sábado, 1 de marzo de 2014

EL CANAL DEL CERRO.



EL CANAL DEL CERRO.

En 1948 nos mudamos para el populoso barrio del Cerro, comparado con la tranquilidad de un pueblo como Bejucal, aquello era un cambio radical.

En 1803 cuando se trazó la Calzada del Cerro surge este barrio, y con el florecimiento de sus palacetes y quintas alrededor de la Calzada hacia 1840 El Cerro comenzó a considerarse como parte de San Cristóbal de la Habana. La urbanización de esta región y en especial la barriada residencial que surge a lo largo de La Calzada del Cerro, alcanzó por sus valores artístico/arquitectónicos relevancia nacional en el siglo XIX. Era el barrio residencial de moda del siglo XIX habanero. Se llenó de suntuosos palacios rodeados de jardines, casas quintas que hacen que esta población se urbanice bajo un trazado irregular a lo largo de la Calzada, donde las calles interiores se ven interrumpidas frecuentemente por los muros de estas grandes propiedades.

Es famosa la frase "El Cerro tiene la llave" vinculada al hecho de que en su territorio estaba ubicada la entrada de agua a la ciudad y la sede del acueducto que existe hasta nuestros días. Se encuentran en El Cerro el Canal de entrada de La Zanja Real: Primer acueducto habanero que por gravedad llevaba el agua a la ciudad desde 1592 hasta el siglo XIX. Está situado dentro del sitio arqueológico del Husillo, el Acueducto de Fernando VII: Realizado entre 1832/1835, sistema de abasto de agua a la ciudad por cañerías y gravedad y el Acueducto de Palatino: Depósito de agua del Acueducto de Albear. Este acueducto fue terminado en 1893 y sus construcciones son aún utilizadas en el abastecimiento de agua a gran parte de la ciudad.


ACUEDUCTO DE PALATINO (ALBEAR)

Precisamente muy cerca de ahí radicaba nuestra casa, una suntuosa casa de piso, paredes y techo de madera construida a principios del siglo XX con portal y patios gigantescos, y en un entorno predominando los obreros, albañiles, plomeros, carpinteros y trabajadores de servicios y otros dedicados a vivir de la santería o al tráfico de marihuana, con gran cantidad de solares o casas de vecindad, (hasta entonces no sabía que la gente vivía en esas pésimas condiciones) y estaba situada muy cerca de los nudos fabriles de Palatino y Buenos Aires, con la colosal productora de cervezas y maltas Tívoli, (ya entonces en declive por las nuevas fábricas construidas), de la Compañía Nueva Fábrica de Hielo, Crusellas, gran productor de jabones y detergentes y otros productos de limpieza y aseo, La Estrella y la Ambrosía grandes productores de chocolates y confituras, los entonces muy populares productos de perfumería Menem y otras industrias. En sus tiempos fueron celebres los salones del club cultural y artístico (Salvador#161) o el Blanco Herrera de la nueva fábrica de hielo, en Palatino.



PARQUE PALATINO

Pero ninguna entidad de tanto arraigo y popularidad como la que Santos Ramírez Arango hace reaparecer aquí para los carnavales de 1938 y que todavía existe, la comparsa El Alacrán. Fue antecedente de las escuelas racionalistas y de la Universidad Popular José Martí, que en marzo de 1924 estuvo provisionalmente en Cerro y Palatino. Aquí había estado el Cine Alaska y más tarde el Maravillas, uno de los principales de la ciudad y escenario de famosos artistas nacionales y extranjeros. Por entonces mi padre consiguió trabajo como capataz de una brigada de construcción de vías en el entonces Ministerio de Obras Públicas. Por supuesto para mi era una delicia irme con él y ver como se construía una avenida, la cantidad de pasos y rellenos que tenía y la calidad con que se entregaba la obra. Por supuesto que sentarme junto con el operador del aplanador era toda una aventura para un niño de mi edad.


EL CANAL DEL CERRO

Pero llegaron tiempos borrascosos, tras el golpe de estado de Batista en marzo de 1952 las cesantías de empleados públicos llovieron para ubicar a partidarios del nuevo régimen, muchos de ellos para cobrar sin trabajar, las famosas botellas. Entre los cesanteados se encontraba mi padre. La solución ante una época de crisis económica fue montar una fábrica pequeña de chancletas, de tela, de cuero, las llamadas chancletas de palo para bañarse, y otras.


MI PADRE A LA DERECHA CUANDO TRABAJABA EN EL MINISTERIO DE OBRAS PUBLICAS.

Recuerdo a mi madre y tía cosiendo y a mi padre saliendo todas las mañanas con una cesta de mimbre llena de chancletas, inclusive yendo hasta matanzas en el tren de Hersey y regresar muchas veces con la carga casi igual. Fueron tiempos difíciles pero llegó la solución a través de un tío que había ido a correr fortuna en Venezuela y se hizo medio experto en joyería y relojería y con sus ganancias invirtió en la Cooperativa de Omnibus Aliados (COA). Mi padre compró fiado una plaza de conductor y comenzó una mejor etapa de nuestra vida, pero eso es objeto de otras memorias.


CINE MARAVILLAS

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