miércoles, 19 de marzo de 2014
TIA NENA
SAN RAFAEL Y GALIANO. TIENDA FLOGAR.
TIA NENA
La calle San Rafael, o al menos la parte más importante de ella, comienza en la calle Prado y termina en Galiano. Eran cinco cuadras completas de comercios en el corazón de La Habana, repletas de tiendas, cafeterías, barberías, heladerías, mercados, salones de belleza, tres cines, Duplex y Rex y el Cinecito (para niños) y una joyería famosa: Cuervo y Sobrinos.
En el clima sofisticado de La Habana es donde Armando Río y Cuervo, con la ayuda de sus hermanos y sobrinos, asume la dirección de la joyería fundada por su tío Ramón en 1882 (de aquí el nombre de Cuervo y Sobrinos). En menos de cincuenta años, la combinación entre la calidad de los productos y el espíritu latino confieren a la marca una tal reputación y credibilidad que Cuervo y Sobrinos decide ampliar su producción. Se abrieron tres oficinas en otros tantos puntos neurálgicos europeos: Pforzheim en Alemania, ciudad que fue durante mucho tiempo el centro de la industria de joyas y relojes en Alemania; más tarde en Suiza, donde la compañía fundó su propia fábrica de relojes en La Chaux-de-Fonds, hoy todavía capital de la relojería suiza y cuna de Louis Joseph Chevrolet que fue un conductor de autos de carrera suizo-americano y cofundador de la compañía de autos “Chevrolet” a la que le dio nombre. Durante ese período Cuervo y Sobrinos distribuyó y comercializó tanto sus propias creaciones como marcas importantes del sector.
El que quería un reloj o una joya de calidad iba a Cuervo y Sobrinos.
CUERVO Y SOBRINOS ACTUAL, NO EN SU UBICACION ORIGINAL SINO EN LA HABANA VIEJA.
RELOJES EXCLUSIVOS DE CUERVO Y SOBRINOS.
CUERVO Y SOBRINOS EN SU UBICACION ORIGINAL DE LA CALLE SAN RAFAEL.
En poco tiempo la firma cubana se creó un espacio entre las marcas de relojería más prestigiosas del mundo. Con los años la relojería se amplió y luego fue trasladada, primero a la Calle Muralla y por fin al prestigioso espacio de la Calle San Rafael. Una aficionada clientela internacional, con miembros del mundo de la literatura, las ciencias, la política y el espectáculo, visitaba habitualmente la boutique durante sus viajes a La Habana: Hemingway, Neruda, Clark Gable, Churchill, Einstein y muchos otros personajes de la época eran clientes de la boutique Cuervo y Sobrinos. La firma subsiste principalmente en Miami.
El Cabaret Nacional, está justo donde comienza el actual bulevar, en la calle Prado y San Rafael, formando parte del antiguo Centro Gallego y el Gran Teatro de La Habana, sede del Ballet Nacional y frente al parque Central.
CABARET NACIONAL.
En la esquina de Galiano y San Rafael, estaba El Encanto, una de las tiendas por departamentos mas chic de La Habana. Fin de Siglo, La Epoca, Flogar y otros grandes almacenes eran otras atracciones. La juguetería Los Reyes Magos y tiendas de muebles añadían encanto a la zona. El Ten Cents, que la cadena estadounidense Woolworth había abierto en 1924, ofrecía mercancías importadas a módicos precios. Vendían todo lo que te puedas imaginar, cinco plantas con mostradores de vidrio y madera. Woolworth explicaba con orgullo en sus folletos la filosofía del comercio a gran escala, que les permitía bajar costos. “Nuestra orientación es beneficiosa para las clases populares, que pueden obtener artículos que antes les eran inaccesibles.” Esta cadena es ahora británica y no americana como nació bajo su fundador, con presencia en muchísimos países se ha venido a menos en los últimos años ante la competencia de colosos como Walmart, Target, Home Depot y Best Buy.
También era bien famosa la amplia cafetería del Ten Cents, con productos baratos, de mucha calidad y aceptación. Los Ten Cents existian en Galiano, Obispo, La Copa en Mirarmar, La Víbora y 23 y 10 en el Vedado, así como que recuerde en Matanzas, Cienfuegos, Santa Clara, Camaguey y Santiago de Cuba. Hoy no existen pero sin duda fue una cadena de tiendas muy exitosa.
EL TIA NENA.
Impresionante era en la zona, como dije anteriormente, la gran cantidad de tiendas por departamento, incluyendo una a la que concurría a menudo. Era la única en la que podía comprarme ropa de la entonces máxima calidad, la marca McGregor o camisas Arrow. Y lo hacía porque el dueño de donde trabajaba tenía crédito en esa tienda, llamada J.Vallés, donde yo podía comprar hasta 50 pesos de mercancía y adeudar hasta esa cantidad haciendo un pago mensual de 5 pesos, ese era el tope de mi crédito. Pero un pantalón McGregor sin pliegues, la última moda entonces costaba 6 pesos y una camisa de igual marca de mangas largas me costaba 4.50, así que me quedaba crédito pero no podía darme el lujo de gastar más por las obligaciones que tenía.
Ese día antes de ir a J.Vallés me había dado otro gusto: comprarme un cinto de piel legítima de cocodrilo en una de las entonces numerosas tiendas de productos de piel que anunciaban "Alligator Goods" como reconocimiento de la calidad de los productos que ofrecían.
"TRABAJADORAS" DEL TIA NENA.
Hice mi compra en la tienda, así que salí de J.Vallés sobre las cinco y media de la tarde de un sábado, donde había terminado temprano un trabajo de organización de bibliotecas y me dirigí hacia la calle Galiano a tomar la guagua. En ese entonces San Rafael, pese a ser una calle muy concurrida, no tenía la condición actual de bulevar, y el tráfico era intenso.
Vi algo raro al pasar cerca de Fin de Siglo, una tienda importante, pero seguí mi rumbo. Al llegar a los portales de la tienda apareció de pronto una perseguidora o carro policial, se bajaron unos policías y le echaron el guante a cuanta gente joven había por allí, incluyéndome a mí; a todos les quitaron las pertenencias, las echaron dentro de la perseguidora y nos pusieron contra la pared, amenazándonos con pistolas. Demás esta decir que todos temblábamos pues sabíamos que todos los jóvenes eran considerados sospechosos de ser revolucionarios.
GALIANO Y SAN RAFAEL, AL FONDO EL TEN CENTS.
Pero algo ocurrió, sonó un disparo y todos los policías comenzaron a correr hacia la tienda Flogar, por lo que rápidamente corrimos calle abajo hacia la primera transversal, la calle San José (también llamada San Martí) y ahí crucé la calle y enfilé alejándome hacia un barrio de dudosa reputación, a una cuadra del famoso Teatro Shanghai y de pronto ví unas lucecitas de neón que anunciaban "Tía Nena".
Tía Nena fue mi salvación y la de otros dos que entramos allí. Solo después de las 11 de la noche, con temblores en las piernas y no porque habíamos salido de un burdel famoso sino por miedo, salimos a la calle. Tomé un taxi, creo que por primera vez para mi uso personal y respiré aliviado cuando llegué a mi casa. Creo que nunca he pasado un susto similar. Pero faltaba poco para que no tuviera temor de salir a la calle.
Perdí mi ropa McGregor, pero esa se podía recuperar. El terror sufrido te impacta y te dura toda la vida.
ANUNCIO DE CAMISAS MCGREGOR.
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