no movió un dedo para demandar la aceptación de los cientos de refugiados judíos que llegaron en el vapor Saint Louis.  Las pugnas internas en el gobierno hicieron que no fueran aceptados y tuvieran que regresar a Europa.  En uno de los hechos más vergonzosos de la política en Cuba, con la mayor responsabilidad del gobernante de turno, el presidente Laredo Brú, los comunistas fueron cómplices sordos, a pesar de la emigración judía que había llegado al país en los años veinte habían apoyado y hasta debían la  fundación del Partido Comunista a un grupo de judíos del centro de Europa, que dirigieron al reducido grupo de cubanos que ya profesaban las ideas marxistas, incluyendo entre ellos a algunos anarquistas encabezados por Fabio Grobart.


Los comunistas continuaron proponiendo un acercamiento a Batista, con el cual habían mantenido excelentes relaciones como parte de la Coalición Socialista Democrática, que fue el gobierno constitucional cubano entre 1940 y 1944, los años de la Segunda Guerra Mundial.

Como prueba de esa alianza, los líderes comunistas Carlos Rafael Rodríguez y Blas Roca escribieron en 1945 su libro “En Defensa del Pueblo” donde afirmaban que el ídolo del pueblo,  el gran hombre de nuestra política nacional, Fulgencio Batista no se ha ido para siempre y regresará cuando el pueblo lo necesite.

Carlos Prío Socarrás  fue elegido presidente  en 1948 por una exigua minoría, mientras que los comunistas perdieron tres asientos en el Senado.  También en ese año, el Partido criticó a un grupo de estudiantes revoltosos, entre los que se encontraba Fidel Castro, por haber participado en los tumultos y revueltas callejeras ocurridos durante una conferencia internacional en Colombia, el llamado “Bogotazo”.  Y a partir de ese año y hasta 1952, los comunistas perdieron el control de los sindicatos cubanos.

El gobierno de Prío, continuador del de Grau, se caracterizó al igual que el anterior por su corrupción escandalosa, la aparición de bandas armadas de gangsters y una situación de inestabilidad e inconformidad social.  Los comunistas pretendían una especie de golpe de estado de frente único para acabar con ese desgobierno, pero eso no fue lo que ocurrió, su llamado ídolo y hombre fuerte tomó el poder por la fuerza el 10 de marzo de 1952.

Los comunistas en Cuba eran unos camajanes, políticos, y aunque minoritariamente, eran parte integrante de la política y la sociedad cubana. Tenían bienestar económico, eran dueños de la emisora Mil Diez y del periódico Hoy y como todos sabíamos que las posibilidades de implantar un régimen comunista en Cuba eran más remotas que sacarse la lotería dos veces seguidas, la gente los miraba hasta con lástima, los veía como a otros politiqueros, que eran tan peligrosos como los otros, aunque desconocía la siniestra ala secreta y violenta de esa organización al mando de Fabio Grobart.  Lo único que hacían bien los comunistas era hacer mucho ruido, pero al final había pocas nueces.

Ese estatus de Partido Legal y defensa del socialismo con sus medios de prensa duró hasta el momento en que cometieron, probablemente sin quererlo, un error que les costó muy caro.

Mientras Fidel Castro con su grupo de carne de cañón se preparaban en la Granja Siboney para asaltar al cuartel Moncada, el 24 de julio de 1953, la plana mayor del Partido Socialista Popular celebraba en un popular restaurante de Santiago de Cuba el cumpleaños de Blas Roca, su secretario general.  No importaba la Guerra Fría, la Guerra de Corea, el golpe de Estado de Batista y las tensiones con el naciente campo socialista.

Tras el asalto al cuartel Moncada, a pesar de que no había militantes comunistas involucrados en el hecho, la casualidad hizo pensar a Batista que ellos estaban inmersos en la conspiración, por lo que fueron ilegalizados como partido y prohibida su publicación.   Blas Roca defendió no estar inmiscuidos en los hechos, pero de nada sirvió.

De hecho a Fidel Castro no le hacía falta incluir en su movimiento a los desprestigiados politiqueros ni la imagen del comunismo, por lo que no hubo contactos entre las organizaciones.

En la medida en que creció la rebelión contra Batista, los comunistas se dieron cuenta de que el loco que había asaltado al cuartel Moncada y alzado en armas en la Sierra Maestra era una posibilidad única para implantar el sistema comunista en el país.  Pero lo subestimaron y pensaron que alguien joven, inexperto, idealista y ambiciosa podía ser manipulado por ellos y aprovechar su carisma y su ambición para sus intereses.  Sería como un bebé en sus expertas manos y lo enseñarían a hablar, a caminar y a pensar.

Al principio del triunfo de la Revolución y pese a que habían sido muy pocos los comunistas  incorporados a las huestes rebeldes, varios comandantes, encabezados por  Hubert Matos protestaron porque los comunistas estaban tomando posiciones en el nuevo régimen. Lo cierto es que se les había concedido ciertos privilegios, sobre todo cargos importantes en las O.R.I,, Organizaciones Revolucionarias Integradas, engendro para acabar con el poder político de todos los participantes en las luchas contra Batista como eran el Directorio Revolucionario 13 de Marzo y el Movimiento de Resistencia Cívica.

Sin duda un hecho sorprendente fue la autodisolución del Partido Socialista Popular, donde deciden integrarse a las ORI, por primera vez un partido comunista  se disuelve por voluntad propia.  No se sabe si este suicidio político fue una decisión interna atendiendo a las posibilidades de formar parte del nuevo gobierno o fue una maniobra diseñada por Moscú.

Ya a los viejos comunistas del PSP Batista los usó como a tantos otros y los desechó cuando ya no le eran necesarios, algunas de sus figuras fueron catalogadas como canchanchanes del dictador, y al final quedaron como como cómplices mediocres de los ataques a la democracia.

Pero a pesar de ello Blas Roca le entregó al ‘nuevo camarada’ Fidel Castro la organización secreta del Partido a cambio de nada.  Y la nueva traición no se hizo esperar.

A partir de ese momento Aníbal Escalante, Blas Roca, Carlos Rafael Rodríguez y Joaquín Ordoqui Mesa, los principales líderes políticos del PSP tuvieron destinos inciertos.

Aníbal Escalante, tras ocupar cargos cimeros en la dirección del Partido Unido de la Revolución Socialista Cubana (PURSC), sucesor de las ORI, fue acusado y convertido en cadáver político en procesos conocidos como el “sectarismo” y la “microfracción”, dos conspiraciones de Fidel Castro para  socavar el poder de los viejos comunistas.

Blas Roca sufrió una exclusión de la que más tarde pudo salir no se sabe por qué, quizás a instancias de los soviéticos, de los que dependía Cuba totalmente.  Algo parecido ocurrió con Lázaro Peña, líder de la CTC, proscrito que después volvió a las andadas. Si tuviera que apostar, lo haría a la mano de los soviéticos.

Joaquín Ordoqui fue acusado de proteger al delator de los militantes del Directorio Revolucionario asesinados en los sucesos de Humboldt 7 y encarcelado hasta su muerte a pesar de haber sido nombrado Comandante, Viceministro de las Fuerzas Armadas y miembro de la dirección nacional de las ORI.

Se establecieron nuevas reglas de juego.  Para los comunistas lo más importante era el Partido, algo impersonal y eso se mantuvo con las ORI, cuando la gente decía: “la ORI, la ORI, la ORI es la candela, la ORI es el partido de la clase obrera”. Pero a partir de esos momentos, después con el PURS y el nuevo Partido Comunista, Fidel encabeza todo, es quien hace todo lo bueno y nunca se equivoca, está más allá de toda crítica y se le debe obediencia ciega.  Al mejor estilo de ¡Heil Hitler! O del culto a la personalidad de Stalin, la sumisión absoluta al caudillo, llevado a nivel de divinidad, por encima de la imagen del Partido, ocurre por primera vez en la historia de Cuba, tan llena de líderes de gran prestigio y moral.

Y esa obediencia ciega se extendería como un virus a toda la sociedad cubana con carácter obligatorio.  El que no lo entendiera así pagaría las consecuencias y tendría que abandonar el país.

Hay un cuento de un escolta de Fidel Castro en la Sierra Maestra que fue vecino mío, que tenía adoración por el líder y aunque había sido jubilado y desatendido mantenía fidelidad hacia el líder a pesar de que un día hubo un acto de inauguración de una escuela para niños minusválidos al lado de la cual vivía y tomaron su casa como opuesto de mando de la escolta.  El jefe del grupo le dijo a Fidel: ahí vive Nangue y quiere saludarte.  Ya al comandante no le hacía falta Nangue y no fue a verlo.

No se si por eso o porque ya estaba avanzado su Alzheimer, me contó un día que cuando Fidel te daba la mano parecía la de una mujer, porque la tenía muy suave, con uñas cuidadas y su apretón era muy débil, no como el que corresponde a una persona con tanto poder de mando, del que se espera un apretón fuerte y enérgico.

Yo le dije, y no se si me entendió: ocurre igual con el que te habla y no te mira a los ojos. En esa gente no se puede confiar.

Seguramente se estaba entrenando para construir el Partido Comunista de Cuba a su imagen y semejanza.


Organización interna del Partido

Si vamos a hablar de lo que son las reuniones del Partido, es saludable conocer por encima su organización. Al buen estilo sovietico, copiaron las estructuras organizativas internas del PCUS.

Un Buró Político del Comité Central del Partido, que ostenta el máximo poder en la figura de su Secretario General o Primer Secretario.

Le sigue en poder el Comité Central que se auxilia para sus funciones de un Secretariado.

Se le subordinan los Buroes Provinciales del Partido, con una organización parecida en funciones al Comité Central pero con carácter territorial y que siguen los lineamientos del Buró Político. A su vez están los Buroes Municipales del Partido, orientados y controlados por la instancia Provincial.

Como subalternos están los Comités del Partido en lugares donde existen varios núcleos que tienen afinidad por formar parte de una empresa, institución o entidad y que controlan el trabajo de los Núcleos.

Y el Núcleo del Partido Comunista, que es la instancia primaria y que debía ser la más importante en el funcionamiento de un partido político en un país donde está implantado un partido único.

Y como órgano máximo de decisiones están los Congresos y Conferencias del Partido y los Plenos anuales del Comité Central.

-Se establece que es militante del Partido Comunista de Cuba el ciudadano cubano que se
identifica con su política, trazada por los órganos y organismos superiores y acepta sus estatutos, pertenece a uno de sus núcleos, actúa en él, en uno de sus organismos o en ambos, abona la cuota establecida, cumple las decisiones y acuerdos del partido y lucha y trabaja por llevar adelante la construcción del socialismo.

- El ingreso al Partido Comunista de Cuba es voluntario, se realiza mediante
las asambleas de elección de trabajadores ejemplares y por selección individual o por méritos extraordinarios

Conozco a mucha gente que para mantener sus cargos o favorecer a sus hijos o familia han tenido que aceptar ingresar a las filas del Partido y así se lo han hecho saber.  A mi personalmente pocas semanas después de casarme me llamaron al Partido Provincial de La Habana en la calle M en el Vedado y me tuvieron hasta las dos de la mañana instándole a ingresar al Partido y a que fuera a Camagüey a la Columna Juvenil del Centenario y que al regreso tendría ubicaciones muy deseadas en el Partido.

A un amigo, siempre risueño por lo que le apodaban “Risa” y que era un destacado trabajador, lo propusieron para el Partido y sabiendo lo que le esperaba, dijo que él era brujero y que no podía ingresar a la organización.  Eran los tiempos en que se combatían a las religiones, así que con esa mentira, pues no era para nada un practicante religioso, pudo salir del paso.
Y otros que estaban situados en cargos con asignaciones importantes de recursos, incluyendo carros en un país donde nadie pudo durante cincuenta años comprarlos, o viajes al extranjero, tuvieron que aceptar el ingreso al Partido.   Es por eso que la gente decía sobre la gente que viajaba y se quedaban en cualquier parte, que siempre eran militantes del Partido y no trabajadores sin militancia, por lo que era una afiliación de mentiritas para poder irse del país.


-Otro de los aspectos que debe cumplir el militante es defender la Revolución en todos los terrenos, en cada momento y en cualquier circunstancia. Enfrentar con decisión y valentía las situaciones y manifestaciones que en orden de las ideas o en la práctica pueda afectar la marcha de nuestro proceso revolucionario, entorpezcan la aplicación de medidas necesarias o tiendan a crear confusión o irritación en el pueblo.  El militante del partido debe actuar con abnegación, sacrificio y dedicación a la causa revolucionaria y ser un fiel exponente de la política de la Revolución y el partido. Basar sus relaciones en la moral y los principios revolucionarios.

-Ser ejemplo de actitud comunista ante el trabajo y en la responsabilidad social específica que desempeñe, dominar los conocimientos correspondientes a su contenido de trabajo; entregar sistemáticamente su mayor contribución personal a la búsqueda de soluciones a los problemas que se presenten, impulsando a los demás en esa misma dirección. Esforzarse por lograr la mayor eficiencia y calidad en los resultados de su labor, haciendo corresponder en su conducta la palabra con los hechos.

Estos acápites dan risa.  En primera instancia, mientras más lejos se llegue en el escalar  posiciones en el Partido se muestra que menos cumples los aspectos de abnegación, moral y principios y mucho menos en ser ejemplo con tu trabajo.  Todo lo que tienes que hacer es asentir y tratar se saberle algo a los jefes y manipularlos con ese conocimiento.

-Mantener una actitud ejemplar ante la defensa, cumpliendo cabalmente las tareas de la preparación combativa, la vigilancia revolucionaria;

El mejor ejemplo de esto está en las Fuerzas Armadas, la gran fábrica de vagos y borrachos que hay en Cuba.

-Observar y exigir la disciplina partidista, estatal y social, igual y obligatoria para todos los militantes del partido, independientemente de sus méritos personales y de los cargos que ocupan. Cumplir y contribuir a la más fiel observancia de las normas jurídicas vigentes.

Hay cientos o quizás miles de casos de corrupción en el Partido, algunos divulgados y otros que todos lo saben pero que todos evitan hablar de ello, pero por lo regular todos buscan por sobre todo su beneficio personal y explotan los lugares sobre los que tienen esfera de acción, porque a cualquier nivel el Partido es el que manda, así que como el caso del Secretario del Partido en un municipio, hace que le lleven a su casa bolas de carne de res y quesos, el otro construye una casa o reconstruye la que tiene, asigna viviendas a amigos y queridas y así sucesivamente.  Si está en un nivel muy elevado, como  los varios secretarios de la UJC defenestrados o secretarios del Partido Provinciales, entonces el caso sale en la prensa, pero de ahi no pasa.

-Ser objetivo y veraz en los informes que rinda sobre su trabajo o el trabajo de otros, así como sobre el cumplimiento de los planes.  Desarrollar la crítica y la autocrítica, poner al desnudo los defectos y errores en el trabajo y tratar resueltamente de eliminarlos, ser exigente y luchar contra toda manifestación de indolencia ante las cosas mal hechas, contra el formalismo y la tendencia a la exageración de los éxitos.

Este es un cuento que nadie se lo cree en Cuba. Ni siquiera en los núcleos del Partido se maneja la verdad, se manipulan los logros y las estadísticas y solo se llega a conclusiones negativas y se incinera a un chivo expiatorio cuando el escándalo es de grandes proporciones.

-Criticar directamente o en el seno del núcleo, o del organismo donde actúa, los defectos, errores o desviaciones de los compañeros, con el propósito de que los rectifiquen y de contribuir a la educación comunista de los mismos. Ser autocrítico y asumir una actitud receptiva y reflexiva ante la crítica de los demás.

Si se critica a alguien con poder, indefectiblemente van a salir varios guatacas en su defensa, ahora si eres un simple militante y botaste una hoja de papel fuera del cesto, tienes que hacerte una autocrítica, porque una de las cosas que más se practica y que mide la firmeza revolucionaria de un núcleo, es las sanciones que se le impongan a sus miembros.  Mientras más miedo, más sumisión y cumplimiento de las órdenes.

-Al proponer, designar o evaluar a dirigentes, colaboradores o funcionarios, guiarse por la capacidad política y profesional, los méritos y la firmeza ideológica de estos y en ningún caso por razones de amistad, parentesco o relaciones personales.

Probablemente esta sea una de las reglas que menos se cumpla.  En Cuba para una promoción solamente interesa lo ideológico, aunque sea teatro e hipocresía.  Si además de ser un incondicional al sistema sabes algo de lo que vas a dirigir, es muy bueno.  Y del nepotismo y el amiguismo mejor ni hablar, empezando por el burro del hermano de Fidel.

-Las sanciones que el partido aplica a sus militantes tienen el fin de contribuir a su educación comunista, corregir sus defectos y errores e inculcarles la necesidad de la disciplina partidista, estatal y social y de mantener la unidad y la pureza de las filas del partido.  Los núcleos tienen la facultad para decidir sanciones acerca de sus integrantes.  La sanción del partido al militante que viole la Constitución, las leyes u otras disposiciones legales es independiente de la que corresponda imponer, por los mismos hechos, a las autoridades facultadas para ello.

Otra falsedad, las sanciones tienen como objetivo meter miedo, asustar, aterrar y no mantener una pureza que no existe.  Y si la sanción a un militante que violó las leyes es de un personaje con padrinos, después le tiran la toalla sin duda alguna.

-Los núcleos u organismos de dirección del partido o la comisión creada al efecto, pueden acordar la desactivación de un militante cuando este lo solicite o si consideran que no está en condiciones o posibilidades para continuar en el seno del partido. Esta decisión no constituye una sanción.

Está al menos da la posibilidad de quitarse la pesadilla de pertenecer al Partido de una forma civilizada, aunque depende también de los que estudien el caso, pero en los últimos tiempos, a diferencia de años atrás, la gente abandona masivamente las filas, y si no es por esta vía, lo hacen a la fuerza, porque ahora pueden dedicarse a trabajar por cuenta propia y no dependen del Estado como único empleador.

El cuentecito del Centralismo Democrático.

Este es un cuento parecido al de la dialéctica, aunque más sutil.

-El Partido Comunista debe funcionar de acuerdo con los principios del centralismo democrático, que norman toda su vida interna y constituyen la condición esencial de la cohesión ideológica y política y que permite que todos los dirigentes sean democráticamente elegidos desde la base hasta sus instancias máximas y respondan sistemáticamente por su gestión ante los que lo eligieron.

-Las decisiones adoptadas por la mayoría, sobre la base de la más amplia libertad de discusión, son de obligatoriocumplimiento para todos y cada uno de sus integrantes., así como las decisiones de las diferentes instancias del Partido son de obligatorio cumplimiento para sus subordinados y cada uno de sus integrantes.

-En la elección de todos los organismos de dirección del partido se observan los principios de la renovación sistemática de sus integrantes, así como se vela por la continuidad de la dirección.

Todos estos son embustes, en el Partido, al igual que en el gobierno del país, los aspirantes a los cargos de dirección en cualquier nivel, hasta el Presidente del Consejo de Estado y de Ministros y el Primer Secretario del Partido, son elegidos a dedo y a las correspondientes elecciones llegan las propuestas de candidatura por las que debe votarse.  Y de la renovación, da risa, porque durante más de medio siglo han estado en los cargos clave del Partido y el Estado casi los mismos, salvo aquellos que pudieran haber proyectado sombra sobre los históricos, la gerontocracia que se apoderó del poder en 1959.

-Las organizaciones de base evalúan integral y sistemáticamente a sus militantes.
Esta sin duda es una de las principales tareas del Partido, mantener sobre sus militantes el temor de que le señalen errores y de que por ello lo sancionen y puedan ver afectada su posición laboral.  La política del miedo por encima de todo.

-Las organizaciones de base del partido no pueden actuar como órganos administrativos ni dirigir la gestión administrativa, pero están en el deber de contribuir al cumplimiento eficiente de las tareas económicas y sociales encomendadas a estos y son responsables ante el partido por el mantenimiento de un adecuado estado político, ideológico y moral en el colectivo laboral.
Tienen el derecho y el deber de controlar la actividad de dirección y administración,
sean o no militantes del partido, los que ejercen estas funciones.

Durante muchos años los dirigentes del partido eran a su vez administradores o la máxima figura dirigente de la institución o empresa.  Ya hace tiempo que no es así, pero los dirigentes del Partido siempre, sin excepciones, son aliados de la administración al igual que el sindicato.

-El congreso es el órgano supremo del partido y decide sobre todas las cuestiones más importantes de la política, la organización y la actividad del partido en general y sus resoluciones son definitivas, de obligatorio e ineludible cumplimiento para todo el partido.
El congreso examina y señala las vías para la solución de los problemas más importantes de la construcción del socialismo y aprueba los lineamientos y programas estratégicos para el desarrollo económico, social y cultural de la nación. Son facultades del congreso aprobar el programa o lineamientos programáticos y los Estatutos del Partido, así como elegir el Comité Central.

Los Congresos sólo han sido tribunas para resaltar la figura de Fidel Castro y lanzar campañas, plataformas programáticas, lineamientos y proyectos que ninguno ha conducido a mejorar el bienestar del pueblo.

-El partido orienta y dirige el trabajo de las organizaciones de masas y sociales sobre la base del principio del acatamiento libre y consciente de su papel dirigente y en virtud de la influencia de sus militantes en el seno de las masas y con reconocimiento de la independencia orgánica y la autonomía de dichas organizaciones.

En definitiva los dirigentes de todas esas organizaciones, unos trajinados por las instancias correspondientes del Partido, cumplen a cabalidad con todo lo que se les orienten y buscan destacarse para salir de ese entorno donde actúan y pasar a ser cuadros y funcionarios del Partido, donde tienen más poder y más recursos.  Así dejan de ser marionetas y pasan a ser titiriteros.

Las normas de funcionamiento del Partido no pueden dejar nada a la improvisación que se aparte un milímetro de los dogmas que priman en la organización partidista, como una guía que mantenga sobre todo lo demás la sumisión, la obediencia y el miedo.

 Chistes de militantes y núcleos

Recuerdo un cuento de los tantos que proliferaron durante la etapa de dominación soviética en Cuba, y uno de ellos, retratando qué cosa es un núcleo del Partido, dice:

-En un avión van un americano, un ruso y un cubano, tiene una avería y cae en el medio de la selva, cerca de una tribu de pigmeos que tenían dos características, eran muy cultos y leían mucho y eran caníbales.

Detuvieron a los tres pasajeros y tras comerse a los pilotos, les dijeron que se salvaría el que hiciera una pregunta que ellos no pudieran responder correctamente.

El americano pide que le den una descripción detallada de la Declaración de Independencia, quién la redactó y quiénes participaron en ello, en qué tiempo, cuando la votó el Congreso y cuando fue firmada y por cuantos representantes de cuantas colonias.  Los pigmeos responden que Thomas Jefferson redactó la Declaración en 17 días, auxiliado por Benjamin Franklin, John Adams, Roger Sherman y Robert Livingston.  El 2 de julio de 1776 la votó el Congreso y el 4 de Julio se firmó por 56 representantes de las 13 colonias, por ello el 4 de julio se celebra el Día de la Independencia.

Ese día se comieron al americano.

Al día siguiente le tocó al ruso, el que pidió que le recitaran Ruslán y Liudmila.  Los pigmeos afilaron los cuchillos y pusieron a calentar la olla y recitaron el cuento de hadas épico, con una dedicatoria, seis cantos y el epílogo de Aleksandr Pushkin que narra el rapto de la princesa Liudmila por un mago malvado y su restate por el caballero Ruslán.

Ese día se comieron al ruso.

Después le tocó al cubano, que se había roto la cabeza la noche anterior sobre qué pregunta hacer.  El cubano antes que sacaran los cuchillos, disparó de sopetón:
-Díganme qué cosa es una reunión del núcleo del Partido.

Todo el día estuvieron deliberando, se consultaron unos a otros, convocaron a algunos que no estaban presentes y al llegar la noche se rindieron y a su vez le pidieron les dijera la respuesta, a lo que el cubano dijo:

-Una reunión que un núcleo del Partido es algo similar a lo que ustedes hacen, pasarse horas y horas discutiendo a ver cómo joden a alguien.

Pero aquí no acaban los cuentos, está el muy popular sobre las ejemplaridad de sus miembros.

Un militante regresa de Angola, a donde fue enviado a la guerra.  Era un militante muy callado, que participaba en todo y era muy respetuoso en el cumplimiento de las tareas, pero al que el entusiasmo no se le veía por ninguna parte, sencillamente cumplía y ya.  Un trío de funcionarios del Partido lo llaman y le dicen:

- Tenemos que comunicarle algo muy delicado y esperamos que su reacción sea la de un militante del Partido.  Mientras usted cumplía su deber de militante en Angola, su esposa se acostaba con otro tipo que ni siquiera es militante, un carnicero, por lo que usted debe terminar esa relación de inmediato, botarla de su casa y divorciarse.

El militante respondió que no iba a dejar a su mujer por ninguna causa, así que ahí mismo decidieron separarlo de las filas del Partido.

Aparentemente cabizbajo, llegó a su casa, llamó a su mujer y le dijo que le daba cinco minutos para que recogiera sus cosas y se fuera de la casa.  Tras haberse ido con sus bártulos, el ex militante se sentó en el sofá, abrió una botella de ron y dijo:

- ¡Qué par de paquetes me he quitado de encima!.


Los masones y los comunistas

Siempre entre los miembros del Partido se comenta que los masones son mejores que ellos, que esa es una hermandad y que ellos son gente unidos aparentemente por unos ideales que al final no comulgan, por ello tienen que invocar una disciplina ciega y un acatamiento al llamado centralismo democrático que de democrático no tiene nada porque todo “se cocina” antes de la reunión.

Si alguno de sus miembros se enferma, se hace un listado de quiénes lo van a visitar y con qué periodicidad, como si fuera una guardia militar.  Con las guardias en las diferentes instancias del Partido también ocurre lo mismo, las peores, las de la madrugada, nunca le tocan a los que ocupan cargos de dirección en el núcleo.

Y si hay que participar en alguna tarea de choque, las llamadas así porque nadie quiere chocar con ellas, como son trabajos de construcción o agricultura en sustitución de su jornada laboral, o la peor que ha existido, la de construir túneles por la guerra del todo el pueblo que se avecinaba.  En esos tampocos el secretario y sus ayudantes eran afectados.


Opinión del pueblo

Esta es una de las tareas más ridículas que acomete el Partido.  Se le asigna mensualmente a un grupo de militantes recoger opiniones sobre determinado tema.  Por supuesto que lo deben hacer de forma taimada y hasta semi secreta, pero la gente, conociendo que los que indagan o hablan de un tema son del Partido, no sueltan la lengua o dan evasivas.

Por eso es que muchos de los que han sido encomendados con esa tarea, inventan opiniones de su propia cosecha, las disfrazan y adornan y eso es lo que entregan a la dirección del núcleo y es lo que llega al Municipio del Partido, pero al final, da igual que lo que llegue allí sea una mentira, porque las probabilidades de que se haga algo útil con la información son tan probables como que se nos aparezca de madrugada en la casa un extraterrestre.


La reunión

Cuando va a comenzar una reunión del Partido los que esperan o entran al salón donde se va a efectuar todos, con muy pocas excepciones, tienen las caras largas o preocupadas.  Saben que allí no se reparten dulces ni se dan golpecitos de asentimiento en la espalda, sino que lo que se avecina es una batalla campal donde va a primar la puñalada trapera, la  intriga y ver como se quitan de arriba tareas o sanciones.

Y si eres uno de los que cometiste un error, o un desliz, o simplemente te cansaste de soportar tanta intriga, o estás aburrido de tragar vinagre cada vez que vas a una de esas reuniones, prepárate para sufrir.

Ya previamente se han acumulado no el hecho o la violación de los reglamentos cometidos, te van a sacar hasta cuando de niño te orinaste en la cama o le metiste un sopapo a un niño más chiquito o te sorprendieron siendo infiel o hasta si dijiste algo incorrecto políticamente, que puede ir desde decir que el team Cuba de pelota no sirve o que en tal país capitalista hay algo bueno o hay un nivel de vida mejor que el cubano, o hasta que tal película americana es una obra de arte, o dijiste “ruso” en lugar de “soviético”.

A esa hora y teniendo en cuenta la gravedad del hecho, es posible que cada uno de los militantes pudiera ser convocado a que dé su opinión, como la película del Hombre de Maisinicú cuando dicen: “Pínchalo, coño, pínchalo...” para que todos sean cómplices de lo que va a pasar.

En el núcleo del Partido impera cualquier cosa menos la hermandad y la transparencia.

Para sobrevivir a ese pedazo de infierno “Lo que hay que saber es cogerle la vuelta al sistema”, como se apuntaba en otra película cubana, Los Sobrevivientes.

En esencia estar en una reunión del núcleo del partido es como comparar al comunismo con el capitalismo.  En el capitalismo si te dan una patada por el culo puedes protestar, mientras que en el socialismo si te dan una patada por el culo, estás obligado a aplaudir.  Tienes que aceptar como bueno lo que no te gusta.

Era algo así como el chiste acerca del premio que daba la Embajada Soviética en La Habana por un concurso, donde el primer premio era una semana en la Unión Soviética, el segundo premio era dos semanas en la Unión Soviética y el tercer premio era un mes en la Unión Soviética.

Pero hay reuniones de los núcleos tan memorables que siempre trascienden el secretismo del Partido, veamos algunas de ellas.

El militante X era el Jefe del Almacén de Productos Terminados en el Combinado del Vidrio de La Lisa, un depósito gigante con un nivel de recepción y distribución de gran volumen y con más de treinta trabajadores y medios de transporte y movimiento interno.  Era uno de los pocos lugares donde la gente lo pensaba dos veces antes de robar porque el jefe no dejaba pasar una que no estuviera dentro de la legalidad.  En su vida personal era muy querido porque era a su vez el manager del equipo de pelota de la empresa y participaba con su familia en todas las actividades del centro y del barrio.  Pero un día fue citado para ir a la guerra de Angola y  respondió que allí no tenía nada que buscar, que si era para defender a Cuba él era el primero pero para otros países se negaba.

El núcleo del Partido al que pertenecía convocó una reunión a la cual asistieron representantes del Comité del Partido y hasta del Municipio.  A pesar de que no se debe hablar de los asuntos internos que se debaten en el Partido, muchos de los allí presentes hablaron del humillante trato que recibió el militante X por haberse negado a ir a Angola.  Hicieron cómplice a todos los miembros, algunos de los cuales esbozaron un tímido reproche, lo cual fue criticado después por los funcionarios municipales, pero al final, como ocurre en el Partido en todos sus niveles, las decisiones que lleva la instancia superior, que aparentemente es una propuesta, no contempla otra opción sino que la gente la apruebe unánimemente.  Y así ocurrió.  X no abrió la boca salvo para decir que en Cuba todo y fuera de ella nada, con la esperanza de que no fuera afectado en su ubicación laboral.

Pero los caprichos de Fidel Castro tienen que ser obedecidos ciegamente por los militantes del Partido, por lo que X fue expulsado del Partido y dos días después fue sustituido en su cargo de Jefe del Almacén y ubicado como dependiente del mismo.  El almacén comenzó a caer en una crisis funcional y operativa, aparecieron robos y faltantes, pero eso no le importaba al Partido, sino castigar a los que no obedecieran sus órdenes, costara lo que costara. 

A los que participaron en aquella reunión les quedó un sabor amargo de haber sido partícipes en esa indignidad, y temblaban ante la posibilidad de que a ellos les ocurriera lo mismo si eran convocados y no aceptaban lo decidido por el organismo superior.

Otro caso es el resultado de la envidia y la intriga porque en los propios núcleos existen facciones que desean que alguien con prestigio o poder administrativo sea defenestrado o ridiculizado para ellos alcanzar esa posición y uno de los casos fue el de un jefe de departamento destacado y reconocido al que uno de sus subordinados, uno de los mejores trabajadores de su esfera, fue investigado por el grupo contrario al jefe y encontraron que tenía un título falsificado.  Quisieron implicar al jefe diciendo que éste conocía del fraude y tras una profunda investigación y el testimonio del implicado, fue exonerado de culpa.

Entonces vino la revancha, el jefe de departamento y sus afines tomaron la ofensiva y finalmente lograron que varios de sus oponentes fueran sancionados, algunos con separación de las filas y de sus cargos por hallarse negligencia y falsedad en sus reportes y responsabilidades.

Hay una historia muy simpática sobre el comandante Lussón, que al ser destituido como Ministro de Transporte, aparte de ser categorizado como un “ñame” por haberse encontrado que al asignársele la casa que fuera del fallecido Blas Roca, le puso dieciséis equipos de aire acondicionado y cerró la piscina que antes era sitio concurrente de todos los muchachos del barrio y se convirtió en propiedad exclusiva suya.

Pues al ser trasladado él y su esposa y secretaria al núcleo de administración del Combinado del Vidrio, esta historia se mantuvo en secreto hasta que meses más tarde fuera enviado a Angola.  Los desmadres que dejó desde el punto de vista económico, hicieron que una auditoría detectara miles de violaciones, pero los responsables de la economía se cuidaron de no autorizar nada y todo lo firmaba Lussón.  Pero querían sangre y pidieron sancionar a varios jefes por no alertar a tiempo de lo que ocurría y uno de ellos era el Secretario del núcleo al que pertenecía el ignorante militar.  Pues el secretario reveló los antecedentes de derroche y corrupción de Lussón y ahí quedó el asunto.  Le echaron tierra y le dieron pisón al asunto y no se habló más de ello, pero el Secretario fue sancionado políticamente por no haber llevado el tema a discusión en el núcleo.  El Secretario era hermano de la coreógrafa y bailarina del ICRT, Cristy Domínguez y al poco tiempo, joven aún, murió producto de un infarto provocado por los disgustos que sufrió.

Eso nos reafirma la convicción de que el Partido es cualquier cosa menos una fraternidad cohesionada alrededor de una idea, sino un circo romano donde todos quieren poner al otro en la arena.  Desde el circo más pequeño, el núcleo, hasta el Buró Político, por donde han pasado tanta gente, algunos muy capacitados, pero que en algún momento gozaron de un prestigio y una popularidad que a Fidel Castro no le gustó.  desde Joel Iglesias, comandante ahora tomador de ron en un bar de mala muerte y que permanece en el ostracismo, Luis Orlando Domínguez, conocido como Landy y que fuera condenado a 15 años de presidio, Robertico Robaina, ahora pintor y dueño de una cafetería, Otto Rivero acusado de corrupción por la batalla de ideas y Carlos Lage que todos saben como acabó: matando mosquitos, Felipe Pérez Roque, de Canciller a empleado en una empresa de construcción, Carlos Aldana, de número tres a deportado a Topes de Collantes, Humberto Pérez, ideólogo del Sistema de Dirección de la Economía a especialista financiero y una lista interminable.  Sin duda el peor circo, el que no perdona y siempre tiene el pulgar hacia abajo es el del Buró Político.


Mitin de repudio

Los sucesos del puerto de Mariel en 1980 trajeron un momento de definición, a veces silenciosa y callada, porque la peor cara del comunismo se manifestó en esos instantes con los mítines de repudio.  En los núcleos del Partido se orientó que ante la situación creada con los sucesos de la Embajada de Perú y el Mariel, los verdaderos revolucionarios tenían que manifestarse y por ello todo el que presentara su baja por esa causa tenía que ser llevado  hasta la entrada del centro acompañado de todos los insultos e improperios, empujones y todo lo que desprestigiara su persona.   Que igualmente había que ir hasta su casa y actuar en consecuencia, pintarle la fachada con agravios y ofensas, tirarles huevos y pintura y a su salida hacia el Mariel vejarlos, sojuzgarlos y humillarlos.

Hubo muchos militantes que no dijeron nada en la reunión del núcleo, pero después, cuando se debían producir los hechos, se ocultaron o se fueron del centro para evitar hacerse cómplices de un acto tan denigrante e inhumano, digno de los nazis y no de nuestro país y de nuestra época.

El mitin de repudio se creó por el Partido como la versión cubana del pogrom resultante del asesinato en 1881 del zar Alejandro II del cual se culpó a los judíos y comenzó contra ellos una ola de violencia.  Ampliamente empleado por Stalin y por Hitler, los mítines de repudio se hicieron no contra los judíos, sino contra los que preferían irse de Cuba y en lugar de los camisas pardas estuvieron al frente los comités de defensa de la revolución y los militantes del Partido.

Para ello apareció en  la portada de Granma con grandes titulares: ''Ahora entrará en acción el pueblo'' y en los núcleos se orientó lo que había que hacer, caer en lo más agraviante hacia el ser humano para así defender la revolución.

Eso no quedó allí, los militantes que no fueron vistos en los mítines de repudio fueron cuestionados en las reuniones, algunos dijeron que se negaban a caer tan bajo y que estaban en desacuerdo.  Miles fueron sancionados, pero poco tiempo después, cínicamente el Buró Político explicó que en ningún momento se había orientado el empleo de ese tipo de hechos.  Su reacción ante la opinión pública internacional le hizo dar marcha atrás y negar en público lo que había instigado en silencio, pero en Cuba y en particular en los núcleos, una vez más se dieron cuenta de que el país se manejaba con una mentira tras otra.

Al final tenemos que llegar a una conclusión, no hay quien entienda a los núcleos del partido ni a la sociedad cubana, que se supone se rija por lo que dispone el partido.

En Cuba no hay desempleo, pero nadie trabaja, nadie trabaja pero se cumplen todos los planes, se cumplen todos los planes pero las tiendas no tienen productos, las tiendas no tienen productos pero todo el mundo come y se viste, todo el mundo come y se viste, pero todo el mundo protesta, todo el mundo protesta, pero van a los actos políticos y aplauden a Fidel o a Raúl o a sus títeres.  Aplauden a Fidel y a Raúl o a sus títeres pero todos quieren que el comunismo se acabe pronto.  Cuba es un país surrealista.  García Márquez se quedó corto con Cien Años de Soledad y si hubiera sido miembro de un núcleo del Partido Comunista, quién sabe qué hubiera pasado.  Probablemente hubiera ganado otro Nobel.  La realidad es más rica que el realismo mágico.

El Partido hoy

El socialismo es un sistema que fue en picada no por las acciones de Juan Pablo II ni por las de Reagan, sino por el vuelco que le dió Gorbachov a la política en su país y con la Glasnost y la Perestroika la gente se sintió un poco libre por primera vez en más de siete décadas.  Siempre recordaré al traductor que tuve en mi viaje a ese país y que siendo miembro del Partido me hablaba del odio que le tenía la gente a los dirigentes, al Partido y sobre todo a la KGB, que era la que mantenía al pueblo frenado por su represión y que muchos de sus compañeros de núcleo pensaban igual que él.

Desde la caída del muro de Berlín y sus posteriores hechos con la desaparición de la URSS, la izquierda no tiene un faro que le señale el camino.  El izquierdismo se convirtió en nada y la mayor prueba de ello es Cuba, donde increíblemente y mágicamente surgió otro loco que suplió los subsidios que antes daban los soviéticos y mantuvieron a flote al régimen.

Pero todo va más allá de la economía, porque la economía socialista mostró su fracaso una y otra vez y si país con esos regímenes han podido crecer ha sido gracias a que han introducido la economía de mercado como sistema y desechado las viejas ideas.  No se puede creer en ideales que están más allá de las condiciones materiales.

Para consolar un poco a los bobos que todavía creen en el mito y en la utopía, el Granma, Órgano Oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba sacó un artículo titulado: “Es bello ser comunista, aunque cause dolores de cabeza”.

Pero ese artículo no es completamente inútil, en la triste realidad en la que viven los cubanos, al Granma le pueden sacar beneficios empleándolo para envolver la basura, limpiar los cristales y hasta para su higiene personal, por lo que sería conveniente, si es que el Partido vela por las necesidades del pueblo, que el socialismo le brindara un periódico con diferente textura y con más páginas.  Lastima que el carné del Partido ni siquiera para eso sirvió y su legado será las amarguras que vivieron sus militantes en sus reuniones.

El Partido ha sido tan nefasto para nuestro país que ni para abono queda su legado.  Por suerte, entre toda la escatológica verborrea de Fidel Castro, casi nada tiene sentido ni se cumple, en particular cuando decía: los hombres mueren, el Partido es inmortal.  El Partido está tan muerto como él.

Hoy que el comunismo es una reminiscencias teórica en casi todo el planeta, los cubanos siguen conviviendo con él, donde como en 1984 de Orwell, “quien controla el presente controla el pasado”, por lo que se sigue empleando lo ocurrido en los años cincuenta y el gobierno de Batista para justificar su permanencia en el poder, sin tener en cuenta que la Cuba de hoy no tiene nada que ver el el presidente que estuvo menos de siete años en el poder entonces.  La revolución pregona que uno de sus objetivos principales fue la educación, pero saber leer y escribir no es ser educado cuando sus únicos intereses son la pelota, el fútbol y la telenovela.  Y el que puede, el celular

Pero la dirección política del país se ha quedado congelada en los inicios de la revolución y hace suya otro postulado de 1984: “No existirá más fidelidad que la que se debe al Partido, ni más amor que el amor al Gran Hermano”.   Ya Fidel Castro no existe, su hermano demostró ser un incapaz y el estado sigue queriendo controlarlo todo, pero ya no tiene recursos para controlar nada que no sean los que se atreven a desobedecerlo.

Los destinos de la nación se designan de la misma forma como ha sido con los miembros del Comité Central del Partido: “con el dedo”.

Ya las pocas monarquías que existen son simplemente figuras decorativas, y aunque en Cuba nunca ha habido reyes, un autotitulado emperador que dice que había renunciado a las prerrogativas y las mieles del poder, la destruyó y nos deja una herencia funesta, entre las que se halla el Partido, que como todos sus similares en otros países, irá a parar al basurero de la historia.


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